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Alemania, el motor de Europa que no carbura: "Es la dinámica de un país que duda de su modelo"

  • Berlín prevé que su economía entre en recesión por segundo año consecutivo
  • Los expertos consultados por RTVE.es concuerdan que se trata de una "crisis estructural"

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El motor enfermo de Europa: la economía alemana, en crisis
Vista de la cadena de montaje de una fábrica de automóviles en Múnich (Alemania) EFE/EPA/ANNA SZILAGYI

El motor del crecimiento europeo está perdiendo fuelle. La economía alemana no logra encarrilar su rumbo tras la pandemia y la crisis energética que impactó en toda Europa. Los altos costes de producción y la caída de las exportaciones siguen condicionando un país que entrará en recesión por segundo año consecutivo, según previsiones de su propio Ejecutivo —que ahora gobierna en minoría tras la salida de los socios del canciller Olaf Scholz—. Además, grandes empresas como Coca-Cola y Volkswagen han anunciado cierres de fábricas durante el último mes.

"Las condiciones económicas marco son cualquier cosa menos satisfactorias", indicaba el vicecanciller y ministro de Economía alemán, Robert Habeck, durante su presentación ante los medios de las proyecciones de otoño, que pronostican una contracción del PIB del 0,2% en 20. Esta es una situación anómala para Alemania, que encadenará así dos años consecutivos en recesión por primera vez desde 2002 y 2003.

Esta corrección a la baja sigue la estela de otras proyecciones, como la del Ifo Institute o las del Fondo Monetario Internacional. El FMI ha rebajado sus expectativas dos décimas para este año y ha avanzado que la economía alemana se estancará, pero no entrará en recesión. En cambio, el instituto de análisis económico alemán recortó su pronóstico cuatro décimas y registra una caída del 0,1%. 

"Se espera que la producción económica vuelva a disminuir en el tercer trimestre y aumente sólo ligeramente, si es que aumenta, a finales de año. En consecuencia, es probable que el PIB ajustado a los precios sea inferior en 2024 al del año anterior", explica a RTVE.es su especialista en proyecciones, Timo Wollmershäuser, que recuerda que la economía alemana lleva dos años prácticamente estancada.

Volkswagen planea cerrar fábricas en Alemania por primera vez en su historia

A principios de siglo, el país germano sufrió una crisis estructural y, según los expertos consultados por RTVE.es, la recesión que atraviesa actualmente el país germano justo se debe a "problemas estructurales que viene arrastrando la economía alemana desde hace mucho tiempo", en palabras de la profesora de la Universidad Carlos III, Isik Özel. "Es una dinámica de un país que duda de su modelo de crecimiento", añade el investigador principal del Real Instituto Elcano, Miguel Otero.

¿Cuál es el modelo alemán y qué lo está poniendo en riesgo?

El modelo alemán se basa en la colaboración público-privada, según el mismo Otero, en pequeñas y medianas empresas. De hecho, este tipo de compañías tienen un nombre en los países germanos: Mittelstand, pymes que se apoyan en trabajadores con una elevada formación técnica. "El modelo alemán es el de la economía social de mercado", resume el investigador del Real Instituto Elcano. 

Estas empresas han sido, y siguen siendo en muchos casos, líderes en diferentes elementos de la industria: farmacéutica, química, automóvil o maquinaria. La coordinación entre los actores sociales en estos sectores y la estabilidad política que ha caracterizado a Alemania en las últimas décadas situaron el país entre las grandes potencias exportadoras de productos industriales.

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La industria manufacturera tenía cierto control sobre los costes de producción y la política monetaria de la Unión Europea mantenía el euro relativamente débil frente al dólar. Estas dos circunstancias favorecieron el impulso de las exportaciones de un sector que supone el 27% del PIB alemán, como recuerda el coordinador de investigación en Economía del Instituto Galego de Análise e Documentación Internacional (IGADI), Diego Sande. 

Así, las exportaciones de una industria que demanda mucha energía ha sostenido durante la última década el crecimiento económico de Alemania. Por eso, las medidas proteccionistas de Estados Unidos, China y Europa, y el encarecimiento de la energía tras la guerra en Ucrania han afectado sobremanera a la economía del país que ahora gobierna Olaf Scholz con el único apoyo de Los Verdes.

Alemania sufrió este freno de las exportaciones especialmente en 2023. Los últimos datos publicados por la Oficina Federal de Estadística (Destatis) muestran que, a pesar de haber registrado una ligera subida este año (+0,1%), aún se encuentran un 3% por debajo de las cifras registradas en 2022. Además, los pedidos de fábrica registraron una caída interanual del 3,9% en agosto.

A la preocupación por la economía se suma ahora la inestabilidad política. Los liberales, que formaban parte del Ejecutivo hasta esta semana, han salido tras una grave crisis en la coalición que comenzó con la destitución por parte del ministro de FinanzasChristian Lindner. La decisión llegaba tras un largo periodo de desacuerdos significativos en torno a los presupuestos y después de que Lindner propusiera convocar elecciones anticipadas.

Scholz ya ha anunciado que se someterá a un voto de confianza en el Parlamento el 15 de enero que, se prevé, no superará, por lo que es probable que los próximos comicios se celebren en marzo. También podría ocurrir que el canciller intentara formar una nueva coalición con la oposición conservadora de la Unión Cristianodemócrata (CDU), que, por el momento, no se ha mostrado dispuesta.

