Enlaces accesibilidad

Los megayates desembarcan en las costas españolas

  • En el mundo hay más de 6.000 embarcaciones de más de 30 metros de eslora y se prevé que en 2030 habrá 7.500
  • Anualmente, una embarcación tiene un gasto de un 10% de su valor inicial
  • Puedes recuperar el reportaje en RTVE Play

Por
Yates de lujo en la Marina Port Tarraco.  Amarres ocupados, algunos yates con banderas británicas, tripulación visible.
tve

Son yates de más de 60 metros de eslora, algunas sobrepasan los 150 metros. A bordo pueden tener hasta 70 tripulantes, cuatro niveles de altura y más de 4.000 metros cuadrados. Son palacios flotantes. Cuando acaban la temporada en el Mediterráneo, buscan un refugio donde pasar el invierno, o bien una marina donde hacer reparaciones y mantenimiento para seguir su temporada en El Caribe. Algunos puertos españoles se han convertido en el lugar preferido de estas embarcaciones.

El puerto de Tarragona decidió hace tiempo apostar por ellos. Convirtió los 116 amarres que tenía en 32 para que pudieran atracar los barcos de grandes esloras. El año pasado tuvo todas las plazas ocupadas y este invierno va camino de colgar el cartel de completo.

Los tripulantes aprovechan aquí para poner a punto las embarcaciones

"Eligen esta ubicación por las ventajas que ofrece la zona, como son; la ubicación, el clima y la seguridad", apunta Marc Colls que es el gerente de Marina Port Tarraco. Esta es una marina sobre todo técnica. "Los tripulantes aprovechan aquí para poner a punto las embarcaciones, hacer pequeñas reparaciones y encargarse de que todo esté a punto por si hace falta volver a salir", puntualiza Colls.

El precio medio de la estancia aquí es de 1.000 euros al día. “Pero no es el mayor gasto de estas embarcaciones: la electricidad, el combustible, el personal, el mantenimiento y las reparaciones suponen la mayor parte de los gastos fijos de cada embarcación”, nos comenta el gerente de Port Tarraco. Los gastos se calculan en relación con la eslora del barco y suponen aproximadamente un 10% del precio de la embarcación.

Empresarios y mandatarios de países del Golfo Pérsico y magnates estadounidenses y europeos son los propietarios de estos megayates, que llegan a costar entre los 200 y los 500 millones de euros. Son barcos exclusivos, construidos a demanda del propietario, y cada vez más grandes.

Aquí hay trabajo

Siguiendo la estela de las grandes embarcaciones han crecido diferentes empresas de reparación y mantenimiento. MB92 Barcelona hace años que apostó por dar servicio a este tipo de yates y se ha convertido en un referente a nivel mundial.

 tve

Hoy en el astillero botan, ponen de nuevo en el agua, una embarcación de 50 metros de eslora y más de 400 toneladas de peso, y no es de las más grandes que están en reparación aquí. Una plataforma, compuesta de diferentes motores, será la encargada de sumergir la embarcación en el agua para que pueda zarpar. Es una de las técnicas, junto con las grúas elevadoras y los diques secos, que utilizan aquí para poder intervenir en los barcos fuera del mar.  

Para los jóvenes que no saben para donde orientarse profesionalmente, que sepan que aquí hay trabajo

Aquí trabajan 192 personas y más de 3.300 lo hacen de forma indirecta a través de las empresas auxiliares que operan dentro del astillero. Jordi Ariet es el gerente de MB 92 Barcelona y nos explica que no siempre pueden cubrir los puestos de trabajo más técnicos. “Tenemos acuerdos con escuelas y universidades para que formen los técnicos que hacen falta para cubrir estos puestos”. “Para los jóvenes que no saben para donde orientarse profesionalmente, que sepan que aquí hay trabajo”, sentencia Ariet.

Este es un sector que no para de crecer. Actualmente, hay en el mundo más de 6.000 yates de más de 50 metros de eslora y se prevé que en el año 2030 llegue a los 7.500.

También Pendennis, un astillero líder en el sector de la construcción naval y la remodelación, ha abierto una sede en Vilanova i la Geltrú. Miquel Lliteras es el director general y nos cuenta que en un día normal de temporada alta trabajan entre empresas auxiliares y tripulaciones unas 600 personas. “Son personas que también hacen vida en la ciudad, que comen en restaurantes, que, si no se pueden quedar en el barco, a veces duermen en la ciudad, incluso hay quien ha alquilado un piso en Vilanova”, apunta.

Siguiendo la estela

En Barcelona, la Marina Port Vell ha renovado recientemente sus instalaciones para hacer más atractiva la estancia de los propietarios de estas embarcaciones. ”La intención es que, no solo venga la tripulación a pasar el invierno, sino que vengan también los dueños y esta marina se convierta en un destino turístico”, nos lo explica la responsable de comunicación, Marta Tuñí.

Las marinas son espacios privados que tienen una cesión otorgada por la Autoridad portuaria. En el caso de Barcelona, el propietario de la Marina Port Vell es un grupo de Qatar que tiene la concesión hasta el año 2048. Aparte del lujo, otro aspecto que caracteriza a este sector es el hermetismo.

Es un sector muy celoso de su privacidad

La mayoría de propietarios quieren que su nombre y el de su embarcación quede en el anonimato. “Es un sector muy celoso de su privacidad y de su seguridad y no solo respecto a ellos, sino que se extiende a todas las personas que trabajamos o colaboramos a su alrededor”, aclara Tuñí.

Y no son pocos los negocios que han surgido en el entorno de estos megayates. La empresa de Antonella della Pietra BWA Yaching ya ha hecho los trámites de la gestión del amarre, de obtención del combustible y otros servicios que necesita uno de los barcos atracados en la Marina Port Vell y que está a punto de salir hacia El Caribe.

Hace años que esta empresa se encarga de todo lo que necesiten los barcos y su tripulación. También de repartir cada día la paquetería que llega a diferentes embarcaciones amarradas aquí. “Entregamos desde una pieza de repuesto, una botella de cava o regalos o paquetes que los familiares envían a la tripulación que reside en el barco”, aseguran. “Todo lo que nos pidan lo conseguimos”.

Adrián Válios surca los mares con su flyboard, o tabla voladora. Es uno de los "juguetes", como les llaman ellos, preferidos por los propietarios de los grandes yates cuando están en plena temporada. “Cuando estás mucho rato en el barco y has navegado, has descansado y tomado el sol, al final te aburres”. La empresa de Adriàn, MyeYach se encarga de proporcionar y mantener los “toys luxurys” de estas embarcaciones. El alquiler durante un día cuesta unos 300 euros. El precio de compra varía según el modelo. El flyboard que nos enseña, cuesta 20.000 euros.