Trump, Ucrania y la OTAN: el equilibrio de la seguridad europea y el futuro de Kiev, en vilo
- Desde la salida de Trump de la Casa Blanca, la OTAN ha vivido una ampliación y la crisis de la invasión rusa
- La nueva administración puede tambalear la entrada de Ucrania en la Alianza y el compromiso de EE.UU. con Europa
La reelección de Trump ha supuesto un giro de guion para la política de Estados Unidos con respecto a la OTAN y Ucrania. De hecho, tras conocerse su victoria, el mandatario ucraniano, Volodímir Zelenski, no perdió tiempo para felicitarlo por un resultado que calificó de "impresionante".
"El enfoque de Trump de paz a través de la fuerza (…) puede acercar a una paz justa en Ucrania", escribió en sus redes sociales. Un recordatorio de la reunión que mantuvo con el entonces candidato republicano durante su visita a Estados Unidos en septiembre y, al mismo tiempo, una reivindicación de su hipotética entrada en la OTAN.
Una nueva administración Trump ha creado expectación entre los miembros de la OTAN. Muchos aún recuerdan cómo en su anterior mandato amenazó en varias ocasiones con abandonar la Alianza si los países no incrementaban su presupuesto militar.
"La OTAN está en mejor forma ahora que cuando Trump estaba en el cargo", declara a RTVE.es el ex subsecretario General Adjunto para Desafíos de Seguridad Emergentes de la OTAN, Jamie Shea. "Veintitrés países están gastando el 2% en defensa, la Alianza ha realizado muchos ejercicios militares para recuperar su capacidad de combate; en Europa se habla de producción industrial, reservas, y mejorar la defensa aérea... Hay demasiadas iniciativas para recordarlas todas", recalca.
El debate, según Shea, está en "cuán convincente le parecerá todo esto a Trump".
Para el investigador principal en el Instituto Finlandés de Asuntos Internacionales y exfuncionario de la OTAN, Edward Hunter Christie, el republicano aún tiene razones para quejarse fácilmente. "Por un lado, aún hay varios miembros que todavía no han cumplido con el compromiso del 2% y, por otro, podría proponer un nuevo objetivo [ya ocurrió en 2018 al exigir un 4%]".
Aunque de momento es precipitado asegurar que Estados Unidos abandonará la organización bajo el mandato del republicano, el titular de la cátedra de Asuntos Internacionales en la Escuela Norman Paterson, Stephen Saideman, se hace la siguiente pregunta "¿Sobrevivirá la OTAN cuatro años más con Trump? Lo hizo la última vez, pero no estoy seguro de que lo logre nuevamente".
Una nueva OTAN ante un renovado Trump
Desde la salida de Trump de la Casa Blanca a su victoria en las elecciones han transcurrido cuatro años. Entre medias, se han vivido eventos sin precedentes en Europa. El más evidente, la guerra entre Rusia y Ucrania.
En el continente hay actualmente más de 100.000 efectivos estadounidenses, cifra que el presidente Joe Biden aumentó en más de 20.000 en junio de 2022 como respuesta a la invasión. El número es equivalente a los soldados que posee España, según el Global Firepower.
"El Proyecto 2025 [programa político creado por la ultraconservadora Fundación Heritage, adscrita indirectamente a Trump] sugiere la retirada de estas fuerzas terrestres estadounidenses de Europa, lo que dejaría a los europeos solos", advierte Saideman.
Pero Estados Unidos también posee escuadras de aire y navales diseminadas a lo largo del continente y, por supuesto, seis bases aéreas con armamento nuclear.
Además, en comparación con su primer mandato, hoy existen en la OTAN varias diferencias significativas. Una es la ampliación del flanco báltico con Finlandia y Suecia, y cómo los países fronterizos con Rusia han aumentado drásticamente el gasto en defensa, sobre todo Polonia, cuyo presupuesto ha superado el 4% del PIB.
También está la novedad de un nuevo secretario general. El sucesor de Jens Stoltenberg, Mark Rutte, tiene la misión de apaciguar a un Trump que conoce y con el que trabajó durante su período como primer ministro de Países Bajos.
"Su estrategia debe ser la de involucrar a Trump; hacer visitas frecuentes a Washington y encontrar personas en la administración con las que se pueda trabajar", expone Shea. "Además, debe desarrollar una piel gruesa, porque Trump es incómodo, y no debe reaccionar de forma exagerada a lo que dice", agrega.
El "momento europeo" en la administración Trump
Cabe preguntarse qué percepción tendrá Trump, y sus futuros asesores, en cuanto a la seguridad en Europa y sus amenazas.
"Algo que la gente está subestimando es que el artículo 5 del tratado de la OTAN no es automático; requiere consenso", explica Saideman. "Para que la Alianza responda a un ataque contra un país miembro, deben llegar a un acuerdo de que este ha ocurrido, por lo que solo se necesita un país que lo bloquee, y si encima es el más poderoso, la OTAN como organización no puede actuar", incide.