Alta dependencia del comercio internacional

Sande sitúa como punto de partida de la crisis económica la entrada de Donald Trump al Capitolio. "Una de las políticas exteriores que llevó a cabo el presidente Trump, que tuvo su continuidad en el mandato de Biden, fue el viraje proteccionista de Estados Unidos con diferentes subidas arancelarias", explica el experto, que añade que Europa y China pronto siguieron su ejemplo. 

El país asiático se convirtió durante la última década en un socio principal de Alemania, pero China no está creciendo tanto en los últimos años y ha disminuido su demanda internacional. "Si dependes de mercados específicos que sufren problemas y si dependes de un sector en particular, como los automóviles, te vuelves muy vulnerable", asegura Isik Özel. 

Además, la modernización y el desarrollo de China hacen al país un "competidor directo en muchos sectores donde Alemania era dominante". El ejemplo del automóvil es muy claro, ya que empresas chinas como BYD llevan la delantera en cuanto a la fabricación de coches eléctricos: "Alemania ha tardado en aceptar que el coche eléctrico es el coche del futuro", dice Otero. 

Esta falta de competitividad de la industria alemana se suma a las ventajas que generan los incentivos que recibe el sector automovilístico asiático de su gobierno. "El coche de producir un coche eléctrico en China es muy diferente, Alemania no puede competir", explica la profesora de la UC3M. Diego Sande recuerda que "mientras Volkswagen está cerrando fábricas, los fabricantes chicos están abriéndolas en el contexto mundial". 

En consecuencia, la Unión Europea decidió imponer unos aranceles de hasta el 36,3% a la importación de vehículos eléctricos chinos. Pero esta medida tampoco está favoreciendo al país europeo. Como explica Sande, el gobierno chino ha respondido con la imposición de nuevos aranceles a los coches europeos y, por ejemplo, empresas como Volkswagen, que "vendía gran parte de su producción a China", se han visto perjudicadas.

Los aranceles al país dirigido por Xi Jinping afectan también a las importaciones, de las que dependen las cadenas de suministro del sector manufacturero alemán. "La gran mayoría de baterías para los coches eléctricos vienen importadas de China", recuerda Otero, que defiende que el sector del automóvil se recuperará con el crecimiento de la economía global, pero que el margen de beneficio de las empresas alemanas será menor.

Aumento de costes y menos consumo

Este cambio de enfoque en el comercio internacional ha coincidido con el encarecimiento de la energía, que impactó en especial en el país germano debido a su dependencia del gas ruso. Así, sectores como el del automóvil, que representa el 17% de las exportaciones alemanas, vieron como sus costes de producción aumentaban a la vez que el comercio internacional se deterioraba.

Ante esta situación, la industria alemana y la Unión Europea optaron por "reforzar su estrategia energética en energías renovables" con el objetivo de autoabastecerse, en palabras del investigador del IGADI. Ahora bien, como señala Isik Özel: "Alemania tenía un nivel de dependencia muy alto con Rusia y cambiar esa dependencia a través del proceso de descarbonización resulta bastante caro"

La transición hacia una economía verde está suponiendo más costes a las compañías alemanas, que también han tenido que asumir el incremento salarial de los últimos años. "El salario medio alemán aumentó casi en 1.000 euros a partir de la pandemia, el mismo aumento que hubo en los 12 años anteriores", aclara Sande. 

Más costes, menos exportaciones y también menos consumo interno. Según explican los expertos, esta sensación de recesión ha llevado a los alemanes a "desconfiar de la situación de los mercados y a retraer su consumo". "Si los empresarios ven que el consumo es menor, recortan en inversión, recortan en contratación, etcétera", añade el investigador del Real Instituto Elcano.

El futuro de Alemania: más inversión y reformular su estrategia de crecimiento

Özel también destaca la "poca inversión y poca innovación de Alemania", sobre todo por "la creciente salida de capital alemán a otros países". De hecho, señala a Estados Unidos y su política industrial como el destino principal de este dinero: "Volkswagen, que está planificando cerrar plantas en Alemania, está invirtiendo en Estados Unidos gracias a los nuevos incentivos".

Por eso, de cara al futuro, la profesora de la UC3M considera que el gobierno alemán debería invertir más en "reformas de descarbonización y digitalización", con el objetivo acelerar estos procesos, frenar la fuga de capitales y mejorar la competitividad de su industria. También señala la necesidad de diversificar las cadenas de suministro, para no depender de un solo mercado. "Tiene que reformular su estrategia", resume Sande.

El envejecimiento poblacional es otro de los factores que influye en esta crisis estructural de Alemania, como interpreta el investigador del instituto Ifo, sobre todo en la falta de mano de obra cualificada. "Al mercado alemán le faltarán 7 millones de trabajadores cualificados en el año 2035", subraya Özel de un problema vinculado también al sistema educativo del país, que no se ha adaptado a los nuevos tiempos.

De todas formas, ninguno de los investigadores cree que la posición dominante de Alemania dentro de la Unión Europea pueda cambiar, sobre todo si la crisis no se extiende más allá de 2025. Para ese año, las previsiones proyectan un crecimiento del 1% de Alemania. "Sin embargo, es probable que la débil situación competitiva siga pesando sobre las empresas orientadas a la exportación del sector manufacturero", advierte Wollmershäuser.