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COP29

No solo es la DANA de Valencia: 2024, una "clase magistral de destrucción climática"

  • Las inundaciones en España han sido un "aviso" cercano de que el cambio climático ya está aquí
  • La COP29 llega al final de un año plagado de desastres, de los huracanes en EE.UU. a la sequía en Brasil

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Labores de limpieza tras el paso de la gota fría por Paiporta, Valencia, zona cero de la devastación
Labores de limpieza tras el paso de la gota fría por Paiporta, Valencia, zona cero de la devastación EFE/Biel Aliño

2024 ha sido una "clase magistral en destrucción climática". El secretario general de la ONU, António Guterres, fue contundente en su discurso inaugural en la COP29, la cumbre del clima que se celebra este año en Bakú. Los devastadores huracanes Beryl, Helene y Milton en Estados Unidos o la brutal sequía de América Latina son solo algunas muestras de un clima que ya ha entrado en nueva fase, más allá de la normalidad conocida hasta ahora.

Pero el ejemplo más cercano y doloroso para nuestro país es sin duda la DANA que ha dejado más de 200 muertos en Valencia, Castilla-La Mancha y Andalucía, un "aviso muy claro" de que el calentamiento global ya está aquí, y que hará que estos eventos extremos ocurran "con más frecuencia y con más intensidad", según explica a RTVE.es Emma Gaitán, responsable del área de Meteorología y Climatología de la Fundación para la Investigación del Clima (FIC).

Aunque no parezca que haya una relación evidente entre la DANA, los huracanes del Caribe o los incendios de Canadá, en todos ellos hay un nexo común: se ha alterado el "equilibrio radiativo", es decir, la distribución del calor en la Tierra, cada vez más atrapado en la atmósfera por el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero, que este año han vuelto a demostrar que no han tocado techo. 

"Algunas zonas se están inundando y otras se están secando porque la distribución del calor está intentando encontrar un nuevo camino", señala Gaitán. 

De Vietnam a Brasil: no hay territorios a salvo

El clima extremo ya daba muestras de su fiereza en julio con la llegada de Beryl, el primer huracán de categoría 5 (la máxima) que se registraba en fecha tan temprana en el Atlántico, afectando a varias islas del Caribe. 

En septiembre, el tifón Yagi dejaba más de 500 muertos en el sudeste asiático y otra borrasca con nombre, Boris, azotaba el centro y este de Europa, provocando 20 víctimas. Los desastres se han cebado especialmente con Brasil, que en mayo sufrió graves inundaciones en el estado de Rio Grande do Sul, con millones de afectados y más de 180 muertos, mientras que una sequía sin precedentes ha secado algunos de los afluentes más importantes del Amazonas y ha provocado también catastróficos incendios. 

¿Es todo esto culpa del cambio climático? Los expertos coinciden en que no se le puede achacar en exclusiva un huracán o un incendio, pero estos fenómenos sí que se ven intensificados a medida que se calienta el planeta. "A lo mejor lo que antes ocurría cada diez años, ahora va a ocurrir cada cinco", ejemplifica Gaitán. 

Una DANA más virulenta por un Mediterráneo recalentado

Carmen Álvarez Castro, investigadora de la Universidad Pablo de Olavide, es coautora de un estudio publicado esta semana que explica la relación de la crisis climática con la gota fría de Valencia. "El cambio climático ha afectado en la intensificación de la DANA por unas temperaturas más elevadas que lo normal", asegura.

Esta ha dejado un 15% más de lluvia que otras tormentas similares, lo que se une a unas temperaturas de casi cuatro grados más en el Mediterráneo, según el estudio elaborado por Climameter, un proyecto de investigación europeo impulsado por el Centro Nacional para la Investigación Científica de Francia.

"Una depresión aislada en niveles altos (DANA) tiene una temperatura muy fría, y al chocar esa masa de aire fría con otra más húmeda y más cálida, que digamos que tiene mucho más combustible, ocurren estas precipitaciones más intensas", señala.

