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Documentan nuevas figuras y grabados en la cueva de Altamira

  • Un estudio ha documentado 66 figuras y grabados de arte rupestre paleolítico en Altamira
  • Son 33 unidades gráficas —representaciones de animales, como ciervos o un "posible" caballo— y 33 marcas en color rojo y negro

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Un estudio elaborado por miembros del Museo Nacional y Centro de Investigación de Altamira y de la Universidad Complutense de Madrid ha documentado 66 figuras y grabados de arte rupestre paleolítico en la cueva de Altamira, algunas de ellas nuevas.

En total son 33 unidades gráficas —representaciones de animales, como ciervos o un "posible" caballo— y 33 marcas en color rojo y negro, que se encuentran en una pared de 28 metros ubicada en el sector 5 de la cavidad cántabra. También se ha descubierto en este espacio una lámina de sílex y un carbón vegetal.

Los trabajos de investigación se enmarcan en el proyecto El primer arte de la Humanidad, la cueva de Altamira, cuyos resultados se han publicado en el número XXIX de la revista del Instituto de Prehistoria y Arqueología Sautuola, dirigida por Eusebio Dohijo.

El estudio, que está codirigido por la responsable del Museo Altamira, Pilar Fatás, en coordinación con el equipo de Marcos García Díez, de la Universidad Complutense, ha permitido "revisar la comprensión formal que se tenía de algunas manifestaciones gráficas ya conocidas y ampliar el dispositivo con nuevas figuras, poniendo de manifiesto que es necesario revisar espacios de la cueva que han sido estudiados previamente con otras metodologías".

Existen correcciones durante el proceso de grabación

El análisis del proceso gráfico ha confirmado "la planificación de las personas artistas paleolíticas a la hora de seleccionar las superficies concretas de los motivos rupestres". También ha puesto de relieve "la existencia de correcciones durante el proceso de grabación, las referencias a un espacio concreto y figurado en general poco definido gráficamente y la posibilidad de que marcas rojas puedan tener finalidad gráfica".

El estudio de una pequeña superficie de pared en la cueva ejemplifica, según la publicación, "la posibilidad de que conjuntos gráficos figurativos numéricamente reducidos pueden ser el resultado de acciones gráficas reiteradas en el tiempo llevadas a cabo por diferentes tradiciones culturales del Paleolítico superior y con una distancia temporal relativamente dilatada".

Esta posibilidad pone de manifiesto, agrega el estudio, "el importante papel que jugó la cueva de Altamira como entorno simbólico en la mentalidad e idiosincrasia de los grupos humanos, y la necesidad de sistemas de comunicación oral que mantuvieran en el tiempo el simbolismo de los espacios".

"El progresivo estudio monográfico de diferentes sectores y superficies de la cueva de Altamira permitirá avanzar más en un entendimiento global de su arte paleolítico, acercándonos progresivamente a una comprensión más fidedigna de los procesos gráficos, del valor del grafismo para las sociedades paleolíticas y de la interpretación del arte paleolítico", añade la publicación.

Las reflexiones del estudio, "con mayor o menor certidumbre cronológica", apuntan a considerar que estas manifestaciones gráficas comenzaron en la segunda mitad del Gravetiense, aproximadamente entre hace 32.500 y 24.500 años, con "una actividad gráfica muy puntual, centrada en el grabado y figuras de trazo muy simple".

Se distingue otra fase perteneciente al Magdaleniense inferior cantábrico, aproximadamente entre 19.500 y 17.000 años atrás, "desarrollándose una intensa actividad gráfica", ya que "muy posiblemente la mayor parte de los grabados deban referirse a este momento, así como, al menos, una parte de las representaciones no figurativas grabadas de tipo lineal y geométrico".

En lo que se refiere a las representaciones de animales, "incorporan progresivamente una tendencia a la proporción anatómica y desarrollan el tratamiento de la corporeidad animal mediante rellenos interiores rígidos".

En la tercera fase "no es posible certificar con seguridad" un espacio temporal, pero algunas reflexiones realizadas dejan abierta la posibilidad "a la existencia de una fase o varias, de baja intensidad gráfica, que acontecerían entre el Magdaleniense medio y momentos finales superopaleolíticos", aproximadamente entre 16.500 y 12.500 años atrás.

Altamira

La cueva de Altamira, declarada Patrimonio Mundial por la Unesco en 1985, fue descubierta en 1880 por Marcelino Sanz de Sautuola. La revista Sautuola, fundada en 1962, se publica anualmente y tiene carácter divulgativo.