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Las señales del maltrato infantil: rabia, cambios de rutina, miedos o juegos violentos

  • El Ministerio de Juventud e Infancia lanza la campaña 'Hay señales que podrían decir mucho'
  • Esta iniciativa también destaca la importancia de crear entornos protectores para los menores

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Nueva campaña contra el maltrato infantil: 'Hay señales que podrían decir mucho'
Imagen de un niño tapándose la cara con una mano GETTY IMAGES

Cambios bruscos de la noche a la mañana, como no comer o dejar jugar; dolores sin aparente causa; silencio; rabia; no ir a actividades extraescolares o jugar de manera agresiva, son algunas de las señales que esconden situaciones de violencia que pueden estar viviendo los menores en casa, las aulas o en cualquier otro entorno.

El Ministerio de Juventud e Infancia ha lanzado la campaña Hay señales que podrían decir mucho para incitar a la sociedad que ante cualquier sospecha de maltrato lo comunique a las instituciones, como la Policía, el director de un colegio o la fiscalía.

"Aunque la violencia contra la infancia es del ámbito privado, hay que abordarla socialmente, igual que se hizo con la violencia machista", ha asegurado la ministra Sira Rego en la presentación de la campaña en la sede de su Ministerio.

Rego ha reclamado el esfuerzo de toda la sociedad para abordar la violencia contra la infancia y estar atentos a las señales que los especialistas, como psicólogos infantiles, alertan sobre esa violencia estructural. "Es un asunto público que no puede quedarse en el ámbito privado", ha insistido la titular de Juventud e Infancia, quien ha destacado que la campaña pone el foco en sacar este asunto "al espacio público" para actuar contra él.

Campaña contra la violencia infantil 'Hay señales que podrían decir mucho'

Imagen de algunas fotos de la campaña Ministerio de Infancia y Juventud

Peleas, dejar de comer o juegos violentos

La directora general de Derechos de la Infancia y Adolescencia, Sandra de Garmendia, ha explicado que se debe "prestar atención a cambios bruscos" como, por ejemplo, que "el niño deje de comer, de dormir o de jugar", ya que pueden ser "indicadores de estrés, de miedo y ansiedad".

A su vez, ha incidido en la somatización o aparición de síntomas que no tienen explicación médica, como dolores de barriga o de cabeza; o el mutismo selectivo del niño, que puede hablar, pero decide callarse y evitar a ciertas personas.

Otros signos como no querer ir a entrenar, rechazar desnudarse, no querer bañarse o ducharse como lo hacía habitualmente en gimnasios, o jugar de forma agresiva con sus juguetes pueden esconder también que el menor puede estar sufriendo violencia. Mientras que en el caso de los adolescentes, adoptar conductas de riesgo como drogas, consumo de alcohol o peleas.

Importancia de los entornos protectores

La iniciativa destaca la importancia de crear entornos protectores para los menores, tal y como recoge la ley de protección a la infancia (Lopivi) y que establece el deber de comunicar cualquier sospecha de maltrato o de violencia contra los niños.

"Ante un indicio o caso de sospecha es un deber generalizado comunicarlo a las autoridades competentes y es más exigente para los profesionales que trabajen con los niños y adolescentes", ha señalado la ministra, quien ha reconocido que "queda mucho por hacer en materia de sensibilización" para que la sociedad tenga ese papel protector.

La campaña, retransmitida en castellano, euskera, catalán y valenciano, tiene lemas como: "Que le dé pereza ducharse es normal, que les dé miedo podría no serlo", "que quiera quedarse en el parque es normal, que evite volver a casa podría no serlo" y "que rompa sus juguetes es normal, que los maltrate podría no serlo".

Sira Rego ha explicado que en breve se va a publicar una "ambiciosa" macroencuesta sobre violencias contra la infancia y la adolescencia que "dará una foto fija de su estado en España". Además, ha recordado que el entorno digital ha provocado la aparición de nuevas violencias y ha reforzado las ya existentes. Por lo que la ministra de Juventud ha insistido en la importancia de acudir a la Policía, a la Fiscalía, a un responsable educativo o de ocio, según el nivel de la violencia, ante el conocimiento o la sospecha de algún episodio.