'Samuel & Beckett', un apasionante juego de espejos con la vida y la obra del escritor
- El nuevo cómic de Jorge Carrión y Javier Olivares separa ambas facetas del escritor
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Tras Shakespeare & Cervantes y Warburg & Beach, el escritor y guionista Jorge Carrión y el dibujante e ilustrador Javier Olivares ponen fin a su trilogía sobre grandes personajes de la cultura con Samuel & Beckett (Salamandra Graphic), con la particularidad de que, en esta ocasión, el libro no está dedicado a dos personajes sino a la vida y la obra del autor de Esperando a Godot, en un apasionante juego de espejos.
“Los dos libros anteriores los había propuesto Jorge, porque a él le encanta el tema de las librerías y todo lo que tiene que ver con la prescripción de la cultura –nos comenta Javier-. A mí me encanta Samuel Beckett porque yo venía de una cultura muy cinéfila, pero en un momento dado empecé a ir al teatro regularmente, a entenderlo de otra manera y a ver las posibilidades de llevar ese lenguaje teatral a mi trabajo”.
“De hecho –añade el dibujante-, creo que ahora mismo el teatro es mi mayor influencia. Antes, cuando iba a dibujar pensaba como un director de cine, pero ahora me planteo las páginas como un director de teatro. Por eso le comenté a Jorge que me encantaría hacer algo con Beckett y de su época, que también es fascinante, y él estuvo de acuerdo porque, como apasionado a la literatura, también le encanta”.
Separando la vida de la obra
La novedad es, como decíamos, que esos dos nombres del título esta vez no son dos personajes sino uno solo Samuel Beckett, con el que crean un juego de espejos: vida y obra, persona y personaje, historia y mito. “El juego con Cervantes y Shakespeare era el de las vidas paralelas, el de dos autores con muchos puntos en común que no eran obvios –nos explica Jorge-. Y aquí se me ocurrió hacer lo contrario, una especie de divorcio entre la vida y la obra”.
“Pensamos –añade Jorge-, que si contábamos por un lado la vida de Samuel y por el otro hacíamos una especie de retrospectiva artística de su obra el conjunto podía ser muy poderoso visualmente. Contamos momentos clave de la vida de Beckett y lo vamos puenteando con interpretaciones visuales, casi conceptuales, de la obra. Es una especie de cómic esquizofrénico que tiene, por un lado, toda la dimensión que se puede recibir cronológicamente de la vida de un artista y por el otro una especie de exposición de cuadros inspirados en sus obras de teatro, obras sonoras, películas o novelas”.
Pero… ¿Cómo ha llevado Javier Olivares esa idea a la práctica? “Pues aquí otra vez el teatro vino al rescate –nos comenta-. Se me ocurrió la idea de construir una compañía estable de teatro con cuatro actores y unas piezas de atrezo determinadas. Y con esos elementos construir una imagen de cada obra, que la definiera o ilustrase. Fue un desafío, pero a la vez un juego. Al principio del libro tenemos el “dramatis personae”, la lista de personajes de la parte de Samuel y luego la parte de Beckett, que son piezas que yo recorté para luego poder hacer esos collages con ellas”.
“La parte biográfica es un cómic en viñetas –añade el dibujante-, mientras que con esos collages sobre las distintas obras quería alejarme completamente de ese lenguaje y armar un discurso gráfico muy diferente. Intentar definir o dar una idea muy sencilla, muy visual, muy primitiva, muy simbólica… de cada una de las obras. También diferencié ambas partes por colores, la de Samuel es un azul verdoso oscuro, mientras que la de Beckett tiene esos tonos amarillos”.
¿Se puede separar la vida de la obra?
Pero… ¿Realmente se puede separar la vida de la obra de un autor? “Yo creo que no –asegura Jorge-, pero es una discusión que puede ser infinita. Lo que creo que hemos demostrado es que se pueden seguir encontrando maneras distintas de contar la vida de alguien y de interpretar su obra. Y que el cómic sigue teniendo mucho potencial para seguir innovando visual y narrativamente”.
“Aunque Samuel y Beckett estén separados gráficamente, están encuadernados juntos –añade Javier-. A mí me parece muy difícil separar al autor de su obra. En algunos casos si he podido hacerlo, pero creo que en la mayoría no, porque pienso que los artistas siempre están echando mano de su vida y entienden su arte como algo muy personal. Nuestro libro resume muy bien esa ambigüedad, porque están separados gráficamente, pero insisto en que, al final, Samuel y Beckett están encuadernados juntos”.
Un escritor… ¿Fatalista? ¿Optimista cuántico?
