Díaz Canales y Pellejero: "En 'La línea de la vida', Corto Maltés se da cuenta de su propia mortalidad"
- La nueva aventura del personaje de Hugo Pratt transcurre en la Guerra de los Cristeros, en México
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Hace ya diez años (2014), que Juan Díaz Canales (Madrid, 1972) y Rubén Pellejero (Badalona, Barcelona, 1952) se hicieron cargo de las nuevas aventuras de Corto Maltés, con "el máximo "respeto" y el objetivo de "no hacer una copia, ni una versión totalmente diferente". Y después de cinco álbumes (Bajo el sol de medianoche, Equatoria, El día de Tarowean, Nocturno Berlinés, La línea de la vida) podemos confirmar que han conseguido su objetivo, porque su Corto Maltés tiene personalidad propia (y muy fuerte) a la vez que conserva la magia del inmortal personaje de Hugo Pratt. Hemos hablado con ellos sobre este último álbum, La línea de la vida (Norma Editorial), en el que Corto viaja a México y acaba implicado en la Guerra de los Cristeros (1926-1929).
Pero... ¿Por qué no han elegido la Revolución mexicana (1910-1917)? "Esa era nuestra intención en un principio -nos explica Juan-, porque nos parecía una idea muy sugerente ver a Corto en esa Revolución mexicana. Además, esa historia podría haber coincidido con los hitos de la Revolución, con Pancho Villa, con Zapata, con el periodista norteamericano John Reed..., con todos los personajes que asociamos al momento más épico de la Revolución. Pero el problema es que en esos años Cortos estaba en otros lugares, ya habíamos contado esas historias y uno de nuestros objetivos es ser fieles a la cronología del personaje".
"Pero -añade el guionista-, no queríamos renunciar a la idea de ver a Corto en México y nos encontramos con esta otra revolución bastante olvidada, de las Guerras Cristeras y también nos pareció muy interesante. Entre otras cosas porque corresponde a esa idea de Pratt de meter a Corto en conflictos que pasan en lugares de sombra, en sitios perdidos, en guerras o revoluciones olvidadas como la de los Cangaceiros en Brasil. O cuando te contaba la Primera Guerra Mundial, pero en un teatro completamente diferente, como pudiera ser el norte de África. Cosas que no se suelen destacar en los libros de historia pero que merecen ser recordados. Porque esta guerra civil es bastante desconocida, incluso en el propio México".
Corto y el destino
En cuanto al título del álbum, recordemos que Hugo Pratt nos contó que Corto nació sin línea de la vida y se la grabó él mismo en las manos con una navaja. "Hemos elegido ese título -añade Juan-, porque nos estamos metiendo en un momento de la historia personal de Corto Maltés, en el que, tanto él mismo como los lectores, nos estamos dando cuenta de hasta qué punto es un ser de carne y hueso. Corto empieza a ser consciente de su propia fragilidad, de su propia debilidad, de su propia mortalidad. Y por eso nos parecía muy pertinente hablar del destino recuperando a Boca Dorada (una bruja centenaria que afirma haber conocido a la madre, la abuela e incluso al bisabuelo de Corto), que al principio del álbum le hace esa especie de predicción de un tanto funesta".
"Y, al mismo tiempo, nos permite hablar de directamente de la muerte -continúa el guionista-. Que el mismo personaje se plantee su propia su propia muerte, ya que es una historia que sucede en México, que, como todo el mundo sabe, es un país muy ligado culturalmente, a la celebración de la muerte, incluso de una manera muy peculiar y muy específica desde el punto de vista cultural y social. Con este maremágnum de ideas profundizamos un poco en esa idea del destino de Corto Maltés".
Rubén también destaca la importancia en el álbum de esa cultura mexicana de la muerte: "Sobre todo la hemos plasmado en una secuencia que hay de la fiesta del Día de los Muertos, en la que Corto llevará una máscara de la muerte. Creo que esa secuencia marca un momento importante, dentro del álbum, porque a partir de ahí empieza a meterse en la historia que lo llevará hasta el final del álbum. Es en ese punto clave donde queda patente la relación del pueblo mexicano con la muerte".
Un sorprendente cambio de imagen
En La línea de la vida, Corto Maltés llega a México por encargo de Boca Dorada para hacerse con unas estatuillas de jade que el arqueólogo estadounidense Edward Herbert Thompson ha encontrado en las ruinas mayas de Chichén Itzá. Pero la misión se complicará cuando Corto se vea arrastrado a la Guerra de los Cristeros.
