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Entrevista

Ignacio Gutiérrez de Terán: "La transición en Siria es viable, el problema es la diversidad de tendencias entre los rebeldes"

  • El especialista en Líbano y Siria acaba de publicar el libro Hezbolá. El laberinto de Oriente Medio
  • Analiza la actualidad en Damasco y sobre el origen, desarrollo y el papel de la milicia chií en la región

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Los rebeldes sirios toman el control de Khan Sheikhoun en el noroeste de Siria
Los rebeldes sirios toman el control de Khan Sheikhoun en el noroeste de Siria EFE / MOHAMMED AL RIFAI

Ignacio Gutiérrez de Terán es profesor del Departamento de Estudios Árabes e Islámicos en la Universidad Autónoma de Madrid. Se ha convertido en una de las voces más conocedoras de la cuestión confesional y la situación política de Líbano en el mundo árabe. Imparte clases sobre transiciones políticas en el mundo árabe, con especial atención al caso libanés, en el Máster de Estudios Árabes e Islámicos Contemporáneos de la UAM. Cuenta con una larga trayectoria como investigador y ha residido temporadas tanto en Líbano como en Siria, donde redactó su tesis acerca de las relaciones interconfesionales en ambos países. Tiene numerosos artículos y publicaciones acerca de la cuestión confesional en Líbano y la situación política actual. En la editorial Catarata acaba de publicar el libro Hezbolá, El laberinto de Oriente Medio.

PREGUNTA: La actualidad en Siria se impone. Bashar al Asad ha sido derrocado tras una rápida ofensiva de los rebeldes islamistas. ¿Por qué ahora y en tan poco tiempo?

RESPUESTA: Tiene que pasar cierto tiempo para que comprendamos bien lo que ha ocurrido. Sobre el terreno ha habido un desfonde de las tropas del Gobierno. Lo que hemos visto es un desmoronamiento y una huida en los días anteriores de efectivos militares sirios. Las fuerzas rebeldes dicen que ha sido una operación militar brillante y que han tomado completamente con el pie cambiado a las tropas gubernamentales que quizás estaban preparando una ofensiva sobre el reducto de los rebeldes en Idlib. Desde luego hay muchas preguntas, una de ellas la pasividad del Ejército ruso a la hora de defender enclaves estratégicos dentro de Siria y la otra por qué los consejeros militares iraníes se retiraron en los días anteriores al avance hacia Damasco. Del mismo modo que cabe preguntarse sobre el cometido de las milicias proiraníes, muchas de ellas quedaban sobre el terreno. Creo que habría que ver si en efecto se trata de una ofensiva militar triunfal y sorprendente por parte de la oposición o hay un acuerdo regional. Ha habido un arreglo de varios intereses regionales, empezando por Turquía, Irán y Rusia en primer lugar, pero también algún tipo de entendimiento a varias bandas de Estados Unidos, con el propio Israel, con países árabes de la zona del Golfo y con Jordania. No hay que obviar también la situación de varios expedientes que, por ejemplo, a Washington le interesan mucho, como es la situación de los kurdos y las garantías sobre el respeto de las entidades políticas que ahora mismo administran, así como de sus milicias.

P: ¿Es viable una transición en Siria? ¿Qué futuro le espera al pueblo sirio?

R: La transición en sí es viable. El problema está en la diversidad de opiniones y de tendencias que hay en los grupos que forman la gran coalición rebelde, en el que podríamos distinguir tres grandes ramas. En primer lugar, están los islamistas más o menos moderados, con algún cambio notable en la forma de ser y en la ideología. Como vemos, Hayat Tahrir al-Sham o el Grupo por la Liberación de Siria, considerado terrorista por algunas instituciones occidentales. Aunque lo cierto que que se ha producido una moderación notable y un alejamiento de las tesis radicales yihadistas que podían representar Al Qaeda y el Estado Islámico. Estos grupos islamistas no están bien avenidos entre sí y por lo tanto ya estamos viendo que hay tensiones entre ellos. En segundo lugar, están las milicias y los grupos afines a Turquía que han sido armados por los turcos y que probablemente responderán a la prioridad turca, que es asegurarse una zona bajo su control en el norte sirio para contrarrestar una posible influencia kurda y también para proceder a la devolución paulatina de los cientos de miles de refugiados sirios que hay en Turquía.