Beckett siempre ha tenido fama de ser un escritor pesimista, incluso fatalista, pero en este cómic también aflora su ironía. “Hay muchos autores –asegura Jorge-, a los que consideramos muy serios, muy graves, muy solemnes… y en realidad creo que eran muy cachondos y muy graciosos, como Kafka, como Borges o como Joyce. Beckett también tenía un componente de humor de humor absurdo. Algunas veces es cierto que era sombrío, incluso muy duro, pero si le pillas el punto también te puede hacer sonreír e incluso reír”.
Algo con lo que está de acuerdo Javier: “Fíjate que, una de las cosas que más me interesaron de Beckett, cuando lo leí hace muchos años, fue el humor. Descubrí que era muy gracioso. No es un humor obvio ni directo, pero hay mucho humor bajo la superficie. Tienes que entenderlo, entrar en su discurso y ver que efectivamente era muy irónico”.
“En cuanto a esa etiqueta de pesimista –añade el dibujante-, yo lo llamo un 'optimista cuántico', porque él decía que: “aunque estés al borde del abismo, a punto de caer… siempre puedes ganar un milímetro más”. Y eso no me parece la declaración de un pesimista”.
“De hecho –añade-, una de sus frases más famosas, que es la que viene al final del libro, era esa de: “Fracasa mejor”, en donde la palabra negativa y la positiva ocupan el mismo espacio. Negativismo y positivismo figuran en la misma frase. Por eso no creo que sea pesimista u optimista, sino que estaba en medio y trabajaba justo con las dos caras de eso”.
“En el libro –concluye el dibujante-, también hablamos de esa famosa entrevista que le hicieron después del Premio Nobel. Una entrevista que fue muda porque él dijo que le parecía bien que fueran a su casa, pero que no iba a decir nada. Y le grabaron durante quince minutos sin hablar, pero con esa cara y esa mirada maravillosas… Esa era su forma de ser humorístico”.
La vida familiar y amorosa de Beckett
En cuanto a la parte biográfica del cómic también es original porque recoge episodios sueltos de su vida. “Leí todas sus biografías y sus entrevistas y cogí los momentos más interesantes –nos cuenta Jorge-. Pensé que había que hacer mucho énfasis en la dimensión familiar, esa relación con su padre, su madre y su hermano que fue de incomprensión. y con la idea de que él, de algún modo, no podía encontrar la felicidad”.
“También –añade Jorge-, me interesaba la vida con su propia familia, con su mujer, sus amantes… Y, en paralelo, la propia historia del Siglo XX, que te dirige hacia ciertos momentos, como cuando estuvo en la resistencia contra los nazis, su amistad con Joyce o cuando recibió el Premio Nobel de Literatura. Están los dos aspectos, la parte más pública, la relacionada con la literatura, y la más personal, sobre su familia, amores y amigos”.
Joyce tenía fama de mujeriego, pero el cómic se centra en su esposa y de tres de sus amantes, como nos comenta Jorge: “La primera es Peggy Guggenheim (1898-1979), la coleccionista de arte y mecenas, con la que tuvo una relación puramente sexual. Después estaría la relación más platónica y turbulenta con la bailarina Lucía Joyce (1907-1982), que acabó con problemas psiquiátricos graves, y que nos ha permitido introducir la danza en la historia”.
“La tercera es la relación con su esposa, Suzanne Déchevaux-Dumesnil (1900 - 1989), que fue la mujer de su vida. Y, por últimos tenemos a su amante: Barbara Bray (1924-2010). Así tenemos el sexo, lo platónico, el matrimonio y la amante duradera, que son como el resumen de todas las mujeres que hubo en su vida”.
Beckett narra la historia con sus propias palabras
Otra de las cosas más originales del cómic es que el narrador es el propio Beckett, ya que Jorge Carrión ha construido el guion y los diálogos con las palabras del escritor. “Si, es un monólogo que luego descubres que es una de las entrevistas que él está haciendo en el futuro, poco antes de morir. Todos los diálogos de Beckett y de los demás personajes están extraídos de sus memorias, de entrevistas… es todo documental, no hay ninguna palabra que sea invención mía”.
“Esto también ha sido un reto –confiesa-, pero nos ha permitido despojar a la novela gráfica de lo accesorio y centrarnos en lo más esencial. Por eso hay poco texto. Era un modo de respetar a Beckett y, a la vez. de no ser redundante”.
Dibujando a Beckett
El dibujo es espectacular, como suele ser habitual en las obras de Javier Olivares. Empezando por esa portada que es un retrato de Beckett. “Lo curioso es que muchos dibujantes nos hemos obsesionado con el rostro de Beckett. Uno de ellos fue el dibujante italiano Tullio Pericoli, que sale en el libro, que le hizo numerosos retratos y que hablaba de su rostro como si fuera un territorio, una especie de mapa en el que no te puedes perder”.
