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La guerra en un minuto y medio: "Pasar el menor tiempo posible, grabar lo que se mueve"

  • El reportero de guerra Miguel de la Fuente da algunas recomendaciones sobre periodismo en zonas de conflicto

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La guerra en un minuto y medio: “pasar el menor tiempo posible, grabar lo que se mueve”
Miguel de la Fuente durante la clase del Máster en Reporterismo Internacional. Antxon Gómez Landajuela

Pelo y barba poblados y canos. Arrugas de 35 años de guerras y desastres sobre un rostro curtido como el cuero. Tejanos, camisa blanca, limpia, reluciente. Ese es el Miguel de la Fuente que acaba, hace poco más de un mes, de cambiar el relleno de su chaleco azul: de las placas de protección y el estampado Press a las plumas y la cremallera semiabierta. Se ha jubilado tras 35 años de reportero. Saca su portátil de una bolsa de tela gruesa, negra, resistente y cubierta por parches de corte militar. Camina dando pasos ligeros que no resuenan, pero vibran en toda la estancia, pasea también la mirada: desde la puerta, plano general; se acerca, observa a un grupito de gente, plano medio; se fija en una persona, plano corto. Clava los ojos como las palabras, con el aplomo de la vieja escuela que escuchó los silbidos de los disparos en las guerras del golfo, vio arder la biblioteca de Sarajevo, cabalgó a través de unas montañas afganas para llegar a una Kabul y olió el humo de casas incendiadas en una Ucrania invadida.

Miguel de la Fuente habla sobre la dificultad de plasmar en la pantalla, con una ventana de apenas minuto y medio de vídeo, una historia que ha costado todo un día desenterrar. Cuenta que es muy difícil y que, a veces, en exámenes de entrada que hacen ciertos medios en los que se pide contar una historia solo con imágenes, las plazas quedan vacías porque ningún candidato es capaz de cumplir con los requerimientos. "Aquella pieza que tenga un cinco en todo, al final es un sobresaliente", sentencia Miguel, que dice que hay que cumplir con el mínimo de forma rápida y eficaz, más aún en lugares donde es imperativo "pasar el menor tiempo posible", como zonas en conflicto o donde existe riesgo de desastres. Es importante grabar primero aquello que se mueve, pillarlo al vuelo y pasar después a los elementos estáticos. Explica también que los planos que se graben deben ser "informativamente potentes" y tener, a la vez, "cierta estética", para que el espectador quede enganchado a la pieza.

Da también una serie de consejos para los reporteros en ciernes que atienden a su clase. Mirar a la carretera porque allí pasan muchas cosas interesantes, tener en todo momento la cámara presta a captar imagen, sacar siempre planos recurso, no contar por medio de la voz lo que ya se ve con el vídeo y tener el oído atento a lo que va diciendo la gente que se está grabando, son algunas de las pinceladas de experiencia que el perro viejo de Radio Televisión Española ofrece a los estudiantes del Máster de Reporterismo Internacional para los que hace su ponencia.

Hay que saber "buscarse la vida" para llegar a los sitios

Más allá de lo estrictamente técnico y profesional, el reportero gráfico hace hincapié en la importancia de saber "buscarse la vida" para llegar a los sitios. "Hay que tener mucho coco", dice, para conseguir visados, buscar conductores, medios de transporte alternativos, etc. En una carrera en la que muchas veces se compite por ver qué medio de comunicación llega primero al lugar del conflicto. Cuenta que, en la guerra de Afganistán, a principios de siglo, en un momento en el que se encontraba en el norte del país y necesitaba llegar a Kabul, supo sacarse las castañas del fuego para llegar a la capital, donde estaba el foco informativo.

La guerra en un minuto y medio:

Miguel de la Fuente explica a los alumnos del Máster en Reporterismo Internacional. Antxon Gómez Landajuela*

Primero consiguió, junto a otros periodistas, coches y conductores que estuvieran dispuestos a llevarlos hasta donde pudieran, que resultó ser la frontera natural que marca la cadena montañosa Hindú Kush, un mastodonte geológico con picos de más de 7.000 metros de altura que atraviesa el país de este a oeste. Cruzaron la columna vertebral de la cordillera a caballo: "Dormimos en unas cabañas de piedra con cabras, y fue la misma gente que cuidaba del sitio la que nos llevó. Teníamos tantas maletas que necesitamos 11 caballos, nos tiramos un día entero negociando y organizando todo porque también había gente a 80 kilómetros que tenía que mandarnos un coche lo más cerca posible una vez cruzadas las montañas".

Aprovechar el tiempo lo mejor posible

El viaje a los lugares de reportero puede ser una odisea y, una vez situado donde hace falta, es imperativo aprovechar el tiempo lo mejor posible. Según Miguel de la Fuente lo primero que hay que hacer para poder trabajar con eficacia es "tener la logística preparada antes de rodar", es decir, ir al hotel, hacer lo que sea para conseguir las llaves rápido y, cuando se tengan, salir pitando a trabajar, si hace falta sin revisar siquiera las habitaciones. Después, uno debe meterse en todos los sitios que pueda: "Yo no sabía ni dónde estaba, pero tenía que sacar el máximo partido a lo que estaba haciendo", comenta el reportero sobre un vídeo que grabó y en el que sigue a un grupo de militares que disparan sus fusiles y corren a través de un campo de trigo en lo que, revela después, era un entrenamiento con balas de fogueo.

El periodista también se ha encontrado con situaciones de peligro real. Muestra una grabación en la que él, junto a Arturo Pérez-Reverte y un traductor, se encontraba tumbado, grabando y esperando a que cesaran unos disparos que parecían estar peinándolos: "Era una desubicación, un descoloque, un descojone… en ese momento estás… ufff". Sonríe y dice: "Nos reímos mucho de esto".

Para finalizar la clase, da unas recomendaciones en cuanto a la preparación previa a cubrir conflictos. Habla del curso HEAT (Hostile Environment Advanced Training). Se trata de una formación para periodistas, personal de organizaciones no gubernamentales y otra gente que, por su actividad futura, acabará por tener bastantes papeletas de meterse en situaciones peligrosas en países en guerra. Lo recomienda, porque allí enseñan habilidades importantes como el uso de material médico de primeros auxilios; el homeostático, el torniquete… Además de poner a los alumnos en situaciones límite. Se simula un secuestro de cuatro horas con interrogatorio incluido. Miguel de la Fuente, tras pasar media vida entre guerras y desastres, reacciona al simulacro como solo puede hacerlo quien ha visto y vivido de todo: "Hasta nos dieron alguna hostia", comenta como por encima, entre risas.

*Antxon Gómez Landajuela es alumno del Máster de Formación Permanente en Reporterismo Internacional de la Universidad de Alcalá de Henares y RTVE. Esther G. Pérez, redactora jefa de Sociedad, ha supervisado la elaboración completa de este texto.

Escuela de Reporteros

Todo reportero que se precie, y más si su ámbito de insaciable curiosidad es el mundo mundial, ha de pasarse la vida estudiando. Leer, leer y leer es tan importante como vivir, porque el lenguaje es su materia prima, la herramienta para intentar contar y descifrar la realidad.

Este espacio es un cuaderno experimental para quienes cursan el Máster de Reporterismo Internacional auspiciado por RTVE Instituto y la Universidad de Alcalá. Cada vez que alguien relevante pase por sus aulas o dicte una clase magistral habrá una crónica que dará cuenta de lo más valioso, lecciones para nutrir la mirada, en realidad los cinco sentidos.