La pérdida de cosechas e infraestructura agraria por la DANA despierta el fantasma del abandono rural: "Es un golpe duro"
- El campo pide celeridad al arreglar los caminos para no perder más producción y aumentar las ayudas: "Todo se quedará corto"
- Sigue la última hora de las inundaciones provocadas por la DANA | Cómo ayudar a las víctimas
"A los dos lados del río, el agua se ha llevado hasta la cepa. Ahí no queda nada". Fernando López cultiva vid en Requena, Valencia, una de las localidades afectadas por la DANA del 29 de octubre, y asegura a RTVE.es que nunca había visto una inundación igual en más de 40 años de trabajo en los viñedos. "Ahí ha desaparecido la tierra, la viña, todo".
Con la vendimia terminada, su producción de esta temporada está a salvo, pero peligra la de los próximos años, porque los destrozos están sobre todo en la infraestructura agraria: en los muros de piedra seca, los caminos y las espalderas de las viñas, como se denomina a los postes y alambres que sujetan la vid y que el agua ha "tumbado" con su fuerza.
"Tenemos que poner mucho dinero para hacer los apaños, los que queramos seguir, porque habrá gente que no replantará sus parcelas y las abandonará", lamenta el viticultor de la denominación de origen Utiel-Requena, que, igual que su hermano, mantiene a la familia con el trabajo en el campo. Como él, unos 49.000 agricultores y ganaderos han sido damnificados por la DANA, según precisa el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación, que ha movilizado 444,5 millones de euros en ayudas.
"Venimos de necesitar ayudas por una sequía prolongada y hemos pasado a padecer una DANA histórica y destructiva (…) Venimos de campañas con precios bajos en algunos sectores. Es un golpe duro. Habrá que intentar que las ayudas lleguen y sean de tal magnitud que no provoquen más abandonos", reclama el portavoz de la Unió Llauradora i Ramadera, Carles Peris Ramos, en una entrevista con RTVE.es.
Y es que la Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-ASAJA) estima unas pérdidas superiores a los 1.000 millones de euros en el sector agrario valenciano por la riada, la mayoría en infraestructuras agrarias. En esto mismo incide La Unió, que calcula unos 500 millones de euros de daños solo en caminos, sistemas de riego, muros, invernaderos y otras construcciones rurales.
La destrucción afecta especialmente a la Comunidad Valenciana, pero no solo. En Castilla-La Mancha, el Gobierno autonómico habla de un golpe al campo de al menos 40 millones de euros. Todas ellas son cifras que pueden aumentar con el paso de la segunda DANA por estos territorios y Andalucía.
La DANA se ceba con los cítricos y el caqui: "La cosecha se ha perdido"
Los cultivos de cítricos, emblema de la Comunitat, son los principales perjudicados en cuanto a producción. "Empezábamos ahora la recolección y evidentemente la cosecha se ha perdido. Y veremos si los árboles", explica Ismael Navarro a RTVE.es desde Algemesí, donde la crecida del río Magro, afluente del Júcar, se desbordó y anegó campos, calles y viviendas.
La comarca de la Ribera Alta es la más afectada (con casi 11.000 hectáreas dañadas, según AVA-ASAJA) y su explotación de naranjas ha quedado cubierta de barro y caña. Los caminos, además, siguen inaccesibles por la acumulación de destrozos, un problema al que también se enfrentan los viticultores en Requena. Para reparar esas vías y accesos, la Generalitat ha destinado de momento los 20 millones de euros de su plan de emergencia.
"Hay daños que a primera vista no se ven, pero se irán viendo a medida que pasen los días. Caída de frutos, asfixia de árboles, debilitamiento de las plantaciones, transmisión de hongos…", señala Navarro, que reconoce la dificultad de evaluar con precisión las pérdidas en este punto. Para ilustrar la magnitud, cita el balance del ayuntamiento de Algemesí, que recoge daños en un 80% de sus 3.300 hectáreas de superficie agrícola. "Es la principal actividad para muchísima gente: personas contratadas, propietarios, industria auxiliar de maquinaria, confección y demás", recuerda el agricultor.
Seguido de los cítricos, el caqui que se cultiva en la Ribera Alta es otro de los grandes perjudicados. "Se ha perdido prácticamente el 60% del caqui comercial que teníamos. Es un impacto muy grave en la producción", asegura el portavoz de La Unió, Carles Peris Ramos. Según explica, aunque los daños son menores en cifras absolutas que en los cítricos, el porcentaje perdido respecto a la producción total de la Comunidad Valenciana es mucho mayor, lo que repercutirá en los precios. También en las hortalizas que se cultivan en la comarca de l’Horta Sud.
Por ello, esta organización reclama con insistencia que se arreglen "lo antes posible" los daños en las infraestructuras agrarias: frutos que queden aprovechables podrían perderse también si no se reparan pronto los caminos.
Las ayudas se darán de oficio, pero el campo avisa: "Todo se quedará corto"
Ante esta situación, el Gobierno central ha aprobado un paquete de ayudas dotado de 444,5 millones de euros que se destinarán al sector agrario de municipios de Valencia, Albacete, Cuenca, Málaga y Almería afectados por la DANA. Casi la mitad serán ayudas directas, que se abonarán de oficio, sin necesidad de hacer ninguna solicitud, según ha precisado este jueves el subsecretario del ramo, Ernesto Abati. Otros 180 millones de euros se destinarán a restaurar los daños en infraestructura y maquinaria.
"Todo ayudará, pero todo se quedará corto, porque la magnitud es enorme", opina el agricultor de Algemesí, Ismael Navarro, un pensamiento en el que coinciden desde las organizaciones agrarias. En concreto, AVA-ASAJA recibe con "cautela" este paquete, que considera insuficiente, mientras desde La Unió piden que se incluya también las localidades afectadas en Castellón, que se han quedado fuera del real decreto. Consideran, además, que deberían concederse en función de la superficie dañada y no de los ingresos de los últimos años.
A la sociedad, los agricultores le recuerdan que se les puede apoyar comprando siempre productos de proximidad, que además generan una menor huella de carbono y, por lo tanto, no contribuyen al cambio climático que hace que las inundaciones como las vividas estas semanas sean más fuertes y frecuentes. En distintas conversaciones y medios, subrayan que ellos también demostraron su compromiso social durante la pandemia y, ahora, ayudando en la limpieza de las calles anegadas por la riada.