Putin, 25 años en el poder
- Cuando llegó al poder, de la mano de Borís Yeltsin, el líder ruso era prácticamente un desconocido
- Su popularidad se basa en la estabilidad económica, aunque ha sido implacable con la prensa crítica y con sus rivales
Vladímir Putin dio el salto al poder de rebote. Un enfermo e impopular Borís Yeltsin le nombró primer ministro en el verano de 1999. Fue la cuarta opción del entonces presidente ruso, que en 18 meses había cesado a otros tres jefes de gobierno. El tándem Yeltsin-Putin no tuvo tampoco mucho recorrido. Por sorpresa, en el mensaje a la nación de fin de año, Yeltsin anunció que dejaba el cargo.
Putin asumió como presidente interino. Lo primero que le entregó Yeltsin fue el maletín nuclear en un acto solemne en presencia de los altos mandos militares que tenían el control directo sobre el arsenal atómico ruso.
Boris Yeltsin estrecha la mano del entonces primer ministro Vladímir Putin STR/AFP via Getty Images
En ese momento Vladímir Putin era prácticamente un desconocido. Había dirigido brevemente el FSB, los servicios rusos de seguridad, herederos del KGB soviético en el que él había hecho carrera. Como ex agente de inteligencia exterior sirvió en puestos no muy relevantes en Dresde, Alemania.
Con la caída del muro de Berlín y la desintegración del gobierno comunista de la Alemania del este, Putin regresa a su San Petersburgo natal. Allí siguió trabajando para los servicios secretos. Renunció, según la versión oficial, con el rango de teniente coronel tras el intento de golpe de Estado contra Mijaíl Gorbachóv en 1991.
Putin llegó al poder en plena guerra de Chechenia
Putin asumió el poder en una Rusia convulsa, en profunda crisis económica y en plena segunda guerra de Chechenia. Buena parte de población estaba decepcionada con su anterior presidente y con su terapia del shock, con la que en poco tiempo transformó la economía del Estado socialista soviético a otra a un estilo capitalista liberal inspirada en Occidente. Se privatizaron las propiedades estatales, que pasaron a manos privadas.
"Putin llegó en un momento desesperado, ya no había a donde caer", recuerda Denís Vólkov, director de Levada, un centro sociológico declarado agente extranjero en Rusia y que en Occidente se considera independiente.
Denís Vólkov, director de Levada Alexander Zhukovsky
"La confianza en el presidente Yeltsin era nula y la situación económica, fatal", explica Vólkov. "Además, teníamos la guerra de Chechenia, ataques terroristas…toda esa maraña de problemas determinó la expectativa de un líder nuevo, joven, fuerte, duro. Un líder que se centrara en las cuestiones económicas", añade.
El Ejército ruso arrasó Chechenia pero, con el polémico clan Kadírov al frente, Putin consiguió que esa convulsa república rusa de mayoría musulmana pase de ser su principal problema a una de las regiones donde mayor es ahora su popularidad como jefe del Kremlin. En lo económico, ayudado por una coyuntura internacional favorable, con altos precios del petróleo, Vladímir Putin también ha salido bastante airoso de todas las crisis, según Denís Vólkov.
"De la crisis de los 90 Putin aprendió que la economía debía ser estable, que debía haber crecimiento. Y eso se cumplió durante su gobierno. Los beneficios de los rusos crecieron bastante. En el 98-99 un 80% de la población solo podía permitirse comprar comida. Hoy esa situación afecta al 15%. Es un cambio colosal", expone. Al mismo tiempo, matiza Vólkov, hubo un proceso de creciente desigualdad. "Los que más ganaron eran aquellos vinculados con el poder".
"Recuerdo ese periodo, antes de la llegada de Putin, yo era joven", dice Gulnara a RTVE en el centro de Moscú. "Estantes vacíos en las tiendas, perestroika, todo era muy difícil. Le digo una cosa: estoy a favor de Putin. Ahora todo va bien. El progreso es evidente".
Decoraciones navideñas en Moscú EFE/EPA/YURI KOCHETKOV
No lo ve así Elena, que se queja de su baja pensión y de la subida de los precios. También está en contra de la guerra. "Claro que podrían y deberían hacer todo lo posible para evitarla", cuenta. Echa de menos que Rusia tenga una buena relación con Europa.
"Acabamos de pasar por la plaza de Europa, donde antes había muchas banderas europeas. Mi nieto las conoce muy bien, le gusta la geografía y no ha encontrado ni una", asegura. Cree Elena que toda esta situación está provocando que Rusia pierda su papel en el continente europeo, al que en parte pertenece.
