Educar para prevenir el maltrato y la violencia de género: "Tienen normalizado que les pidan las contraseñas"
- La Federación de Mujeres Rurales da formación a jóvenes con el fin de prevenir las conductas machistas
- Este 25 de noviembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres
La violencia machista no siempre se manifiesta con golpes o agresiones físicas. A menudo, se esconde tras un velo de sutiles manipulaciones, celos enfermizos y control excesivo, que se inicia a edades cada vez más tempranas.
En los pasillos de un instituto de Secundaria, más allá de los libros y exámenes, se libra una batalla silenciosa contra esas formas de violencia machista. Una contienda que se gana con educación, diálogo y empatía. "Hoy toca hablar del salseo, de las relaciones", afirma una de las ponentes, rompiendo el hielo.
La Federación de Mujeres Rurales (Fademur) está detrás de esas charlas en las que se busca prevenir el maltrato y aportar más conocimiento a los jóvenes. En cada uno de los coloquios se desvelan las primeras señales de alerta, aquellas conductas que, si no se abordan a tiempo, pueden desembocar en relaciones tóxicas.
Los alumnos, con una mezcla de curiosidad y nerviosismo, se adentran en un tema que les resulta cercano pero, a la vez, complejo.
El rostro oculto de la violencia
A través de dinámicas grupales y testimonios personales, los jóvenes exploran conceptos como el control, la manipulación y el menosprecio. "Si no me das todas tus contraseñas es porque no me quieres", es una frase que, desafortunadamente, se escucha en las relaciones adolescentes.
Fademur alerta sobre la normalización de estas prácticas: "Tienen romantizado o normalizado el hecho de que les pidan las contraseñas, de que se ejerza cierto control sobre ellas".
Los celos excesivos, la prohibición de salir con amigos o el acoso digital son otros ejemplos de violencia psicológica que, si no se detectan a tiempo, pueden tener consecuencias devastadoras.
Voces de los jóvenes
Los alumnos, con una sinceridad conmovedora, comparten sus propias experiencias y preocupaciones. "El novio nunca le dejaba en paz. Preguntaba con quién sales, no salgas con ese chico", cuenta una alumna.
Otro joven añade: "No es nada bueno... Está bien saber dónde está tu pareja, pero no está bien tener una aplicación para rastrearlo".
Sus palabras reflejan una creciente conciencia sobre la importancia de las relaciones sanas y respetuosas. Sin embargo, también revelan la necesidad de seguir trabajando en la prevención de la violencia machista.
Un espacio seguro para hablar
Raro es el día que al acabar el taller no se acercan algunos chicos y chicas a las ponentes para pedir consejo de forma confidencial. "El otro día se me acercaba una chica a contarme que estaba teniendo problemas de violencia sexual digital", confiesa una de las ponentes.
En estos casos, Fademur activa los protocolos de intervención para brindar el apoyo necesario a las víctimas.
La confianza que se establece entre los jóvenes y las ponentes es fundamental para prevenir y abordar situaciones de violencia. "La verdad es que sí ayuda porque con los padres no hay el mismo tipo de confianza", afirma una alumna.
La iniciativa de Fademur es un ejemplo de cómo la educación puede ser una herramienta poderosa para prevenir la violencia machista. Al hablar abiertamente sobre relaciones afectivas, sexo y consentimiento, se educa a los jóvenes para construir relaciones sanas y respetuosas. En este instituto, se ha sembrado una semilla de igualdad que acabará germinando en el futuro.