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Calin Georgescu, el candidato prorruso que ha sacudido las elecciones presidenciales en Rumanía

  • El denominado "candidato invisible" enfrentará la segunda vuelta con la liberal-conservadora Elena Lasconi
  • Georgescu ha capitalizado a través de redes sociales el voto protesta contra la coalición del Gobierno

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El candidato presidencial rumano, Calin Georgescu, en una entrevista para la televisión Digi 24 en Bucarest, Rumania
El candidato presidencial rumano, Calin Georgescu, en una entrevista para la televisión Digi 24 en Bucarest, Rumania OCTAV GANEA

La primera vuelta de las elecciones presidenciales de Rumanía ha concluido con la sorprendente victoria del candidato prorruso Calin Georgescu. El denominado como "invisible" por los medios del país, y con sondeos que lo situaban con menos del 10% de los apoyos, se enfrentará en la segunda vuelta el próximo 8 de diciembre contra la candidata liberal-conservadora, Elena Lasconi.

Hasta hace dos años, Georgescu formaba parte del principal partido de ultraderecha del país, Alianza para la Unidad de los Rumanos (AUR). Hoy, a sus 62 años, ha logrado la victoria como independiente, pero sin dejar de manifestar su postura contraria a la OTAN y cercana a Moscú.

El modus operandi para lograr el apoyo de la ciudadanía no ha sido distinto al de otros candidatos de extrema derecha europeos. A través de redes sociales como TikTok, ha hecho calar un mensaje de protesta contra el establishment de la alianza entre el Partido Socialdemócrata (PSD) y el Partido Nacional Liberal.

Con su victoria, el primer ministro, el izquierdista Marcel Ciolacu, se queda fuera de la segunda vuelta, mientras que Lasconi, su compañera de coalición, se ha salvado en parte por los votos de la diáspora. Ciolacu ya ha presentado su dimisión como secretario general del PSD.

Las causas de su ascenso

La llegada a la política de Calin Georgescu es una novedad que ha dejado a los analistas políticos estupefactos. Antes de su llegada al mundo electoral, dominó el campo del ecologismo y trabajó tanto para el ministerio de su país como en la ONU para el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo y relator especial de la organización sobre sustancias y los desechos peligrosos.

Cabe destacar que la cuestión ecologista en Georgescu (graduado en 1986) guarda relación con el peso que este campo tuvo en el bloque del este durante la Guerra Fría. El ecologismo sirvió como método de protesta y acusación popular contra los regímenes comunistas. Las demandas ambientales, en un principio apolíticas, rápidamente se convirtieron en una crítica general a una maquinaria que no solo ignoraba la disidencia, sino que trataba activamente de desmantelarla.

Hoy, Georgescu también ha capitalizado el voto protesta del país, en este caso, contra el Gobierno rumano.

Hablar de su ascenso es también es hablar de la situación sociopolítica que ha vivido Rumanía en los últimos años. Desde las elecciones de 2020, y además de los socialdemócratas y liberales-moderados, un tercer partido ha llegado para quedarse en la escena política. El ultraderechista AUR ha capitalizado su oposición a las formaciones establecidas a través de un discurso de tintes nacional-populista.

El propio Georgescu fue propuesto en varias ocasiones para liderar su candidatura a primer ministro en 2020 y 2021, algo que finalmente chocó con la formación por sus posturas extremas contra Occidente y a favor de Rusia.

Para todos los públicos Sánchez dice en Rumanía que los socialistas son la "última línea de defensa" ante la ultraderecha
Transcripción completa

En vísperas de las elecciones francesas,

Rumanía ha acogido

el Comité de Europa de la Internacional Socialista.

Su presidente, Pedro Sánchez,

define a los socialistas como la "última línea de defensa"

ante lo que ha llamado "ola reaccionaria".

Cree que el mejor antídoto contra el populismo

Es nuestra responsabilidad hacer frente a esta ola reaccionaria

porque nadie más lo hará.

Somos la última línea de defensa

y de nosotros depende que Europa no traicione su alma.

