La izquierda y la ultraderecha francesa se alían y tumban el Gobierno de Michel Barnier
- El ex primer ministro ha advertido que "los problemas no van a desaparecer" con su destitución
- La líder de la extrema derecha, Marine Le Pen, vincula su apoyo a la moción ante unos presupuestos "caóticos"
El caos y la inestabilidad políticas han vuelto a Francia solo tres meses después del nombramiento del Gobierno de Michel Barnier. La coalición de izquierdas del Nuevo Frente Popular y la formación ultraderechista Agrupación Nacional han destituido al primer ministro en una moción de censura aprobada por 331 votos de 577.
La votación, que ha tenido lugar como resultado del rechazo a los Presupuestos Generales de 2025, deja al país sin jefe del Legislativo y a las puertas de una recesión.
A lo largo del debate en la Asamblea Nacional se han sucedido ataques constantes por parte de la oposición, con peticiones expresas a la renuncia del presidente, Enmanuel Macron, a quienes muchos atribuyen el bloqueo político en el país. La votación se ha llevado a cabo pese a las llamadas desesperadas del ex primer ministro y actual diputado macronista, Gabriel Attal, de frenar la moción. "Están cometiendo un error en la historia; aún no es demasiado tarde para evitar decepcionar a los más de seis millones de votantes franceses que [nos] votaron", señalaba.
Con su destitución, Barnier se convierte en el primer ministro francés que menos ha durado en el cargo desde la Segunda Guerra Mundial.
Barnier: "Los problemas no van a desaparecer"
Frente a los abucheos de la oposición, y los aplausos de sus compañeros de partido, el ahora ex primer ministro ha tratado de justificar, sin éxito, las razones del presupuesto origen de la disputa. "Mirando a la cara de nuestras cuentas públicas, debemos 60.000 millones de intereses anuales en deuda. Esto es más que nuestro presupuesto de Defensa, y será más mañana si no hacemos algo", ha apuntado.
"Los problemas no van a desaparecer por hacer una moción de censura; esta realidad afectará a cualquier Gobierno, sea cual sea, porque se trata de nuestra soberanía", ha insistido.
Barnier también ha atacado a la oposición, incluida Marine Le Pen, a la que ha acusado de tener "una idea muy distinta de lo que significa soberanía". Ha sido especialmente duro con los miembros del Nuevo Frente Popular y, en concreto, contra los parlamentarios de La Francia Insumisa.
"[El expresidente] Georges Pompidou dijo que, 'ante cualquier circunstancia hay que conservar la moral de la acción, la moral colectiva'. ¿Dónde está la moral y la acción, cuando al llegar al palacio de Gobierno al día siguiente de mi nombramiento me dijeron que iban a votar para echarme en una moción de censura?", ha reprochado Barnier ante la mirada de desaprobación de la bancada socialista.
"Para mí ha sido un placer en estos últimos tres meses ser el presidente de los franceses; ha sido un honor haber servido con dignidad a Francia", ha concluido.
Le Pen: "Acabaremos con el Gobierno de las apariencias"
Durante su alocución en el parlamento francés, Le Pen también ha defendido su apoyo a la moción por sus diferencias con el presupuesto del Gobierno.
"Desde hace 50 años, Francia ha perdido el control de sus gestiones financieras. Este presupuesto no tomaba solo como rehén a Francia, también a los franceses más vulnerables: los jubilados modestos, los enfermos, los trabajadores pobres... ¿Dónde va el dinero? Siempre más impuestos, pero siempre menos servicios públicos y protección fiscal", ha señalado.
La líder de la extrema derecha francesa anunciaba así su objetivo de acabar "con un Gobierno de las apariencias" que ha querido "prolongar las políticas" de Macron, y que "por intransigencia, dogmatismo y sectarismo ha impedido la más mínima concesión" a la oposición.
El presidente de la Agrupación Nacional, Jordan Bardella, ya advirtió a Barnier en septiembre de que todo lo relativo al presupuesto de la Seguridad Social sería considerado "línea roja" y así ha ocurrido finalmente.
Las dudas del próximo candidato
Ahora Macron debe buscar una solución, sabiendo que, constitucionalmente, no puede convocar nuevas elecciones legislativas hasta mediados de 2025. Según fuentes del Elíseo consultadas por Reuters, el presidente pretende nombrar rápidamente a un nuevo primer ministro, con una propuesta para antes de este fin de semana. El presidente tiene previsto dirigirse a la nación el jueves por la tarde.
De acuerdo con la prensa francesa, el mandatario maneja dos nombres que podrían contar con el visto bueno implícito de Le Pen: el actual ministro de Defensa, Sébastian Lecornu, y el veterano centrista François Bayrou.
Le Pen ha adelantado que su formación tiene "algunos requisitos para apoyar al nuevo primer ministro, incluyendo el respeto a nuestros votantes", pero dejará que" el próximo nominado pueda trabajar". Al mismo tiempo, la política ultraderechista se ha desvinculado de los llamados de la izquierda para pedir la dimisión de Macron, aunque ha adelantado que "la presión se acumula" y que "solo él tiene la última palabra".
Desde que el pasado 9 de junio Macron disolviese el hemiciclo y convocase legislativas anticipadas, los resultados han arrojado una Asamblea Nacional fragmentada en tres grandes bloques casi a partes iguales: el de la izquierda, el del centro macronista y el de la ultraderecha de Le Pen y sus aliados. Ninguno de ellos es mayoritario por sí solo.
La patronal francesa alerta del riesgo de recesión
La principal organización patronal francesa (Medef) ha alertado del riesgo de que Francia entre en recesión si no hay un presupuesto estatal para 2025, una situación de incertidumbre que se ha precipitado con la caída del Gobierno.
"Podríamos terminar el año en una recesión", ha afirmado el portavoz del Movimiento de Empresas de Francia (Medef) y responsable regional de París, Charles Znaty, en unas declaraciones a la emisora FranceInfo.
Solo una votación in extremis minutos antes del examen de las mociones de censura ha permitido obtener un acuerdo entre los parlamentarios para aprobar los último ajustes de los presupuestos, al menos, hasta finales de año. Incluso con un nuevo primer ministro, la posibilidad de aprobarse otro presupuesto sigue en el aire, aunque Le Pen ha señalado que su formación está dispuesta a contribuir en su creación.
Francia prevé cerrar este año con un déficit público del 6,1% del PIB, un empeoramiento del ya importante 5,5% con el que terminó 2023 (frente al 4,9% previsto inicialmente por el Gobierno).