Proyecto PEPO: perros de protección para víctimas de violencia de género
- Más de 100 mujeres víctimas de violencia de género han conseguido un perro de protección contra sus agresores
- Security Dogs es una de las empresas que ofrecen este servicio a través del adiestramiento de perros
- Objetivo Igualdad, el domingo a las 14.40 h en el Canal 24 H y después en RTVE Play
El número de denuncias por violencia de género en España, a pesar de haber descendido respecto a otros años, ha sido de 53.147 denuncias en el tercer trimestre de 2024, según datos del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ). Son miles de denuncias todos los meses que pueden desembocar en la aplicación de recursos de protección como órdenes de alejamiento. Para controlar que esta medida se cumpla, más de 4000 mujeres en España disponen del sistema de pulsera telemática para geolocalizar a su agresor; pese a ello, muchas no terminan de sentirse seguras, porque saben que los agresores pueden saltarse este mecanismo de control.
Proyecto PEPO
El proyecto Pepo nació gracias a Ángel Mariscal, perteneciente a Security Dogs en 2009. Durante una exhibición de la empresa de seguridad especializada en perros, Mariscal vio cómo una mujer lloraba al ver al perro hacer esta demostración. La mujer resultó ser víctima de violencia de género y le pidió ayuda. Desde entonces, los perros que Mariscal adiestraba para cuestiones de vigilancia y seguridad se convirtieron en una posibilidad de ayudar a víctimas de violencia de género y repeler posibles agresiones.
Se crearon formaciones específicas y un protocolo para la adquisición de estos perros. Algunas de las víctimas son derivadas de trabajadores sociales o policías. Otras acuden por sus propios medios. Antes de entrar en el programa, es necesaria una evaluación por parte del director de seguridad y de una psicóloga que dé luz verde a las usuarias. Una vez que se conoce su situación y entran en el proyecto, se les asigna un perro.
Selección de los perros
Los perros que las acompañan no son perros de seguridad, pero sí tienen un tamaño considerable para crear una imagen disuasoria y provocar miedo en el agresor. Durante las 160 horas de curso, las usuarias se vuelven adiestradoras y comienzan a vivir con su acompañante canino. En el caso de Security Dogs, a la hora de elegir el tipo de perro que se llevará cada usuaria, Ángel Mariscal, hace un estudio de la personalidad de la mujer y le asigna un perro que pueda fluir con ella, ya que la relación entre ambos es importante para poder adiestrarlo.
El adiestramiento se realiza a través de comandos verbales y mecánicos, estos últimos mediante el agarre de un arnés especial. Hay que tener en cuenta que muchas víctimas de una agresión o violencia machista sufren un bloqueo que les impide reaccionar cuando se encuentran con una amenaza. "Las víctimas de violencia de género, al haber sufrido estrés postraumático, ante situaciones conflictivas sufren un bloqueo", explica Ángel Mariscal mientras hace una demostración con una de las usuarias. En condiciones normales, hasta que la dueña no le da la señal, el perro no reproduce la agresión. Pero en el caso de que la víctima sufra un bloqueo y se acerque el agresor con intención de ataque, el perro comienza a dar vueltas en un círculo imaginario alrededor de la usuaria. Esto les da la oportunidad de contar con un tiempo extra de reacción y repeler al agresor.
En estos momentos, son 9 mujeres las que están adiestrando a sus respectivos perros. En toda España, son más de un centenar.
Una ayuda psicológica
En algunos casos, este nuevo elemento les ha ayudado en otros aspectos en su vida, como la inserción laboral. En el caso de Lidia García, la complicidad con su perro la animó a realizar el curso de vigilante de seguridad y ahora trabaja con Bully en las cocheras del metro de Madrid pendientes de intrusiones de grafiteros. Además de la especialización, las usuarias tienen la oportunidad de recibir todas las veces que lo necesiten cursos de reciclaje. Según cuenta Pilar Rodríguez, psicóloga que evalúa las necesidades de las usuarias al entrar. El proyecto "es un factor de protección porque es un avance psicológico", explica.
La mejora tanto en el aspecto físico como psicólogo está avalada por la Universidad Complutense a través de un estudio longitudinal que muestra los beneficios de este tipo de alternativas. Después de seis meses de intervención asistida con perros, las mujeres, según el estudio, han llegado a "reducir de manera significativa el daño psicológico provocado por la situación de violencia. También han mostrado datos interesantes sobre la mejora en la autoestima, muy relacionada con los ejercicios que se realizan en la intervención de empoderamiento de la figura femenina".
Aunque el proyecto PEPO no incluye una asistencia psicológica, que recomiendan en el proceso, tras 16 años de actividad están comprobados los efectos positivos en las usuarias, que reducen la sintomatología psicopatológica.
"Desde el minuto cero empezamos a ver que los beneficios colaterales", cuenta Ángel Mariscal, que pensó al embarcarse en el proyecto que solo sería un instrumento útil de protección. Mariscal apunta que, para que este proyecto crezca, sería necesario avanzar en la financiación, ya que en la actualidad disponen de pocos medios, los fondos dependen en gran parte de la propia empresa. Asimismo, subraya la necesidad de considerar a estos animales perros asistenciales, como lo son por ejemplo los perros guía de las personas ciegas, para que puedan acompañar a las mujeres a todas partes, desde su lugar de trabajo hasta un centro comercial.