Ana Miralles y Emilio Ruiz: "Nos ha sorprendido la calidad humana y personal de Ava Gardner"
- Ambos indagan en la personalidad de la actriz en el cómic Ava, uno de los mejores de este 2024
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En 1954 Ava Gardner (1922-1990) acababa de estrenar una de sus películas más famosas: La condesa descalza (Joseph L. Mankiewicz)y realizó un viaje promocional a Río de Janeiro que fue de lo más accidentado. Un hecho que sirve al guionista Emilio Ruiz (Santander, 1960) y a la dibujante Ana Miralles (Madrid. 1959) para indagar en la personalidad de una de las mayores estrellas de cine de todos los tiempos, y de las que más luchó por tener la misma libertad que los hombres, en Ava (Astiberri), sin ninguna duda, uno de los grandes cómics de este 2024.
Pero… ¿Por qué Ava Gardner? “La historia nació un poco por casualidad -nos cuenta Emilio-. Ana estaba finiquitando la serie Djinn, con guion de Jean Dufaux, y buscábamos un tema diferente para hacer juntos. Por aquel entonces, en 2016, acababa de leer el libro de Marcos Ordoñez (Beberse la vida: Ava Gardner en España). Poco después se editó el libro póstumo de Peter Evans, The secrets Conversations, y ya mordimos el anzuelo. Nos pareció un tema apasionante que nos encantaba: Ava Gardner, el cine clásico, los años 50... El colmo fue que Ava tenía por contrato no salir en televisión por lo que había poquísimas imágenes suyas fuera de las películas”.
“Le lancé el reto a Ana para ver si éramos capaces de dar vida al personaje –añade Emilio-. Lo aceptó y comenzamos a trabajar. Me puse a leer y pronto descarté hacer un relato general de su vida. En cambio, descubrí el episodio de Río, 48 horas que pasó en Brasil, una vivencia muy desagradable para ella que quería olvidar. Me acordé entonces de lo que decía el gran fotógrafo Robert Doisneau en una entrevista: "cuando vas por la calle y la policía te dice 'no se detenga, aquí no hay nada que ver', es el momento de pararse y mirar". Así lo hice”.
“Ava se vio, de golpe y porrazo, en una película de zombis”
La historia transcurre durante ese viaje promocional en río de Janeiro, Brasil, un país apasionado por el cine, pero que vive un momento caótico. “Ava era considerada un ser sobrenatural de una belleza incompresible a la que todo el mundo deseaba observar de cerca –asegura Emilio-. Ava desembarcó en un país convulso. El presidente Getulio Vargas, acosado por las acusaciones de haber instigado un atentado a tiros contra un militar y un periodista, se suicidó dos semanas antes de su llegada de un disparo en el corazón dejando un emotivo testamento que tenía por objeto movilizar a sus simpatizantes. El país estaba de luto, convencido de que su presidente era un mártir que se sacrificó por el bien de todos los brasileños”.
“Ava -continúa el guionista-, se encontró, además, con unas 700 personas a pie de pista deseosas de verla bajar del avión sin apenas policía para controlar a la multitud. Una turba apasionada y enloquecida por el mito. Se vio, de golpe y porrazo, inserta en una película de zombis”.
Esa breve estancia en Brasil sirve a los autores para realizar una semblanza de Ava que incluye su infancia, sus sentimientos, sus gustos, sus miedos... “Si –nos comenta Ana-, como decía Emilio, este episodio, que nombra muy de pasada en su autobiografía, nos resultó interesante porque la vemos vulnerable, muy humana, arrollada por los acontecimientos. Era una ocasión idónea para profundizar en la mujer, con sus contradicciones y manías, para verla reaccionar en situaciones críticas. Para eso hemos tenido que conocer sus orígenes, las anécdotas, su vida al completo. Lo que cuentan de ella los actores y directores con quienes trabajó, sus amigos...”.
“Hemos querido centrarnos en la intimidad de Ava”
Lo más interesante del cómic es cuando nos muestra a la auténtica Ava Gardner en su habitación del hotel, alejada de los focos, los fans y su propia leyenda. “Hemos querido centrarnos en la intimidad de Ava –asegura Ana-. En realidad, inventar, exagerar o retorcer su vida hasta el absurdo produjo grandes beneficios económicos. Fue una presa jugosa para la prensa amarilla. De hecho, el fenómeno Paparazzi nació con ella. Un joven Fellini fue testigo de cómo perseguían sin piedad a Ava y Tony Franciosa en Roma, mientras vivían un idilio en el rodaje de La maja desnuda (1959). Su imagen pública está totalmente contaminada por la leyenda que crearon en su tiempo gente cínica y sin escrúpulos. No nos interesa”.