“Hay un dicho que asegura que, al final de la vida, uno tiene la cara que merece, que tus arrugas son tus vivencias -continúa-. Y el de Beckett es un mapa maravilloso en el que te puedes perder. Era un tipo con una presencia física muy poderosa y muy fotogénico. Y para los dibujantes es casi un caramelo. Muchos colegas me han dicho que qué suerte tengo de poder dibujarlo”.
Pero también dibuja a muchos de sus contemporáneos como Joyce, Silvia Beach, Buster Keaton… “Creo que no soy buen retratista –nos confiesa Javier-. Cuando te enfrentas al rostro de alguien tienes que, de alguna manera, resumirlo para que se entienda. Y como yo tengo un dibujo poco detallista lo resumo tanto que a veces desaparece el personaje. Es casi lo que más me cuesta”.
“Por ejemplo, la escena donde conoce a Joyce es muda y no hablamos de él en el guion hasta más adelante –añade-. Y tienes que dibujar ese encuentro de forma que se los reconozca. Joyce, como otros famosos personajes, se ha convertido casi en un icono y casi lo puedes definir con dos rayas, pero aquí había personajes no tan conocidos y tuve que trabajar mucho. Pero me cuesta mucho y es una pelea que siempre tengo: llegar a ese equilibro en que el personaje se parezca al original y que, a la vez, encaje en mi estilo”.
Destacar también las estupendas composiciones de página en las que, además, aparecen numerosos elementos arquitectónicos. “En Warburg & Beach teníamos una parte más convencional que eran paisajes de París, casitas, y otra que era más deconstruida -nos explica-. Pero aquí he sintetizado las dos. En la parte biográfica hay escenas más convencionales de cómic, pero también momentos en los que uso la página como una superficie, no tanto como una cámara de cine, sino como una superficie gráfica en la que trabajar”.
“Aislo muchas veces las arquitecturas, los espacios, las casas, los convierto en iconos y meto a los personajes dentro, en la misma página en la que, a lo mejor, arriba tienes una secuencia más convencional. Yo creo que es la primera vez que me ha funcionado bastante bien esa mezcla, pero es también porque mi dibujo tiende a homogeneizarlo todo y eso me ayuda mucho. Porque son varios lenguajes a la vez: el diseño gráfico, la escenografía medio teatral, lo icónico y lo narrativo convencional en la misma página, que mi dibujo combina en la misma página”.
En cuanto a la documentación, Javier nos confiesa: “Yo me documento muchísimo pero luego lo olvido. Me gusta más trabajar con ese recuerdo de la documentación que con la propia documentación. Pero esta vez sí que me he documentado muchísimo, porque la historia transcurre en muchos lugares: Dublín, París, Nueva York, Alemania… Por ejemplo, él dice que iba al cine de niño y encontré una foto de un cine de Dublín de la época y es el que sale en la página. No es que sea un detalle fundamental, pero me gusta poner cosas que tienen que ver con la realidad, aunque las pula mucho luego. Por eso digo que trabajo más con el recuerdo que con la propia documentación”.
Beckett ya tuvo un podcast
Jorge Carrión destaca que Samuel Beckett ya tuvo un podcast radiofónico en su día. “Lo contactó la BBC y creo que aceptó hacerlo por su inquietud artística y su espíritu vanguardista. Creo que tenía ese espíritu juguetón”.
Jorge también nos comenta que con este proyecto ponen fin a la trilogía iniciada con Shakespeare & Cervantes y Warburg & Beach: “No sé hacia dónde nos llevará la vida a Javier y a mí como pareja creativa, pero creo que esta serie ya ha encontrado su fin. Aunque hay algunas editoriales interesadas en publicarlos en otros países, así que creo que comienzan una vida propia. Pero esta serie de biografías paralelas ya ha acabado”.
Volviendo a la frase de Beckett: “Fracasa mejor”, Jorge Carrión asegura: “Beckett fracasó en su intento de retratar el absurdo y la intemperie de la existencia humana, pero fracasó por todo lo alto. Y nosotros hemos intentado también fracasar lo mejor posible. O sea, el éxito es un concepto que no tiene nada que ver con el arte, ni con la literatura ni con el cómic. Haces lo que puedes con los elementos que tienes y con el talento o el conocimiento que has acumulado. Y lo digo con toda la humildad”.
“Y eso es lo bonito –concluye Jorge-. No creo que se pueda triunfar en la vida ni en el arte. Se trata de hacerlo lo mejor posible. Y esa frase de Beckett resume bien la realidad, sobre todo en el mundo de la cultura y el arte. La gente de fuera solo ve el glamour, porque publicas o ganas premios. Pero, en el fondo, es un mundo bastante precario, bastante difícil. Por eso nos identificamos con esa idea de Beckett”.