Más de 10.400 personas han muerto intentando llegar a las costas españolas este año, según Caminando Fronteras
- Del total de personas que perdieron la vida, 421 eran mujeres y 1.538 niños o adolescentes
- El organismo también subraya que la ruta Atlántica hacia las Canarias "se mantiene como la más letal a nivel mundial"
A pocos días de terminar el 2024, un total de 10.457 personas han muerto en su intento de llegar a las costas españolas, según el último informe de Caminando Fronteras. Esta cifra supone una media de casi 30 al día y un incremento del 58% respecto al año anterior, según los datos de la organización. Asimismo, la llegada de migrantes ha marcado un récord histórico en España: han llegado más 57.700 personas, un 14,3% más que en 2023.
Se trata de una cifra récord desde que esta ONG comenzó a investigar las desapariciones de migrantes en el mar de camino a España y que refleja el notable aumento de los fallecidos en los dos últimos años. Ya en 2023 los 6.618 muertos casi triplicaban los registrados un año antes.
Respecto a este año, el organismo subraya que del total de personas que perdieron la vida, 421 eran mujeres y 1.538 niños o adolescentes. Asimismo, recalca que la ruta Atlántica hacia las Islas Canarias "se mantiene como la más letal a nivel mundial", con 9.757 víctimas, es decir, el 93% del total. En este sentido, también destaca el récord de llegadas de migrantes a las costas españolas, ya que más de 57.700 personas han llegado por mar, lo que supone un incremento del 14,5% respecto al año pasado. Mientras, 517 muertes se produjeron en la ruta Argelina, 110 en el Estrecho y 72 en la ruta de Alborán.
131 embarcaciones desaparecidas sin dejar rastro
El informe 'Monitoreo Derecho a la Vida 2024', cerrado a 15 de diciembre y que detalla 293 tragedias ocurridas en las diferentes rutas migratorias, ofrece también otro dato significativo: 131 embarcaciones desaparecieron sin dejar rastro, con todo los inmigrantes que llevaba a bordo.
También recalca el "notable aumento" en este año de salidas desde Mauritana, un país que "se ha consolidado como principal punto de cruce migratorio" hacia las Islas Canarias. En ella se produjeron 6.829 muertes.
Además, recuerda que la ruta argelina hacia Baleares también está considerada como una de las "más peligrosas" debido a su longitud y la dificultad del trayecto, como lo es igualmente, dentro de la ruta atlántica, la que acaba en la isla canaria de El Hierro.
Desde este punto de la costa argelina
hasta las playas de Ibiza
hay, en línea recta, unos 300 kms,
160 millas naúticas.
Es además una zona escarpada, protegida por acantilados,
el lugar idóneo para esconderse,
a la espera de poder saltar a una patera.
Estamos tan cerca
que, en esta otra orilla del Mediterráneo,
incluso las emisoras de radio españolas se escuchan en el taxi
que nos lleva hasta allí.
El acceso no es fácil,
nuestro acompañante conoce bien la zona.
No quiere mostrar su cara.
En Argelia hay ojos por todas partes y los argelinos tienen miedo.
Nos enseña el punto
desde donde están saliendo la mayoría de los migrantes.
En aquel edificio, semiabandonado, suelen esperar, al anochecer,
a que llegue la embarcación.
Por el día sólo se ven barcos pesqueros.
Si la lancha es rápida y el patrón experto,
el trayecto puede costar hasta 5000 ₠.
Estamos seguramente
en uno de los puntos más próximos a las costas de Baleares.
Si cogiéramos un barco y navegaremos en línea recta
llegaríamos a Ibiza en unas seis horas.
Según Cruz Roja, el 90 %
de los magrebíes que han llegado en los últimos días a Baleares
asegura que son argelinos.
En esta otra playa cerca de Tipasa,
aún quedan bañistas junto a restos de comida y ropa.
Este vendedor tampoco quiere hablar delante de cámara.
Sin micrófonos,
nos cuenta que muchos jóvenes quieren ir a Europa.
Aquí no hay trabajo,
faltan muchas libertades y han subido los precios.
Se les conoce como "harragas", que en árabe significa quemar.
Se les llama así
porque antes de pisar sueño español queman su documentación
para no ser devueltos a su país.
Por meses, abril fue el que registró más muertes, con 1.284, por delante de mayo (1.103) y de febrero (1.093).
