La justicia en los Territorios Ocupados: palestinos e israelíes no son iguales ante la ley
- Un equipo de RTVE ha viajado hasta Cisjordania para comprobar cuál es la situación tras un año de guerra en Gaza
- Palestinos están sometidos a la ley marcial, colonos judíos son juzgados en tribunales israelíes según el derecho penal
A cinco kilómetros de Ramala (Cisjordania) se encuentra Beitin, un pequeño pueblo palestino de unos 2.000 habitantes. Nada más pasar su entrada, es difícil no fijarse en los pósteres conmemorativos que salpican las calles de esta localidad.
Todos tienen el mismo rostro: el de Omar Abdulghani, un adolescente palestino de 17 años que, el pasado 13 de abril, fue asesinado de un disparo en la cabeza por parte de colonos israelíes.
“Le arrebataron la vida como si no fuese nada“
“Omar siempre estaba feliz. Era difícil verlo triste o enfadado. Siempre tenía una sonrisa en la cara”, asegura Ahmad, su padre. “Estos cuatro son mis hijos. Omar era el más pequeño y el más mimado. Algunos me decían que parecía como si fuese mi único hijo porque le consentía mucho”, añade con una sonrisa, mientras va pasando fotos en el móvil.
Este padre cuenta que lo más duro de perder a su hijo es que fue de repente. Omar cenó en casa y luego se marchó a la de su tía a jugar a la PlayStation. Sobre las nueve y media de la noche, algunos vecinos de Beitin pidieron ayuda por un grupo de WhatsApp porque unos 50 colonos habían entrado en el pueblo y estaban atacando casas palestinas. Ahmad dice que no le dio mucha importancia hasta que vio en los mensajes que Omar había sido herido.
“Llegamos al hospital y me quedé sorprendido. La mayoría de los jóvenes del pueblo estaban junto a la sala de emergencias”. Cinco minutos después salió el médico y le dijo que su hijo había fallecido.
“Me sentí como en un sueño... ¿Cómo es posible que a una persona que estaba jugando hace media hora, bromeando y hablando conmigo le mataran de forma bárbara, irresponsable, como si no fuese nada?”, dice con la voz rota.
Víctima de una ola de venganza
El ataque en el que murió Omar fue parte de una campaña de venganza lanzada por grupos de colonos contra 11 pueblos árabes, entre el 12 y el 16 de abril. Su detonante: la desaparición y muerte de Benjamin Achimeir, un menor israelí que residía en un asentamiento de los alrededores.
Además de Omar, esta ola de ataques se cobró la vida de otros tres palestinos y dejó 45 heridos. “A Omar le dispararon ahí”, asegura su primo Ala Hamed, mientras señala lo que parece un charco de sangre seca en la carretera principal que conduce a Beitin.
Hamed fue uno de los primeros en saber lo que había ocurrido. “Mientras aparcaba el coche, escuché el disparo. Bajé y vi a Omar tirado en el suelo. Los otros chicos pensaban que se había agachado al escuchar el tiro, pero se fijaron bien y vieron que había un charco enorme de sangre debajo de su cabeza”, relata.
“No existe la justicia en esta tierra”
Ahmad es uno de los tantos padres de mártires que el conflicto palestino-israelí ha dejado en más de 70 años. “Omar nos adelantó al paraíso. Aquel día del entierro, sus hermanos y yo lo bajamos ahí”, sostiene señalando su tumba. “No fue fácil. Nada fácil”, susurra.
Este padre está resignado a que, en el caso de su hijo, no habrá justicia. “La inteligencia israelí me llamó tres semanas después de su muerte. Me dijeron que habían detenido al asesino, pero sin dar nada de información. Ni siquiera me enseñaron una foto de él”, afirma.
“No existe la justicia en esta tierra. Estamos bajo el mandato de una ocupación criminal, que nos trata de forma salvaje, como si fuésemos animales, cuyo único objetivo es servir a la ocupación”, concluye indignado.
Dos sistemas legales
El trato desigual entre acusados palestinos e israelíes está claramente documentado. Desde que ocupó Cisjordania en 1967, Israel sostiene un doble sistema legal, que distingue entre poblaciones según el origen nacional.
Los palestinos son juzgados en tribunales militares israelíes, donde la tasa de condenas es del 99% para los acusados. En cambio, los colonos judíos están sujetos a tribunales civiles dentro de Israel que aplican el derecho penal y contemplan sentencias más leves y amplias garantías judiciales.
Además, un estudio de la organización de derechos humanos Yesh Din revela que, entre 2005 y 2023, alrededor del 94% de las investigaciones de violencia contra palestinos cometida por israelíes se cerraron sin acusación y solo el 3% terminó en una condena.
Según cuenta Ahmad, el asesino de Omar sigue en libertad. Las autoridades israelíes arrestaron a un hombre como sospechoso de su muerte, pero nada más se sabe. RTVE Noticias se ha puesto en contacto con la policía israelí, pero no ha obtenido respuesta.
El único dato público del sospechoso es que es un hombre de 35 años que reside en Beit El, un asentamiento judío a solo dos kilómetros de Beitin.
Realidades paralelas
Protegida como una fortaleza, Beit El es una colonia donde viven unos 7.000 judíos ortodoxos. Uno de ellos es Chaim Silberstein. Llegó a Cisjordania desde Sudáfrica con 19 años.
“Si no tengo derecho a vivir en Judea y Samaria no tengo derecho a vivir en ningún lugar de Israel“
“Para mí, no hay discusión. Esta tierra nos fue dada hace 4.000 años. Está escrito de forma clara en la Biblia”, dice convencido. “Si no tengo derecho a vivir en Judea y Samaria no tengo derecho a vivir en ningún lugar de Israel”, zanja.
A pesar de pertenecer a un mundo muy distinto al de Ahmed, su vida también ha estado marcada por la violencia del conflicto. “Mi hija y mi yerno fueron tiroteados por terroristas de Hamás. Ella estaba embarazada de siete meses y mataron al bebé”, relata emocionado.
Uno de los presuntos atacantes fue asesinado por las fuerzas israelíes cuando intentaban arrestarle; el otro palestino involucrado está cumpliendo cuatro cadenas perpetuas en una prisión militar israelí.
Las autoridades hebreas también derribaron su vivienda familiar. Una práctica que Israel aplica sin juicio previo contra los sospechosos palestinos y que organizaciones de derechos humanos condenan como una forma de castigo colectivo prohibido por el derecho internacional.
Las historias de Ahmad y Chaim son parte de la realidad desigual de la ocupación de Cisjordania. En este territorio, Israel sostiene un doble código penal en el que palestinos e israelíes tampoco son iguales ante la ley.