“Trump no cree en la OTAN, ni en ningún esfuerzo cooperativo que no haya firmado, porque asume que cualquier acuerdo previo a él perjudica a Estados Unidos“
"De hecho, hay una segunda parte de dicho artículo que permite que, incluso si se alcanza el consenso, los países opten por no participar, por lo que no habría nada que obligara a Estados Unidos a involucrarse en una misión de la OTAN", sostiene.
Para Trump, las contribuciones estadounidenses a la OTAN, comparadas con las de sus aliados europeos, sugieren que Estados Unidos está siendo "estafado". "Es una cuestión de actitud: Trump no cree en la OTAN, ni en ningún esfuerzo cooperativo que no haya firmado, porque asume que cualquier acuerdo previo a él perjudica a Estados Unidos", insiste Saideman.
En consecuencia, la visión de Trump se ha basado en que EE.UU. debería empezar a transferir las cargas dentro de la OTAN y adoptar un enfoque más desprendido y "extraterritorial" (offshore).
"La dependencia de Europa respecto a Estados Unidos no es inevitable, pero para reemplazarlo sería necesario que todos los países europeos aumenten considerablemente sus presupuestos de defensa", esgrime Christie. "Y lo más crucial: demostrar en público a través de declaraciones muy claras que nunca dudarán en ir a la guerra contra cualquier enemigo que ataque a una nación europea", establece.
Por otro lado, la idea de Trump de una "OTAN a dos niveles" en la que el apoyo se da o retira según qué país cumpla con los requisitos en el gasto de defensa, es poco plausible.
"Legalmente hablando, no hay una base para hacerlo, porque el tratado de la OTAN cubre a todos los aliados", reitera Shea. "La estructura de la OTAN está altamente integrada, con tropas en territorios de muchos aliados, incluyendo aquellos que no gastan el 2% de su PIB. Sin ir más lejos, Italia [en 2024 gastó el 1,49% de su PIB en defensa] alberga importantes bases como Aviano [capaz de desplegar armamento nuclear]; y Nápoles es el hogar de la Sexta Flota", añade.
Shea es firme en cuanto a las capacidades que puede brindar Europa a Trump: "Aún hay áreas en las que pueden trabajar en conjunto. ¿Quién va a reconstruir Gaza? No será Estados Unidos. También, si quiere ser duro con China, necesitará a los europeos". Así, "sus aliados deben buscar oportunidades donde puedan demostrar a Trump que son socios útiles", sostiene.
El elemento Ucrania
En cuanto al factor Ucrania, una rápida resolución del conflicto podría ser parte de los planes de Trump para la OTAN. Entre las condiciones, estaría un acuerdo por el cual la Alianza se comprometería a no expandirse más hacia el este. Esto hundiría la promesa de una futura membresía de Ucrania, algo con lo que, según recuerda Shea, ya "la administración de Biden no fue entusiasta".
"Lo importante para Ucrania es, primero, que Biden envíe todo el equipo que pueda antes del 20 de enero [día que Trump asume la Presidencia] y, segundo, que Trump mantenga el acuerdo bilateral de Estados Unidos con Ucrania", apunta.
“Es posible que Ucrania pueda continuar la lucha sin los estadounidenses. Ya subestimamos sus capacidades cuando fueron atacados, y sobreestimamos las capacidades rusas“
Entretanto, "el presidente Zelenski buscará atraer tanto a los republicanos tradicionales, que siguen el legado de Ronald Reagan, como a los sentimientos de orgullo personal y nacional de Donald Trump", argumenta Christie.
En cuanto a una hipotética retirada estadounidense del apoyo total a Ucrania, "es posible que Ucrania pueda continuar la lucha sin los estadounidenses, aunque será más difícil", admite Saideman.
"¿Probablemente perderán terreno? Sí. ¿Perderán la guerra? Eso no lo sabemos. Subestimamos sus capacidades hace dos años cuando fueron atacados, y sobreestimamos las capacidades rusas", incide.
Por último, está la presencia reciente de tropas de Corea del Norte en Kursk. Algo que ha cambiado el escenario del conflicto, y ha puesto de relieve la existencia de un vínculo entre el Indo-Pacífico y Europa.
Sin embargo, aún no está claro si será lo suficientemente persuasivo para Trump, cuya política es en gran medida instintiva y personalista. Saideman es tajante: "Tiene resentimiento hacia Zelenski, ya que su primer juicio político fue por amenazar con retener ayuda a Ucrania a menos que obtuviera información comprometedora sobre el hijo de Joe Biden. No creo que vaya a preocuparse por los norcoreanos; su odio va a prevalecer sobre cualquier otra cosa".