La brecha norte-sur por la financiación se expande en la recta final de la cumbre del clima: "Necesitamos una cifra"
- El último borrador del acuerdo final deja descontentos a prácticamente todos, con opciones contrapuestas
- Los países en desarrollo reclaman a los desarrollados que hablen de cifras concretas de financiación climática
A menos de 24 horas del cierre oficial de la cumbre del clima, todo sigue abierto en Bakú. El último borrador, publicado a primera hora de la mañana de este jueves, no ha aclarado apenas nada, y ha dejado descontentos a todos los negociadores.
El texto sobre financiación, presentado por la Presidencia de la COP29, que recae en el país anfitrión, Azerbaiyán, no recoge un objetivo de financiación específico, como reclamaban los países en desarrollo. "Necesitamos un titular, una cifra", pedía el miércoles el representante del grupo de negociación de países en desarrollo G77 + China, el ugandés Adonia Ayebare.
Su grupo reclama una cifra de 1,3 billones de dólares al año de aquí a 2030, de los cuales al menos la mitad de esta debería venir de fondos públicos —aunque el número concreto de esta parte varía según el país que lo propone— y en ayudas directas para que tengan ese acceso a financiación asegurado y que no genere deuda.
Una partida de póker: "faroles" y cartas escondidas
Pero hasta ahora el grupo de países más ricos, entre los que están los europeos, Estados Unidos, Japón o Australia, no han puesto ninguna cifra sobre la mesa, algo que irrita profundamente a los países africanos y otros de los más vulnerables, los que más sufren los eventos extremos provocados por el cambio climático.
"Este texto parece un farol de la Presidencia: deberían saber más sobre las zonas de desembarco que lo que ponen sobre la mesa. Lo que también está claro es que la mayoría de los países del norte global no han puesto sus cartas sobre la mesa y se las guardan, ha señalado en Bakú Linda Kalcher, directora del think tank Strategic Perspectives y veterana asistente a estas cumbres.
También negociadores de los países del sur han lamentado esta falta de concreción. "¿Tenemos que irnos al espacio exterior para lograr un número de los países desarrollados?", se ha preguntado el delegado de Panamá en un plenario cargado de críticas. El de Bolivia, por su parte, ha calificado de "una ofensa" el texto.
Fuentes presentes en las conversaciones destacan que el hecho de que los países ricos no muestren una cifra es, en parte, una estrategia de negociación, ya que desataría una guerra de números.
Posturas "extremas" sin espacio de consenso
Más allá de la cantidad, en el centro de la polémica está el hecho de que aparezcan dos opciones completamente alejadas, una más cercana a la postura de los países ricos y otra a la de los países en desarrollo. En la primera, se habla de fuentes de financiación de todo tipo, sin hablar de un núcleo de fondos públicos, como piden los países pobres, pero también los europeos (aunque con matices).
Mientras, en la opción asociada a los países del sur global, se habla únicamente de "subvenciones", es decir, fondos públicos en forma de ayuda directa, sin mencionar las inversiones privadas. "Es un texto que recoge únicamente enfoques extremos de los países", ha señalado la negociadora española, Valvanera Ulargui. "No se han recogido posiciones intermedias que han salido estos dos últimos días en los grupos de negociación", ha señalado.
Muchos analistas lamentan, en la misma línea, que el texto "no ofrece puentes", según ha asegurado el director de la Iniciativa Internacional sobre el Clima del Instituto Mundial de Recursos, David Waskow, y que "queda mucho trabajo por hacer" en este último día de cumbre. O, como expone la directora de la organización ecologista Climate Action Network en Europa, Chiara Martinelli, "el nuevo texto es como un puente a medio construir".
Para Javier Andaluz, representante de Ecologistas en Acción en la cumbre, la opción de fuentes de financiación de todo tipo, que incluye las inversiones privadas y que no prioriza las públicas, es "caótica y confusa". "A nosotros no nos gusta nada", señala, y recuerda que "hay dinero" para llegar hasta el billón de dólares.
Guterres vuelve a Bakú: "El fracaso no es una opción"
Y en pleno sprint de la negociación, el secretario general de la ONU, António Guterres, ha regresado a la capital azerí, donde ya participó con un discurso al inicio de la cumbre. En esta ocasión, ha recordado que, aunque siente un "apetito de acuerdo", el "éxito no está garantizado" y el "fracaso no es una opción".
Por ello, ha pedido a los países "rebajar sus líneas rojas" y ha lamentado que "las delegaciones siguen en su posición inicial". Además, ha recordado la necesidad de un objetivo ambicioso de ayuda a los países vulnerables. "La financiación no es una limosna, es una inversión contra la devastación que el caos climático sin control nos infligirá a todos".
Al mismo tiempo, ha reclamado más ambición en el otro aspecto central de la cumbre, el de mitigación, es decir, de reducción de emisiones. "La ciencia ha dejado claro que no habrá forma de llegar a un aumento de 1,5 ºC [el umbral acordado por los países para evitar los peores efectos del calentamiento] si no se abandonan los combustibles fósiles", ha señalado, ya que el nuevo texto en esta materia no hace una referencia expresa a los principales culpables del calentamiento global, algo que lamentan también negociadores y activistas.
La presión crece en las últimas horas para llegar a un acuerdo. Si no se alcanza el viernes a las 18:00 de la tarde (hora local en Bakú, tres horas menos en España), la cumbre podría adentrarse en el fin de semana, o incluso cerrarse en falso, algo que todos los negociadores dicen querer evitar.