El año en el que medio mundo acudió a las urnas: así ha quedado configurada la política internacional en 2024
- En los últimos meses han acudido a las urnas unos 70 países y algo más de la mitad de la población mundial
- Muchos de los comicios han reflejado el descontento de los votantes con los partidos en el gobierno
El 2024 acaba y con él un gran año electoral en el que han acudido a las urnas unos 70 países y algo más de la mitad de la población mundial. En Europa, los Veintisiete estrenan un Parlamento con más presencia de la extrema derecha — al igual que ha ocurrido en muchos de los países del Viejo Continente —; en Estados Unidos, el regreso de Donald Trump vaticina un giro en la política exterior del país; mientras que en Latinoamérica se cierra un ciclo político con mejores resultados para el oficialismo que en épocas pasadas.
Los comicios han traído grandes cambios y enormes derrotas, como la del Partido Democrático en Botsuana tras cerca de seis décadas en el poder. También reelecciones ajustadas, como la Shigeru Ishiba en Japón, y pérdidas de mayorías absolutas tradicionales como la de Narendra Modi en La India o la del histórico partido de Nelson Mandela en Sudáfrica, obligados a pactar con otras fuerzas.
En Europa, las urnas han reflejado el hartazgo de parte de la población con sus mandatarios. Además de la sonada derrota de Rishi Sunak en el Reino Unido tras 14 años de gobiernos conservadores, los partidos gobernantes también han perdido poder en Francia, Irlanda, Lituania o Bélgica, entre otros.
"En muchas democracias avanzadas, los partidos en el poder simplemente perdieron e incluso allí donde permanecieron, la fuerza de sus mayorías disminuyó", asegura a RTVE.es la directora del programa de EE.UU. y las Américas de Chatham House, Leslie Vinjamuri, que achaca este rechazo generalizado a los gobernantes, entre otras cuestiones, a que la recuperación económica tras la crisis no ha registrado altos niveles de crecimiento.
A eso, explica la experta, hay que sumarle "la guerra en Europa, una continua preocupación pública por la inmigración y una fuerte sensación entre el público de que las cosas no van en buena dirección". Votar por el cambio, añade, "no producirá necesariamente mejores resultados, pero muchas personas votan para rechazar la situación en la que se encuentran".
Movidos por el rechazo a la inmigración y el desencanto entre los votantes, la extrema derecha ha encontrado un hueco en la mayoría de países del Viejo Continente. En Francia, Agrupación Nacional (RN) fue la más votada en las legislativas y en Austria la ultraderecha del FPÖ cosechó una histórica victoria. También ha ganado terreno en Parlamentos como el de Portugal, con la irrupción de Chega!, o en el de Reino Unido, donde Reform UK de Nigel Farage se hizo con cinco escaños.
Además, en países como Georgia, Eslovaquia y Rumanía — en esta última los comicios fueron cancelados — ganaron candidatos prorrusos o antioccidentales, algo que "es preocupante y llega en un momento en el que EE.UU. ha elegido a un líder que no habla de la importancia del Estado de derecho en casa, ni de la importancia de defender la norma de integridad territorial, no injerencia y soberanía en las relaciones internacionales", afirma Vinjamuri. "La gran preocupación ahora es que Europa se divida cada vez más", añade.
El regreso de Donald Trump
Este enero arrancará con el retorno de Donald Trump tras su victoria en las elecciones presidenciales, una gran cita que atrajo las miradas de los líderes de medio mundo. El 5 de noviembre, el líder republicano arrasó frente a la demócrata Kamala Harris tras una campaña en la que prometió que, si volvía al Despacho Oval, pondría fin a dos conflictos que han marcado el mandato de Joe Biden: las guerras de Ucrania y Gaza.
A la espera de sus planes, lo que sabemos, afirma Vinjamuri, "es que su reticencia a trabajar multilateralmente crea incertidumbre en un momento en el que muchos de los mayores retos de nuestro tiempo — como el cambio climático, las enfermedades infecciosas o el progreso tecnológico — requieren de cooperación entre Estados y actores no estatales". Añade, sin embargo, que los principales organismos multilaterales llevan tiempo sin funcionar y que la antipatía de Trump por ellos "es uno de los problemas, pero no el único".
