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Vidas que buscan dignidad en medio de la pobreza: "Parece que no tengo derecho a trabajar"

  • Conocemos la historia de Ana María Crofford y George Kojo, beneficiarios de Pan y Peces
  • Esta fundación madrileña distribuye productos básicos a 1.481 personas vulnerables todos los meses

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Ana María Crofford García, beneficiaria de Pan y Peces
Ana María Crofford García recibe cada mes un carro de alimentos básicos en Pan y Peces. BERGUÑO FERNÁNDEZ

En la calle Medellín del madrileño barrio de Chamberí funcionaba un taller mecánico en el garaje de un edificio de viviendas. La Fundación Pan y Peces lo alquiló y lo reconvirtió en su centro de operaciones para organizar y repartir alimentos a las familias más pobres de Madrid. De lunes a jueves, entre las 09:30 y las 12:00, hay un goteo constante de hombres y mujeres que suben y bajan la rampa de acceso cargados con bolsas y carros de la compra.

Exteriores de Pan y Peces

Pan y Peces tiene su sede en el número 12 de la madrileña calle Medellín, en Chamberí. BERGUÑO FERNÁNDEZ

"Vienen con cita previa, de manera que cada día atendemos en torno a unas 30-35 familias para —de esta forma— evitar que se formen colas y que todo el proceso sea más digno para ellos", explica Paloma Iriarte, encargada de atender a los periodistas que quieren conocer su proyecto solidario.

Las ONGs ayudan a las familias que no pueden costear la 'vuelta al cole'

Queremos conocer alguna de las 581 familias que llegan a fin de mes gracias al apoyo en forma de alimentos básicos y productos de higiene que reparten en este garaje. Queremos poner nombre y apellidos a algunas de las 1.481 personas que reciben durante dos años el soporte material de Pan y Peces para salir del bache.

La familia Crofford García

Llegan Ana María (60 años) y su hija Marjorie (34 años). Se sientan a esperar su turno. Primero tienen que pasar al despacho para comprobar que la documentación está en regla y la cita es correcta. Cuando salen, los voluntarios les llenan el carro con la compra del mes.

Marjorie Crofford y Ana María Crofford son madre e hija

Ana María Crofford y su hija Marjorie en Panes y Peces. BERGUÑO FERNÁNDEZ

La vida de Ana María no ha sido nada fácil. Es madre soltera. Su hija Marjorie nació con una discapacidad intelectual del 65%. En su Ecuador natal, Ana María vendía salchipapas en el estadio de Bellavista, en la ciudad de Ambato; lavaba las toallas de una peluquería y servía helados de chicle para sobrevivir.

Yo quería un futuro mejor para mi hija, que tenía 8 años. La dejé al cuidado de mi madre en Ecuador

Luego comenzó a trabajar de cocinera en la cafetería Mascarpone donde acabó de responsable. Ahí conoció a un abogado que la contrató como auxiliar para hacer fotocopias, entregar citaciones y ayudar con los trámites del despacho. En ese momento decidió venir a España. "Me prestaron para el pasaje. Yo quería un futuro mejor para mi hija, que tenía 8 años. La dejé al cuidado de mi madre en Ecuador".

El 13 de enero de 1999 aterrizó en el aeropuerto de Barajas el avión en el que Ana María llegó a España. "No quería venir, pero la situación económica era muy difícil". Una vez en Madrid buscó trabajo "en el periódico Segunda Mano", pero cada vez que iba a una entrevista se encontraba con alguna sorpresa. "Me ofrecieron trabajar en ropa interior. Me daban 65.000 pesetas y les dije que no", recuerda Ana María. Mientras cuidaba a una señora mayor, continuó buscando trabajo y empezó a limpiar en casas. Cuando parecía que había encontrado su sitio, tuvo que volver a Ecuador de urgencia. Su hermano se moría. Después de todo un año luchando para hacerse un hueco en España tenía que regresar a su país.

Ana María Crofford García

Ana María a su salida de Pan y Peces con el carro lleno. BERGUÑO FERNÁNDEZ

En Ecuador la vida se hizo insoportable. Su hija Marjorie, con 11 años, presenció la muerte de su abuela y "se quedó muy afectada", cuenta Ana María. Allí compartían una habitación con una familia que no aceptaba la discapacidad de su hija y se lo hacían pasar muy mal. "Hasta el punto de que intentó suicidarse tirándose de un quito piso", dice Ana María mientras Marjorie, sentada a su lado, mira vídeos musicales en el móvil.

"Cuando vine a España con mi hija me ofrecieron traer droga y les dije que no", confiesa Ana María. "Desde que volví he trabajado siempre en la limpieza. Estuve en la casa de un actor que me ha ayudado mucho y me dio de alta en la Seguridad Social", relata esta madre soltera que vive con su hija en un piso de protección oficial en Puente de Vallecas.

