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La inflación eleva el coste de tener hijos un 13%, según un estudio de Save the Children

  • El 43% de los niños y niñas viven en hogares con serias dificultades para afrontar gastos imprevistos
  • Por comunidades, Cataluña es la más cara para formar una familia, especialmente con hijos adolescentes

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Tener hijos es un 13% más caro respecto a 2022 por culpa de la inflacción, según Save The Children
Los hogares monoparentales son los que más riesgo sufren, según el estudio. GETTY

La inflación está haciendo que cada vez sea más caro tener hijos en España. Así se desprende del estudio El Coste de la Crianza en España 2024, que ha realizado Save the Children, que subraya cómo el coste ha alcanzado un promedio mensual de 758 euros por hijo o hija en 2024. Es decir, un incremento del 13% respecto a 2022. Detrás del aumento del coste de la crianza se encuentra la inflación, que ha afectado de forma significativa a los bienes y servicios esenciales, como los suministros del hogar y los alimentos.

"La crianza representa una carga económica considerable para las familias, especialmente en la adolescencia, y se ha convertido en un factor de riesgo significativo de pobreza", asegura Andrés Conde, director general de la organización. El estudio señala que los gastos que más han aumentado desde 2022 son los relacionados con los suministros de la vivienda (63%) y la alimentación (26%).

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Una situación que, según apunta la directora de Incidencia Social y Política de Save the Children, Catalina Perazzo, "influye a la propia decisión de tenerlos". En España nacen 1,16 hijos o hijas por mujer, la tasa más baja de toda la Unión Europea. Asimismo, la brecha entre la fecundidad deseada y la efectiva es una de las mayores de la UE: el 20% de mujeres de más de 40 años con hijos o hijas habrían querido tener más, y de las que no tenían, casi la mitad hubieran querido, según la Encuesta de Fecundidad, Familia e Infancia de septiembre de 2024 del Centro de Investigaciones Sociológicas.

Hogares monoparentales, entre los que más riesgo sufren

En un contexto de crecimiento generalizado de rentas, los indicadores de pobreza se han reducido en 2023 para casi todos los grupos de edad y tipos de hogar. No es así en el caso de las personas menores de 18 años o en los hogares con niñas y niños, cuyos indicadores de pobreza han empeorado. Entre la población infantil y juvenil, la tasa de pobreza ha ascendido en el último año del 27,8% al 28,9%, frente a la cierta estabilidad que ha experimentado la relativa a la población en general.

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Dentro de este contexto, la cifra de pobreza para hogares monomarentales es especialmente preocupante, ya que la mitad de los 530.000 hogares de este tipo están en riesgo. Inma y su hijo de 12 años conforman una familia monomarental y explican que llenar la cesta de la compra no suele ser fácil. "Compramos menos cosas cada vez. Pescado pocas veces porque normalmente terminamos yendo a coger la misma bolsa de congelados. El fresco es bueno, claro, pero es demasiado caro para estar comprándolo con una frecuencia más o menos normal", cuenta.

La inflación eleva el coste de tener hijos un 13%, según un estudio de Save The Children

Inma sufre de hipertensión intracraneal, viéndose muy limitada en los trabajos. SAVE THE CHILDREN

El hijo de Inma va a un instituto con aulas TEA (espacios educativos especializados para niños y jóvenes con Trastorno del Espectro Autista). "Necesita muchísima ayuda. Normalmente, como económicamente no le puedo pagar terapias, se las hago yo en casa, pero le hago lo que puedo, ya que no soy su terapeuta y no lo puedo tratar".

Pepa, con tres hijos pequeños, comenta que también tiene que hacer malabares para poder llegar a fin de mes. El aumento del coste de vida ha obligado a su marido a marcharse a trabajar a Francia, aunque, al mismo tiempo, esto suponga un gasto más al tener que contar con una cuidadora. "Mis padres no pudieron dejarme nada y yo tampoco tengo qué dejar a mis hijos. Van a tener que salir hacia delante por ellos mismos", afirma.

El coste de la vivienda sigue aumentando

Los gastos corrientes de la vivienda son de los que más han aumentado, con un incremento del 63% desde 2022 y del 153% desde 2018. De promedio, el coste adicional con respecto a la vivienda cuando nace un niño o niña asciende a 92 euros al mes. En total, los gastos relacionados con la vivienda, sumando suministros del hogar, ascienden a 135 euros mensuales por hijo o hija. Un aumento significativo que contribuye a la carga económica general que enfrentan las familias, especialmente aquellas con ingresos limitados.

