'La chica de Serie B', un homenaje a la creadora de la Criatura de la Laguna Negra
- Sergio Mora reivindica a la creadora de efectos especiales Milicent Trent, en su nuevo y sorprendente cómic
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La criatura de la Laguna Negra (La mujer y el monstruo, Jack Arnold, 1954), es uno de los “monstruos” más famosos de la Universal. Su creadora fue la diseñadora de efectos especiales Milicent Trent (1915-1998), pero su celoso jefe se quedó con el mérito e incluso hizo que la despidieran. No fue hasta 2019, diez años después de la muerte de Milicent, cuando una investigación demostró que ella diseñó a la criatura.
Ahora, Sergio Mora (Madrid, 1979) hace un homenaje a Milicent en su nuevo y sorprendente cómic: La rocambolesca historia de la película La Chica de Serie B (Autsaider Cómics), en el que entrecruza dos tramas, el rodaje de una película sobre Milicent y las surrealistas aventuras de su director, Simón Sagal.
“Quería reivindicar a Milicent –nos comenta Sergio-, que fue una ilustradora, animadora, maquilladora… hizo de todo dentro del cine de Hollywood de serie B de los años 50. Y que fue la creadora de la Criatura de la Laguna Negra, aunque no se la reconoció hasta años después de su muerte. Descubrí su historia en internet y me obsesionó, hasta que vi por donde podía ir la historia para hacer un cómic”.
“Así creé la historia de este director, Simón Sagal, que es la excusa para rescatar la apasionante historia de Milicent –añade Sergio-.
Un cóctel de referencias pop, musicales, cinéfilas…
El cómic es un divertidísimo y apasionante cóctel de referencias pop, musicales, cinéfilas, televisivas, redes sociales… “Es una obra multi-referencial –confiesa el autor-. Lo que me da un poco de miedo, porque con el libro de Chiquito de la Calzada, que fue el anterior, a la hora de editar el texto para hacer la versión final quitamos muchas cosas”.
“Pero en este caso –añade-, cuando se lo pasé al editor le dije: “échale un vistazo, porque llevo tantos años metido aquí que no sé cómo se verá esta locura desde fuera. Pero el editor, en vez de quitar cosas, me animaba a seguir metiendo contenido y a hacerlo aún más enrevesado. Yo creo que al final es como perderle el miedo y reconocer que, donde me manejo mejor es en este terreno del disparate y el delirio. Por eso, en este cómic hemos dejado aflorar toda esa locura”.
Además, hay varios personajes que nos pueden recordar a gente real. ¿Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia? “Lo que he hecho mucho en el cómic y que es algo recurrente en mis trabajos, es trabajar con tópicos. Si te fijas, muchos de estos personajes, cuando aparecen, son tópicos. No voy a desgranarlos ahora, pero están basados primeramente en clichés y luego, cuando va la historia va evolucionando, de repente te encuentras como que se salen de ese cliché y se ponen en otros lugares. Pero me gusta mucho esa idea de trabajar con tópicos, con clichés, para llevarlos a otro lugar muy diferente”.
“Es un cómic muy difícil de definir”
En cuanto a cómo definiría este cómic, Sergio nos comenta: “La gracia de este tebeo es que es muy difícil de definir y de encapsular en algo. Yo le decía al editor: ¿Esto me lo van a colocar en la estantería de novela? ¿En la de cómic?” Y él me contestaba: “Que lo pongan en las dos y así vendemos más”.
“Es un experimento, una especie de híbrido de todo un poco, tanto a nivel narrativo como de edición. Es una especie de artefacto kitsch que se sale de los márgenes establecidos”, añade Sergio.
El concepto estético es muy parecido a aquella serie de Clásicos Juveniles de Bruguera que alternaban una página de cómic con dos o tres de texto. Aunque en este caso la relación suele ser de una a una. “Esos clásicos fueron una referencia que estaba casi en mi subconsciente –confiesa Sergio-. Porque de pequeñito leí muchos de esos clásicos, en esa colección de Bruguera, como Robinson Crusoe”.
“Son una referencia en cuanto a esa organización de imágenes y textos –añade-, pero también hay otra influencia fundamental en el tebeo, que son esas revistas de cómic americanas pulp de ciencia ficción de los años 50. Y también esas revistas dirigidas a chicas. Es una mezcla de esas tres cosas”.
“Y a la vez está presentado como una novela de las que ves en las librerías. Es un cóctel de muchas cosas”, concluye.
Visualmente irresistible
Desde su primer trabajo, los cómics de Sergio Mora son fácilmente identificables por esa mezcla de elementos pop, cultura popular, estética retro… “Me gusta mucho el efecto de las risografías –asegura el autor-, que son como una especie de fotocopiadoras antiguas y que ahora están muy de moda”.
“Y en el cómic –añade-, intentamos buscar ese efecto, pero con la impresión offset, lo que da esos resultados como de flúor. Queríamos crear un efecto como de novelucha barata. Es un riesgo porque nunca sabes lo que va a pasar con las tintas, hay mucho de lotería, porque no tienes un control total. Pero el resultado ha sido fantástico, estamos muy contentos de como ha quedado a nivel de color y de impresión”.
“Ata, el editor, es un maestro, no hay dos cómics iguales en su catálogo y cada uno está tratado con mucho cariño. Creo que este libro solo lo podía sacar él porque es el único que se atreve con locuras como esta”, concluye Sergio Mora.