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François Bayrou, el veterano centrista y segunda apuesta de Macron para sortear la división

  • El líder del Movimiento Democrático sucede a Michel Barnier en la jefatura del Gobierno francés tras la moción de censura
  • A sus 73 años, Bayrou es una cara conocida de la política y ha sido ministro en dos ocasiones

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Francois Bayrou, el centrista por excelencia y la segunda apuesta de Macron para sortear la división
François Bayrou, nuevo primer ministro de Francia tras la salida de Michel Barnie

El suyo era uno de los nombres que más se repetía en las quinielas y, esta vez, la elección del presidente francés, Emmanuel Macron, no ha sido una sorpresa. El centrista y veterano François Bayrou es el nuevo primer ministro de Francia tras la salida de Michel Barnier, que llegó al cargo hace apenas tres meses con la difícil tarea de hacer frente a la inestabilidad política en el país. Ahora, será el líder del Movimiento Democrático (MoDem) y hasta ahora alcalde de la localidad de Pau, quien herede este cometido y quien trate de llegar a acuerdos y esquivar la censura en una dividida Asamblea Nacional.

Ha sido definido como "el eterno recurso" por el diario Le Monde; y como un "centrista incansable" por Le Figaro. A sus 73 años, François Bayrou es, al igual que Barnier, un viejo conocido de la política francesa. Ha sido ministro, alcalde, cabeza de lista en las elecciones europeas y, en tres ocasiones, sin éxito, candidato al Elíseo. Todo ello antes de dejar de lado sus aspiraciones presidenciales para convertirse en un fiel macronista.

Nacido en 1951 en Bordères, en los Pirineos Atlánticos, y orgulloso hijo de agricultores, Bayrou se formó en el instituto de Nay y continuó sus estudios de literatura en la Universidad de Burdeos. Padre de familia numerosa —tiene seis hijos— a los 20 años ya se había casado y a los 23, una vez licenciado, empezó a ejercer como profesor asociado, tarea que compaginaba con el negocio agrario familiar, sobre todo tras la temprana muerte de su padre en un accidente laboral.

No tardó, sin embargo, en iniciar su andadura política. Lo hizo a los 25 años, como consejero en su departamento natal y, cuatro años después, se convirtió en diputado por Unión para la Democracia Francesa (UDF), partido del que formó parte hasta 2007, año de la fundación del MoDem, formación que lidera desde entonces y que ahora cuenta con apenas 36 diputados en el Parlamento francés. En 1993 fue nombrado ministro de Educación en el Ejecutivo del conservador Édouard Balladur, que convivía en cohabitación con el socialista François Mitterrand.

Aunque lidió con la tartamudez en su infancia, Bayrou también ha sido conocido por ser un buen orador y por defender el secularismo, pese a ser un católico practicante. "Tartamudo como elocuente, centrista como firme, católico como laico, François Bayrou será un día un candidato formidable a las elecciones presidenciales", dijo de él Mitterand.

La apuesta por la "reconciliación" en un clima de división

"La reconciliación es necesaria", afirmaba Bayrou en una breve intervención ante la prensa después de abandonar el cargo que ocupaba hasta ahora en la Administración francesa, el de Comisionado General para la Planificación. Una semana después de la caída de Barnier, el líder de MoDem, que en ocasiones ha sido objeto de bromas por su ingenuidad y su discurso buenista, ha mencionado la "difícil situación" que atraviesa el país y ha abogado por "encontrar" el camino "de la unidad en lugar del de la división".

Con Bayrou, el retorno a la estabilidad que busca Macron para Francia tampoco será fácil. "No lo tendrá más sencillo que su predecesor", asegura a RTVE.es el profesor de Historia de Science Po Pascal Cauchy, aunque tiene como "única ventaja" su fama de "centrista histórico" —es, recuerda el experto, el último político de la generación del expresidente Giscard d'Estaing, de la UDF— que puede ayudarle a ampliar la base política necesaria para esquivar una moción de censura en la Asamblea.

"Dado que la fractura de la Asamblea Nacional no va a cambiar con el nombramiento de un nuevo primer ministro, mucho depende ahora de la capacidad y la estrategia de Bayrou para formar un Gobierno amplio y duradero, pactando con los partidos de la oposición", afirma a RTVE.es la politóloga Françoise Boucek, del centro de investigación europea de la Queen Mary University. En su primer discurso en el cargo, el jefe de Gobierno no ha tardado en hacer referencia al déficit y la deuda pública de Francia, así que, menciona la analista, "el presupuesto de 2025 será su primera prueba".

Los resultados de las últimas elecciones legislativas dibujaron un Parlamento dividido en tres grandes bloques en el que los macronistas perdieron la mayoría. La coalición de izquierdas Nuevo Frente Popular (NFP) se convirtió en la primera fuerza, pero se quedó lejos de la mayoría absoluta, y Agrupación Nacional (RN), de la ultraderechista Marine Le Pen, se colocó en tercer lugar pese a ser el partido más votado en los comicios, ya que los de Macron y la izquierda llegaron a un acuerdo para frenar a los candidatos de extrema derecha en la segunda vuelta.