“El acercamiento que hemos retratado es totalmente subjetivo –añade la dibujante-. Hemos leído lo que decían de ella sus amigos, cómo fueron sus relaciones familiares, qué le interesaba... Yo he estudiado el inmenso archivo fotográfico que existe y he visto sus películas estudiando su gestualidad para hacerme una idea de cómo podría ser ella. Creo que no me equivoco si digo que le encantaban los animales, los bebés, el deporte, que tenía sentido del humor. No era racista a pesar de que vivía en una sociedad asquerosa con ese tema y que tenía un pensamiento abierto socialmente. Eso se puede comprobar en cómo abordó las relaciones sexuales propias y ajenas, con total libertad en una época muy puritana. Era capaz, ante la prohibición por contrato de los estudios de tener relaciones extramaritales o incluso casarse, de irse a vivir con quien le diera la gana”.
“Hemos abordado el mito para poder hablar de la mujer que está detrás de él –continúa Ana-. Queríamos aportar una visión diferente al relato oficial que es el que ha prevalecido y podemos ver en la mayoría de documentales que hablan de su vida: casi todos hacen hincapié en su tormentosa relación con Sinatra, sus numerosos amantes, su alcoholismo y su soledad. Y hacen hincapié para señalarla y juzgarla negativamente por haberse atrevido a llevar una vida parecida a la de los hombres que amó. Sinatra no durmió solo una sola noche de su vida, sus amantes son incontables, ¿a alguien le parece mal? Parece que no. Sinatra bebía como un camello, pero eso era "cool" y divertido, sin embargo, en Ava era penoso. A Sinatra su separación para casarse con Ava le costó casi su carrera, aunque luego resurgió con más fuerza. Sin embargo, Ava arrastró toda su vida el sambenito de destrozahogares”.
“En nuestra historia queríamos ver a Ava moverse sola, hablar con su propia voz, sin tener a un hombre haciéndole sombra –nos comenta la dibujante-. Realmente se va a vivir a España para dar un golpe de timón a su vida. En su imaginación, debió ser un escape a un país idealizado en el que nadie la iba a perseguir ni molestar. Además, estaba enamorada de Dominguín, un verdadero profeta en su tierra, un hombre autónomo, caballeroso y gentil, que sabía manejarse entre multitudes sin ningún estrés. Allí podría deambular con libertad y entre la gente común sería querida y respetada. El exotismo de España, que era ciertamente atraso, puede que le recordara a sus paisajes de la infancia. La cautivó desde el primer momento”.
“Su estancia en España nos pareció una época un poco triste”
En el cómic, Ava Gardner recuerda con emoción ese romance con Luis Miguel Dominguín. Por eso preguntamos a Emilio por qué decidieron no contar la época de la actriz en España. “Ava fue una especie de embajadora de nuestra cultura en los años de la autarquía, antes de la visita de Eisenhower, como lo fueron anteriormente Ernest Hemingway y con posterioridad Orson Wells. Quedó hechizada cuando vino a Tossa de Mar a hacer Pandora y el holandés errante y fue como un virus que la infectó. Le chiflaba la cultura popular española, la forma de vivir, su gastronomía, cómo se divertía la gente, los horarios, los toros, las noches sin fin...”
“Por contra –añade el guionista-, nos pareció una época, si bien nutrida de anécdotas, un poco triste. Como dice Mareane Jordan, su dama de compañía, en sus memorias, a Ava, a base de halagos la convirtieron en una especie de gran señora, algo que no encajaba demasiado con su carácter. Luego están sus interminables noches de flamenco, juergas y alcohol que la llevaron a un estado lamentable que no nos apetecía recapitular”.
Sus relaciones con Frank Sinatra y Howard Hughes
Cuando llegó a Brasil, Ava estaba recién separada de Frank Sinatra y no vivía uno de los mejores momentos de su vida, como nos explica Ana Miralles: “Frank y ella se habían separado varias veces y parece que ésta era la definitiva. Llegó un momento en que Ava no podía más, necesitaba aire. Ella dice en sus memorias que tenían un carácter demasiado parecido, explosivo, que mezclado con alcohol ya sabemos lo que pasa... es como la nitroglicerina, mejor no agitar”.
“Aun así, siempre mantuvieron una relación cordial y él la ayudó en momentos bajos –continúa la dibujante-. En los primeros años de su matrimonio fue ella, en la cumbre de su carrera, quien lo sostuvo económicamente porque él perdió la voz y dejó de trabajar. Frank consiguió el papel que le dio el Oscar en De aquí a la eternidad gracias a que Ava le dijo a su amiga Joan Perry, la mujer de Harry Cohn, el jefe de los estudios Columbia, que tenía que conseguir que le hicieran un casting al cabronazo de su marido porque la estaba volviendo loca. Parece que su amiga insistió porque se lo hicieron y acabo siendo el soldado Maggio, el papel con el que él tanto soñaba. Por cierto, Sinatra, en la entrega de los premios, no tuvo para Ava ni una palabra de agradecimiento”.
