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Evitar el contagio, la mejor forma de no tener COVID persistente: "No es solo un catarro"

  • El 5 % de los contagiados de COVID desarrollarán un COVID persistente
  • Los enfermos de COVID persistente piden especialización, investigación y asistencia

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Repor - El Covid no es un catarro

*Repor, El domingo, a las 22.30 horas, en el Canal 24 horas y en RTVE Play

La vida parecía volver a la normalidad cuando abandonamos el confinamiento, hace cuatro años. Miles de personas habían fallecido como consecuencia de un virus del que sabíamos poco. Con el tiempo, el 5% de los contagiados por covid, han desarrollado distintos síntomas que no les dejan vivir con normalidad. Hoy este cuadro médico ya tiene nombre: COVID persistente. Entre otros, parece atacar al sistema nervioso de forma que este no envía las órdenes adecuadas, generando un caos enorme en la salud del paciente.

Más de 200 síntomas

Los síntomas del COVID persistentes pueden comenzar a aparecer entre días, semanas, o meses después de superar la infección por COVID. Se trata de distintas afectaciones en cualquiera de los sistemas que componen la biología humana. Desde lo que llaman “niebla mental” que se concreta en dificultad para pensar o concentrarse, hasta dolores de cabeza, insomnio, mareos, hormigueo, alteraciones olfativas y gustativas, depresión, ansiedad, problemas intestinales, urinarios, del sistema inmunológico, en la piel… Todo es susceptible de sufrir las consecuencias de un COVID persistente.

En primera línea, como enfermera en un centro de salud de Madrid, Guadalupe enfrentó la primera etapa del COVID. Cuando todavía no contaban con medios de protección. Como resultado, se contagió y pasó en su casa el virus que la atacó de forma intensa. Poco después, nos explica, comenzaron los síntomas. Hoy, no sale de casa porque se cansa después de hacer el mínimo esfuerzo, como ducharse o vestirse. Se ha podido jubilar, pero su estado físico le dificulta vivir, cada día.

Sentencias de incapacidad permanente

También en primera línea estuvieron los servicios de limpieza. En su día vieron reconocido su trabajo, puesto que eran los encargados de desinfectar todo aquello que tocábamos a diario. Pero ellos tampoco disponían de medios de protección. También se contagiaron por COVID como consecuencia de la epidemia. Pero luego, cuando de ese primer COVID aparecieron los síntomas de COVID persistente, ha costado que se reconociese a esta última como enfermedad laboral causante de incapacidad definitiva.

En el Col·lectiu Ronda de Barcelona conocemos a Montserrat y a su abogado, Miguel Arenas. Ellos han conseguido la primera sentencia que reconoce a una limpiadora la incapacidad absoluta, como consecuencia del COVID persistente.

La vida interrumpida

Otro colectivo que sufre las consecuencias del contagio es el de los jóvenes. En el caso de Lucía, el COVID persistente le ataca sin piedad. Dolores, taquicardias, ataques anafilácticos… Nos muestra su habitación, repleta de medicamentos; su mochila para la Universidad, adaptada a sus necesidades médicas; y su carrito, que la acompaña a los desplazamientos, puesto que no puede llevar peso. Acaba de volver del último ingreso hospitalario. Tiene que alimentarse por sonda.

Lucía, paciente de COVID persistente con su madre, Susana, vamos a la farmacia a buscar el “cargamento” necesario

Lucía, paciente de COVID persistente con su madre, Susana, vamos a la farmacia a buscar el “cargamento” necesario

Con su madre, Susana, vamos a la farmacia a buscar el “cargamento” necesario para este mes. No todo entra por la seguridad social, y es una familia trabajadora a la que no sobra el dinero.

En casa, la organización no es fácil, porque son cinco. Con dos niños pequeños, el cuidado es extremo, pero imposible controlarlo todo. Cualquier nueva infección, aunque sea un resfriado, puede resultar en una complicación grande para la salud de Lucía. Ella, nos dice, no sabe qué va a pasar mañana. Pero pide que se apueste por la investigación, porque eso es lo único que les da cierta esperanza.

Investigación y especialización

En la Unidad de COVID Persistente del Hospital Germans Trias i Pujol de Badalona, conocido como Can Ruti, hablamos con los especialistas. Aquí encontramos la única Unidad de Covid Persistente en Cataluña, cuya directora, Lourdes Mateu, insiste en que en España no se está invirtiendo lo suficiente en investigar esta enfermedad. También avisa: en pocos años tendremos un incremento peligroso de afectados por COVID persistente, porque con cada nueva ola, aunque baja tanto la gravedad como la incidencia del contagio, se suman nuevos casos de COVID persistente a los que ya hay.

Trabajan conjuntamente con los pacientes, que vienen a hacer sus ejercicios de rehabilitación física y neurológica. Sílvia Soler es representante del Colectivo de afectados por el Covid Persistente en Catalunya. Nos cuenta que una de las mayores problemáticas que deben enfrentar es la soledad. Su estado físico, casi siempre agotados y sin fuerzas, les lleva a graves dificultades para enfrentar cualquier incidencia de su día a día, incluso les cuesta la vida luchar por sus derechos de salud, y laborales.

Olga también asiste a Can Ruti para su control médico. Tiene graves problemas neurológicos: pierde la memoria a corto plazo y se ve obligada a llevarlo todo apuntado. No puede cocinar, ni encargarse de las cosas del día a día, ni conducir. Depende para todo de su marido. Nos dice, con un hilo de voz, que siente que prácticamente no tiene vida.

Los especialistas no ven que pueda producirse una mejora considerable en los pacientes con COVID persistente. Trabajan en darles estrategias para mejorar su día a día. E insisten: por el momento, la mejor manera de no tener COVID persistente es no tener COVID. Por tanto, la vacunación y la prevención siguen siendo la mejor opción.

Esperanza para los más pequeños

Para quienes sí parece haber más esperanza es para los niños. Ellos, como Júlia, se contagiaron igual, y aunque aparentemente el virus no actuaba con tanta virulencia, también han aparecido casos de COVID persistente.

En el Hospital Germans Trias i Pujol también cuentan con una unidad pediátrica especializada en esta enfermedad. Este curso también tendrá que estudiar desde casa con un profesor particular. La responsable de la Unidad, María Méndez, nos lanza un mensaje positivo: a diferencia de los adultos, los pacientes infantiles sí parecen poder revertir la situación.

Mientras en los hospitales y los colectivos de afectados piden inversión, investigación y ayuda institucional, lo que se advierte es que se trabaja conjuntamente: investigadores, médicos de familia, enfermeras, especialistas en cuestiones laborales, y pacientes. Todos unidos en resolver un problema que a los enfermos les supone una losa casi imposible de llevar.

Están cansados y luchar les cuesta cada vez más. Tras cada entrevista concedida para este reportaje, han tenido que pasar, cada uno de ellos, un día entero descansando. Pero lo hacen. Una vez tras otra. Porque, dicen, que se les vea es la única manera de conseguir que les escuchen.