Los 25 años de Putin al frente de Rusia
Vladímir Putin ha jurado cinco veces el cargo de presidente, a lo que hay que sumar su mandato intermedio como primer ministro. En total, 25 años en el poder que han dado para mucho.
En lo internacional ha pasado de las recepciones oficiales en Buckingham Palace con la reina de Inglaterra o las risotadas con George Bush a convertirse en un paria para Occidente, especialmente cuando decidió invadir Ucrania.
"Sus intentos (que empezaron en la época de Gorbachóv y de Yeltsin) de tener relaciones más amistosas con Occidente fracasaron. Podemos discutir si la culpa fue suya o de la otra parte, pero lo cierto es que aquello no salió adelante", analiza el jefe del centro Levada.
Putin y Bush durante un desfile militar en la Plaza Roja, en mayo 2005 Eric Draper/White House via Getty Images
Fue muy al principio del primer mandato de Putin, cuando todavía era una incógnita, pero tras un encuentro con él George W. Bush le definió así: "He mirado a este hombre a los ojos. Lo he encontrado muy directo, una persona digna de crédito. Hemos tenido una conversación muy buena. He podido ver el sentido de su alma, un hombre profundamente comprometido con su país, agradezco mucho el diálogo sincero".
Una impresión que ha aguantado mal el paso del tiempo. La guerra de Ucrania ha provocado que las relaciones entre Rusia y Estados Unidos estén en su peor momento desde la crisis de los misiles en Cuba en 1962; y ahora mismo también es total la ruptura con la Unión Europea.
"Tengo un hijo de 35 años y no quiero que vaya a la guerra", nos dice Elena, que es enfermera y está a punto de jubilarse. Cuando le preguntamos por Putin parece medir sus palabras: "No puedo decir si estoy en contra o favor, pero tampoco diré que lo apoyo completamente".
A nivel interno el considerado mayor desafío de estos 25 años fue la rebelión armada liderada por Prigozhin, antiguo aliado de Putin. La revuelta no duró mucho, pero para algunos analistas la autoridad del presidente ruso quedó en entredicho. La cúpula de Wagner, Prigozhin incluido, murió en un accidente aéreo en circunstancias no aclaradas justo cuando se cumplían dos meses del motín.
El ex jefe del grupo Wagner, Yevgueni Prigozhin Wagner Account/Anadolu Agency via Getty Images
El cerco a la prensa crítica y a la oposición
Durante todos estos años en el país se ha ido estrechando el cerco sobre la prensa crítica hasta hacerla desaparecer. En algunos casos la desaparición ha sido física, como el de Anna Politkóvskaya, una respetada periodista de investigación que denunciaba en sus reportajes violaciones de derechos humanos por parte de Rusia en la guerra de Chechenia. Fue asesinada a tiros en el portal de su casa el 7 de octubre de 2006.
El camino de Putin también ha ido quedando limpio de posibles rivales. Los más conocidos han acabado en el exilio, en la cárcel o muertos...como Borís Nemtsov o Alexei Navalni, fallecido de forma repentina en una remota prisión ártica donde cumplía una larga condena acusado de fraude y extremismo. Para el director de Levada, Navalni fue el representante más brillante de esa oposición liberal y pro democracia.
Funeral de Navalni en Moscú EFE/Sergei Ilnitsky
"Fue una alternativa significativa más para Occidente. Dentro del país no suponía una amenaza seria, pero sí fue el adversario más significativo y apreciado para la parte liberal del país, que es una pequeña parte de la población en Rusia", explica Vólkov.
La popularidad del presidente ruso ha sufrido altibajos en todo este tiempo, pero se ha mantenido, según los estudios de opinión de Levada, en niveles altos. La guerra ha disparado sus tasas de aprobación. Un proceso normal en cualquier país, explican, porque los conflictos bélicos suelen provocar el cierre de filas de la sociedad en torno al líder y a la bandera.
Algo que ha sido promocionado de manera insistente desde los medios de comunicación en Rusia, que no emiten ninguna opinión abiertamente crítica con el presidente ruso. Todo eso lleva a que, según el último dato de diciembre de 2024, el 87 por ciento de los encuestados apruebe su gestión.
El presidente ruso, Vladímir Putin Contributor/Getty Images
Con este mandato, Vladímir Putin superará a Iósif Stalin como el líder ruso que más tiempo ha estado en el poder en la historia reciente del país. Pero su estancia en el Kremlin podría ir aún más allá. Acaba prácticamente de empezar esta legislatura que, salvo problemas de salud u otro tipo de imprevisto, le permitirá estar hasta el año 2030 como inquilino del Kremlin. Después podría presentarse una vez más, según las reglas actuales, lo que le llevaría hasta el 2036. Entonces, el presidente ruso tendría 83 años.