Afrontar el invierno en un edificio de baja eficiencia energética: "Es muy viejo y nos cuesta más calentar la casa"
- Vivir en un bloque antiguo y sin mejoras de asilamiento contribuye a la pobreza energética, según los expertos
- La mitad de viviendas en España se construyó antes de 1981, lo que es un factor determinante en términos de consumo
María y Fran viven en un piso en un barrio del sur de Madrid. Su edificio, con 64 viviendas y dos locales, fue construido en 1992 y tiene una calificación energética F, la segunda más "ineficiente" dentro de la escala.
Ahora, Inspección les ha notificado que tienen que arreglar la fachada, marcada por agujeros y desperfectos, y María lo ve como una oportunidad para hacer una obra integral que mejore la eficiencia energética del edificio y, con ello, ayude a reducir su consumo de luz y gas en un futuro.
"Tenemos presupuesto para dos tipos de reforma: una solo con arreglo y pintura y otra que sí mejora la eficiencia", explica a RTVE.es. Entre ellas, no obstante, hay una diferencia de precio destacable: la opción básica costaría 266.000 euros —y una derrama aproximada de 2.500 euros por piso—, mientras que la obra de Sistemas de Aislamiento Térmico por el Exterior (SATE), con un revestimiento para evitar perder calor en invierno y frío en verano, superaría el millón de euros y conllevaría un gasto de unos 10.000 euros por vivienda. También contemplan una alternativa intermedia de 5.000 euros por piso.
Hasta que la junta de vecinos elija cuál se lleva a cabo, ya están pagando una derrama de casi 80 euros al mes para crear un fondo para empezar a gestionar el proyecto. "Vamos a votar por la obra de mejora de eficiencia energética porque si a la larga nos ayuda a que la casa mantenga mejor el calor en invierno y el frío en verano, no tendré que poner tanto la calefacción o el aire acondicionado", argumenta María.
Sin embargo, es "consciente" de la situación económica del resto de vecinos y cree que finalmente saldrá adelante la opción más barata.
Cambiar las ventanas para ahorrar energía
Mientras tanto, ellos ya han tomado medidas en su casa. "El invierno pasado terminamos de instalar ventanas de rotura de puente térmico, que son más aislantes, y ya notamos que mantenían mejor el calor", cuenta.
El año pasado encendieron poco la calefacción, que la tienen por gas, y usaron más mantas y un calefactor vertical. Suelen pagar 30 euros al mes por la luz y otros 40 euros por el gas cada dos meses, aunque cuando llega el frío sube a 70 euros. "Este invierno gastaremos más porque acabamos de ser padres y tendremos que tener más caliente la casa por nuestra hija", matiza María.
Ellos no sufren pobreza energética, una situación en la que no se pueden satisfacer las necesidades energéticas en el hogar por no poder asumirlo económicamente. Sin embargo, lo cierto es que la ineficiencia energética de las viviendas es un factor, entre otros, que puede contribuir a ello. "Hemos visto que los hogares de baja renta, que suelen tender a la pobreza energética, también suelen vivir en casas más ineficientes", explica a RTVE.es Roberto Barrella, investigador de la Cátedra de Energía y Pobreza de la Universidad Pontificia Comillas.
Esto tiene un doble efecto que retroalimenta la situación de pobreza energética: hogares que gastan más dinero en energía porque su edificio es más antiguo y menos aislante, y otros que directamente encienden menos la calefacción para evitar un desembolso desproporcionado. También hay otros factores que influyen, como los precios de luz y gas o la falta de cobertura de ayudas como el bono social, según el experto.
Con todo, más de 10 millones de personas no pudieron mantener su casa con una temperatura adecuada el pasado invierno, según un estudio de esta Cátedra de la Universidad Pontificia de Comillas.
Controlar más el gasto por vivir en un bloque de casi 60 años sin reformar
Algo más complicado lo tienen Ana y su pareja, que también viven en un piso en Madrid. Su edificio se levantó en 1967 y desde entonces no se ha reformado. Ahora, en su comunidad, de 20 vecinos, tienen tres obras en curso: la instalación de un ascensor, el arreglo de la pocería y el cambio del cuadro eléctrico. "El edificio es muy antiguo y estamos pagando 300 euros cada mes entre la comunidad y las derramas", se queja Ana. A ello se le suma una hipoteca de 800 euros mensuales que, junto al resto de gastos, dificulta su economía doméstica.
“"El edificio es muy antiguo y estamos pagando 300 euros cada mes entre comunidad y derramas"“
En su junta de vecinos han aprobado arreglar la fachada para mejorar su eficiencia energética, pero para poder meterse en la obra y pedir una ayuda al Ayuntamiento necesitan terminar antes las reformas que ya tienen en curso. "Hemos buscado presupuestos y arreglar la fachada nos saldría por casi 200.000 euros, unos 10.000 euros por vecino, según el tamaño del piso. Eso no podemos asumirlo", cuenta Ana a RTVE.es.
Por eso, ahora tienen el foco puesto en 2027, la fecha límite para terminar las obras y pasar la nueva Inspección Técnica de Edificios (ITE). "En cuanto nos lo podamos permitir, la fachada se va a arreglar para mejorar el ahorro energético en invierno y en verano", señala.
