Los flecos pendientes de un alto el fuego en Líbano que ya está en vigor: garantes, incógnitas y debilidades
- El acuerdo de 60 días ha entrado en vigor la madrugada de este miércoles, tras una víspera de intensos ataques en Beirut
- Estados Unidos y Francia ejercerán como garantes de la tregua mientras queda por ver el papel de Hizbulá
Líbano amanece este miércoles con cierto alivio, tras una intensa lluvia de bombardeos a gran escala sobre Beirut en la víspera del alto el fuego. La televisión libanesa mostró imágenes de celebración nada más confirmarse que Israel había aceptado la propuesta de alto el fuego, que tiene a Estados Unidos y Francia como garantes. El texto deja claro que Tel Aviv podría romper con dicho acuerdo cuando considere que Hizbulá está incumpliendo el pacto. Desde primera hora de este miércoles, largas caravanas de coches se dirigían a las zonas más afectadas por la guerra. Los 1,3 millones de desplazados han comenzado ya a regresar para recuperar lo que queda en pie de sus hogares. Líbano, con este acuerdo, evita así convertirse en la siguiente Gaza.
Se sabe con certeza que el acuerdo ha entrado en vigor a las 03:00 de la madrugada, hora peninsular, pero el propio documento y los acontecimientos sobre el terreno no despejan las dudas sobre su duración, eficacia y sobre el futuro de la región del río Litani, la barrera física que separa a Israel del Líbano. En un principio, Israel tiene 60 días para retirar sus tropas del sur del país de los cedros, mientras se reserva su derecho a la autodefensa y responderán "con fuerza" ante la mínima transgresión, como ha dejado claro el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu.
El acuerdo fue celebrado por el presidente saliente de Estados Unidos, Joe Biden, que horas después de confirmarse el cese de las hostilidades, manifestó que continuará trabajando para lograrlo en Gaza. "Así como el pueblo libanés merece un futuro de seguridad y prosperidad, también, el pueblo de Gaza. Ellos también merecen el fin de los combates y el desplazamiento", declaró el mandatario. Sin embargo, analistas y expertos en la región se muestran escépticos ante este acuerdo, al considerar que aún quedan flecos pendientes que no acaban de atarse.
Lo más polémico: la "autodefensa"
Los garantes del acuerdo, las incógnitas sin resolverse y la fragilidad de las partes cuestionan la solidez de este alto el fuego. El primer punto inquietante es precisamente otorgar a las Fuerzas Armadas israelíes la capacidad de poder responder ante cualquier riesgo. En esa línea se ha pronunciado el ministro de Defensa hebreo, Israel Katz: "Actuaremos contra cualquier amenaza, en cualquier momento y en cualquier lugar". Además, este punto atenta y contradice la resolución 1701 de Naciones Unidas.
"Esta defensa preventiva, que se puede leer entre líneas en la declaración de Netanyahu de las últimas horas, deja caer que ante lo que pueda ocurrir nos vamos a anticipar y con esto hay que tener mucho cuidado", asegura Manuel J. Gazapo Lapayese, doctor en Relaciones Internacionales y profesor experto en terrorismo, Seguridad y Geopolítica en Oriente Medio.
"Israel se ha reservado el derecho de poder reaccionar", explica, y por ende de "poder responder a cualquier tipo de vulneración", por parte Hizbulá o de otros actores, que suponga una vulneración de su seguridad. "Esto es muy frágil, ¿qué es vulneración? ¿Implica que cualquier declaración, movimiento, ya no solo de Hizbulá, sino también de una franquicia, algún grupo terrorista o de algún sujeto individual?", se pregunta Gazapo Lapayese. Es una incógnita cargada de subjetividad que no ayuda a imponer una paz duradera.
Además, esto se produce con un cambio de la Administración estadounidense. La elección de Donald Trump, con sus posturas proisraelíes, podría dar luz verde a una "defensa preventiva o anticipada de Israel". Además, el hecho de que Estados Unidos y Francia sean garantes del acuerdo es otro de los elementos que resulta "amenazador". Según el analista, es un motivo de inestabilidad conociendo las alianzas en la región. "La sociedad internacional, el derecho internacional y la credibilidad de los actores está en un momento de máxima debilidad y genera mucha desconfianza para la otra parte", concluye. Además, incluir a Francia también compromete a la Unión Europea.
