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Consecuencias de la DANA

Hortensia Maeso: "El taller está inservible, arrancó con todo"

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Sus creaciones, que solían brillar con su característico blanco, ahora aparecen sumidas en el lodo
Sus creaciones, que solían brillar con su característico blanco, ahora aparecen sumidas en el lodo HORTENSIA MAESO

Nos desplazamos al Polígono Industrial Alqueria de Moret en Picanya, una de las localidades más afectadas por el paso de la DANA. En este desolador panorama se encuentra el taller de Hortensia Maeso, una talentosa modista especializada en trajes de comunión. Fundadora de Les enfants de l’eden by Hortensia Maeso en 2013, su pasión por la moda y su deseo de crear sonrisas en los momentos más especiales de la vida la llevaron a explorar diversas líneas de negocio, desde ceremonias para bebés hasta vestidos para invitadas y novias. Con el tiempo, comprendió que la esencia de su trabajo radicaba en unificar todas esas líneas bajo una única firma que lleva su nombre, un reflejo de su dedicación y creatividad.

Sin embargo, el taller, que una vez fue testigo de sus ilusiones y de sus primeros diseños, ha sido devastado tras la tormenta. Hortensia es una de las muchas personas afectadas por la DANA, y sus creaciones, que solían brillar con su característico blanco, ahora aparecen sumidas en el lodo, simbolizando la destrucción causada por el desastre natural.

“Hubiéramos sido los primeros arrastrados”

A pesar de los significativos daños materiales sufridos y de las adversidades que enfrenta Hortensia al tener que reiniciar su negocio, afortunadamente, tanto ella como su equipo de 17 personas se encuentran a salvo, gracias a la jornada intensiva de trabajo que les permitió salir a las 3 de la tarde.

Los efectos de la DANA en el taller de Hortensia Maeso

Los efectos de la DANA en el taller de Hortensia Maeso

Esta decisión, aparentemente sencilla, fue crucial, ya que les dio la oportunidad de regresar a sus casas y evitar una tragedia mayor, por el hecho de que no esperaban que lloviera con tanta intensidad: “Hubiéramos sido los primeros arrastrados porque tenemos el río delante”, comparte.

A pesar de haber salvado lo más preciado, que es su vida y la de sus trabajadores, Hortensia reconoce que las pérdidas sufridas podrían haberse mitigado significativamente si las autoridades competentes hubieran emitido alertas sobre la situación a tiempo. “Hubiéramos levantado las cosas, las habríamos subido hasta el altillo; hubiéramos hecho algo para que no se inundara toda la nave, la parte de abajo. Hubiéramos levantado lo más necesario, como los ordenadores que hemos perdido, hasta los servidores”

No tengo palabras para describirlo porque fue como un estado de shock”

Después de las intensas lluvias que sacudieron la tarde del martes y la madrugada del miércoles, las cuales provocaron la crecida del río y el desbordamiento del barranco del Poyo en Picanya, era momento de dirigirse a su taller para evaluar los daños.

Al llegar, se enfrentó a los efectos devastadores de la Dana, y nos relata que no encuentra las palabras que pudieran expresar la magnitud de la situación. Era como si se encontrara en un “estado de shock”. En ese momento, nos confiesa que experimentó una mezcla de vacío y sentimientos encontrados, llenos de impotencia y rabia. Pero en medio de esa tormenta emocional, una idea resonaba en su mente: “No caigas, no caigas”.

Hortensia Maeso limpiando el taller

Hortensia Maeso limpiando el taller

Hortensia sabía que debía transmitir un mensaje a su equipo.  Ella quería que supieran que, a pesar de la adversidad, contaban con un “líder” y que “iban a salir adelante”. Los animó a no asustarse y a mantener la fe “en que lucharíamos con todas nuestras fuerzas”.

¿Cuál es el estado actual de su taller?

Tras el duro golpe de haber perdido casi todo, Hortensia se armó de valor y decidió motivar a su equipo centrándose en un propósito común. Con determinación, se pusieron a limpiar el taller, acompañándose de música para elevar un poco el ánimo y brindar un respiro en medio de la devastación.