Un territorio inexplorado para Corto al que acompaña esa sorprendente portada con un radical cambio de imagen del protagonista. "Yo pensaba que este cambio de imagen de golpe en la portada, esa sorpresa de verlo sin el hábito de marinero que todos conocemos, podía ser impactante y muy interesante -asegura Rubén Pellejero-. Además no es algo aleatorio sino que ese cambio tiene un peso específico en la historia muy importante, y creía que valía la pena apostar por ello. Así que se lo propuse a los editores franceses, pero ellos prefirieron la versión más clásica. Por eso agradezco a Norma que hayan apostado por esta portada que quizá sea más arriesgada pero también más interesante. Porque quería que el lector se preguntase qué pasaba para que Corto luzca ese aspecto. Además, cuando ves una portada, recibes una sensación muy básica de entrada, que tiene mucha importancia. Y siempre intentamos que cada portada contraste con la del álbum anterior, por eso Corto está en un lugar exótico que contrata con esa ciudad de Berlín. Nuestra intención siempre ha sido ir avanzando en la Historia de Corto, tanto en la narración como a nivel gráfico. Creo que ambas portadas son válidas, pero la española es más valiente".
No es lo único que ha cambiado porque los diálogos de Corto parecen son más escuetos, más incisivos. "Si tú lo dices, será verdad -asegura Juan-. Porque al final el que juzga estas cosas es el lector. Si es así, no es algo voluntario simplemente, sino producto de la evolución del mismo personaje, que cada vez se va haciendo un poco más lacónico, cada vez tiene una visión un poquito más cínica si de la vida y de las circunstancias que le rodean. Y quizá se haya cansado Corto Maltés de tener la réplica siempre ágil y de jugar a ser el que tiene la última palabra. A lo mejor es eso".
En cuanto a la colaboración entre guionista y dibujante, Pellejero nos comenta: "Juan me da un guion en el que está todo y que, de entrada, es muy cinematográfico. Y que cada dibujante podría interpretar de forma distinta. Creo que aporto muchos matices que enriquecen la historia, porque si no fuera así sería un dibujo sin alma, sin sentimiento. Como dibujante tienes que añadir cosas que mejoren la narrativa, si es necesario. Por ejemplo, creo que los silencios son muy necesarios. A veces colocar esos silencios, hacer una elipsis más evidente o alargar una secuencia porque el tiempo tiene que ser diferente. Como ejemplo tenemos el acercamiento a la pirámide maya. Yo hice esa fusión de la línea de la mano con la pirámide. Meto ideas visuales así en el storyboard y luego lo comentamos. Creo que ahí está un poco la magia de una buena colaboración con el guionista: ajustar las cosas, comentarlas... y tener el feedback de que todo lo hagamos para mejorar la historia".
"No todo está en Internet"
Destacar la excelente documentación que manejan tanto Juan Díaz Canales como Rubén Pellejero y que enriquece la historia. "Siempre digo -asegura Juan-, que la gran diferencia entre la la generación de autores que nos precede, la de Pratt y la nuestra, es que Pratt tenía una gran biblioteca e incluso viajaba in situ a los sitios para informarse y comprase libros. Además, como era políglota, los podía comprar en varios idiomas. Nosotros tenemos el problema inverso: nos sobra documentación e información. Por eso nuestra tarea es a la inversa: es descartar, purgar, filtrar... Además, tenemos la falsa sensación de que todo está en Internet, y realmente no es así. Para este álbum he tenido la enorme fortuna de contar con la ayuda de Ángel de la Calle, que es un gran amigo y excelente autor, que tiene vínculos muy fuertes con México y que me trajo directamente de México unos cuantos libros sobre sobre el tema de los cristeros".
"Entre ellos -añade el guionista-, una novela que se llama Rescoldo: Los últimos cristeros, de Antonio Estrada, que es hijo de uno de estos generales cristeros y cuenta su experiencia tal cual como la vivió de niño. También me he leído los libros de Jean Meyer, un historiador francés, nacionalizado Mexicano, que es el máximo especialista en el tema de las Guerras Cristeras. Yo siempre digo: "no te creas que todo está en Internet", porque hay muchas cosas que solo encuentras en los libros".