En este caso la geografía y la geopolítica van de la mano. Netanyahu necesita garantías sobre el río Litani, que se ubica a unos 30 kilómetros del territorio israelí y en este caso tiene que asegurarse un colchón de seguridad que se suma al despliegue de las Fuerzas de Naciones Unidas (FINUL). "Es algo extraordinario, porque tendría un espacio físico y uno aéreo que podría controlar y asegurarse que allí nadie le va a atacar y que cualquier agresión que vayan a ejecutar en su contra puede preverlo con mucha anticipación", explica el experto. Según el acuerdo, es el Ejército libanés quien tiene que desplegar sus tropas en esta parte del territorio, que hasta ahora había sido una zona fallida y monopolizada por Hizbulá desde comienzo de los años 80.
El silencio de Hizbulá
Los simpatizantes de la milicia chií han salido a celebrar como un triunfo suyo la consecución de la tregua. Sin embargo, esta mañana eran muchas las voces que se preguntaban por el papel de esta organización en el acuerdo. "Creo que es la gran pregunta que se están haciendo en los círculos más o menos afines de Hizbulá dentro del Líbano, porque el partido durante el martes no hizo ningún comentario sobre el acuerdo y hoy se están centrando en hablar sobre todo de la reconstrucción, del retorno de los desplazados y de su mantenimiento como Fuerza Armada o de fuerza de resistencia", explica Ignacio Gutiérrez de Terán Gómez-Benita, autor del libro Hezbolá: El laberinto de Oriente Medio y profesor del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid.
La organización, apoyada por Irán, ha logrado un rédito en este acuerdo: que se incluya su desarme, tal y como exigía Tel Aviv. "Lo único que dice el acuerdo es que la organización no puede tener armas de gran calibre al sur del río Litani", añade el profesor. Además, recuerda la imposibilidad de que el grupo chiita desaparezca de aquella región. Sus feudos se extienden desde la ciudad de Tiro hasta Gilliam, donde cuenta con un gran número de simpatizantes. Ambas localidades están gestionadas por sus fuerzas políticas. Justo en las últimas horas, el diputado de Hizbulá Hasan Fadlallah ha asegurado en una entrevista con la agencia Reuters que “la resistencia que estaba combatiendo en el campo de batalla” se dedicará tras la guerra a ayudar a los desplazados a regresar a sus aldeas y a reconstruir las áreas destruidas por los ataques israelíes.
Hizbulá no ha participado directamente en el acuerdo de paz con Israel porque, desde un principio, hubo un consenso de que todo se iba a gestionar a través su aliado natural, la formación libanesa Amal, presidida por el actual presidente del Parlamento, Nabil Berry. Junto con el Gobierno en funciones desde 2022, el mismo primer ministro, Nayib Mikati, ha dirigido las negociaciones. "Esto es algo que ha asumido Hizbulá desde el comienzo de la ofensiva", apunta Gutiérrez de Terán. "Desde un principio también se avino en consonancia con la postura oficial gubernamental a tomar la resolución 1701 como punto de partida", matiza.
Irán evita la confrontación con Israel
Esta tregua llega en un momento muy delicado para Hizbulá. En los últimos dos meses, la milicia ha sido descabezada con el asesinato de gran parte de sus líderes y su sistema de operación y comunicación ha saltado por los aires. "Muchos de sus líderes permanecen en la clandestinidad y esto sin duda ha influido en la capacidad de movimiento y de acción", subraya el investigador especializado en el grupo libanés. Pero, aún queda por ver cómo se llevará a cabo este acuerdo y hasta qué punto saldrá reforzada la milicia.
Sin olvidar una de sus premisas, que reiteraba su secretario general, Hasán Nasrallah, en su último discurso antes de su muerte: "No habrá un alto el fuego en el Líbano, mientras no haya una tregua en Gaza". "Y es un logro de Netanyahu porque ha conseguido disociar y separar los dos frentes, el de Líbano y el de Palestina, en concreto Gaza", concluye Gutiérrez de Terán.
