Criptografía, ordenadores cuánticos y bitcoin: el juego del gato y el ratón
- Willow es el nuevo procesador de Google y puede resolver cálculos a gran velocidad
- El experto en criptomonedas Javier Pastor Moreno cree que un ataque al bitcoin podrá suceder dentro de "cinco o diez años"
De un lado, Willow, el nuevo juguete de Google. Willow es un procesador cuántico, el último de la marca de Silicon Valley, y es capaz de resolver cálculos a una velocidad pasmosa, sobre todo si lo comparamos con procesadores más terrenales. A Willow le distingue "su capacidad para corregir errores", dice Jorge Luis Hita, profesor de Tecnologías Cuánticas de la Universidad Europea de Madrid en Fin de mes, de Radio 5.
"Los procesadores cuánticos están basados en unidades de información llamadas qubits y todavía no se pueden generar sin que cometan errores significativos, pero sí que hay técnicas de corrección de errores que podrían funcionar si el error de cada uno de esos qubits fuera lo suficientemente pequeño", explica este profesor. Lo más valorado de Willow es que "es el primer procesador que consigue esto y que es capaz de empezar a corregir errores de una manera escalable", expresa Luis.
Por otro lado, tenemos la criptografía, que sirve básicamente para esconder mensajes que no queremos que otros lean. El término se compone de las palabras griegas kryptós y graphé y significan literalmente "escritura secreta". Hay ejemplos muy antiguos, por ejemplo, de la época romana del emperador Julio César, el conocido como Cifrado César, que se basaba en el desplazamiento de letras unos cuantos puestos respecto a su posición original en el abecedario, de modo que la A podía equivaler a la C, la B a la D, y así sucesivamente. Así que el mensaje "quédate en RTVE.es" se podría traducir en Cifrado César como "Swgfcvg gn TVXG.gu". Es fácil intuir, por tanto, que si la cosa viene de tan lejos, en todos estos siglos se ha podido ir sofisticando y complicando.
En tercer lugar, está el Bitcoin, una moneda electrónica descentralizada que usa la criptografía para esconder las claves que abren la cartera del dueño que los posee gracias al algoritmo de firma ECDSA y que también usa el sistema criptográfico SHA-256 para esconder los complejos problemas que hay que resolver para conseguir una unidad (minar).
El juego del gato y el ratón
Los intentos por descifrar y hacer entendible la criptografía son de película (The imitation Game - 2014 - Morten Tyldum). El británico Alan Turing, junto a otros criptoanalistas, consiguieron crear un sistema automático, una especie de primer ordenador llamado La Bomba que conseguía descifrar la criptografía que salía de las máquinas Enigma de los nazis en plena Segunda Guerra Mundial.
Con toda esta información es fácil llegar a una conclusión: con los avances en las tecnologías cuánticas, se puede llegar a descifrar el bitcoin y tumbarlo. Ese es el miedo que se ha expresado ya en algunos círculos.
De momento, Willow no es capaz, pero marca el camino. Sin embargo, todavía es largo. "Para hacernos una idea, el ordenador que tenía antes Google, el Sycamore, con el que hizo el primer anuncio de ventaja cuántica en el año 2019, tenía 53 qubits, este ordenador tiene 105 y una corrección de errores mejor y muchos expertos estiman que, para resolver problemas criptográficos realistas, estos ordenadores cuánticos deberían tener probablemente entre 10.000 y 100.000 qubits" explica el profesor de la Universidad Europea. Así que esto nos lleva a cruzar la meta, como pronto, en veinte años.
Lo que pasa es que la criptografía no se queda quieta, también avanza. Javier Pastor Moreno, portavoz institucional de la plataforma de transacción y gestión de activos digitales Bit2Me, ve la posibilidad de un ataque serio al bitcoin mucho antes, "en cinco o diez años vista". Sin embargo, "si eso sucediese, la propia red, los propios desarrolladores, propondrían una solución: escribir una línea de código que toda la red descargase y así hacer una bifurcación de la red que ha sido vulnerable y atacada", sentencia Pastor en Fin de mes.
"Podría ocurrir que los avances en ordenadores cuánticos fueran más rápidos de lo esperado, pero también estos ordenadores cuánticos, a la hora de descifrar sistemas criptográficos, tienen que competir con los estándares de criptografía clásica que se utilicen en ese momento y estos sistemas criptográficos suelen aumentar su complejidad a lo largo del tiempo" comenta el profesor Luis.
Llevar al bitcoin a su valor natural
En todo caso, la amenaza está ahí, y es un misil sobre la función principal del bitcoin: la reserva de valor. "Cada vez más personas e instituciones lo están viendo como tal, como una buena forma de atesorar riqueza sin dependencia de terceros y sin influencia de ningún poder político, ¿por qué? Porque es una pieza de software, es un protocolo", dice Javier Pastor.
Esto lleva a varias contradicciones: una moneda descentralizada e independiente que no se usa para pagar prácticamente nada y que su función de reserva de valor depende en cierta medida de acciones políticas.
Tras la victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos del pasado 5 de noviembre, el bitcoin, en su cruce con el dólar, experimentó una importante subida. El momento clave se dio en cuanto el republicano designó a Paul Atkins como nuevo jefe de la SEC, el regulador estadounidense de los mercados. Atkins es un gran entusiasta de los activos digitales y el anuncio disparó el bitcoin el 5 de diciembre hasta los 100.000 dólares por primera vez en su historia.
Esa es una de las razones por las que el bitcoin, de momento, no tiende a su valor natural: cero. Ese valor es el que le dan grandes instituciones como el Banco Central Europeo. Juan Ignacio Crespo, analista independiente, en declaraciones a Fin de mes, expone estar de acuerdo con la opinión del organismo con sede en Fráncfort. ¿Entonces, por qué amenazas como la posibilidad de que se descifre la criptografía del bitcoin no hacen que baje su valor?
Para Crespo no es solo el apoyo de Trump el que está detrás del aumento. Se trata más bien de la enorme bolsa de liquidez que han proporcionado los grandes bancos centrales desde la crisis inmobiliaria de 2008.
Más recientemente, desde 2020 y en solo año y medio los bancos centrales trataron de combatir la recesión generando doce billones de dólares "en préstamos fundamentalmente para generar liquidez para comprar deuda pública", recuerda Crespo. Después llegó la inflación, y esas mismas instituciones comenzaron a recortar la liquidez. "Como había menos liquidez, el precio [del bitcoin] cayó", dice el analista. "Luego ha resurgido de la misma manera que han resurgido las bolsas", asegura.