Ana María se graduó en 1985 como secretaria en Ecuador y, además de ser experta cuidadora y limpiadora, ha sacado adelante a su hija y a su sobrino Edwin que tiene parálisis cerebral, pie equino, afasia y alzheimer precoz. "Edwin está en una residencia en Salamanca desde hace dos años y solo viene en vacaciones", apunta Ana María.

Yo lo que quiero es trabajar, a ver si me sale un trabajo que yo pueda hacer

"Hace dos años me dieron la incapacidad permanente total porque me hicieron un trasplante de vértebras", se queja esta mujer, que no llega a fin de mes con los 800 euros de su pensión. "Nadie me da trabajo de telefonista o de algo que yo pueda hacer. La ONCE tampoco me lo da porque no doy el perfil. Parece que no tengo derecho a trabajar", se lamenta Ana María antes de despedirse insistiendo: "Yo lo que quiero es trabajar, a ver si me sale un trabajo que yo pueda hacer".

"Mi vida corría peligro"

George Kojo ha solicitado asilo político en España.

George Kojo ha solicitado asilo político en España. BERGUÑO FERNÁNDEZ

El avión de George Kojo Oppong aterrizó en Madrid procedente de Alemania el 11 de octubre de 2023. Su identificación de color rojo indica que es solicitante de asilo político. Es la primera vez que va a recibir alimentos en Pan y Peces porque la semana pasada olvidó traer la documentación del trabajador social de Usera, que es el barrio en el que vive.

Mi vida corría peligro y me fui a Senegal

George tiene 51 años y es de Ghana, de una ciudad costera y pequeña en la que trabajaba como sastre hasta que su familia se enteró de que era gay. Ahí comenzaron sus problemas. "Mi vida corría peligro y me fui a Senegal", explica en español con acento panameño. Vivió en Dakar durante diez años y le ofrecieron la posibilidad de embarcarse para trabajar como marinero en la sala de máquinas de un carguero. El barco tuvo una avería en Panamá y allí se estableció.

Cuando mi esposa se entera de que soy gay me echa de casa

Se casó con una panameña, tuvo un hijo que ya ha cumplido los 12 años y trabajó en la limpieza y mantenimiento de aviones en el aeropuerto de Ciudad de Panamá. "Cuando mi esposa se entera de que soy gay me echa de casa", cuenta George. "Esto fue en 2020 y el divorcio es en plena pandemia. En Panamá estuvimos casi dos años encerrados", explica.

George ha tenido problemas en Ghana por su orientación sexual.

George ha tenido problemas en Ghana por su orientación sexual. BERGUÑO FERNÁNDEZ

Cuando acabó el confinamiento no le llamaron del trabajo. Ya no le necesitaban. Se quedó sin nada. Únicamente tenía la tarjeta de residencia permanente en Panamá. Y decide irse a Países Bajos donde tiene familia. Sin embargo, al llegar, se encuentra con que su familiar es pastor evangélico. "No me dieron la oportunidad de vivir allí y estuve una semana durmiendo en las calles de Ámsterdam", recuerda George.

En Holanda conoció a un alemán de Frankfurt y se fue con él, pero de nuevo termina durmiendo en la calle. Esta vez en una estación de metro. "Entonces pido asilo y me mandan a Hamburgo, donde estuve casi medio año. Y como cuando vivía en Panamá pedí la visa en la embajada de España para viajar a Países Bajos, me dijeron que tenía que solicitar el asilo aquí".

Estoy haciendo un curso de técnico de operaciones para trabajar en aeropuertos

"Necesito trabajar. Estoy haciendo un curso de técnico de operaciones para trabajar en aeropuertos, como hacía en Panamá", cuenta George un poco más confiado después de la conversación. "Hablo inglés, español y francés, porque mi madre es de Costa de Marfil. También algunas lenguas locales como wolof, fante, asante y nzema", aclara George antes de posar para las fotos y de insistir, como Ana María, en la urgencia de encontrar un empleo. "No tengo ingresos. Necesito trabajar".

Casi cuatro millones de pobres

El 8,3 % de los españoles, unos 3,9 millones de personas, viven en pobreza severa. Este es el dato que ofrece el último informe sobre El Estado de la Pobreza presentado recientemente por la Red Europea de Lucha contra la Pobreza y la Exclusión Social en el Estado español (EAPN-ES). Por pobreza severa se entienden aquellos hogares cuyos ingresos son inferiores a 7.326 euros al año (611 € al mes) en 2023.

Estos mismos datos también alertan sobre que el 26,5 % de la población, es decir, unos 12,7 millones de personas, están en riesgo de pobreza y exclusión social.

Voluntarios de Pan y Peces

Voluntarios de Pan y Peces durante el reparto de alimentos. BERGUÑO FERNÁNDEZ

La Fundación Pan y Peces, compuesta por un grupo de 50 voluntarios fijos, trata de paliar en Madrid esta situación con el soporte económico de sus 187 socios, la colaboración del Banco de Alimentos de Madrid, algunas donaciones particulares, la organización de eventos y presentándose a concursos públicos y subvenciones privadas.