Además, en esa época, Ava tuvo recibió varias propuestas de matrimonio del magnate Howard Hughes, que estaba obsesionado con ella. “Howard Hughes tuvo relación con todas las actrices de Hollywood –nos comenta Ana-. Era el hombre más rico del momento, muy poderoso y también un tipo raro con trastornos psiquiátricos. Ava habla de él con desapego, nunca lo amó. Él la persiguió durante años y ella se dejaba complacer con viajes, joyas y favores”.
“Tanto Sinatra como Hughes representan ese machismo universal que atravesaba toda la sociedad –añade la dibujante-. Era la voz dominante y asumida por hombres y mujeres. Ava, sin manifestarse como feminista, ni mucho menos, intentó hacer la misma vida que un hombre y fue duramente castigada por ello”.
Una mujer adelantada a su tiempo
Otra cosa que demuestra que Ava Gardner era una mujer adelantada a su época era que, como podemos ver en el cómic, tenía un agente homosexual y una asistente afroamericana, lo que también le valió algunas críticas. “Ava creció en los campos de tabaco de Carolina del norte, en una familia de aparceros, entre población negra –nos descubre Ana-. Tenía un talante claramente liberal en lo social. No se la puede considerar una feminista en el sentido actual porque no lo era. Se llevaba bien con sus compañeras y tenía un sentido claro de solidaridad de género”.
“Lo mismo se puede decir sobre la homosexualidad –añade la dibujante-. Ella vivía libremente y gustaba relacionarse con iguales, más allá de las preferencias sexuales, aunque dudo que tuviera tanta cercanía con David Hanna. Es algo que convenía a nuestra historia. En cambio, parece constatado que tenía toda la confianza de su ayudante, René (Mareane Jordan)”.
“Seguramente se vería sorprendida agradablemente de ver a los niveles de libertad a los que se ha llegado actualmente. Lo cierto es que no se dejó atar por los estúpidos contratos de moralidad de los estudios de cine que regían su tiempo”, concluye la artista.
No la dejaban demostrar sus dotes como actriz
En el cómic también nos encontramos a una Ava desencantada a la que no dejaban demostrar que podía ser una buena actriz. “Sin duda -nos comenta Emilio-. Hay que tener en cuenta que desde que llegó a los estudios de la MGM, en Culver, en 1941, hasta que consiguió el papel de Kitty Collins en la película The Killers, la cual la proyectó a la fama, pasaron unos 5 años. Un tiempo en que asistió a lo que se llamaba la "Universidad de la Metro", donde todo el afán era moldear a las actrices para que fueran todas parecidas”.
“En el caso de Ava, se complicó bastante la tarea por su fuerte acento sureño –continúa el guionista-. Tuvo que aprender a hablar en susurros. Tampoco se dejó nunca depilar las cejas, algo inaudito para cualquier actriz de la época. Se dedicó ese tiempo a hacer de figurante en varias películas hasta que la cámara se detuvo en ella en una especie de casting que hacen unos nazis en la tarima de una escuela en la película Hitler's Madman. Luego hizo algún film menor de personaje secundario hasta que protagonizó con George Raft Whistle Stop. Fue allí donde los guionistas del film The Killers, Anthony Viertel y John Huston, se quedaron fascinados por la audacia de Ava besando a su partenaire, con la boca semiabierta, algo a todas luces atrevido en un cine bajo una fuerte censura, el llamado código Heys”.
Pero, en su vida personal, Ava tenía problemas, como nos explica Emilio: Era una persona con una autoestima muy baja, así lo testifica, por ejemplo, el director George Cukor cuando trabajó con Ava en Bhowani Junction (1956). Sentía lástima por ella. Pero todo eso viene de mucho antes. Su segundo marido, el clarinetista y compositor Artie Shaw, la torturaba con sus comentarios crueles sobre sus capacidades intelectuales. Incluso llegó a ir a un psiquiatra para ver si era cierto lo que le decía”.
Separando la realidad de la leyenda
El cómic también destaca por su excelente documentación. Preguntamos a Emilio si ha sido complicado separar la realidad de la leyenda: “Si tuviera que calificarlo diría que ha sido muy divertido. La vida de Ava es apasionante, intensa y algunas veces amarga, sobre todo al final de su vida”.
