Música para evadirse y cómics para "denunciar" : la cultura de Benetússer ansía volver tras la DANA
- Una banda de la localidad y los dibujantes Cristina Durán y Miguel Ángel Giner Bou comparten con RTVE.es su relato
- Sigue la última hora de las inundaciones provocadas por la DANA | Cómo ayudar a las víctimas
"El otro día que pusiste música…". Cristina Durán cierra los ojos al recordar el momento, uno de los pocos quizás que le ha abstraído de la realidad: Benetússer destrozado por la DANA, su casa y su estudio anegados, los más de mil libros perdidos en la riada junto al resto de muebles. Esta ilustradora, premio nacional del cómic 2019, se dirige a Miguel Ángel Giner Bou, su tándem en lo creativo y casi todo lo demás, cuando le pregunto por el significado de la cultura en medio de la tragedia.
Cristina y Miguel Ángel son dibujantes y guionistas, pero viven en una región donde la música está en todas partes, aunque se lleve días sin tocar una nota. Benetússer —que llora todavía a varios muertos por la riada— cepilla, barre y desescombra para recuperar, al menos, el fluir normal de las calles. En el interior de los bajos, donde han avanzado también los trabajos de limpieza, queda la tristeza por los objetos perdidos. Entre ellos, los instrumentos de la Banda Primitiva, uno de los pilares de la identidad cultural valenciana.
"Valencia es donde hay más músicos por metro cuadrado en el mundo. La tradición musical es inmensa", describe Víctor López Tato, presidente de esta sociedad musical modesta. "Es algo que llevamos en la sangre". Su voz se quiebra en este punto y no puede evitar el llanto. "Yo espero que no tardemos mucho en poder volver a salir a la calle, a amenizar Valencia, como hacemos siempre los músicos. Es nuestra vida y ya está. Volveremos. Seguro, seguro, seguro. Con más o menos instrumentos… Lo haremos".
Los vecinos, también en el sector de la cultura, llevan más de 10 días centrados en atender lo urgente, una tensión sostenida que apremia un escape. "Lo aprendimos en la pandemia, la cultura te ayuda a evadirte, entrar en otros mundos y relajar la mente. La cultura puede tener una función terapéutica", reflexiona Cristina Durán. "Alimenta el alma y por eso creo que va a tener una función sanadora, en el sentido emocional. Pero también tendrá una función de denuncia. La denuncia social a través del arte creo que es importantísima".
Con Miguel Ángel Giner Bou, recuerdan las viñetas de "amigos" como Flavita Banana o Riki Blanco, porque ellos todavía no han podido coger un lápiz, centrados en recuperar su hogar y atender a sus hijas, una de ellas con discapacidad intelectual, y los padres de él, mayores y en "shock" por la catástrofe. "Nos lo está pidiendo todo el mundo en redes. Necesitaremos tiempo, pero sí lo vamos a contar", aseguran, porque como demostraron con su cómic El día 3, sobre el accidente de metro en Valencia, su compromiso está con la "libertad de la cultura para difundir un relato veraz", en palabras de Miguel Ángel.
"El cómic es un medio superpotente para decir ‘esto ha pasado y ha pasado así’", afirma. Esta vez, además, lo han vivido en primera persona.
Cómics y recuerdos perdidos, "irrecuperables"
Cristina y Miguel Ángel fueron de las pocas personas a las que la DANA les pilló algo prevenidos, aunque nunca hubieran podido imaginar la dimensión, con agua entrando a riadas por la puerta y saliendo "como un géiser" por los desagües: a una de sus hijas le suspendieron las clases en la universidad y a la otra le adelantaron la vuelta del centro de día en Torrent.
"¡Que viene el agua!". Cuando un compañero del estudio les avisó de que se acercaba la riada, les dio tiempo a recoger algunos ordenadores, poner edredones en las puertas y envolver una fotocopiadora que quedaba en el semisótano, tarea inútil en un lugar que luego quedaría convertido en "piscina", igual que su biblioteca. "Lo que más me duele son los irrecuperables. Hay cosas que se pueden volver a comprar, pero yo era ‘comiquera’ desde pequeña, los dos lo éramos, y teníamos ahí cómics de los 80", dice Cristina, que también rescató negativos de fotos y algunos originales de sus dibujos antes de subir a la planta de arriba. Otros, los más antiguos, se han perdido en la inundación del estudio.
Pero estos dos artistas se sienten afortunados en medio del desastre. Otros pequeños negocios del pueblo, como la librería Somnis de Paper, y otras tantas en la zona, han perdido todo su stock, además del local, las estanterías… En definitiva, todo lo necesario para volver a empezar, para lo que están pidiendo donaciones en sus redes sociales. Cristina y Miguel Ángel han optado por intentar vender láminas, originales y cómics y —confiesan— no se sorprenden de la "generosidad" del sector de la cultura, "como siempre", pese a la precariedad. "Hay gente que ya nos está diciendo que el regalo de esta Navidad serán libros nuestros", cuentan con agradecimiento tanto a quienes apoyan con la compra como a los compañeros ilustradores que lo comparten en sus redes sociales.
Correr para salvar instrumentos
En el local de la Banda Primitiva de Benetússer, el piano ha quedado cubierto de barro. "Maderas, papeles, percusión, atriles. Todo, todo, todo", cuenta su presidente, Víctor López Tato, sobre los montones que han estado acumulados estos días en la calle. Él reconoce que pasa los días "a ratos mal, a ratos bien", pero sobre todo frustrado por no poder ayudar en las tareas de limpieza, porque se lesionó la espalda el primer día.
Cuando llegó la inundación desde el barranco, Víctor estaba en la calle y rápidamente descartó sacar el coche del garaje para, en su lugar, correr a salvar algunos instrumentos, "cuatro o cinco", subiéndolos a un pequeño altillo del local. "Se estaba inundando mi casa también, el agua salía por las alcantarillas. Me vine aquí y les dije 'máximo cinco minutos', y sacamos lo que pudimos. Cerramos y salimos corriendo. Afortunadamente, no hemos tenido ninguna desgracia personal, hay gente que lo ha pasado muchísimo peor", insiste.
"Las sociedad musicales que no han sufrido daños se han volcado inmediatamente en ayudarnos. Al igual que muchas empresas de venta y reparación de instrumentos", señala agradecido. Otras comunidades musicales del pueblo, como Sedajazz, también han perdido sus útiles.
Pero estas bandas valencianas son algo más que música, tejen una comunidad que se evidencia en nuestra visita, con niños, jóvenes y mayores intentando echar una mano para recuperar el desastre. Para Víctor, lo más duro está precisamente en la magnitud. "Es una pesadilla constante desde que te levantas: ver todo arrasado, gente que conoces que ha fallecido…".
Su hija Candela, de 11 años, nos cuenta contenta que el lunes irá a un nuevo colegio —el suyo está destruido y saqueado—. Allí, sí encontrará libros y música para seguir aprendiendo.