Y en tercer lugar, están varias milicias y grupos armados que en teoría no dependen directamente de directrices islamistas o de Turquía y que podríamos calificar de nacionalista sirios, más o menos seculares o laicos, con una implantación menor, pero que también tienen su influencia en determinadas zonas del país. Y esto va a crear la primera gran pregunta: ¿Cómo se van a aglutinar estas fuerzas y de qué modo lo van a hacer? Las declaraciones oficiales son todas muy positivas por parte de estos dirigentes, sobre todo por lo que ha dicho Mohamed Al Jolani, que habrá una transición presidida precisamente por el primer ministro del régimen hasta hoy, lo cual indica que no se quiere hacer una ruptura total con las instituciones y con las estructuras del régimen anterior. Y también está habiendo una política de contención, por lo que hace a posibles venganzas contra representantes del régimen. Esta actitud es lo que ha posibilitado muchas deserciones en el Ejército y que numerosos oficiales hayan entregado las armas o se hayan retirado sin oponer resistencia.

P: El contexto actual, la ofensiva de Israel en Gaza y en Líbano ha podido propiciar el avance de los insurgentes en Siria. ¿La debilidad de Hizbulá e Irán en la región ha impactado en la capacidad del régimen sirio?

R: Sí, todo está relacionado con el entorno a Gaza. Tiene que ver con la debilidad de Irán y Rusia, que son los dos grandes valedores del régimen de Al Asad junto con Hizbulá, aunque no explica la caída en de esta forma fulgurante, ni tampoco sirve para interpretar por qué Rusia se ha desvinculado hasta este extremo de la defensa aérea y no ha utilizado sus recursos militares para defender y para apoyar al régimen, como hicieron en 2015. Lo mismo pasa con Irán, que está debilitada por sus conflictos con Israel, pero también tiene la capacidad de haber propuesto un frente de resistencia a través de sus propios consejeros militares o de las milicias armadas, sobre todo iraquíes, que todavía la semana anterior estaban en territorio sirio y no lo ha hecho. Y luego está Hizbulá, que probablemente sea la parte más perjudicada por la caída del régimen. La razón principal es porque ha perdido su vía natural de pertrechos y de abastecimiento de municiones y de logística militar desde Irán e Irak hacia el territorio libanés. Algo que puede influir mucho en el desarrollo de la tregua que se está produciendo en Líbano si Israel percibe que este momento es propicio para reiniciar el conflicto y acabar con Hizbulá. Lo cual está por ver, porque está debilitado, pero ni mucho menos derrotado. Y durante 60 días han podido resistir la acometida israelí y aun sin ayudas directas para reponer su inversión en armamento. Es probable que resista todavía en un caso de una guerra varias semanas más. Pero sí, desde luego, hay un perjuicio notable del llamado eje de la resistencia, pero yo creo que más perjudicado ahora mismo, por razones logísticas evidentes, es Hizbulá.

P: En el libro intenta explicar quién es Hizbulá. Hace un recorrido por su origen, deteniéndose en las circunstancias históricas y sociales que han sido el caldo de cultivo de su creación. ¿Quizás, sin la invasión de Israel en Líbano del 78, no existiría Hizbulá?

RESPUESTA: Tiene toda la razón y es lo que intento decir en el libro. Probablemente, sin los acontecimientos de 1978, con mucha probabilidad Hizbulá no habría aparecido. Habría seguido formando parte de Amal, el movimiento que aglutinaba la mayor parte del espectro político chií en Líbano. Integrantes de la milicia reconocieron que hasta 1982 no veían la necesidad de crear una nueva entidad, pero ante lo que consideran una pasividad de Amal frente a la ocupación israelí, es cuando dan un paso adelante. También tiene que ver, por supuesto, la influencia iraní, que a lo mejor necesitaba una formación más militantemente islamista que Amal. Pero sin lugar a dudas, la invasión israelí es la que desencadena el origen de Hizbulá.

P: Insiste en que se trata de una organización clerical, dirigida por clérigos y con fieles seguidores. Tiene una identidad muy fuerte. ¿Es correcto decir que han creado un Estado dentro de un Estado? 

R: Sí, es la definición que se suele hacer. Yo he utilizado en el libro el término "Hizbolistán", un poco con la referencia sobre todo a esta República de Asia Central. Es una metáfora que me he permitido, pero no sé si hablar de un Estado entre un Estado, pero sí de una institución múltiple dentro de un Estado. Creo que es más correcto, puesto que tiene sus propios sistemas de asistencia y de seguridad, tal y como hemos visto en las últimas semanas. Su propio papel de milicia alcanza casi el nivel de un ejército profesional.

P: En Líbano la comunidad chií ha sido históricamente marginada. Sin embargo, el país de los cedros ha sido una isla de tolerancia en la región y se caracteriza por una pluralidad confesional que permite la convivencia entre grandes grupos religiosos. ¿Es gracias a esta pluralidad tan auténtica del Líbano que tiene cabida Hizbulá?