El régimen de los ayatolás, principal aliado de Hizbulá, celebra el "cese de la agresión" de Israel contra el Líbano. Acogen la noticia con "satisfacción", mientras reafirman el "apoyo inquebrantable" del país persa "al Gobierno, al pueblo y a la resistencia libanesa". El bajo perfil de Hizbulá en los últimos días ha sido marcado por Irán. Irán se asegura así de esquivar una confrontación directa con Israel. "Por encima del acuerdo entre Israel e Hizbulá está otro entre Israel e Irán. Irán también acepta este alto el fuego y con esto da un paso adelante para no confrontar aún más con Tel Aviv", asegura Rafael Moreno Izquierdo, profesor de la universidad Complutense y experto en Relaciones Internacionales.
¿Podrá Beirut cumplir sus compromisos?
El acuerdo en vigor estipula que el Ejército libanés despliegue sus soldados en las zonas en las que estaban presentes los miembros de la formación armada en el sur del Líbano en los 60 días de tregua, un lapso de tiempo en el que las tropas israelíes se irán retirando de las áreas ocupadas. Pero en este punto se vuelve a poner a las Fuerzas Armadas Libanesas en el punto de mira. Se caracterizan por su "incapacidad de hacer frente al enemigo externo", asegura Moreno, pero también por los desequilibrios internos para evitar una nueva guerra civil.
"No es un ejército clásico", asegura el doctor en Relaciones Internacionales, profesor y experto en terrorismo. Sus tropas reciben órdenes de manera piramidal, hay muchos grupos de presión consecuencia de las divisiones internas. "Sea quien sea quien esté en el Gobierno, y las diferentes facciones que hay en su seno, es un organismo que responde a también la pluralidad social, religiosa y étnica", explica Gazapo Lapayese.
Esta debilidad lleva a los expertos a cuestionar su despliegue. Moreno Izquierdo considera que "el Ejército libanés ya ha demostrado que no es capaz de realizar ese control de la zona, ni ahora ni a medio plazo. Si Israel se retira sin que nadie garantice esto, no le vale el Ejército libanés. Por lo que habrá que ver si eso implica una garantía política, o algo más", argumenta. "Ni siquiera desde el punto de vista material. Hay muchas dudas sobre la capacidad real del Ejército libanés para controlar toda esa zona, que a su vez va a seguir contando con cascos azules de la ONU, pero realmente no está muy claro qué es lo que va a hacer, más allá de que dice que es el único que puede tener armas en esa zona", asegura el profesor de Relaciones Internacionales.
¿Netanyahu se centrará en Gaza?
Por último, cabe preguntarse por los siguientes pasos de Benjamín Netanyahu. La retirada del Líbano también podría interpretarse como una debilidad de Israel. “Tel Aviv admite que este cese al fuego y la retirada de las tropas es porque no va a ganar mucho más en este frente de batalla”, explica Moreno Izquierdo. La operación en el Líbano ha sido mucho menos contundente que en Gaza. "No ha destruido todos los activos a nivel terrestre de los sistemas de liderazgo y mando de Hizbulá", concluye. Sin embargo, no hay duda entre los analistas de que el teatro de operaciones vuelve a ser Gaza.
Esta retirada del Líbano alivia la presión sobre los soldados desplazados, pero también sobre los reservistas, que son un actor militar muy importante a nivel interno. "Vuelven de una operación exitosa. Les permite descansar y es una victoria electoralista desde el punto de vista político", asegura Gazapo Lapayese. Además, Israel se ha visto agotado con varios frentes de guerra abiertos al mismo tiempo. Aun así, sobre el enclave palestino no han cesado las hostilidades y el número de muertos supera ya los 43.000.
Los expertos se muestran escépticos con que Netanyahu vaya a aceptar un alto el fuego en Gaza y recuerdan que Hamás no es Hizbulá. "¿A dónde se puede retirar Hamás?", se pregunta Moreno Izquierdo. Es cierto, reconoce, que la tregua en el Líbano debilita a Hamás hasta el punto de colocarlo en una posición a favor de un alto el fuego. "A corto plazo no lo veo tan evidente. La destrucción ha sido muy grande y creo que todavía no sabemos cuál es la estrategia final de Israel en Gaza", concluye.