La guerra sin límites en Gaza: 40 días de bloqueo al norte de la Franja
- La población vive al límite, hacinada bajo ataques constantes, sin comida, ni agua, ni combustible
- El norte de la Franja permanece bajo asedio e Israel no permite la entrada de ayuda humanitaria
Los bombardeos israelíes sobre Gaza no cesan. Siguen acosando a una tierra exhausta. La prolongación de ataques indiscriminados diezma la esperanza de una población aterrada, desamparada y hambrienta. Después de más de un año de conflicto, y la ausencia de cualquier lugar seguro, el número de personas asesinadas supera las 44.000 y los heridos ascienden a más de 104.000. Los supervivientes llevan en estos más de 13 meses de guerra haciendo frente a los constantes desplazamientos forzosos, malviven, hacinados en campos de refugiados. Tienen hambre, tienen sed. Además, escasea el combustible y apenas hay suministros médicos. El día a día es una tarea titánica y las organizaciones humanitarias sobre el terreno denuncian las dificultades para atender a las víctimas de la guerra.
El pasado 6 de octubre, las Fuerzas Armadas israelíes ordenaron la evacuación del norte de Gaza, obligando a miles de personas a huir hacia el sur para llevar a cabo un asedio con bombardeos aéreos y una ofensiva terrestre. Los desplazamientos masivos han convertido el norte en un desierto sin vida. "Las zonas humanitarias en este conflicto son lugares ilusorios", denuncia Médicos Sin Fronteras (MSF). Human Rights Watch ha lamentado en un informe reciente que las órdenes de evacuación son imprecisas y los pocos avisos que se dan se hacen con poco tiempo de reacción. La organización defensora de los derechos humanos acusa a Israel de incumplir el derecho internacional humanitario, que permite el "desplazamiento de civiles solo bajo condiciones militares de extrema necesidad y exige garantizar la seguridad y el retorno de las personas desplazadas". Asimismo, recrimina a Tel Aviv el bloqueo de la entrada y distribución de ayuda humanitaria.
Las familias que se han quedado en el norte están completamente aisladas y no tienen acceso a ningún tipo de asistencia humanitaria. "La gente sigue sometida a una altísima escasez de todo tipo de servicios y de suministros básicos", denuncia Merce Rocaspana, coordinadora médica de la Unidad de Emergencias de MSF. "Entre el 1 y el 15 de octubre no entró ni un solo camión con ayuda en el norte de Gaza", zanjan desde MSF. Y desde mediados de octubre entró un "goteo que dista mucho de satisfacer las necesidades básicas de la población sitiada". Según Naciones Unidas, el Ejército israelí solo ha permitido el 8% de los movimientos requeridos por las entidades humanitarias.
"Ahora mismo, lo que más nos preocupa es el norte de Gaza, donde no se nos permite atender a nadie", explica Raquel Martí, directora ejecutiva del comité español de la Agencia de Naciones Unidas para la población refugiada de Palestina (UNRWA). En su último informe concluye que la inseguridad alimentaria en el norte es una realidad inminente. La entrada de suministro humanitario ya es difícil en el resto del enclave, pero en esta parte acorralada la vida es "realmente insostenible". Además, allí los hospitales que funcionan lo hacen de forma parcial y sin poder acceder a medicamentos y provisiones esenciales. "Los médicos están literalmente discriminando a aquellas personas que les llegan y que no tienen posibilidades de sobrevivir, no hay manos suficientes para atender a todos los heridos. Los bombardeos sobre el norte han matado a 1500 personas en un mes y hay cientos de heridos", añade Martí.
La guerra diezma la agricultura y el ganado
Por otro lado, Israel ya ha dicho que no quedan personas en el norte de Gaza y a las agencias de la ONU como UNRWA les consta que aún permanecen familias atrapadas y temen que se conviertan en un objetivo. "Israel ha dicho en repetidas ocasiones que la gente tiene que abandonar el norte porque entienden que los que se quedan son solamente combatientes", alega la directora ejecutiva.
Las autoridades israelíes hacen caso omiso a la advertencia de Estados Unidos de que permita la entrada de ayuda humanitaria a cambio del suministro de armamentos. Según el Gobierno de Joe Biden, Israel debe permitir que al menos 350 camiones al día entren a Gaza durante este mes de noviembre. Pero frente a los llamamientos de la comunidad internacional contra el bloqueo de los pasos fronterizos, el primer ministro Benjamín Netanyahu ha ido más bien reduciendo la entrada de la ayuda. "En octubre, de las 1.700.000 personas que habitan en Gaza, el 80% no ha recibido ninguna ración de alimentos", denuncian desde UNRWA.
