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Los juegos de mesa españoles toman impulso dentro y fuera de nuestras fronteras: "También son cultura"

  • El juego de mesa se ha erigido ya como un producto estrella que atrae a un público variado y de todas las edades
  • Los autores nacionales han logrado hacerse hueco en otros países: "Hay un estilo español bastante original"

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Dados blancos y fichas de colores sobre un tablero de juego.  Una tirada reciente se muestra en los dados, indicando una partida en curso.
Getty Images

Faltan solo unas horas para que lleguen los Reyes Magos, pero las calles comerciales están atestadas de familias en busca de un último regalo para la lista de deseos. En una librería, una de las mesas ha cambiado las novelas por los juegos de mesa. Más baratos o más caros, con tableros o de cartas, de fantasía o para romper el hielo en las fiestas, ante los clientes se abre una infinidad de opciones entre las que elegir. Tras esa gran variedad está una industria que crece año a año de manera exponencial y en el que España ha logrado hacerse hueco como un fuerte competidor fuera y dentro de nuestras fronteras.

"Antes, apostar por el autor español era una cosa rara", cuenta a RTVE.es Pak Gallego, director editorial de MagicBox y fundador de la editorial GDM. Llegó al sector hace más de una década, cuando creó Guerra de Mitos, y ha visto de primera mano la evolución del mercado nacional. "Estoy superorgulloso porque antes ibas a una tienda de juegos y no había ninguno de autor español; ahora es fácil ver unos cuantos y en el top ventas. Pero yo creo que, además, hay un estilo español que es bastante original: hacemos juegos basados en cosas divertidas", explica.

Esta personalidad distintiva ha sido bien recibida en el mercado extranjero, hasta ahora dominado por países como Alemania o Francia, y en ferias internacionales como Spiel Essen, máxima referencia del sector y donde solo en su última edición participaron más de 36 empresas españolas con apoyo de la agencia pública ICEX (España Exportación e Inversiones), según datos de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, y se han presentado juegos como Through Ice and Snow o Men-Nefer.

"Hubo casi 600 juegos en Essen, que es un poco el punto de partida desde donde se distribuye todo. Es una locura", corrobora Óscar Nieto. Este experto conocedor de los juegos de mesa es propietario de una pequeña tienda en Valladolid, Dados y Meeples, donde vende desde hace dos inviernos juegos variados para toda la familia. Para seleccionar su catálogo, recurre a las editoriales, a las redes sociales y a los pódcast especializados, pero también se recorre las ferias más destacadas para afrontar el reto que supone estar al tanto de todas las novedades, ya que calcula que solo en España salen "aproximadamente entre 70 y 80 juegos mensuales".

"Es ya una mini potencia dentro del mundo de los juegos de mesa", afirma Óscar, que destaca el alto nivel tanto de ilustradores como de creadores patrios como Dani García (Barcelona, Daitoshi), Eloi Pujadas (Knives Out) o Germán P. Millán (Bitoku), así como de editoriales como la extremeña LittleHouse BoardGames.

Pak Gallego señala, no obstante, que el 'boom' de los juegos españoles en España no ha llegado hasta que se ha logrado dar el salto al mercado exterior y achaca esta circunstancia a la falsa creencia de que lo que viene de fuera es mejor. "Y hay mucha gente que todavía no se para a pensar que los juegos los hace alguien. A mí me pasa mucho cuando digo que soy autor de juegos", agrega.

"En GDM lo que nos hizo despegar un poco fue el empezar a vender juegos de autor español fuera, aunque evidentemente era difícil", cuenta. De hecho, reconoce que al principio una gran parte de la facturación de su editorial venía por las ventas en el extranjero, mientras que las españolas rondaban el 7%.