“Todo empezó -añade el guionista-, como dije antes, con el libro de Peter Evans que no se llegó a publicar en su momento por el veto de Sinatra, de quien Ava dependía económicamente en sus últimos días (Sinatra le consideraba el causante de que se le vinculara con el personaje de Jonny Fontana en El padrino). Es una lectura apasionante porque gran parte de ella son transcripciones en las que habla con voz propia, sin censura. Luego cabe destacar el excelente libro de David Hanna, que escribió en 1960, cuando dejó de trabajar con ella, Ava, Portrait of a Star, de donde se han documentado todos su biógrafos. Ava no le volvió a dirigir la palabra después de aquello. Se consideró traicionada por él”.
“También destacaría las memorias de Mareane Jordan, Mi vida con Miss G, y otros muchos libros que dibujan muy bien su personalidad, como son los de Lee Server (Love is Nothing) o el de John Joseph Brady (Frank & Ava, in War and Love). He leído, pero no he prestado la misma atención a su autobiografía, Ava Gardner, con su propia voz, dado que es normal que pase por alto o embellezca pasajes de su vida”.
“La guinda del pastel –añade el guionista-, y que me ha ayudado a recrear a los personajes reales de la historia, los secundarios, fue la visita a una hemeroteca virtual, donde pude reconstruir su estancia en los relatos contradictorios de los periódicos y revistas del momento en aquellas convulsas 48 horas”.
“En definitiva, hemos querido dar una versión de los hechos, la de los tres protagonistas, distantes en el tiempo, aun así, coincidentes. Luego hay detalles que hemos decidido cambiar adrede, como la película en cartelera del cine que está en nuestra primera página de la historia. La realidad es que era Los caballeros de la mesa redonda que protagonizó con Robert Taylor. La película de La condesa descalza no se estrenaría hasta diciembre de ese año, tres meses más tarde, algo un poco confuso para el lector. El mundo iba más lento y las luces en las calles eran más tenues”, concluye Emilio.
Dibujando a una de las mujeres más bellas de la historia
En su momento, el estudio bautizó a Ava como “el animal más bello del mundo”, lo que hoy sería totalmente inaceptable. Pero no cabe duda de que Ava ha sido una de las mujeres más bellas de la historia, por lo que preguntamos a Ana Miralles (una de las mejores dibujantes de la historia) si ha sido complicado trasladar esa belleza de Ava a las viñetas: “Era todo un reto atreverse a dar vida a un icono mundial. Todo el mundo que la conoció dice que era más bella en persona que bajo las cámaras, así que el atractivo tenía que ser un todo, no sólo un bonito rostro. Jack Cardiff, el conocido director de fotografía, se enamoró perdidamente de Ava en Pandora y el Holandés errante”.
“He realizado muchos dibujos preparatorios intentando captar su belleza -nos confiesa la artista-, pero es bastante complejo. No se trata tan solo de plasmar sus proporciones, sus ojos, nariz, óvalo..., por muy fotográfico que sea el retrato siempre se queda muy por debajo de la sensación que ella me trasmite cuando la veo en movimiento”.
“Por lo tanto –añade-, después de estudiarla y aprenderme su físico, decidí prescindir de las fotos y recrearla, porque lo que más me interesaba era la expresividad de cada situación. Quería que actuara con naturalidad y era imposible encontrar una foto adecuada para cada viñeta que quería hacer. Además, no quería que este álbum fuera un pastiche de fotos y poses. Para la época, he elegido los primeros años 50, aunque el culmen de su belleza lo veo más a finales de la década anterior”.
En cuanto a lo que han descubierto sobre Ava Gardner al hacer el cómic, Ana nos comenta: “Yo en realidad no sabía demasiado de ella. Lo de todo el mundo, sobre todo las anécdotas de su estancia en España. Estudiarla nos ha proporcionado un retrato caleidoscópico de su personalidad. Nunca sabremos cómo era en realidad, pero me gustó bastante la biografía de su dama de compañía, Mareane Jordan, Mi vida con Miss G, porque es como estar con ella día a día”.
A Emilio le ha sorprendido: “Su calidad humana y personal. No me imaginaba que fuera una persona tan interesante, con una esencia tan genuina. Nunca se las dio de nada, algo que sorprende para haber sido tildada en su tiempo como "La Afrodita de la era atómica", o "El animal más bello del mundo". Con una centésima parte de eso, cualquiera se hubiera trastornado. Ella permaneció serena, con "una sublime indiferencia" a la que se refería su agente David Hanna. De hecho, es como queríamos titular el cómic en un principio, pero ya se sabe, el marketing y la creación toman muchas veces caminos opuestos”.
Sin duda uno de los mejores cómics de este 2024, que nos descubre a la auténtica Ava Gardner.