R: La explicación está efectivamente en la pluralidad y diversidad confesional que ha permitido a los grupos religiosos actuar de forma independiente. Cada confesión ha visto que su única forma de construir un proyecto de Estado es respetando a cada una y todas las líneas rojas de las demás. Y en eso tiene mucho que ver la influencia exterior. Una comunidad para hacerse fuerte frente a las demás cuenta con el respaldo de una gran potencia y esto permite que haya diversidad de formaciones políticas, de tendencias, y que ocurran cosas tan extrañas como puede ser la aparición de un grupo religioso como Hizbulá en un país como Líbano. Una sociedad que se ha caracterizado por una impronta secular en cuanto a la forma de actuar y pocos se imaginaban en los años 50 y 60 que vendría un grupo religioso islamista para convertirse en la fuerza principal del país. También digo en el libro que en los años 1970 y 1980 la predominancia de los chiíes también llamaba la atención dentro del Líbano, que era un sistema de economía liberal muy cercana a Occidente. A partir de 1989 comienza a haber una marea islamista proiraní que afecta profundamente a la comunidad chií y la convierte en mayoritaria. 

P: Cita una frase de Ibrahim al Sayyid, uno de los fundadores de la milicia. "Hizbulá es Líbano en Irán e Irán en Líbano". Son dos grandes aliados. ¿Quién necesita a quién? 

R: Yo creo que ahora mismo hay una necesidad en las dos direcciones. Se necesitan mutuamente, muchísimo. Irán necesita a Hizbulá para mantener a su imagen y su influencia el Líbano, Siria e Irak. La milicia necesita el apoyo financiero y la cobertura diplomática de los ayatolás. ¿Quién depende más de quién? Hizbulá de Irán, sin ninguna duda. Aunque hay que aclarar que Teherán, en los últimos años, aunque parezca que no, ha empezado a depender mucho de Hizbulá en su política exterior. Veamos ahora lo que está pasando en Siria, por poner un ejemplo inmediato, la acometida de la oposición islamista o la oposición en Siria, puesto que los grupos islamistas tienen mucho que ver con la salida de Hizbulá de Siria. Y esto se ha notado en Irán en cuanto a su presencia dentro de Siria. Es decir, hay una relación estratégica entre los dos.

P: En el libro cita y analiza numerosos discursos del trascendental Hasán Nasrala, líder de Hizbulá asesinado por Israel a finales de septiembre. Explica cómo ha sido un gran orador y negociador. ¿Su muerte ha sido una gran pérdida para la milicia?

R: Desde el punto de vista israelí era algo que supuestamente llevaban persiguiendo desde hace años. Acabar con Hizbulá tiene que ver con esa idea de descabezar al partido lo más rápido posible y anularlo. Yo vengo a decir que Hizbulá había llevado a cabo muchas negociaciones y sobre todo se había convertido en un partido libanés capaz incluso de apoyar a un presidente maronita para liderar la República que era profundamente antisirio hasta el momento en el que se alía con Hizbulá. Eso lo consigue Hasán Nasrala, sin ninguna duda. Ha sido el gran promotor de estas estrategias y también el que ha llevado mucho la batuta de un periodo de calma con Israel. No hay que olvidar que entre 2006, 2022 y 2023 se produce un estado de no agresión entre las dos partes. Quizás es el momento, desde el 82, sin temor a exagerar, en el que más tranquila ha estado la frontera entre la Palestina ocupada y el Líbano. Y esto es obra de Nasrala. Muchos analistas creíamos que Nasrala era imprescindible y que con su pérdida la organización quedaría muy dañada. La realidad ha demostrado que no, el partido tenía una serie de mecanismos y de estructuras que ya daban por descontado que Nasrala caerían en algún momento. Su capacidad de oratoria tenía mucho impacto, sus discursos eran muy sentidos y movilizaba mucho a la gente. Eso es algo que también se ha dejado notar.

P: ¿Cuál es el futuro de la milicia tras ser descabezada? Los ataques a todo su sistema de comunicación da una imagen actual es de debilidad, ¿no?

R: Lo que digo es que sí están en un momento de debilidad, que no de derrota. Hemos visto que, aunque hayan sido asesinados sus principales líderes, la milicia se mantiene. Pero sí que estos golpes les han afectado mucho, y sobre todo la emergencia de nuevas corrientes pueden verse reforzadas. Y esto quizá está influyendo en la situación actual creada por la tregua.

P: Los opositores de Hizbulá reiteran que el objetivo de la organización chií es instaurar un Estado islámico en Líbano. ¿Es viable? 

R: No, su prioridad es la defensa del Líbano frente al proyecto sionista, que es una amenaza, y entonces la prioridad no es una República Islámica. Esta idea ya se abandonó desde los años 90 y han reconocido en muchas ocasiones que Líbano es un caso excepcional. No tiene sentido imponer. Todos los islamistas quieren una república islámica, pero ellos ya digo que ponen la prioridad en otras cosas y desde luego el discurso se ha mantenido en esa línea.