A ello se une la orografía de la zona y factores humanos como que se haya construido en zonas inundables, la gestión de los cauces o de las alertas, un cóctel fatídico que provocó este balance de víctimas sin precedentes en la historia reciente de nuestro país. El hecho de que llegara otra DANA -aunque no tan destructiva- solo dos semanas después del anterior también tiene que ver con este clima alterado.

¿Qué pasará si sigue aumentando la temperatura?

Todos estos desastres se están dando con un calentamiento de 1,2 grados por encima de los niveles previos a la Revolución Industrial, pero con las políticas actuales de los países y sus promesas climáticas, la temperatura aumentará entre 2,6 y 3,1 °C de aquí al final de siglo, lo que significaría una "catástrofe", según Gaitán, no solo porque se multiplicarían todos estos desastres, sino por un impacto a la biodiversidad nunca antes visto.

Para evitar llegar a estos escenarios, la comunidad internacional pactó en el Acuerdo de París de 2015 reducir las emisiones para limitar el aumento de la temperatura a dos grados o, idealmente, a 1,5 °C a final de siglo. Esto supondría reducir un 43% el CO₂ expulsado a la atmósfera de aquí a 2030, cerca de un 7% al año, el equivalente de lo que supuso el parón económico de la pandemia en 2020.

Va a ser muy poco probable que lleguemos al umbral de 1,5 grados

"No se ve muy claro en el horizonte que en los próximos diez años esta reducción se esté llevando a cabo, con lo cual va a ser muy poco probable que lleguemos al umbral de 1,5 grados", apunta la experta de la Fundación Investigación y Clima. En sus investigaciones, pone de ejemplo, si tiene que descartar algún escenario es este, el más optimista, según los expertos de la ONU.

De hecho, el mayor recuento científico de las emisiones globales, el Global Carbon Budget, publicado también esta semana, da cuenta de que estas han vuelto a subir, un 0,8%, marcando otro récord, y alejando cada vez más este objetivo de limitar a 1,5 grados el aumento de temperatura.

Ya se da prácticamente por hecho que este año será el primero en superar este umbral, lo cual no significa que se haya incumplido el Acuerdo de París -para ello tiene que hacerse la media de un periodo más largo-, pero sí que supone una muestra de lo rápido del calentamiento y de sus consecuencias.

Además, recuerdan estas dos científicas, el aumento de la temperatura no es igual en todo el mundo. Europa se está calentando al doble de velocidad que la media global, y nuestro país, y concretamente la costa mediterránea, es una "zona crítica" del cambio climático.

¿Un "antes y un después" tras las inundaciones en España?

¿Sirve la DANA como una advertencia a la ciudadanía de la importancia del cambio climático? "Quiero pensar que marcará un antes y un después, porque lo hemos vivido nosotros en nuestro país", subraya Álvarez. "Ya hemos visto que nos puede pasar en cualquier momento y lo importante realmente es estar preparados".

Gaitán, en cambio, no está convencida. "Yo quería pensar que sí, pero cuando hablo con mi entorno, a veces lo dudo. Se achaca a una mala gestión o a una mala construcción, pero no al fenómeno en sí", opina.

Sí que cree que se ha aprendido en materia de prevención y de adaptación. Ante la segunda DANA, cita, grandes ciudades como Málaga quedaron totalmente desiertas tras las alertas para evitar desplazamientos.

La científica de la Universidad Pablo de Olavide, por su parte, considera que "la educación en prevención de riesgos, con el cambio climático, es fundamental", y esta tendría que empezar en las escuelas para los niños más pequeños pero no quedarse solo ahí. "Igual que pasa en Estados Unidos, que en determinadas zonas están preparados porque tienen probabilidad de huracanes o de tornados, nosotros tenemos que saber cómo reaccionar en caso de inundación o de otros fenómenos, porque vamos a estar afectados por muchos", advierte.