Caminando Fronteras ha contabilizado 28 nacionalidades diferentes de los 10.457 fallecidos: Argelia, Bangladesh, Burundi, Burkina Faso, Camerún, Costa de Marfil, Egipto, Etiopía, Gabón, Gambia, Ghana, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Irak, Islas Comores, Mali, Marruecos, Mauritania, Nigeria, Pakistán, República del Congo, Somalia, Senegal, Sierra Leona, Siria, Sudán, Túnez y Yemen.
La omisión del deber de socorro, causa del aumento
La ONG analiza las causas de aumento de los naufragios y entre ellas apunta hacia la omisión del deber de socorro. En este sentido, asegura que "la falta de activación oportuna de los protocolos de rescate y la escasez de recursos en las operaciones de salvamento han incrementado las muertes".
Por otro lado, advierte que se prioriza el control migratorio sobre el derecho a la vida, ya que las políticas migratorias se centran en evitar la llegada de personas migrantes, "incluso a costa de vidas humanas", por lo que aumentan el número de naufragios y de desapariciones.
También subraya como otra causa de ese incremento la externalización de fronteras. "La responsabilidad del rescate se traslada a países con recursos limitados, empeorando la capacidad de respuesta ante estas emergencias", indica el informe. Y añade que muchos rescates "no se activaron a tiempo", incluso cuando se conocían las ubicaciones de las embarcaciones en riesgo. "La falta de coordinación internacional y las demoras en la ayuda fueron factores determinantes para que se den estas cifras tan devastadoras", recalcan en el documento.
La criminalización y estigmatización también influyen
Caminando Fronteras cree también que "criminalización y estigmatización" de organizaciones sociales y de familiares que alertan sobre personas en riesgo afecta a la eficacia de las operaciones de rescate.
Como última causa subraya las condiciones de extrema vulnerabilidad que se traducen en el uso de infraembarcaciones precarias, la escasez de agua, comida y de materiales de navegación, y las condiciones meteorológicas adversas que dificultan el trayecto.
Ante todo ello, la coordinadora de la investigación, Helena Maleno, alerta del "fracaso profundo" de los sistemas de rescate y protección, y urge a que "se priorice la protección del derecho a la vida, se refuercen las operaciones de búsqueda y rescate, y se garantice la justicia para las víctimas y sus familias".
Un fracaso cuyas consecuencias, según el informe, son observables en la realidad de las familias que buscan a sus seres queridos desaparecidos en la Frontera Occidental Euroafricana. Caminando Fronteras asegura que, pese a los avances en la recepción de denuncias y ejemplos de buenas prácticas, continúan existiendo obstáculos para que los migrantes puedan ejercer sus derechos. "Especialmente sangrantes son las dificultades en las tomas de muestras de ADN o en la presentación de denuncias", subrayan. Frente a esta situación, las familias acaban siendo "revictimizadas por un sistema que las estigmatiza y que considera a sus seres queridos víctimas de segunda clase".
Las mujeres y la infancia en la frontera
El informe hace hincapié en la presencia de mujeres en las rutas migratorias, con el porcentaje más alto en los cruces de las atlánticas, especialmente en las neumáticas entre Agadir y Dajla (Marruecos).
Estas mujeres, en su mayoría en tránsito, "enfrentan violencia, discriminación, racismo, deportaciones y violencia sexual", asegura el informe, que precisa que muchas viajan con hijos nacidos en el trayecto y sobreviven en condiciones extremas a través de la mendicidad, la prostitución y trabajos precarios. Una circunstancia que las hace más vulnerables a la captación por redes de trata.
También se ha registrado un incremento en el número de mujeres que viajan en cayucos desde Senegal, Gambia y Mauritania. Muchas de ellas huyen de conflictos bélicos y del impacto del cambio climático. Además, también ha crecido la presencia de mujeres en la ruta hacia Baleares, procedentes de África Central y Occidental, que atraviesa Libia y Túnez.
Caminando Fronteras ha constatado un aumento de la presencia de niños, niñas y adolescentes en las rutas migratorias atlánticas, el Estrecho y hacia Baleares, y denuncia "la desprotección y la falta de garantías por parte de las autoridades". A su juicio, a menudo estos son tratados como migrantes antes que como niños, y están siendo utilizados como "moneda de cambio política, quedando expuestos a discursos de odio y vulnerabilidad".
Los intentos de llegadas a nado a Ceuta desde Argelia y Marruecos también son analizados en el documento. "El resultado de este contexto político y social ha sido la desaparición de numerosos menores, dejando a muchas víctimas fuera del alcance de la protección pública, y enfrentando riesgos graves para su salud física y mental", concluye la coordinadora.