El director de animación Antonio Zurera debuta en el cómic con 'La ciénaga', ¡a los 67 años!
- Una aventura épica ambientada en un universo de fantasía oscura
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Antonio Zurera (Córdoba, 1957) es uno de los grandes de la animación española. Debutó en 1979 en los estudios madrileños de Hanna-Barbera, y ese mismo año fichó por Cruz Delgado para trabajar en la mítica serie El Quijote. Desde entonces ha participado en películas y series de Astérix y Obélix, Pippi Calzaslargas, la Pantera Rosa… También escribió y produjo la película Dragon Hill, ganadora del Goya, y ha dirigido otros títulos como Las aventuras de don Quijote o RH+: El vampiro de Sevilla.
Lo más sorprendente es que, tras jubilarse, ha debutado en el cómic, ¡con 67 años!, con La ciénaga, una epopeya fantástica que viene precedida de su éxito en Francia y que Norma editorial ha recogido aquí en un integral.
La historia se ambienta en un mundo fantástico, Palantia, en el que animales antropomórficos y seres fantásticos conviven en medio de constante intrigas palaciegas. Los parias son desterrados a la Ciénaga, un infierno verde plagado de vegetación, lodo y toda clase de peligros donde viven proscritos agrupados en comunidades enfrentadas. Pero la llegada de la heredera de la Casa Real de Palantia, apenas un bebé, lo cambiará todo.
Los dos álbumes tienen el nombre de los dos protagonistas: Sombra y Próspero. ”Desde el primer momento quise hacer una historia muy coral –nos confiesa Antonio-. Hay muchos personajes y todos tienen su peso en la historia, pero el verdadero protagonista es el pantano”.
“Y aunque sea una historia imaginaria, fantástica… hay muchos rasgos que la identifican con nuestra propia realidad desde el punto de vista político, económico… A la vez es una historia épica muy tradicional, aunque hecha con bichos, con seres antropomórficos, porque son más divertidos de dibujar. Además, al crear un mundo fantástico te puedes tomar una serie de licencias. Pero en el fondo la historia es un reflejo de nuestra propia realidad actual, con luchas políticas, cuestiones dinásticas, emigrantes…”.
“Los protagonistas son personajes atormentados”
“Los protagonistas no son héroes inmaculados sino personajes imperfectos y atormentados por su pasado o sus errores –añade-. Sombra, por ejemplo, no es buena ni mala, sino un personaje atormentado que ha huido de un hecho concreto que no fue capaz de afrontar. Y ella misma acabó recluyéndose en el pantano, donde se ha convertido en una guerrera para sobrevivir”.
“Y Próspero parece el típico héroe valiente y guapo que se las liga a todas, pero en el fondo es un pobre desgraciado porque traicionó a las personas que realmente amaba”.
En cuanto a los habitantes de esa ciénaga: “Son los parias, los pobres, los delincuentes, los excluidos de la sociedad… –asegura el autor-. A los que se ha desterrado a ese pantano inhóspito con la esperanza de que no sobrevivan. Pero después de un par de siglos no solo han sobrevivido, sino que incluso han creado su propia sociedad, con sus reglas, mientras siguen llegando nuevos parias”.
“En el fondo crean un mundo que es un reflejo del que les ha desterrado y que tampoco es mejor –añade el autor-. Por supuesto que hay gente buena y gente mala, pero como conjunto de sociedad creo que todos somos seres humanos. Y que los españoles no somos mejores que los franceses, ni los chinos son mejores que los ugandeses, ni los ugandeses son mejores que los albaneses. Creo que todos somos una sola humanidad. Lo malo es que parece que no aprendemos nunca de nuestros errores y constantemente andamos por el filo de la navaja”.
“Lo que conseguimos en el Siglo XX, el llamado Estado del Bienestar, me parece el mayor logro de la humanidad. Sin embargo, parece que se está yendo por el desagüe otra vez. Y eso es lo que también quería reflejar en el cómic”.
“Estaba harto de dibujar conejitos y gatitos”
Para la ambientación de la ciénaga, Antonio Zurera nos comenta que: “Me he inspirado en el Siglo XV europeo para casi todo: los castillos, las armaduras, los caballos…”
“En cuanto al público al que quería dirigirme –añade Antonio-, llevaba más de 40 años dedicado a la animación, que en Europa y Occidente sigue estando dirigida principalmente a los niños porque es la única forma de recuperar las elevadas inversiones. Por eso estaba harto de escribir y dibujar conejitos, gatitos… Así que he aprovechado esta oportunidad para dibujar todo lo que me gusta y para recrearme en los detalles”.
“Confieso que ese excesivo detallismo en los dibujos quizá haya sido un error –asegura-. Y que también puede haber sido otro error meter tantas líneas argumentales. Pero no quería hacer una historia simple, sino una epopeya con diferentes texturas, con muchos personajes… Y que cada personaje, por pequeño que fuera su papel, tuviera su propia personalidad”.
“De ahí –añade-, han surgido esos osos panda guerreros o esos pterodáctilos, a los que llamo dragones-tigre, que son filósofos, porque han desarrollado su propia sociedad. Y que se inspiran en aquel viaje de Los Beatles a la India en los años 60. Yo echo un poco mano de eso y unos lectores se lo han tomado en serio y otros han visto la ironía. Pero al ser una historia fantástica me he podido permitir muchas licencias, que creo que han enriquecido las historias”.