Sin embargo, como dice el refrán, "Dios aprieta, pero no ahoga". Dentro de toda esa adversidad, Hortensia confirmó que los trajes de comunión ya habían sido entregados a sus clientes. En su firma, el proceso comienza con los pedidos iniciales, seguido de un trabajo en repetición, lo que significa que cada cliente ya había recibido su muestrario, un aspecto que les permitió mantener parte de su negocio.

Todos los enseceres están inservibles

Todos los enseceres están inservibles

No obstante, las pérdidas también fueron significativas: algunos de sus diseños se estropearon, así como toda la materia prima que tenían a su disposición. Además, las máquinas de coser, los sistemas informáticos y los plotters, entre muchos otros enseres, quedaron dañados.

Frente a nosotros se presenta un arduo camino por recorrer, tras más de una semana de intenso trabajo. "El taller está inservible, arrancó con todo", revela Hortensia, quien describe, emocionada, el estado actual de su espacio laboral. "Los documentos están mojados; los tenemos aquí en carpetas abiertas, tratando de ver cómo podemos secarlos".

En el momento de nuestra conversación, la diseñadora nos comparte que ella y su equipo se encuentran sin acceso al agua potable: "tan solo contamos con garrafas de tres depósitos para beber", dice mientras se esfuerzan en limpiar y rescatar algunos de sus utensilios. "Estamos enjuagando las bolsitas de botones para ver cuáles podemos salvar, y las etiquetas, a ver si con lejía podemos recuperar alguna", expresa con determinación.

Más de 200.000 euros en pérdidas

La diseñadora ha revelado que las pérdidas materiales han superado la alarmante cifra de 200.000 euros. Sin embargo, es fundamental destacar que esta cantidad no refleja el impacto económico que conlleva tener un negocio paralizado, que deja de producir y de generar ingresos de manera sostenible. Lamentablemente, su póliza de seguros resulta insuficiente para cubrir todos los daños ocasionados.

"Tengo que luchar, trabajar y volver a empezar a generar mis propios recursos"

En sus propias palabras, expresa su incertidumbre: "Hemos presentado la reclamación a nuestro seguro y realizado el correspondiente trámite notarial en el Consorcio, pero no tengo muchas esperanzas. Hay tantísima gente afectada y me preocupa que decidan hacer recortes, a pesar de que todos sabemos que, en realidad, hemos perdido mucho más de lo que está asegurado. Sin embargo, no puedo permitirme contar con esas ayudas por no desesperarme. Tengo que luchar, trabajar y volver a empezar a generar mis propios recursos."

Un desgarrador testimonio que refleja no solo el impacto material de la situación, sino también la resiliencia y determinación de una emprendedora que se niega a rendirse ante la adversidad y un inquebrantable deseo de reconstruir lo que ha perdido.

La solidaridad de la gente, su aliciente para continuar

En medio de la oscuridad, donde las sombras parecían adueñarse de la esperanza, se vislumbra un rayo de luz que irradia una promesa renovada: la posibilidad de dar salida al stock rescatado. “Menos mal que el almacén lo tenemos en el altillo”, piensa Hortensia, aliviada al saber que el material se había salvado. Esa resiliencia se traduce en pequeños, pero significativos pedidos que van tomando forma, gracias a la colaboración de la empresa TIPSA: “Esta señora nos está ayudando a sacar una con un vehículo particular, algún pedido que otro que le quepa en el coche”, expresa agradecida.

Voluntarios en el taller de Hortensia

Voluntarios en el taller de Hortensia

Sin embargo, lo que realmente ha marcado a Hortensia en esta adversidad es la profunda solidaridad que ha emergido en su comunidad. “A nivel emocional, con toda la solidaridad que está habiendo, es increíble”, confiesa. Este desafío se ha convertido en una lección de vida que la empodera; cada mensaje en su teléfono, cada WhatsApp y cada oferta de ayuda que llega a través de las redes sociales son un testimonio del poder humano en tiempos difíciles. “Aunque mi empresa esté completamente inutilizada, estoy recibiendo llamadas de personas que ofrecen máquinas de coser que tienen en sus casas. Es asombroso, nada más por eso, ya me siento como una luchadora y guerrera dispuesta a salir adelante”. Con la determinación como estandarte, Hortensia afirma: “No le puedo fallar a toda esta gente que me está ayudando”.