La "adrenalina" llevó a los afectados por la DANA a limpiar, pero "ahora se percatan de la realidad que tienen"
- RNE entrevista a la doctora Pilar Martínez, médico de familia del Centro de Salud de Catarroja
- Muchos afectados sufren estrés agudo que puede "desencadenar en un trastorno de estrés postraumático"
"Actualmente, lo que vemos es mucha patología psiquiátrica" entre los afectados por la DANA de Valencia del pasado 29 de octubre, ha asegurado la doctora Pilar Martínez, médico de familia del Centro de Salud de Catarroja, a RNE.
“El disparo de adrenalina les hacía actuar en las tareas de limpieza, pero ahora se percatan de la realidad que tienen“
"Están en fase de trastorno de estrés agudo, porque al principio, el disparo de adrenalina les hacía actuar en las tareas de limpieza, pero ahora se percatan de la realidad que tienen, de que las ayudas no llegan, de que aún tienen los garajes anegados, los coches están aún en los sótanos, fosos de los ascensores con agua... y no pueden normalizar su día a día", ha añadido Martínez.
La población sufre un mes después del peor desastre natural del siglo en España, un estrés que quizá, en un futuro, "desencadena en un trastorno de estrés postraumático". A este trastorno hay que añadirle, ha añadido, la sensación que tiene de que con el tiempo van a ser olvidados.
"Faltos de ayuda por parte de la Administración"
"Al principio hablábamos del voluntariado, de Protección Civil… tuvimos mucho apoyo en esos momentos, pero ahora estamos el equipo que habitualmente trabajamos en el Centro de Salud funcionando bajo mínimos", cuenta la doctora de este centro de Catarroja. Tras la riada, el espacio es limitado y no tienen sitio para atender. Además, la doctora lamenta que les han “desaparecido” unidades de apoyo en salud mental u odontología. "El paciente se tiene que desplazar a otro pueblo para recibir esta atención porque aquí es físicamente imposible. En cierto modo, nos notamos faltos de ayuda por parte de la Administración", explica.
Catarroja, la segunda localidad donde más cadáveres se han levantado (25), es un pueblo de unos 30.000 habitantes en los que las personas mayores no pueden bajar a la calle porque los ascensores no funcionan por el agua. "Eso se traduce en más avisos domiciliarios por nuestra parte", dice la doctora, y añade que debido a esta situación cuentan con un uniforme especial, como por ejemplo unas botas de agua, para protegerse y poder acudir a atender a estas personas más vulnerables.
Un mes sin salir por el agua
"Tenemos más trabajo de calle porque las personas mayores que necesitan acudir (al centro de salud) para hacerse electros periódicamente o controles de tensión, no pueden bajar de sus casas, por lo que tenemos que acudir nosotros a ellos", ha explicado y añade que hay personas que "llevan un mes sin bajar a la calle porque todavía hay agua en los fosos de ascensores y coches en sótanos". "Hace falta más ayuda por parte de los sistemas de bombeo que ayuden a drenar todo", ha reclamado la doctora.
A esto hay que sumarle las aguas residuales que están también afectadas. Un problema añadido que puede perjudicar la salud de los vecinos. "Están aumentando los casos de gastroenteritis, porque el agua no es potable todavía, pero de momento, el porcentaje de casos que requieren ingreso, es bajo".
No obstante, la doctora alerta de un aumento en las infecciones respiratorias debido al polvo del lodo. "Ese polvo produce un aumento de infecciones respiratorias, de bronquitis que se prolongan mucho en el tiempo, picor ocular o problemas dermatológicos. Un problema de salud pública", concluye.