Enlaces accesibilidad

'Bajo el sonido de la aurora boreal', un recorrido fotográfico y literario por el interior de la noche ártica

  • El libro recorre el norte de Noruega detrás de uno de los espectáculos más maravillosos de la naturaleza
  • "Somos cazadores de auroras boreales", se definen sus autores, José Luis Rivera y José Alberto Puertas

Por
Bajo el sonido de la aurora boreal.
Aurora boreal en Noruega. JOSÉ ALBERTO PUERTAS

La aurora boreal es, sin lugar a dudas, el fenómeno natural más fascinante que ilumina los cielos árticos. Aunque los pueblos del norte le atribuyen propiedades sagradas, estas majestuosas danzas de luz son el resultado de la interacción entre las partículas del sol y el campo magnético terrestre. De cualquier manera, la experiencia de presenciarlas es completamente hipnótica, dejando a quienes las observan con un profundo sentimiento de fascinación.

En la cultura sami, la aurora es conocida como guovssahas, que significa "la luz que puede ser oída". Es la búsqueda de ese sonido lo que ha impulsado a José Luis Rivera y José Alberto Puertas a viajar todos los años a los confines septentrionales del mundo con una insistencia casi obsesiva, y que ha llevado al primero a fundar la empresa de viajes de naturaleza Ecowildlife Travel, especializada en ofrecer esta experiencia. "La aurora sale cada noche, pero hay que buscarla, y cazarla... Somos cazadores de auroras boreales", se definen a sí mismos.

'Bajo el sonido de la aurora boreal'

Portada de 'Bajo el sonido de la aurora boreal'. PERDIX EDICIONES

Rivera y Puertas acaban de publicar un libro cargado de belleza en el que han plasmado el trabajo de todos estos años: 'Bajo el sonido de la aurora boreal' (Perdix Ediciones, 2024), un ensayo que recorre el norte de Noruega y, a través de las fotografías de José Alberto y el texto de José Luis, permiten al lector sumergirse en la noche ártica y descubrir los secretos de este lugar único en el mundo, donde los zorros son capaces de incendiar el cielo con las chispas de su cola y las almas de los difuntos desfilan dejando el reguero de luz más maravilloso que se pueda imaginar.

PREGUNTA: ¿Cómo es vivir bajo el sonido de la aurora boreal?

JOSÉ LUIS RIVERA: Tienes que pasar mucho frío, pero es muy hermoso, sobre todo si tienes la suerte que nosotros hemos tenido de ver el cielo cada invierno durante ya más de 10 años con José Alberto y casi 30 yo… Y es aún más emocionante cuando lo enseñas. Somos cazadores de auroras boreales, porque las auroras hay que encontrarlas. La aurora sale cada noche, pero hay que buscarla, y cazarla, y encontrar los lugares donde se ve espectacular.

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: Aunque vayas siempre a esas mismas tierras, a esos mismos caminos, a esos mismos rincones, siempre te los encuentras diferentes. El paisaje es muy cambiante, porque la nieve hace que el paisaje sea siempre diferente. No es lo mismo una primera nieve, que la que ha caído después, o a la que le ha llovido un poco encima, o la que ha levantado el viento… No he tenido nunca la sensación de ir a lo mismo, sino que vas con los nervios casi de la primera vez, y eso es muy gratificante.

P: ¿Cómo es ese sonido?

JOSÉ LUIS RIVERA: Los incrédulos aseguran que las auroras no suenan, pero a mí me dicen que soy poeta y que yo las escucho. Hay un estudio de 2016, de un equipo de la Universidad de Helsinki, que por primera vez captó el sonido de la aurora boreal. Entonces, muchas veces es sugestión, pero otras veces no.

Si no estás acostumbrado al silencio, no la oyes. Pero muchas veces, estando José Alberto y yo solos, sí que la hemos escuchado. Él dice que es sugestión, pero yo digo que no, que hay que tener un oído muy fino. Probablemente, como él es fotógrafo, lo que tiene fina es la vista y no las escucha, pero yo sí que lo hago. Además, como ya he dicho, científicamente está demostrado que existe, y es como un sonido metálico.

Dos hombres brindan con vodka en un paisaje nevado.

José Alberto Puertas (izquierda) y José Luis Rivera brindan con vodka en Múrmansk, situado en el Ártico ruso. J.A. PUERTAS

P: ¿Hay algo más bello en la naturaleza que una aurora?

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: La aurora es muy peculiar desde el punto de vista fotográfico, porque es muy difícil sacarle toda la belleza, sobre todo cuando es muy intensa. Transmitirla es muy complicado, porque todo lo que haces se queda pequeño.

