Annie Leibovitz y sus fotografías de los reyes de España: inspiración barroca por toda Europa
- Los autores de varios retratos reales recuerdan sus procesos creativos
- La tradición retratística europea contiene un profundo simbolismo
Los retratos reales del rey Felipe VI y la reina Letizia a cargo de la prestigiosa fotógrafa estadounidense Annie Leibovitz han generado grandes debates en torno a su simbolismo. Recorrer el Museo del Prado permite reconocer las influencias y la tradición de las que bebe la artista en el género de los retratos reales. Algunos aspectos de su obra se asemejan a elementos ya presentes en el que es probablemente el más famoso y peculiar de la historia, Las meninas de Velázquez.
Estela de Castro también fotografió a los reyes en el año 2019, en su primer retrato oficial. Tras cuatro meses de preparación, se publicaron diez imágenes. El escenario elegido para la ocasión fue el comedor, ya que es lo suficientemente espacioso como para que la artista contase con un tiro de cámara adecuado y su color granate encandiló a la fotógrafa. Además, la luz que ilumina a los reyes procede del balcón desde el que se asoman en ocasiones, lo que le aporta un simbolismo especial.
Acostumbrada a improvisar, esta vez Estela de Castro tuvo que afrontar un largo proceso de preparación, con un amplio equipo. "Me vi todos los retratos de todas las casas reales de Europa", confiesa. La suya es la fotografía que despide a los visitantes al salir del Palacio Real, pero antes se habrán cruzado con el último retrato pictórico de la familia real. En este caso, es el de Antonio López, al que le costó 20 años dar por buena su propia obra y entregarla.
Una larga tradición en la monarquía europea
Moverse por el Museo del Prado ayuda a identificar lo que se esconde tras las fotografías de Leibovitz. Alejandro Vergara, jefe de conservación del museo, asegura que las obras de sus pasillos "son retratos muy retóricos, muy barrocos, como los que ha hecho ella". El salón que sirve como escenario de las imágenes es una de las grandes salas del arte rococó en Europa, explica. Para el experto, la tradición retratística aporta la continuidad que acompaña a la realeza: "Uno es rey porque es hijo de rey".
La monarquía británica cuenta también con una importante tradición vinculada a los retratos reales. Jonathan Yeo es el autor del primer retrato oficial de Carlos III, ya como monarca de Reino Unido. Los únicos requisitos eran el tamaño y el uniforme militar. Todo lo demás se trata de una decisión artística del propio Yeo. "Hay que guardar un equilibrio: respetar la tradición y que no parezca que tu cuadro se pintó hace dos siglos", explica.
Con un estilo muy distinto, se encuentra el último retrato que se hizo en vida Isabel II, pintado por la española Miriam Escofet: "Me dieron libertad total, me sorprendió muchísimo". La artista recuerda que la intención era crear un retrato "bastante íntimo". Una de las principales dificultades era ilustrar cómo es la monarquía en la era democrática: "Quieres pintar a la persona, pero también representar a la monarca y esa dualidad es casi imposible".