Juana Macías: "'Las chicas de la estación' pone cara a las víctimas de la prostitución de menores"
- La película parte de hechos reales para denunciar los abusos sexuales a menores
- La cinta cuenta con la participación de RTVE y llegará a los cines este 22 de noviembre
En la nochebuena de 2019, una menor de 13 años fue violada por un grupo de chicos en Mallorca. Un hecho que desveló la existencia de una red de prostitución de menores. Además, la víctima estaba tutelada en un Centro de Menores. Partiendo de este suceso, Juana Macías estrena Las chicas de la estación, con la que quiere denunciar el infierno por el que pasan tantas jóvenes atrapadas en situaciones similares. Una película que cuenta con la participación de RTVE y que llega a los cines este 22 de noviembre.
“La película nació de esa noticia de la violación múltiple a una chavala tutelada en Mallorca –nos cuenta la directora-. Lo que más me llamó la atención, aparte de lo terrible de ese caso, fue todo lo que salió inmediatamente después. Sobre abusos sexuales y prostitución de menores, de muchas niñas y también algún niño que estaban tutelados por centros de menores”.
“Además –añade Juana-, tenía la sensación de que era algo que llevaba tiempo sucediendo y que, más o menos, se sabía. Y como que nos parece que no se podía hacer nada”.
“El tema me sorprendió y me indignó mucho –continúa-, así que decidí investigar más para ver si se podía hacer una película. Porque creo con el cine se puede llegar a la gente desde un lugar en el que están implicadas las emociones, más allá de una noticia en el periódico, que muchas veces se queda en el titular y terminamos olvidando”.
¿Quiénes son estas chicas?
Coescrita por Macías y la guionista Isa Sánchez (El ministerio del tiempo, Malaka), Las chicas de la estación cuenta la historia de Jara, Álex y Miranda, tres chicas que han crecido en un centro de menores sin saber qué es el amor sin condiciones. No tienen dinero ni muchas formas de conseguirlo, pero por el barrio está siempre una chica algo mayor, ex interna de su mismo centro, que les ofrece citas con adultos en los baños de la estación. Poco a poco y creyendo tener el control, se van viendo atrapadas en una red de prostitución de menores. La violación múltiple a una de ellas cambiará sus vidas.
“Lo primero que nos preguntamos es: ¿Quiénes son estas chicas? –nos cuenta Juana-. ¿Por qué se ven involucradas en esto? ¿Por qué hacen lo que hacen? Y queríamos ponerles cara y responder a esas preguntas desde su punto de vista, porque sentía que desde el mío podía tener prejuicios”.
“Me llamó mucho la atención –añade Juana-, que había como una cierta culpabilización de las víctimas, de las menores, mientras que se ponía poco acento en la otra parte, en quiénes son esos abusadores y esos colaboradores que hacen posible que esto suceda. De esas preguntas partió el guion que hice con Isa”.
Pero… ¿Cómo lograron llegar ese punto de vista de las víctimas? “Hablamos con mucha gente en el proceso de documentación –asegura la realizadora-, desde chicos y chicas que han pasado por centros de menores hasta los directores, educadores y empleados de los mismos. También hablamos con la policía, los periodistas que cubrieron el caso y psicólogos especialistas en abuso sexual a menores. Mucha gente”.
“Y la verdad es que cuantas más entrevistas hacíamos y cuanto más sabíamos del tema, más complejo nos parecía y más difícil poder concentrarlo en meterlo todo en una película. Pero bueno, tampoco se trata de abarcarlo todo, sino de dirigir la mirada a un sitio donde no solemos mirar”.
Una historia que mezcla realidad y ficción
Pero… ¿Qué hay de realidad en la película? “Todo lo que tiene que ver con el caso, con los espacios y los lugares donde suceden las cosas –afirma la realizadora-. Pero las tres protagonistas, son ficticias, porque me sirven para retratar tres perfiles de adolescentes que son muy habituales: “Por un lado está Jara (Julieta Tobío), la protagonista, es una adolescente hiper sexualizada que ha sufrido abusos desde pequeña y que tiene muchas carencias afectivas, por lo que busca gustar”.
“Por otro lado está Alex (Salua Hadra), que tiene mucha rabia dentro y una situación familiar muy complicada. Casi todos estos niños terminan en centros porque están en una situación de desprotección o de abuso previa en sus entornos familiares. Alex tiene mucha ira contenida, porque no acepta lo que le pasa y se rebela”.