JOSÉ LUIS RIVERA: Es uno de los fenómenos más impresionantes de la naturaleza. Sí que es cierto, y esto lo hemos vivido muy pocas veces, que cuando la aurora incendia la noche, que es una aurora de un índice Kp alto, con unos vientos en altura brutales… ¡Guau! Te caes al suelo. Recuerdo una noche, de camino a la isla de Senja, que de repente explotó la noche, como si le hubiesen metido fuego al cielo. Se mezclan los colores rojos, amarillos, violetas, verdes… Y ves que aquello no para. José Alberto es fotógrafo profesional y lo sabe mejor que yo, pero por mucha cámara que le pongas, no vas a poder fotografiarla.

P: ¿Qué lleva a dos andaluces, uno de Sevilla y otro de Granada, a perseguir auroras en los confines del mundo casi de manera obsesiva?

JOSÉ LUIS RIVERA: Yo vi la aurora boreal por primera vez con 9 años en Sevilla, pero entonces no sabíamos lo que era. Con 19 años me fui a Barcelona a vivir, y acudí un día a la hemeroteca de La Vanguardia a buscar qué es aquello que habíamos visto mi familia y todo el vecindario de mi barrio de Sevilla, y que mi madre decía que era la sangre de los caídos de la Guerra Civil. Entonces descubrí que en el año 1974 una aurora boreal se había visto en muchos lugares de España, y desde aquel momento mi idea fue ir a buscarla. Hasta que en 1995 la Oficina de Turismo de Noruega nos invitó a ir a verlas, y por fin cumplí mi sueño. Además, he conseguido contagiar mi pasión a muchos de mis compañeros, entre ellos José Alberto.

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: Realmente, esta pasión siempre la tienes. Es la curiosidad. Ser fotógrafo, más que una profesión o una vocación, es una forma de vida. Trabajas sábados, domingos, con muchos madrugones… Y no lo haces con pesadez. Por eso, cuando tienes al alcance algo que te produce curiosidad, porque te lo ofrecen como sucedió en mi caso, vas casi sin pensarlo. Además, desde pequeño siempre la aurora era como el niño que quiere subirse a un cohete e ir a la luna. Son como hitos que quieres cumplir, porque sueñas con ellos. Ese es el motor principal, no es solamente ir a hacer las fotografías, sino que es una forma de vida.

P: ¿Cómo definiríais vuestro libro?

JOSÉ LUIS RIVERA: Ahora hay una tendencia que es la fotografía antropológica y cultural, pues yo creo que este libro es un ensayo fotográfico de antropología, porque recorremos un lugar, conectando con sus gentes.

El libro pretende, a través de las fotografías de José Alberto, enseñarnos un lugar único en el mundo, y a través del texto de José Luis también meternos en ese mundo y que lo conozcamos. Lo que pretendemos es acercarnos a estos pueblos, entender por qué siguen viviendo en estos lugares tan desolados donde en invierno descienden las temperaturas a -30ºC o -40ºC... Conocer un poco mejor a aquellas gentes y entender que sin las auroras boreales ellos tampoco existirían, porque no habría vida en la Tierra.

P: ¿En qué sentido?

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: Básicamente, el fenómeno de la aurora es nuestro testigo fiel de que la vida puede suceder en la Tierra. Cuando los astrofísicos miran al universo, ahora que está tan de moda la idea de colonizar planetas, siempre se mide que haya aurora boreal, porque significa que hay una protección, una atmósfera. Realmente, solo es eso: una radiación muy fuerte que procede del sol, y que se encuentra con dos barreras en el camino hacia la Tierra: la magnetosfera, que es invisible, y la atmósfera, que es donde realmente se produce el fenómeno que nosotros vemos. La aurora es un testigo fiel de que si sucede eso es porque nos está entrando una radiación maligna que evitaría la vida en el planeta.

Faro de Andenes.

Andenes, en el archipiélago de Vesteralen, es uno de los faros construidos más al norte del mundo. JOSÉ ALBERTO PUERTAS

P: Para quien no conozca el norte de Noruega, los archipiélagos de Lofoten y Vesteralen, ¿Cómo los describiríais?

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: Para mí son únicos, desde la forma de verlos que pueda tener un fotógrafo, e incluso un escritor, un pintor, un dibujante… Para cualquier persona que tenga sensibilidad, es una zona maravillosa. La orografía que tiene: esas montañas, esos acantilados que se precipitan sobre el océano… Ese mar que viene tan fuerte, tan enfurecido, y de repente crea playas que parece que estás en el Caribe. Tener además el acicate de la nieve durante tantísimo tiempo. Y si todo eso lo puedas coronar con una aurora boreal encima, ¿qué más se puede pedir?

P: ¿Las Lofoten es el mejor lugar del mundo para ver auroras?

