La fotógrafa que retrata las pérdidas de la dana: "Si se nos borra el recuerdo, no sabemos dónde está el alma"
- La fotógrafa Victoria Iglesias inmortaliza a los vecinos con sus instantáneas embarradas por la riada
"Cuando yo pienso que en mi casa pudiera ocurrir algo, digo: ¿qué salvaría? Y lo primero que pienso es en mis fotos. A lo mejor no tienen valor, pero resulta que es lo único que empezaría salvando. De hecho, tengo en mi cabeza algo táctico: cojo este cajón, este otro cajón y meto las fotos en una maleta". Lo dice una fotógrafa consagrada, Victoria Iglesias, mientras recorre con la mirada las cajas de fruta en las que se amontonan ahora un puñado de imágenes embarradas por la dana.
Victoria Iglesias ha llegado al laboratorio de campaña de Algemesí (Valencia), situado en el Museo de Arte Contemporáneo L’ESART, para contar con su cámara las historias que guardan las personas que entregan esos álbumes y lo que cuentan a su vez las propias fotografías.
"El día de mi boda se borró"
El 29 de octubre de 2024, Mari Carmen Ferrer estaba en el hospital acompañando a su marido enfermo, así que no vivió la pesadilla de ver cómo la línea del agua subía por las paredes de su casa en pocos minutos. "Al volver, mi familia ya había limpiado el barro, pero todavía queda mucho por hacer. Todo lo han tirado. No hay muebles. No hay nada", relata con sus fotografías de boda en las manos.
"Aquel día fue muy bonito, llovió mucho, pero fue muy bonito. Mira, si yo estaba guapísima, con 22 años, calcula tú". Intenta pasar las páginas del álbum, pero el papel todavía está húmedo: "Las fotos están pegaditas. El día de mi boda se borró", afirma con resignación.
Para retratarlos, Victoria ha sentado a la pareja en una cama. La pintura rosa se desconcha en la pared por la humedad. La luz que se cuela por la ventana crea claroscuros, como los de la memoria. "Para ellos supone tristeza, obviamente. Artísticamente, es alucinante, pero hay que saber cómo conjugar las dos cosas. Yo creo que es importante fotografiarlo. De esta imagen se podrá recuperar una parte, y si no se puede, encima de esa foto quedará lo vivido estos días. Es una foto marcada con cicatrices, igual que las que tenemos en la cara", reflexiona la fotógrafa.
El agua es caprichosa y ha despintado a la novia hasta borrarla por completo. El novio sonríe a la cámara, agarrado a la nada. Salvem les fotos, el proyecto que puso en marcha desde el primer momento la Universidad de Valencia, busca encapsular los recuerdos de las más de 100.000 fotografías que los vecinos de las zonas afectadas por la dana han llevado a tres laboratorios de campaña en Utiel, Algemesí y Torrent (Valencia).
"Es una campaña de salvaguarda no solo de los bienes materiales, también de las vivencias, y con ello ayudamos a pasar este duelo colectivo. Es un halo de esperanza", explica Enric Olivera, historiador local de Algemesí, encargado de la recogida de las imágenes. "La idea fundamental es evitar que se pierda esa memoria familiar y colectiva y, aunque sea a partir de una desgracia como esta, impulsar la creación de un archivo fotográfico local que nos permita digitalizar y conservar esa memoria".
Malenia David Barberá nació en París. Sus padres emigraron a Francia en busca de un futuro. Hace unos años volvió a sus raíces, Algemesí. Ha perdido fotografías en blanco y negro de cuando era niña, en el colegio, posando junto a la Torre Eiffel: "Esas fotos son mi vida, mi historia, la de mis abuelos, mis padres, mi hija", solloza asida a su brazo.
Victoria Iglesias las ha fotografiado en su casa, con los retratos que aguantaron el agua en lo alto de la pared: "Es muy importante conservar los recuerdos. ¿Qué es el ser humano sin recuerdos? Cuando se nos borra la memoria, no sabemos dónde está nuestra alma", dice Victoria Iglesias.
En una sala libre de humedad de L’ESART, decenas de fotografías penden de un hilo, colgadas con pinzas para que se sequen, como si fuera la colada. Serán trasladadas a la universidad para, en la medida de lo posible, ser restauradas: "No vamos a poder devolver una fotografía al cien por cien, tal y como estaban previamente a la dana. Por lo tanto, van a seguir narrando las historias que contaban antes del 29 de octubre, pero agregando ese dato histórico, el barro y lo que sucedió", explica Marisa Vázquez, directora de Patrimonio de la Universidad de Valencia.
La riada se lo llevó todo, pero congeló la vida ese 29 de octubre. "Cuando ves una foto embarrada, es como que la vida te quiere enterrar. Por eso está bien quitar ese barro", opina Victoria Iglesias. No volverán a ser las fotografías que fueron, pero en ellas está impregnado el recuerdo imborrable de la dana.