Bayrou tendrá ahora el difícil reto de actuar de bisagra entre el resto de fuerzas y, sobre todo, entre el Partido Socialista (PS) y Los Republicanos (LR). "Si logra un acuerdo o la neutralidad [...] será la primera vez en la historia de la V República que se suprima la división izquierda-derecha. El sueño de toda la vida de Bayrou", afirma Cauchy. El ahora jefe del Ejecutivo es bien conocido en Francia por perseguir la idea de un centro político independiente.

Asimismo, una de las propuestas estrella de Bayrou es la de imponer la representación proporcional para la elección de la Asamblea francesa, algo en lo que ya insistió antes de las últimas elecciones. Esto beneficiaría al RN y también a los socialistas, que se librarían de La Francia Insumisa. Esa puede ser "la clave", dice Cauchy, para evitar la censura.

Mientras tanto, Bayrou está convencido de que su nominación llega "en el buen momento", dice, porque "coincide con el aniversario del nacimiento de Enrique IV", que llegó al mundo el 13 de diciembre de 1553 y a quien se le atribuye la frase "París bien vale una misa". De él, que fue conocido por limar asperezas entre protestantes y católicos, ha escrito "mucho" a lo largo de su prolongada carrera, porque además de lector, el presidente de MoDem es el autor de cerca de una veintena de libros.

Uno de ellos, Abuso de poder, publicado en 2009, es una crítica abierta a la figura de Nicolas Sarkozy, quien fue su rival político, y a su ascenso al poder. El año en que Sarkozy se convirtió en presidente fue también en el que Bayrou obtuvo su mejor resultado en unas presidenciales: quedó tercero y aglutinó cerca del 19% del escrutinio. También se había presentado en 2002 y lo haría por última vez en 2012.

Bayrou, nuevo primer ministro francés

De disputar tres elecciones a "unir fuerzas" con Macron

Con su nominación como primer ministro, Bayrou cierra un círculo que inició en 2017, cuando renuncio a su candidatura presidencial para "unir fuerzas" y brindar su apoyo al líder de En Marcha! en el inicio de su andadura política. Para entonces ya era el alcalde de Pau (había sido elegido en 2014) y se ganó un hueco en la Administración de Macron cuando el ahora presidente se alzó con la victoria.

Fue así como se convirtió en su fiel aliado y también en ministro de Justicia, aunque fue por poco tiempo. La acusación abierta por presunto desvío de fondos europeos para financiar a su formación le llevó a presentar su dimisión un mes después de tomar posesión de su cargo y, aunque este año ha sido absuelto por falta de pruebas, la Fiscalía recurrió la sentencia, por lo que la causa no se ha cerrado del todo.

Las reacciones a su nombramiento han sido variadas. Desde RN, donde la figura de Bayrou no disgusta tanto como otras, aseguran que, al menos "a priori" no habrá censura, aunque sus líneas rojas, dicen, "no variarán". En la misma línea se han pronunciado Los Republicanos, que como los de Le Pen, también apoyaron la moción planteada contra Barnier. Los socialistas han renunciado a formar parte del Ejecutivo y, desde la oposición, ponen como condición que el nuevo primer ministro no aplique el artículo 49.3 — el que propició la salida de su predecesor — para evitar la censura.

Desde La Francia Insumisa de Jean-Luc Mélenchon, sin embargo, han sido mucho más críticos y ya han anunciado que volverán a presentar una moción contra "las políticas de desgracia con François Bayrou". Durante las conversaciones previas a la nominación del nuevo jefe de Gobierno, Emmanuel Macron rechazó sentarse a negociar con los que considera "los extremos", es decir, LFI y RN que han sido sus rivales directos en las últimas citas electorales.

Para Boucek, una de las fortalezas de Bayrou es "su enfoque conciliador" y el reconocimiento de "la horrenda tarea que tiene por delante", a la que se ha referido como "Himalaya" en su primera intervención desde el Hotel Matignon, la residencia oficial del primer ministro en Francia. Su debilidad, por otro lado, es "no alienar a los republicanos", añade. "Por ahora, LR está dispuesto a olvidarle (si no a perdonarle) por abandonar a Sarkozy en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales de 2012 y apoyar en su lugar al socialista François Hollande", comenta.

El punto fuerte de Bayrou, coincide Cauchy, es el de desempeñar un papel centrista, tanto en el ámbito social como en el de la seguridad. "Es el perfecto demócrata-cristiano que encontramos en los países donde gobiernan coaliciones". Así "normaliza" Francia, "aunque esa no sea precisamente la cultura política del país", añade. Sin embargo, su punto débil no es otro que el de la amplitud de la crisis actual. "No basta con conciliar los opuestos; hay que encontrar las posibilidades materiales de aplicar una política que, sea cual sea, será impopular", concluye.