JOSÉ LUIS RIVERA: Por supuesto. Pero a lo que acaba de decir José Alberto, añadiría que en invierno. En verano y en otoño aquello es el paraíso del turismo masivo, pero en invierno la gente huye de esos lugares, porque hace mucho frío. Entonces para mí el mejor lugar del mundo para ver auroras es un punto indeterminado entre las Lofoten y la isla de Senja.

P: Esta aventura comenzó buscando orcas, y contáis en el libro que el cambio climático también ha influido en estos animales... En tantos años que lleváis acudiendo al norte, ¿cómo habéis notado los efectos del calentamiento global?

JOSÉ LUIS RIVERA: La primera vez que fui allí no era para ver las auroras, sino orcas y ballenas. Las orcas vivían más al sur, en el gran fiordo en la zona de Bodo. Las migraciones del bacalao y del arenque son las que les mantienen vivas, y al calentarse la Corriente del Golfo, estos peces, que son de aguas muy frías, van subiendo cada día más al norte, y esto hace que por ejemplo este mes de noviembre hemos estado viendo las orcas y las ballenas en Skjervøy, casi 700 kilómetros por encima de Bodo. Ahí es donde se nota el cambio climático.

En Svalbard también hemos visto que el ciclo de la migración del bacalao ha cambiado por culpa del calentamiento de las aguas. Los bacalaos cada vez van más al norte, y los pescadores también van cada vez más al norte a buscarlos.

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: En Islandia también lo hemos visto. Por ejemplo, en cuestión de 4 años, el glaciar Sólheimajökull ha retrocedido 400 metros, que es una barbaridad, algo que no había ocurrido en siglos.

P: ¿Cómo es ese kaamos, la larga noche ártica?

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: Desde el punto de vista fotográfico, esa falta de luz tiene una virtud, y es que hace muchísimo más larga la hora feliz, la hora azul. Puede ser hasta dos o tres horas, porque se junta el amanecer con el atardecer, y tiene una luz maravillosa todo el tiempo, no muy rica en luminancia, pero sí preciosa. Tienes un atardecer continuo. Todo tiene su virtud. Para mí, pasar esos días, esas noches, me parece auténtico, es una maravilla. Aunque es cierto que no lo querría para mí todos los días de mi vida.

Pastora de renos sami.

Inga, una pastora de renos sami retratada en el libro. JOSÉ ALBERTO PUERTAS

P: Los samis creen que las auroras están producidas por las colas de los zorros árticos, que levantan chispas sobre el hielo…

JOSÉ LUIS RIVERA: Esa leyenda es muy bonita y lo que te está explicando es cómo los samis viven su vida, en constante contacto con la naturaleza y con respeto a todos los fenómenos que suceden en ella. Pero una cosa es la leyenda, lo que ellos cuentan culturalmente a sus nietos y a sus hijos, y otra es el respeto. Ellos ya saben que no se produce por esta razón, pero sí que respetan a la aurora porque son animistas. Para ellos es un ser muy importante del que depende su invierno. En el momento en el que se hace el kaamos, empieza la noche a alargarse y ellos tienen que recoger los renos y marcarlos, y las crías también, y llevárselos a las pasturas de invierno. Ese es un momento sagrado. Es el momento del año más importante, y se produce justamente cuando se va el sol de medianoche, es decir, a finales de agosto, que es cuando comienzan a aparecer las auroras.

P: Los inuit, en cambio, creen que están producidos por los difuntos...

JOSÉ LUIS RIVERA: Los inuit piensan que viven en un lugar tétrico. Viven allá, en el borde de la civilización, y tienen sus leyendas, aunque las tenemos muy parecidas nosotros, como la Santa Compaña gallega. Los inuit piensan que son esas caravanas de almas de los difuntos cuando desfilan por el cielo, que también es un poco lo que pensaban los vikingos con las valquirias, cuando recogían los muertos en las batallas y los llevaban al valhalla.

P: Viendo el libro ya publicado, ¿de qué os sentís más orgullosos?

JOSÉ ALBERTO PUERTAS: Creo que texto y fotografía casan muy bien, están muy unidos. Pero no es un libro únicamente de auroras boreales. Es un libro que te enseña la gente que vive allí, sus rincones más extraordinarios… Es un poco esa mezcla entre forma de vida y un sitio tan especial y tan espectacular.

JOSÉ LUIS RIVERA: El momento en el que ha salido el libro, ha coincidido con un momento en el que la gente está más interesada por las auroras porque las estamos viendo en España. A quien lo lea, creo que le va a aportar un conocimiento que si viaja a ver las auroras se va a acordar de lo que es viajar de verdad, porque va a preguntar por cosas que aparecen en el libro. Ese conocimiento que es básico en el viajero. Hay mucha diferencia entre el turista y el viajero. El turista mira las cosas, y el viajero además las ve.