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'Moebius. Obra hérmetica', los cómics que hicieron inmortal al dibujante francés

  • Se publica un tomo de casi 500 páginas con toda la obra del dibujante en la revista Métal Hurlant, entre 1975 y 1987
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Ilustración de un personaje alado con armadura y casco con cuernos, sosteniendo una copa, portada del cómic 'Moebius. Obra hermética'.
Detalle de la portada de 'Moebius. Obra hermética'

"Resumen de las entregas anteriores: Cualquier cosa puede pasar en el Garaje Hermético" (El Garaje Hermético)

En 1969 Jean Giraud (1939-2012) ya era un dibujante conocido en Francia gracias a la serie Blueberry. Pero él aspiraba a más. Fue entonces cuando empezó a trabajar para la revista Hara-Kiri, y cuando adoptó el seudónimo "Moebius", que tomó del astrónomo y matemático alemán August Ferdinand Moebius (1790-1868). Un alias que le servía para firmar obras más ambiciosas en lo narrativo y lo visual. Pero no fue hasta 1974 cuando Moebius despegó, gracias a su unión con otros historietistas visionarios como Philippe Druillet, Jean-Pierre Dionnet y Bernard Farkas, con los que formó el grupo Humanoides Asociados. Juntos editarían la revista Métal Hurlant (1975), que cambiaría la historia del cómic (y de la ciencia ficción) gracias a sus visionarias y futuristas historias en las que todo era posible.

Entre 1975 y 1987 Moebius publicaría en sus páginas las historias que lo convertirían en inmortal y en uno de los autores de cómic favoritos de gente tan importante como Federico Fellini, Stan Lee o Hayao Miyazaki. De hecho se le considera el autor de cómic europeo más influyente, solo por detrás de Hergé (Tintín). Pero si Hergé puso las bases del cómic europeo, Moebius se encargó de dinamitarlas y de llevarlas al futuro, gracias a forzar los límites del cómic, tanto en los guiones (llenos de humor absurdo y en ocasiones surrealista), como en los dibujos, con los que experimentaba constantemente, tanto en el grafismo y la narrativa como en el color.

Esas historias vieron el nacimiento de personajes y series como El garaje hermético, El Mayor fatal o Arzach, que lo acompañarían toda la vida y que siguen sin superarse. Unas historias que, por primera vez, se reúnen en un libro integral de casi quinientas páginas: Moebius. Obra hermética (Reservoir Books). Y que incluye interesantes artículos sobre los Humanoides Asociados y su época.

Aunque todas estas historias se han publicado en diversas antologías, es la primera vez que se editan juntas en un solo volumen y en orden cronológico según la fecha de publicación. Eso nos permite apreciar la evolución de la narrativa y el arte de Moebius, prácticamente historieta a historieta, página a página, hasta conseguir esa estilización maravillosa que apreciamos en algunas páginas de El garaje hermético, obra capital del cómic. Lo curioso es que otras páginas de esa misma historia tienen un acabado mucho más tosco, porque Moebius iba escribiendo y dibujando lo que se le ocurría en cada momento, sin un guion previo y probando cualquier cosa que se le iba ocurriendo.

Además de esas historias, el libro incluye también El hombre del Cigurí, que data de los años 90 y que es una continuación de El garaje hermético, donde volvería a utilizar el método de escritura automática.

El garaje hermético

Algunas de estas historias figuran entre las más influyentes de la historia del cómic. Por ejemplo sus dibujos para la historieta corta The Long Tomorrow, con guion de Dan O'Bannon (guionista del Alien original), fueron una referencia visual clave para Blade Runner (1982). Además de que Moebius también participó en los diseños de ese Alien original y en muchas películas míticas de la ciencia ficción como Tron (1982), Masters del universo (1986), Willow (1987), Abyss (1989) o el Dune de Jodorowsky, que nunca se materializaría. Incluso George Lucas usó uno de sus diseños para la Imperial Probe Droid en Star Wars Episodio V: El Imperio Contraataca.

Aunque la historieta más importante de este tomo, como decimos, es El Garaje Hermético, que Moebius realizó entre 1976 y 1979, en entregas cortas en las que, como podemos leer en ese resumen con el que abro esta noticia, "cualquier cosa podía pasar". A veces incluso cosas incoherentes o que no tenían ninguna relación con las páginas anteriores. Y es que Moebius iba lanzando una idea tras otra y a veces ni siquiera las desarrollaba. Y todo fruto de esa escritura automática que mencionábamos. Aún así, casi 50 años después, la lectura de estas páginas sigue siendo hipnótica.

El garaje hermético se desarrolla en un asteroide que contiene varios mundos superpuestos, y ha sido creado por el Mayor Fatal (un ser inmortal vestido con un uniforme colonial, que sigue su evolución desde la nave espacial el Ciguri).

Un lienzo en blanco en el que combina ciudades futuristas masificadas y llenas de detalles, con los paisajes desérticos que son una constante en su obra, debido a su amor por México y su trabajo en Blueberry. Allí transcurren las aventuras de ese Mayor Grubert, un ser inmortal cuyas peripecias pueden ser simplemente un chiste alargado, porque el humor surrealista es una de las facetas más destacadas de este cómic.

Arzak, Harzak, Harzach y Harzack

La figura de Arzak sobrevolando el desierto a lomos de su Pterodelfo blanco es uno de los iconos del cómic europeo, aunque durante mucho tiempo solo protagonizaría cuatro aventuras, en 1975, en estas páginas de la revista Métal Hurlant. Una mezcla de los dos géneros favoritos de Moebius, el western y la ciencia ficción.

"Las aventuras del hombre con el gorro puntiagudo comenzaron con un simple dibujo ejecutado en la esquina de una mesa, sin ideas preconcebidas -aseguraba Moebius-. Representaba a un curioso personaje que llevaba un no menos curioso sombrero cónico y cabalgaba una especie de pálido pterodáctilo. Aquel dibujo llegó a convertirse en un álbum, un objeto bello, colorido sorprendente, memorable y sobre todo mudo y enigmático, incluso para mis propios ojos".

Moebius aseguraba que el personaje estaba basado en sus sueños y realizó cuatro historias independientes, cuyos títulos cambiaban de ortografía, alternando los nombres de Arzak, Harzak, Harzach y Harzack. Moebius prescindió del diálogo para potenciar la fuerza de sus dibujos y para "mostrar la soledad como algo que no tiene porque estar forzosamente ligado al sufrimiento".

Pero este no sería el último vuelo de Arzach, porque en 1994 se publicó un libro de ilustraciones de varios autores; en 2002 Moebius realizó una serie de dibujos animados (tenéis un episodio en la columna de la izquierda) y en Inside Moebius (Norma), el personaje se reunía con otras creaciones de Jean Giraud para pedirle explicaciones. Y en 2009 protagonizó la exposición Arzak el mirador, con una veintena de obras inéditas.

Y en 2011 volvió a surcar los cielos en Arzak el vigilante, el primer tomo de lo que iba a ser una saga que nos desvelaría los misterios de su personaje más enigmático. Pero la muerte de Moebius, en 2012, hizo que nunca más volviera a volar (apenas unas horas después de la muerte de Moebius, ese ganaría el premio a mejor álbum internacional en el Cómic Barcelona).

En fin, que nos hayamos ante uno de los periodos creativos de un dibujante que más ha influido (y lo sigue haciendo) en la historia del cómic. Y cuyas páginas nos siguen sorprendiendo casi 50 años después. Un tomo que no puede faltar en la tebeoteca de ningún aficionado a los cómics ni a la ciencia ficción.