Destacar también la documentación visual que maneja Rubén Pellejero: "Por un lado tengo la de los personajes históricos y por el otro la del decorado mexicano, tanto de la fiesta que comentábamos, como de los lugares en sí. Yo me he fijado sobre todo en los libros del Archivo Casasola, que tiene las mejores fotografías de México desde 1900 hasta la década de 1970. Se puede consultar en Internet, pero también he usado numerosos libros sobre el tema. Aunque al final, lo que siempre hago es una inmersión en la época y no suelo reproducir ningún detalle concreto de esas imágenes, sino que creo un escenario imaginario diferente. Aunque esta vez hay un momento en el que aparece el puerto de Progreso, en Mérida, que sí lo reconstruí basándome en diversas imágenes. Yo construyo mi propio México a partir de muchos otros y he creado un pueblo que no existe tal cual, pero en el que creo que se respira el ambiente, que es lo que más me interesa".
Una imagen sorprendente de Charles Lindbergh
Como en todos los cómics de Corto Maltés, aquí encontraréis a varios personajes históricos, aunque el que más nos ha sorprendido es Charles Augustus Lindbergh (1902-1974), el famoso aviador que fue el primero en cruzar el Océano Atlántico sin escalas. "Aquí descubrimos esa otra cara más oscura de Lindbergh (usa su avión para bombardear a los rebeldes) Pratt también solía usar ese tipo de personajes históricos de fuertes contrastes y es una tradición que hemos seguido. Lindbergh posiblemente fue uno de los primeros héroes universales, gracias a que la radio ya había llegado al último rincón de la tierra, pero tenía ese lado oscuro que llevó a Philip Roth a escribir la novela La conjura contra América (2004), en la que En 1940, Charles Lindbergh es elegido Presidente, que también cuenta con una reciente adaptación de HBO (2020). Además, también fue un admirador de las ideas de Hitler y el Partido Nacional Socialista, e incluso fue un firme defensor de la no intervención de los Estados Unidos en la Segunda Guerra Mundial y el firme también partidario del movimiento "America First", que, desgraciadamente hoy está tan de actualidad".
Pellejero destaca otro de los personajes del cómic: "Aparte de los tradicionales, como Rasputín, me ha gustado mucho el joven periodista que reconoce a Corto y que lo tiene como un ídolo. Es como un Tintín de la época y tiene esa mezcla de inocencia y curiosidad que lo hace muy atractivo y que contrasta con ese Corto Maltés envejecido con el que entabla amistad. Su mirada nos permite ver a Corto Maltés desde otro punto de vista, desde el punto de vista de un periodista joven que empieza frente a ese aventurero que ya ha madurado".
"Gráficamente -continúa Pellejero-, enseguida me lo imagine como Tintín, y en la escena donde lo vemos corriendo delante de las balas, la propia actitud del movimiento me recordaba mucho al personaje de Hergé. Y al final del álbum he querido hacer un guiño para los lectores vistiéndolo con un jersey azul. Creo que es un personaje muy novedoso y curios dentro del universo de Corto, que lo empareja, de algún modo con ese universo de Tintín".
Además, Juan Díaz Canales ha querido homenajear a las mujeres que participaron en la Revolución mexicana con el personaje de la Coronela, que tendrá una relación muy especial con Corto. "En la Revolución mexicana las llamadas "soldaderas" ya formaban parte del ejército y tuvieron un papel muy activo (incluso llegaron a comandar a grupos de centenares de hombres). Y en estas Guerras Cristeras, que tenían un fuerte componente religioso, pasó lo mismo. Además ellas tenían una fe católica más arraigada y combativa. Y también eran las que establecían estas redes un poco de retaguardia para controlar el tráfico de armas y para sostener a todo un ejército que era al fin y al cabo, un ejército improvisado".
¿Color o blanco y negro?
Norma editorial vuelve a presentar el cómic en dos ediciones, una en color y otra más grande en blanco y negro, como el Corto Maltés original de Hugo Pratt. "Después de Nocturno Berlinés, que era más oscuro, queríamos un libro más luminoso -asegura Pellejero-. México me daba esta oportunidad de crear una historia clara, luminosa, pese al drama que cuenta la historia. Pero quería que el lector reciba esa sensación de que México es así, que hay mucho calor en esa luminosidad. Esta fue la base de toda la línea de del álbum. También tenemos selvas y ciudades, pero la mayor parte de la historia transcurre en ese éxodo en el desierto de los mexicanos. Y básicamente ahí están los colores. Por eso hay una búsqueda del azul, que para mí es un abuso de grises, y sobre todo de escenas muy carismáticas en las que la luz del sol lo inunda todo. Buscar que esa luz del sol funcionara tanto en la edición en color como en la de blanco y negro me ha dado mucho trabajo".