“Y luego está Miranda (María Steelman) que está en el centro porque no tiene padres y lo que intenta todo el rato es evadirse, no implicarse con nadie, porque la gente la acaba defraudando. Es una chavala que está medicada, que también es muy habitual en estos menores”.
“Lógicamente –concluye la directora- hay circunstancias comunes en estas niñas, pero sus personalidades son muy distintas y reaccionan de forma muy diferente ante las mismas situaciones”.
“Es fundamental que estas jóvenes se sientan valoradas y queridas”
Como vemos, las tres protagonistas nunca se han sido amadas de verdad ni han tenido una familia normal. “Es muy importante sentirse queridos, sentirse valorados... es fundamental para la autoestima –nos explica Juana-. Y si no tienes eso en tu entorno familiar, o incluso ese entorno es el que te está destruyendo, eso condiciona todas tus relaciones con los demás”.
“Las tres protagonistas –añade-, tienen una situación de partida muy complicada y, sobre todo, tratan de sobrevivir. Pero son adolescentes y tratan también de pasarlo bien. Y esta también es la historia de su amistad. Hay un momento en que uno de los educadores les dice: “No puedes elegir de dónde vienes, pero sí a dónde vas”. Y ese es un poco de lo que trata la película, de que encuentren su camino a pesar de las circunstancias adversas que se van encontrando”.
Y es que, a pesar de que sea una historia dura, la película tiene un mensaje esperanzador. “Si –asegura Juana-, para mí están esas dos cosas, el proceso de supervivencia de las protagonistas, pero también como, a nivel de la sociedad, tenemos que plantearnos cómo puede estar sucediendo esto en muchos otros lugares de España. Creo que es algo que tenemos que afrontar, aunque nos incomode. Por eso la película tiene como un puñetazo por un lado y esperanza por el otro. Al menos esa ha sido mi intención”.
El casting de las protagonistas duró un año
El casting para elegir a las protagonistas estuvo a cargo de Eva Leira y Yolanda Serrano y se alargó durante un año. “Encontrarlas ha sido lo más complicado de la película –nos confiesa Juana-. Hicimos un casting por muchos lugares de España porque queríamos a chicas que fueran muy de verdad. Al final las encontramos. Dos de ellas han estado en centros de menores y la otra no, pero para mí lo importante era que tenían una gran naturalidad delante de la cámara. Porque lo que más me importaba era que la película pareciera real”.
Música urbana para la banda sonora
Destacar también la banda sonora de Las chicas de la estación, compuesta en su mayor parte de música urbana. Mezcla estrellas consolidadas y jóvenes promesas priorizando la voz de artistas femeninas como Albany, Gata Cattana, Kitty110, L’Beel, La Blackie, La Zowi Dalila…
“Desde el principio tenía claro que la música y las letras de las canciones eran fundamentales para la película –nos confiesa Juana-. En el guion incluso estaban las letras de las canciones integradas dentro de las secuencias”.
“Buscamos artistas quizá menos conocidas, más underground, pero que reflejaran las emociones y la inquietud vital de estas chicas. Por eso las letras hablan de supervivencia, de dolor, de respeto, de violencia, de desarraigo… La música está muy conectada a las protagonistas y a sus momentos emocionales”.
“El sistema de protección de menores es imperfecto”
Preguntamos a Juana Macías cómo cree que es la situación actual de los menores en estos centros tutelados: “Creo que el sistema de protección de menores es imperfecto. Sobre todo, es una cuestión de recursos, de falta de financiación. Estos chavales y chavalas necesitan referentes, personas que estén con ellos todo el rato. Y en estos centros hay mucha rotación de personal. Hace falta voluntad política para atender mejor a estos menores”
“Y también hacen falta más familias de acogida. Porque, al final, vivir en un centro no es lo mismo que vivir tu infancia y juventud en una familia”.
Otro problema acuciante es que España es uno de los mayores consumidores de pornografía infantil del mundo. “Es muy preocupante –asegura Juana-, porque eso también afecta a los menores tutelados. Cuando vi las estadísticas me quedé sobrecogida, porque en algún momento hemos sido los segundos del mundo en consumo de pornografía infantil. Creo que hay algo que no funciona bien y que nos cuestiona mucho como sociedad, ya que, al final esa sociedad es una cuestión de respeto a los demás”.
Las chicas de la estación es una película necesaria sobre una realidad preocupante, pero que también abre una puerta a la esperanza. En cines este 22 de noviembre.