Con un ojo en Río y otro en Bakú: los resultados del G20, un empujón para desbloquear las negociaciones en la COP29
- Los países más ricos han mostrado su voluntad de elevar la financiación climática, una "buena noticia" para la COP
- La ONU ha pedido "dejar el postureo" en la última y decisiva semana de cumbre, con el foco puesto en el dinero
Aunque Bakú y Río de Janeiro están separadas por 12.000 kilómetros de distancia, ambas se miran muy de cerca y lo que pase en una puede determinar lo que ocurra en la otra. La capital de Azerbaiyán es la sede este año de la cumbre del clima, la COP29, mientras que en la ciudad carioca se ha celebrado la reunión del G20, el grupo de países más ricos del mundo.
Lo que determinará si la cumbre de Bakú es un éxito o un fracaso es, según todas las fuentes consultadas, si es capaz de lograr un nuevo objetivo de financiación climática más ambicioso para los países en desarrollo. Este tendrá que ser superior a los 100.000 millones de dólares anuales comprometidos ahora y según estos países y los expertos debería llegar al menos a un billón anual, diez veces más. Y ese dinero tiene que partir de los más ricos, es decir, de los países reunidos en Brasil.
Muchos en Bakú esperaban señales positivas del G20 para desbloquear unas negociaciones atascadas, precisamente, en la cuestión de la financiación: cuánto dinero se pondrá sobre la mesa, qué parte de este dinero será público y privado y quién pondrá esta cantidad. El propio presidente de la cumbre, Mukhtar Babayev, lanzó una llamada de socorro hacia los líderes de este otro foro: "El mundo está esperando a escuchar de ellos, es su momento de mostrar liderazgo".
Se comprometen a elevar la financiación
Finalmente, la declaración final de los líderes de países como EE.UU., China, India o Rusia muestra su voluntad de lograr un "resultado exitoso" sobre el Nuevo Objetivo Colectivo y Cuantificado (NCQG, por sus siglas en inglés), la meta de financiación que tiene que salir de aquí.
También reiteran la necesidad de mejorar la financiación climática, de "miles de millones a billones", procedentes "de todas las fuentes", tanto públicas como privadas. Y se comprometen a "acelerar la reforma de la arquitectura financiera internacional" para permitir el desarrollo sostenible y luchar contra el cambio climático, otro de los puntos que reclaman muchos países afectados por el calentamiento global.
Para los países en desarrollo, los más vulnerables al cambio climático y los que recibirán esta financiación, así como para muchos analistas, se trata de una señal positiva, aunque con muchos 'peros'.
"Son buenas noticias", ha señalado en Bakú Luca Bergamaschi, director del think tank ECCO, aunque ha lamentado la falta de un "camino claro para abandonar los combustibles fósiles", algo que se acordó por primera vez en la cumbre del clima del año pasado en Dubái y que el texto del G20 no ha recogido por la presión de países petroleros o dependientes de los hidrocarburos, como Arabia Saudí, Rusia o China.
En la misma línea se expresa Catherine Abreu, directora del International Climate Politics Hub. "El G20 ha enviado las señales correctas en materia de financiación", celebra, pero lamenta que han "fallado" en el punto de los combustibles fósiles. "Ninguna financiación podrá salvarnos de un mundo que se calentará entre 3 y 4 grados", el escenario al que nos dirigimos si seguimos quemando petróleo, gas y carbón.
La ONU reclama "dejar el postureo" en la decisiva semana final
En todo caso, un mensaje de este tipo puede suponer un empujón para desbloquear unas negociaciones que hasta ahora han sido duras, según fuentes presentes en las mismas. "Los líderes del G20 han mandado un claro mensaje a los negociadores de la COP29: no os vayáis de Bakú sin un nuevo objetivo de financiación exitoso", ha considerado este martes el jefe de la agencia de la ONU para el cambio climático, Simon Stiell.
A los negociadores en Azerbaiyán ha pedido "dejar el postureo y moverse decididamente hacia un espacio de acuerdo común".
Lo hace cuando la cumbre encara su última y decisiva semana de negociación. Los equipos técnicos, que se encargaron de las conversaciones en los primeros siete días, han dejado paso a los ministros, que deberán desbloquear los asuntos más espinosos.
Señales positivas por parte de China
El de la financiación es el principal de ellos. Los países occidentales quieren que China, el principal emisor del mundo, se sume al grupo de donantes, en el que hasta ahora no estaba, ya que esa lista se elaboró en los años 90, antes del gran crecimiento en riqueza y emisiones del gigante asiático.
Fuentes de la delegación española que participan en la negociación valoran positivamente que Pekín haya mostrado su voluntad de lograr un acuerdo en la cumbre. Según estas mismas fuentes, el país asiático ha defendido su importante aportación económica a los países del Sur global, lo cual también es positivo, aunque recuerdan que esa aportación se lleva a cabo mediante otras vías y no dentro del NCQC, por lo que no existen los mecanismos de transparencia de la ONU que se aplican a este fondo verde.
La financiación marca el resto de puntos de la agenda
La cuestión económica es central en esta cumbre, no solo por la propia importancia de estos fondos, sino también porque algunos países en desarrollo no están dispuestos a ceder en otras cuestiones si no se llega a un acuerdo ambicioso en financiación.
Algunos de otros puntos clave, como las cuestiones mitigación —dejar atrás los combustibles fósiles, y acelerar la implantación de las renovables— podrían verse comprometidos y pasar a tratarse en la siguiente cumbre si los países ricos no dan muestras de generosidad sobre financiación.
"¿Vamos a decir en serio que dos o tres años de trabajo no merecen la pena?", alertaba en un contundente discurso la ministra de Medio Ambiente de Colombia, Susana Muhamad, una destacada negociadora en estas cumbres. "No nos atasquemos", reclamaba a sus colegas.
Los avances en financiación, de la que no ha trascendido ninguna cifra, determinarán si realmente se atascan las negociaciones —que terminan oficialmente el viernes 22—, y si la cumbre de Bakú será recordada como un éxito o un fracaso.