En cuanto a si prefiere la edición en color o blanco y negro, Pellejero nos comenta: "Esto cada vez va a ser más difícil. Porque yo le doy mucha importancia al factor narrativo del propio color. Por eso lo dejo a la elección personal de cada lector. Yo siempre intento dar lo mejor en ambas para que el lector reciba la emoción del relato del mejor modo posible. Y es cierto que tengo que dibujar con cierta astucia, equilibrando los negros y los colores, para que ambas ediciones funcionen bien".
"Es como tener dos hijos y tener que elegir a uno -añade Juan-. O tener que elegir entre papá y mamá. Yo creo que lo que contesta mejor la pregunta es que, desde mi punto de vista, son dos experiencias de lectura diferentes. El color que está haciendo Rubén desde el principio, pero sobre todo a partir de Nocturno berlinés y en este nuevo álbum, es un color donde el acento narrativo es brutal. O sea, se olvida de cualquier referencia a un color naturalista, y prácticamente todas las elecciones que hace, sea de paleta de gamas cromáticas o de colores locales o cosas ambientales, son todas en función de la narración. Eso te aporta una especie de textura que es diferente al blanco y negro, que en sí mismo tiene algo mágico y algo especial. Sobre todo asociado a Corto Maltés y sobre todo en manos de de Rubén, que también es un maestro del blanco y negro. Y que no ha descuidado la combinación tan exitosa, desde mi punto de vista, a nivel expresivo y casi diría expresionista, del manchado puro y duro de la mancha plana y grande con el rayado. El maneja muy bien estos dos códigos y yo, honestamente, disfruto los dos, pero los disfruto de manera diferente. Es difícil que tú sientas el calor en el blanco y negro, pero el blanco y negro te aporta otras cosas que a lo mejor con el color son experiencias diferentes".
¿Veremos a Corto en la guerra civil española?
Después de diez años en los que no han dado puntada sin hilo, preguntamos a Juan si tienen un plan a largo plazo para Corto Maltés: "Sí, hay un plan. Pero es un plan que se va construyendo un poco sobre la marcha. Es decir, no nos planteamos desde un principio lo que va a pasar en cada tomo, pero sí que hemos ido intentando mantener una cierta coherencia, que se corresponde a ir rellenando esos huecos cronológicos del personaje. Y, sobre todo a partir del tomo anterior y con este, hemos incidido en explorar zonas un poco trabajadas por Hugo Pratt. En este caso la biografía de un Corto que ya está en la cuarentena, que ya no es un mozo precisamente, y cuyo mundo ha cambiado muchísimo alrededor suyo. Este mundo de los años 20, ya casi de los años 30, que es el de las revoluciones, del ascenso de los fascismos, etcétera, etcétera. Entonces, de alguna manera yo creo que no nos estemos separando de la línea del personaje, pero sí estamos yendo hacia un terreno, digamos, inexplorado".
Pero.. llegaremos a ver a Corto Maltés en la guerra civil española donde Hugo Pratt aseguró que se le perdía la pista. "Yo estoy convencido que sí -afirma Juan-. Lo que no sé es ni cuándo ni quién lo va a contar. Porque forma parte de la historia de Corto Maltés y tiene toda la lógica que sea una historia que se acabe contando. Ahora, no te puedo decir si va a ser la siguiente historia o será dentro de otras cinco".
Diez años, cinco álbumes... ¿Alguna vez pensaron en llegar tan lejos? "Yo creo que pensar, pensar... no. porque esto es impredecible -nos comenta Juan Díaz Canales-. Porque a fin de cuentas es el lector el tiene la última palabra con las ventas del cómic y nuestros contratos son de álbum en álbum. Pero nunca nos hemos planteado a Corto Maltés como algo pasajero, porque confiábamos en nuestro trabajo, en como queríamos reconstruir un poco al personaje a nuestro nuestro modo. Y esto nos daba las fuerzas suficientes para tener esperanzas y para que la cosa fuera para largo. Y de momento parece que no nos va mal".