Sánchez dice en Rumanía que los socialistas son la "última línea de defensa" ante la ultraderecha

Según apuntan algunos analistas, el problema general de estas elecciones ha pasado por la ausencia de propuestas sólidas por parte del oficialismo para abordar los problemas que acucian a sus nacionales. Cuestiones como la economía (la Comisión Europea rebajó el 2023 la previsión de crecimiento de Rumanía del 3,3% al 1,4%), la corrupción (el segundo país más corrupto de la UE según el índice de Percepción de la Corrupción de Transparencia Internacional) o la inestabilidad política (hasta 13 cambios de Gobierno y 17 primeros ministros desde 2014).

En cambio, la campaña de Georgescu se centró principalmente en el creciente coste de la vida en Rumania, que tiene la mayor proporción de personas de la UE en riesgo de pobreza. "He votado por los agraviados, los humillados, aquellos que sienten que no importan en este mundo", afirmó tras conocer los resultados.

Asimismo, se ha hecho un espacio en las plataformas digitales, llegando principalmente a los jóvenes, los grandes olvidados en las propuestas electorales. De hecho, en la noche de las elecciones, transmitió su rueda de prensa por Facebook, donde afirmó que el pueblo rumano "ha despertado" y se niega a seguir "de rodillas, invadido y humillado".

Un prorruso que niega que lo es

Georgescu ha evitado afirmar en todo momento que apoya explícitamente a Rusia. La invasión a gran escala de Ucrania en 2022 obligó al país a dejar de lado cuestiones como sus reivindicaciones territoriales en la Isla de las Serpientes y trabajar activamente como miembro de la OTAN. En consecuencia, los lazos entre ambos Estados se han estrechado y, con ellos, el apoyo popular.

Sus palabras sobre Rusia, en cambio, han orbitado la tónica de otros mandatarios europeos como el primer ministro húngaro, Víktor Orbán. Georgescu ha llegado a señalar al presidente ruso, Vladimir Putin, como uno de los "pocos líderes verdaderos" del mundo, e incluso ha animado a que Rumanía se atenga a la "sabiduría rusa".

Tampoco se ha quedado corto en cuanto a sus críticas a la OTAN. En 2021, describió el escudo antimisiles balísticos de la Alianza en la base militar rumana de Deveselu como "vergüenza de la diplomacia", y advirtió que la organización no protegería a ninguno de sus miembros si Rusia los atacara.

El presidente de Rumanía tiene control sobre el gasto de defensa, un tema difícil para Georgescu de alcanzar el Ejecutivo. Desde la invasión de Ucrania, el país lleva años comprometido con alcanzar el 2,5% del PIB en Defensa, algo que sigue sin lograr debido a su gran déficit fiscal. Ahora, bajo el segundo mandato de Donald Trump como presidente de Estados Unidos, la presión puede aumentar y, con ello, las críticas a la Alianza.

En cuanto a Ucrania, ha tildado a Zelenski de un "antipatriota" que habla exclusivamente de la guerra. "Debemos preocuparnos por la paz, sin paz no podemos construir nada", señalaba a la emisora privada rumana, Digi24. Un mensaje que, pese a su pacifismo, aboga por la sumisión de Kiev a la voluntad de Rusia a cambio de finalizar la contienda.

Por lo pronto, y fiel a su prudencia con los candidatos afines a su política, el Kremlin no ha aclamado la victoria de Georgescu. El portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, se ha limitado ambiguamente a decir que el Kremlin "observará el proceso electoral hasta conocer el ganador" y que "no conoce la visión política de este candidato".

Algo que, por otro lado, no le ha impedido señalar que "por ahora, lo que sabemos es que las actuales autoridades [en alusión a la coalición que actualmente gobierna Rumanía] no son amistosas hacia nuestro país".

Cabe preguntarse ahora cuáles serán las consecuencias de una hipotética victoria de Georgescu en la guerra de Ucrania y la región. Por lo pronto, el pasado 3 de noviembre, Moldavia eligió a la proeruropea Maia Sandu como presidenta del país; una victoria política tanto para Kiev como para la OTAN. Cabe destacar, por otro lado, que la antigua formación de Georgescu, el AUR, aún aboga por la reunificación de Moldavia con Rumanía.

Independientemente del resultado, lo que sí se ha repetido en Bucarest, al igual que en la capital moldava, han sido las acusaciones a Rusia por intentar manipular las elecciones.