“Dibujar es como escribir”
Echando un vistazo a su página web, enseguida nos damos cuenta de la versatilidad como dibujante de Antonio Zurera, tanto en las películas como en los cuentos que ha ilustrado. Por eso le preguntamos cómo nació el estilo tan detallado de La Ciénaga: “Dibujar es como escribir. El estilo es algo que evoluciona con la experiencia. Picasso decía que el estilo es algo que te define cuando ya estás muerto. Y Antonio Mingote no creía en los estilos, decía que eso era una limitación”.
“Los animadores –añade-, cambiamos de estilo prácticamente con cada trabajo, porque nos viene dado por el diseñador de los personajes, al que tenemos que adaptarnos. Por eso yo siempre he dicho que no tenía estilo. Sin embargo, cuando me he puesto a dibujar mi propia historia, ese estilo ha surgido gracias a mis 40 años como dibujante. Sin quererlo han aflorado todas las influencias que he recibido, desde El Quijote, Hanna-Barbera, José Luis Moro, las cuatro películas de Astérix en las que trabajé, Warner Bros, Disney… Todo eso está en las páginas de La ciénaga, porque el estilo es el conjunto de lo que has aprendido y lo que te define como ser humano”.
Por cierto, que en estos 40 años Antonio también ha sido maestro de dibujantes tan famosos como Juanjo Guarnido, Juan Díaz Canales o Teresa Valero. “Todos empezaron en mi estudio y luego se fueron a otros como Disney París, en el caso de Juanjo. Son artistas extraordinarios. Piensa que en un cómic un dibujante hace una pose por viñeta mientras que en la animación podemos hacer doce para un solo movimiento, por lo que creo que los dibujantes que venimos de la animación somos capaces de dibujar cualquier cosa y dotar de dinamismo y de vida a los personajes. Creo que variamos más las poses de los personajes. Aunque eso no quiere decir que seamos mejores que otros dibujantes que solo hayan hecho cómic, por supuesto”.
Una joven promesa de casi 68 años
“Un amigo mío dice que soy una joven promesa de casi 68 años –bromea Antonio-. Yo siempre quise dibujar, pero cuando llegué a Madrid, en 1978, mi generación no tenía donde aprender. Yo tenía 20 o 21 años y estaba seguro de que era un dibujante de la hostia. Aunque evidentemente no era así. Y me metí en la animación y me fue bastante bien, así que ahí me quedé”.
“Pero –añade-, durante años aprovechaba los espacios entre película y película para soñar que podía hacer un tebeo y empezar a realizarlo por mi cuenta. Pero sabiendo que nunca iba a ningún lado. Ni siquiera se lo enseñaba a nadie, simplemente cogía papeles y empezaba a dibujar. Incluso quise escribir una historia para que la hiciera un amigo dibujante, Miguel Ángel, pero él siempre me decía que no, que los tebeos estaban muy mal pagados”.
“Y la posibilidad de hacer tebeos –añade-, me llegó finalmente a los 64 años, de forma totalmente casual. Fue a través de un amigo francés que también es director de cine de animación. Había trabajado con él en París varios años y siempre me decía que tenía que hacer un tebeo, pero yo no le hacía caso porque he tenido una vida apasionante en la animación, durante más de 40 años. Aunque siempre tenía ahí esa pequeña frustración de hacer un tebeo”.
“Ese amigo –continúa Antonio-, me llamó un día e intercambiamos dibujos, que es una costumbre que tenemos los dibujantes, para poder coleccionar originales de gente a la que admiramos. Como lo quiero tanto, le hice una ilustración enorme llena de detalles, que iba sobre la Ciénaga, aunque por entonces lo llamé El pantano”.
“Resulta que mi amigo se quedó fascinado con esa ilustración y se la enseñó a un editor francés que enseguida me llamó y me dijo que si tenía una historia para ese escenario él me la publicaba. Entonces me emocioné mucho y le mandé ese material que realicé en mis ratos libres. Y me hicieron un contrato para esos dos libros, cada uno de ellos de más de 100 páginas”.
Sus proyectos
En cuanto a sus proyectos, Antonio Zurera nos comenta: “Durante los casi tres años que he tardado en dibujar La ciénaga, me surgían otras ideas que mandaba a mi editor, pero si se hacen alguna vez tendrán que realizarlos otros dibujantes, porque yo ya tengo una edad”.
“Pero ya he firmado un contrato para tres libros de 80 páginas cada uno –añade-. Supongo que será lo último que dibuje, porque por mi edad es una cuestión biológica. De hecho, querían que hiciera un tercer libro de La ciénaga. Pero yo acabé agotado, física y mentalmente, porque había dado demasiado. Me dijeron que tampoco era necesario hacer esos dibujos tan detallistas, pero creo que en estas páginas están mis ganas de dibujar y mi inexperiencia también como dibujante”.
Vistos los espectaculares resultados de este primer cómic, estamos deseando poder disfrutar de esos futuros trabajos de Antonio Zurera.