Además, la guerra ha destruido el 70% de los campos de cultivos, diezmando la producción agrícola de toda la Franja. Adicionalmente, UNRWA reporta que el 95% del ganado ha muerto, quedan el 43% de las ovejas, el 37% de las cabras y tan solo el 1% de los de las gallinas. "Se han cargado toda la producción animal y la población tiene acceso a menos de seis litros diarios de agua, cuando la Organización Mundial de la Salud recomienda un mínimo de 15 litros para cocinar y beber", detalla Raquel Martí.
Octubre: el mes en el que menos ayuda ha entrado
El mes de octubre ha sido el peor en cuanto a entrada de camiones con la ayuda humanitaria, una situación que acrecienta la desesperación entre la población. Desde MSF, recuerdan que, además, el hambre tiene un impacto directo en la salud mental y en el bienestar social. Sin embargo, las ayudas entran a cuenta gota, todo lo que llega tiene que ser supervisado por Israel. "Entre los tipos de suministros y los productos que no pueden cruzar. La cantidad es tan mínima que el paso fronterizo para la entrada de ayuda humanitaria se ha convertido en un cuello de botella y un impedimento para hacer llegar lo básico a los civiles", dice Rocaspana.
La escasez dentro de la Franja hace que fluctúen los precios, según los productos que entran por la frontera. Y en este contexto se producen saqueos a los pocos camiones que logran acceder al enclave palestino, aunque también se han registrado motines en el lado israelí por parte de radicales y fanáticos al otro lado de la frontera. "Hemos atendido casos de desnutrición por la falta de la ayuda", añade Rocaspana. La situación es tan límite, reiteran las oenegés, que es imprescindible un alto el fuego inmediato.
Los desplazamientos constantes dificultan el reparto de víveres básicos para la supervivencia. En reiteradas ocasiones, las organizaciones humanitarias han denunciado que su trabajo tampoco cuenta con unas garantías de seguridad. En lo que va de ofensiva, los trabajadores humanitarios han sido objetivo de los violentos bombardeos. De hecho, en total 322 trabajadores humanitarios de Naciones Unidas han perdido la vida en Gaza, 237 pertenecían a UNRWA. Médicos Sin Fronteras también ha lamentado el asesinado de ocho de sus empleados.
La población vive hacinada en unas condiciones difíciles de salubridad e higiene. "La mayoría de la gente está concentrada en zonas muy pequeñas", explica la coordinadora médica de MSF. En estos momentos las zonas más habitadas son Jan Yunis y Deir al Balah, en el centro de Gaza. Pero recuerdan que estos movimientos constantes de la población también impiden "levantar un hospital de emergencia". No se pueden establecer infraestructura, aunque sean provisionales, para dar soporte en el día a día.
La vida no se abre paso en un contexto de ataques incesantes y sobre un territorio plegado de escombros. Según la ONU, hay una alfombra de 42.000 toneladas de escombros que cubre muchísima concentración de explosivos.
A las puertas del invierno
Las chozas se han convertido en hogares improvisados, pero no son resisten a las inclemencias del clima. El invierno se asoma y la población va a pasar mucho frío en las tiendas de plástico, que además se inundan con las lluvias o las subidas del nivel de mar. El invierno pasado muchas personas se refugiaron en edificios en la ciudad de Ráfah, en el extremo sur de Gaza, una localidad que también ha sido alcanzada por los bombardeos. "Nos tememos que habrá muchas más patologías respiratorias", zanja Rocaspana.
Este nomadismo forzado también influye en la educación de los niños. "Los niños llevan más de un año observado como sus escuelas son refugios para sus familias y a la vez son atacadas", asegura Laura Bill, representante para Palestina del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF). En agosto de este año, aseguran desde UNICEF, se pusieron en marcha centros educativos temporales; sin embargo, las familias se han seguido moviendo dentro de Gaza. "Se movilizó a todos los profesores que están que viven en las escuelas o que viven en los campos de desplazados. Seguimos apoyando a los profesores para que puedan seguir haciendo su trabajo", añade.
Además, recuerda que es un conflicto activo y aún están muriendo niños cada día. Según los datos de las autoridades gazatíes, al menos 25.000 niños han sido asesinados o heridos. Además, hay muchos niños que han perdido a familiares y se observa un impacto del conflicto "a nivel psicosocial y de trauma sobre la infancia", concluye Bill. La prolongación del conflicto solo puede suponer el deterioro de la supervivencia en todos los sentidos, "la gente tiene llega a este invierno con muchas menos reservas", zanja. "La situación en Gaza es apocalíptica", concluye Bill.