Su victoria también afectará a las relaciones con otras regiones que también han vivido un gran año electoral, como Asia. Por ejemplo, el nuevo mandatario japonés, Shigeru Ishiba, no cuenta con la misma sintonía con el líder republicano de la que gozaba su predecesor, Shinzo Abe (2012-2020). "Una de sus grandes ideas era crear una OTAN asiática y no fue muy bien recibida por EE.UU.", comenta la investigadora de CIDOB especializada en Asia Oriental y política China, Inés Arco, que prevé que la relación con Washington sea "más difícil" de lo que ha sido hasta ahora por la debilidad doméstica del país asiático y por la falta del vínculo y la relación personal que sí existía entre Trump y Abe.
Mientras tanto, en Latinoamérica, la politóloga especializada en esta región Karen Estrada apunta a la cuestión migratoria tras la vuelta de Trump, que influye sobre todo en Centroamérica y México. "Habría que estar pendientes del posible endurecimiento de las medidas, que afectarían a las condiciones de las personas que decidan emprender la ruta migratoria, así como temas de seguridad pública en los países expulsores, una de las causales más importantes que provocan la movilidad [...] hacia EE.UU.", señala.
Aún así, Estrada subraya la necesidad de evaluar las futuras políticas de Trump "y no solamente su discurso" — en 2016, el republicano basó su campaña en la promesa de construir un muro que nunca terminó de levantar —. Asimismo, con su regreso se espera que gobiernos como el de Javier Milei, en Argentina, Daniel Noboa en Ecuador, o Nayib Bukele en El Salvador — que revalidó su mandato en febrero — "se sientan respaldados en sus políticas y discursivas restrictivas".
Un buen año para el oficialismo en América Latina
A falta de Bolivia, que votará en 2025, América Latina ha cerrado este 2024 un superciclo electoral que comenzó en 2021 y que ha supuesto una reducción del voto de castigo al oficialismo. Las excepciones han sido Panamá, donde el Partido Revolucionario Democrático obtuvo el peor resultado de su historia y Uruguay, donde el candidato del Frente Amplio venció al aspirante oficialista. Ecuador, aunque celebró elecciones anticipadas en 2023, también votará en 2025.
Mientras que desde 2018 ningún oficialismo ganaba la elección presidencial, ahora en México la formación de López Obrador se mantiene en el poder tras la victoria de su heredera política, Claudia Sheinbaum, que se ha convertido en la primera mujer presidenta del país. En otros como República Dominicana o El Salvador sus respectivos mandatarios también han revalidado sus cargos.
"Los oficialismos que permanecen no han tenido el suficiente desgaste o costo político que implica votar a otra alternativa", afirma Estrada sobre esta tendencia, al tiempo que añade que, en casos como el salvadoreño, a pesar de la alta popularidad de Bukele, "ha habido cambios importantes en las reglas — el presidente cambió la Constitución para mantenerse en el poder — que suponen la falta de un juego limpio y la no igualdad de condiciones para la oposición".
Por otro lado, la experta destaca "la falta de representación política en la oposición que tenga la suficiente fuerza para crear competencia" en igualdad de condiciones, "y que la población se sienta identificada por otros partidos". Las formaciones en general, añade, protagonizan una "crisis de representación como proyectos" que contribuye a un "detrimento de la democracia al impulsar personas en lugar de estructuras partidarias".
Asimismo, en enero está prevista la toma de posesión de Nicolás Maduro — que se proclamó ganador sin entregar las actas electorales — con la promesa del opositor Edmundo González, reconocido por EE.UU. y el Parlamento Europeo, entre otros, como presidente electo, de regresar a Venezuela pese a la orden de detención sobre él. Acerca del futuro, Estrada prevé que "continuará el desgaste democrático y un escenario poco propicio para las garantías fundamentales". "El problema de no contar con un gobierno legitimado por elecciones transparentes es que para mantener el poder se aplicarían medidas cada vez más restrictivas para la disidencia y la población en general", asegura la politóloga.
Cambios democráticos en África
Mali, Guinea-Conakry, Burkina Faso, Níger, Gabón. Desde 2020, los muchos golpes de Estado que tuvieron lugar en territorio africano — siendo el punto caliente la zona del Sahel — atrajeron la atención al continente. El 2024, sin embargo, ha roto esa tendencia y será recordado por las numerosas transformaciones por la vía democrática.