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Además, el 43% de los niños y niñas viven en hogares con serias dificultades para afrontar gastos imprevistos, un aumento de 4 puntos porcentuales respecto a 2022. Este es el caso de Rut, cuyo hogar está conformado por cinco personas en total. "Es imposible si los sueldos no se amoldan al nivel de vida, además hay más gastos extra aparte de los de la casa", comenta. Rut no cuenta con un colchón económico del que poder tirar y que luego pueda ir reponiendo. "Hay meses en que los gastos imprevistos se te ponen en 500 euros, por ejemplo, porque se te junta con la compra de ropa o el gasto de los libros".

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Rut explica que trabajar en hostelería le ha dificultado la conciliación familiar. SAVE THE CHILDREN

Rut cuenta que suele sacrificar los momentos de ocio y las vacaciones para poder llegar a fin de mes. "Nos solemos quedar por aquí... Al final, lo importante es pasar momentos en familia".

Pobreza en función de las edades y las comunidades

Asimismo, el coste de criar a un niño o una niña varía significativamente según la etapa de la infancia o adolescencia. De 0 a 3 años el gasto mensual es de 609 euros. Las principales partidas con mayor peso en la crianza en esta franja de edad son la conciliación (las escuelas infantiles), la vivienda (adaptar el espacio a un nuevo miembro) y la alimentación.

"Frente a lo que se suele pensar, la franja de 0 a 3 años supone un menor coste mensual. Aunque es verdad que supone una inversión en el hogar y la conciliación familiar, destacando el papel de las guarderías", explica Perazzo. Entre los 4 a los 6 años el coste mensual aumenta ligeramente hasta los 692 euros. "El pico de 812 euros se alcanza entre los 7 y 12 años, donde los gastos en alimentación cobran una mayor fuerza", añade la directora de Incidencia Social y Política de Save the Children. En ese punto, los niños y niñas ya comen más cantidad de alimentos y se han incorporado totalmente a la dieta de la familia. En la adolescencia, de los 13 a los 17 años, los gastos se reducen ligeramente a 807 euros. Los jóvenes han dejado de lado los juguetes y el ocio se realiza más con amigos y con amigas, o por medio de los dispositivos tecnológicos.

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El estudio también refleja las grandes diferencias que existen por comunidades, con Cataluña a la cabeza en cuanto a los gastos. En concreto, la cifra aumenta hasta los 938 euros mensuales. Por edades, el desembolso por la crianza aumenta progresivamente a medida que los niños y niñas crecen. En Cataluña, por ejemplo, el coste para los adolescentes es el más elevado, llegando hasta los 993 euros. En Euskadi y la Comunidad de Madrid, los costes de crianza para las edades más altas superan también los 900 euros mensuales.

Por el contrario, Andalucía es la región con el coste más bajo en todas las franjas de edad, con 570 euros para menores de 3 años y 776 euros para adolescentes.

Reforzar las políticas públicas

Teniendo en cuenta estas diferencias por edades, Save the Children alerta sobre la importancia de reforzar las políticas públicas de apoyo a la crianza. "La creación de una prestación de carácter universal o casi universal destinada a la crianza sería un paso fundamental para reducir la desigualdad entre las familias", explica Perazzo. Según apunta, esta prestación permitiría eliminar barreras burocráticas y proporcionar un apoyo continuo, especialmente para aquellas con menos recursos.

Además, el organismo propone rediseñar y revalorar el Complemento de Ayuda para la Infancia (CAPI), con el objetivo de mejorar esa ayuda para apoyar mejor a las familias con adolescentes. Un ajuste en el valor del CAPI para estos hogares permitiría cubrir una mayor proporción de los gastos derivados de la alimentación, educación y otros servicios necesarios para un desarrollo adecuado.

El estudio también busca dar soluciones a la influencia de las decisiones políticas sobre la economía doméstica. En este sentido, señalan que las prestaciones contributivas y no contributivas se actualizan según estas decisiones políticas, lo que "las hace vulnerables a ser congeladas ante crisis económicas". Estas actualizaciones suelen basarse en distintos indicadores, como el IPREM o el IPC general.

Save the Children propone diseñar políticas de apoyo a la crianza que garanticen suficiencia y eficacia, independientemente de decisiones políticas. Además, sugiere crear un índice de precios de la crianza para ajustar las transferencias según la inflación específica de las familias con menores, asegurando una compensación adecuada. "Serviría de referencia a la hora de actualizar o calcular las prestaciones o ayudas, de la misma forma que se utiliza el IPC general, pero que tenga en cuenta el sobrecoste de las familias con hijos a cargo", concluye Perazzo.