La pandemia, puerta de entrada para nuevos jugadores

Aún es difícil encontrar estudios recientes y en profundidad del mercado español, que ve cómo aumentan día a día todos los eslabones de la cadena productiva: crecen las distribuidoras, surgen nuevos festivales dedicados al juego de mesa y se publican decenas de juegos, muchos de ellos financiados por crowdfunding. No obstante, según un informe de la consultora Circana recogido por EFE, la facturación del sector nacional se disparó con la crisis del coronavirus y terminó de afianzar sus bases en 2023, cuando las ventas crecieron en torno al 7%.

Varias fuentes consultadas coinciden con esto y afirman que el confinamiento llevó a muchos desempolvar viejos juegos y a descubrir otros nuevos. Es el caso de Luis, un joven aficionado al que el coronavirus y las medidas sanitarias obligaron a interrumpir sus planes de ocio con sus amigos cuando solo tenía 17 años. "No podíamos salir de fiesta y las terrazas siempre estaban hasta los topes, así que empezamos a hacer planes en casa. Un día, uno de mis amigos se llevó Catán, Dixit y un par de juegos más que yo no sabía ni que existían. Acabamos convirtiendo la noche de juegos en tradición", cuenta.

Al principio buscaban los juegos de moda del momento en las grandes superficies, pero poco a poco vieron cómo iban apareciendo tiendas especializadas con más novedades y "rarezas". También una horquilla de precios más amplia, lo que les permitía probar más opciones. "Lo bueno es que aunque te compres uno caro, en la mayoría de los juegos no dependes solo del juego en sí, sino de las personas con las que juegas. El ambiente es el que marca si te lo pasas bien o no", opina Luis.

Por su parte, Óscar explica que la pandemia llevó a expandir los juegos en solitario destinados a personas que vivían solas o para aquellas cuyas sus familias no compartían sus gustos. "Ahora raro es el juego que no sale al mercado en todos los países del mundo y no lleve una versión solitaria porque cogió muchísima fuerza".

"Cuanta más gente juegue, mejor"

No obstante, una de las principales claves del mercado parte directamente de los propios jugadores. Desde hace cinco años, la comunidad KLEFF acoge cada miércoles en un bar de Barcelona a todos aquellos que quieran probar juegos de mesa. Lo que empezó siendo un grupo reducido de unas 40 personas, se ha convertido a día de hoy en uno de 150. "El local se nos ha quedado pequeño", confiesa Pau, uno de los principales organizadores. Allí no importa si los participantes llegan solos o acompañados o si conocen bien el idioma, el objetivo es "jugar y hacer jugar".

A medida que KLEFF ha ido congregando a más público, ha comenzado a colaborar con asociaciones de autores, con editoriales o incluso DAU, el festival del juego de Barcelona. Además, han comenzado a abrir sus puertas más a menudo para hacer sesiones de demostración e invitar a autores españoles para que prueben sus 'protojuegos' con el que será su público objetivo. "Lo chulo de esta afición es el apoyo que hay. No es tan competitivo, sino que es más colaborativo, de hacer crecer. En comunidades como la nuestra lo que tienen es lo que yo siempre digo: cuanta más gente juegue, mejor", destaca Pau, que ve el mundo de los juegos como un "círculo" en el que todos pueden aportar.

"Nosotros también hacemos partidas gratuitas de iniciación para niños a partir de dos años. Vamos cogiendo también bastante público con eso", dice Óscar. Con esas sesiones no solo crea comunidad, sino que enseña los elementos esenciales de los juegos de mesa "desde la base" para que los más pequeños se vayan familiarizando "y dejen un poquito atrás el tema de las consolas y esas cosas".

Pero, más allá de la diversión, todos ven el potencial cultural y pedagógico de los juegos, que permiten aprender idiomas, mejorar el vocabulario o incluso poner en práctica conocimientos matemáticos y lógicos. Óscar, además, recuerda que con los juegos colectivos se aprenden también valores, a ganar y a perder. "Para mí los juegos son la mejor herramienta para conocer gente, para aprender jugando, para socializar, intercambiar idiomas", defiende Pau, que recuerda que "los juegos de mesa también son cultura".