"El 2024 en África políticamente ha demostrado que el cambio democrático en las urnas es posible y revierte una tendencia preocupante de golpes de Estado en la región", explica a RTVE.es el director de Africamundi, David Soler. Esto no significa, por supuesto, que no haya otros países que siguen liderados por autoritarismos, como Ruanda o Chad, que también han acudido a las urnas en votaciones o bien sin oposición, o entre acusaciones de fraude.
El año electoral ha estado marcado por hitos históricos como el histórico cambio de gobierno en Botsuana; la pérdida de la mayoría absoluta en Sudáfrica del Congreso Nacional Africano por primera vez en 30 años; la sorpresiva victoria de Bassirou Diomaye Faye en las elecciones presidenciales de Senegal; o el ascenso al poder de Nandi-Ndaitwah, la primera mujer presidenta de Namibia. También ha vencido la oposición en Ghana, tras ocho años de gobierno de Muhamadu Bawumia.
Soler añade que el voto y las movilización de los más jóvenes han sido "clave" en muchos países, entre ellos Botsuana o Mauricio, donde la Alianza del Cambio puso fin a diez años de gobiernos del Movimiento Socialista Militante. "Los jóvenes representan en torno al 70% de la población y antes, o no tenían ganas de votar, o no tenían opciones políticas que ahora sí que están surgiendo y que les están animando a cambiar las cosas", expone.
El papel de los jóvenes también ha sido importante en Mozambique, aunque allí las protestas impulsadas por la oposición tras denunciar fraude en unos comicios marcados por las irregularidades en los que se declaró ganador el candidato gubernamental, fueron duramente reprimidas. "Cada vez hay más ganas de cambio y más protestas para intentar transformar las cosas [...] y esa conciencia política de los jóvenes es algo muy positivo — incluso donde ha sido reprimida —y creo que se mantendrá en el tiempo", asegura Soler.
Un año de cambios de liderazgo en Asia
También ha sido un gran año electoral para Asia donde, como menciona Inés Arco, el 2024 ha sido "un año de cambios de liderazgo, no solamente electoral, sino también por otros motivos y esto deja un 2025 muy abierto". Una de las primeras citas fue la del 7 de enero en Bangladesh, en unas elecciones que dieron la victoria a la ex primera ministra Sheikh Hasina que, meses más tarde, protagonizaría una sonada crisis que acabó con su dimisión y huida en agosto.
En abril, la oposición de Corea del Sur renovó su mayoría en las elecciones parlamentarias. Meses más tarde, en diciembre, la destitución del presidente Yoon Suk-yeol por su controvertida declaración de ley marcial fue el colofón de una sonada crisis políticas que todavía causa estragos. El viernes, el Parlamento destituyó al primer ministro interino y el Tribunal Constitucional aún tiene que determinar si Suk-yeol debe ser definitivamente destituido.
De confirmarse, Corea del Sur tendrá que volver a las urnas, probablemente en primavera. "Es interesante observar qué ocurre con Corea del Norte, aunque su atención parece estar dirigida al envío de tropas a Rusia — que también celebró comicios este año — donde testea sus capacidades militares", explica Arco, que apunta a un aumento de las tensiones entre las dos Coreas sin llegar, a priori, un conflicto abierto en la península. Señala, además, que con el regreso de Trump, "Pyongyang intentará ponerse de nuevo a la mesa para negociar".
En India, Narendra Modi ganó, pero por un estrecho margen derivado del aumento considerable de votos a la oposición. En Japón, el Partido Liberal Democrático también perdió su mayoría en el Congreso, aunque logró mantener la coalición de gobierno. En Sri Lanka, se impuso el candidato marxista, Aruna Kumara Dissanayake, considerado una alternativa a los partidos tradicionales. Los resultados dejan un mapa político con el que, como afirma Arco, "sabemos quién van a hacer las políticas, pero no hacia dónde nos van a llevar".
Finalizado este ciclo electoral, toca mirar al que arranca en 2025, con países como Singapur o Filipinas llamados a las urnas que se sumarán a otros territorios del resto del globo que también votarán en el año que empieza. Alemania, Noruega, Ecuador, Bolivia, Chile, Argentina, Canadá, Bielorrusia, Togo o Australia son algunos de ellos.