Precisamente el consumo energético es algo que vigilan en su casa. En los dos últimos inviernos no han puesto la calefacción, que es central y va por gas, porque su factura llegaba a duplicarse con respecto al resto del año. Con todo, cree que su recibo subirá unos 15 euros al mes en la temporada de frío que viene.
"Nos sale mucho más barato usar el aire acondicionado para calentar la casa", explica, por lo que evitarán de nuevo encender la calefacción y sacarán más mantas, todo ello para intentar contrarrestar un problema estructural del bloque: "Como el edificio es muy viejo y no tiene aislamiento, nos cuesta más calentar la casa y tenemos que controlar más el gasto".
La mitad de viviendas construidas en España, "sin eficiencia energética"
Los edificios construidos en España antes de 1981 se pueden considerar "sin eficiencia energética o casi nula" —indica Barrella citando datos del INE— porque entonces no tenían que cumplir ningún requisito normativo de este estilo. Según el censo del INE, de las más de 26,6 millones de viviendas familiares construidas en España, 13 millones se edificaron antes de 1981, es decir, la mitad.
"Suelen identificarse con calificaciones energéticas entre F y G", cuenta el investigador, y recuerda que muchas personas con rentas bajas viven en estos inmuebles, que requieren un mayor consumo energético. El Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico tiene un geoportal donde se puede consultar la certificación energética, vivienda por vivienda, en España.
El Spain Green Building Council (Consejo Construcción Verde España), por su parte, estima un arco similar y califica de "baja eficiencia" los edificios levantados entre finales de 1950 y finales de 1990. ¿La razón? Muchos tienen aislamiento y sistemas electromecánicos deficientes, ya sea por obsolescencia o por un mal diseño inicial. "No solo depende de la antigüedad, sino también de las reformas y mejoras interiores y exteriores realizadas en ellos a lo largo del tiempo", explican fuentes de este Consejo a RTVE.es.
En cualquier caso, vivir en estos inmuebles hace que que se tenga que consumir más luz y gas, sobre todo en verano e invierno. "La ineficiencia energética es una de las causas más crónicas de la pobreza energética porque no es algo puntual, sino que requiere medidas estructurales en el edificio" que implican un desembolso que no pueden asumir y que perpetúa su situación, señala Barrella.
Fachada, ventilación y calderas: tipos de obras
¿Qué tipo de obras pueden mejorar la eficiencia energética de estas viviendas? Entre ellas, poner una carpintería exterior con rotura de puente térmico, un aislamiento térmico en la fachada, incorporar calderas de gasoil o gas natural eficientes y sistemas de ventilación con recuperación de calor. El coste varía en función del tamaño del edificio y el tipo de obra que necesite.
También hay medidas de rehabilitación exprés que se pueden adoptar en cada domicilio, como poner burletes en las ventanas o adquirir electrodomésticos con alta eficiencia energética. No obstante, todas ellas implican un desembolso que muchos hogares no pueden asumir.
Aun así, el ahorro de implementarlas está medido y si se cambian las ventanas y la carpintería en una vivienda estándar en Barcelona, eso puede hacer caer un 13% la demanda energética, y un 40% si se hace una obra de aislamiento del muro. Son cifras también orientativas que varían según el tipo de inmueble y dónde esté situado geográficamente, como indica un estudio del ICAI de la Universidad Pontificia Comillas [ver PDF].
De la eficiencia energética a la eficacia de las ayudas a hogares vulnerables
Hay quienes no pueden permitirse hacer este tipo de reformas, como Carmen, que vive en un edificio construido hace 52 años y que tiene una calificación energética G, la más baja de la escala. "Llevo más de 30 años viviendo aquí y en la junta de vecinos jamás se ha comentado nada de hacer una obra para mejorar el aislamiento", cuenta a RTVE.es. De todas maneras, para ella no sería algo "imprescindible" y reconoce que seguramente votaría en contra porque conllevaría una derrama que no podría pagar.
Desde que se disparó el precio de la luz en 2022 y 2023, sigue mirando las horas baratas de la electricidad, con más motivo en los meses de frío y en verano. Tiene tres acumuladores de calor eléctricos, pero cuenta que lleva dos años sin poner la calefacción y usa más mantas, jerseys y un radiador pequeño de aceite. "Tengo el bono social y suelo pagar 25 euros cada mes por la luz. Este invierno podría subir algo más porque suelo usar más la vitrocerámica y pongo más lavadoras", reconoce.
Precisamente en las ayudas para pagar las facturas energéticas es donde Barrella pone el foco. El bono social térmico solamente llega a dos de cada diez beneficiarios potenciales, según un estudio de Esade con datos de 2022. "Habría que aumentar su cobertura y conseguir que todo hogar que necesite esta ayuda pueda acceder a ella", señala.
Por ello, aunque reconoce que este mecanismo consiguió disminuir la brecha de pobreza energética en 2023, cree que hay que impulsar más su divulgación: "Es importante que la ciudadanía conozca estos subsidios y hacer que se apliquen de la forma más sencilla posible".