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Emma Suárez y Natalia de Molina: "'Desmontando un elefante' habla de adicciones y dependencias emocionales"

  • Ambas protagonizan la ópera prima del director y guionista Aitor Echeverría
  • Una película que cuenta con la participación de RTVE y se estrena en cines este 10 de enero

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Primer plano de dos mujeres; una mira al frente con expresión seria, la otra de perfil con expresión neutra.  Su proximidad indica una relación cercana o un momento de tensión.
Detalle del cartel de 'Desmontando un elefante'

Emma Suárez y Natalia de Molina interpretan a una madre alcohólica y a su hija, que intenta ayudarla, en la emocionante Desmontando un elefante, la ópera prima del reconocido director de fotografía, Aitor Echeverría. Una película que indaga en los efectos de la adicción en las relaciones familiares, que cuenta con la participación de RTVE, en la que también actúa Dario Grandinetti y que llega a los cines este viernes, 10 de enero.

Marga (Emma Suárez), una arquitecta de éxito, regresa a casa tras haber pasado dos meses internada en un centro de rehabilitación por un problema de adicción con el que su familia convivió en silencio durante años. Intentará rehacer su vida mientras su hija menor Blanca (Natalia de Molina), siente cómo la atención que vuelca sobre su madre afecta tanto a sus relaciones como a su carrera como bailarina profesional. 

“Es una película de la que me atrajo todo –nos confiesa Emma Suárez-. Me atrajo el guion y la originalidad de su estructura, porque son secuencias fragmentadas sin un orden cronológico. También me atrajo mucho el tema e incluso me llevó a hacer una investigación sobre un terreno que no estamos habituados a desvelar. Y la idea de hablar de las adicciones sin mostrar las sustancias. Sin olvidar, por supuesto, el poder trabajar con Natalia de Molina, con Darío Grandinetti. Y con Aitor Echeverría, que llevaba 15 años con este guion y estaba muy comprometido con la historia”.

Para mí esta profesión tiene sentido cuando podemos hacer personajes así –añade Natalia-. El guion no solo es maravilloso, sino que se sale del cliché y de lo que estamos acostumbrados a ver alrededor de esta temática. Porque en el fondo se trata de dos mujeres intentando quererse, aprendiendo a quererse bien. Además, me encanta trabajar en óperas primas y verlas como espectadora, porque creo que los directores y las directoras nobeles asumen muchos más riesgos y se suele crear una atmósfera muy especial en los rodajes”.

'Desmontando un elefante' (making off): clip exclusivo

Una historia madurada durante 15 años

Esta es la primera película del reputado director de fotografía Aitor Echevarría (Galgos, La voluntaria, María (y los demás), que ya trató el mismo tema en un corto de 2010: Morir cada día. “Es un tema muy personal para mí porque un familiar cercano es adicto -nos confiesa-. Dejó de consumir hace mucho tiempo y a raíz de eso, entró en contacto con el mundo del tratamiento de adicciones. Y me interesó mucho el tema. Así que, 15 años después del corto he querido hacer la película”.

Además, el director destaca que el alcoholismo sigue siendo un enorme problema en España: “Estuvimos en una reunión de Proyecto Hombre y me comentaron que se habla mucho del fentanilo, pero el principal problema de adicciones en España sigue siendo el alcohol. Sobre todo, porque es una droga que está completamente socializada en todos nosotros. En nuestro vocabulario utilizamos expresiones que tienen que ver con el alcohol, como “vamos a tomar unas cañas”, “No voy ni borracha”. Y eso hace que identificar cuando uno tiene un problema con el alcohol sea mucho más difícil”.

Esa adicción al alcohol del personaje protagonista sirve a Aitor para hablar de otras cosas importantes: “La película va más sobre las relaciones personales y de cómo una familia tiene que aprender a cuidarse cuando no lo ha hecho durante mucho tiempo, cuando ha habido un elefante, un problema muy grande que no han querido afrontar. Pero ya no pueden retrasar el tema y su única opción es mirar de frente a ese elefante. Porque el primer paso para desmontar ese elefante es reconocer que existe, romper ese silencio y hablar sobre ello. Porque si no reconoces que existe un elefante, no puedes desmontarlo.

“Creo –añade el director-, que es una película muy positiva. Es una película que nos anima a afrontar las cosas que durante tanto tiempo no hemos querido ver. Y en ese sentido, yo creo que los familiares cumplen un papel muy importante en la recuperación de los adictos. Aunque a veces es difícil ayudarnos unos a otros porque, a pesar de que nos queramos no somos capaces de canalizar ese afecto”.

Dos actrices impresionantes

Destacar las interpretaciones de Emma y Natalia, que han tenido que enfrentarse a varios desafíos. “Afortunadamente hemos tenido mucho tiempo para ensayar –asegura Natalia-. Y hemos podido investigar el tema, que es una cosa muy jodida, con profundidad. Hemos ido a terapias y la gente fue súper generosa con nosotros. Y ahí fui consciente de lo importante que era hablar de este tema y hacerlo desde el respeto, la elegancia y la sutileza, como Aitor se planteó desde el principio. Para mí ha sido una pasada participar en este proyecto y poder compartirlo con los espectadores”.

“Aitor ensayó primero con Natalia y conmigo de manera independiente y luego nos juntó y empezamos a ensayar juntas –nos comenta Emma-. Y aparte hicimos esos trabajos paralelos: Natalia trabajó la danza y la coreografía y yo el tema de las adicciones yendo a terapias, hablando con terapeutas, con familias… Y al final nos juntamos todos y trabajamos juntos. Ha sido un proceso paulatino pero muy intenso”.

Pero… ¿Por qué las escogió el director? “A Emma Suárez porque es una grandísima actriz y porque Marga es un personaje muy complejo de interpretar, porque está muy solo y puede ser amargo. Y Emma Suárez, sin quererlo, tiene cierta dulzura que yo creo que es un perfecto contrapeso con lo áspero que es el personaje”.

En cuanto a Natalia: “La escogí porque es una grandísima actriz y tiene una manera de interpretar muy natural, muy instintiva. Y se involucró en el proyecto desde el principio. Le hablé de la peli incluso antes de tener productora y dijo que sí inmediatamente. Y desde entonces ha sido una fiel colaboradora, cómplice. Me ha ayudado mucho”.

No vemos alcohol durante la película

Una de las cosas más curiosas de la película es que no vemos ni una sola gota de alcohol. “El alcohol es el elefante de esta película y en esa familia no quieren ver el problema que tienen –nos cuenta Aitor-. Por eso, durante toda la historia se sugiere, se insinúa, el tema del alcohol, pero no se ve en ningún momento”.

“Esa es una idea que me gusta mucho –nos confiesa Emma-, porque la protagonista de la historia es Marga, no la sustancia, aunque siempre esté presente de alguna manera. Recuerdo que en los primeros ensayos le decía a Aitor: “no sé cómo voy a interpretar a Marga sin que se me vea nunca bebiendo. Porque… ¿cómo le cuentas al espectador esta ansiedad sin manifestarla? Sobre todo, porque siempre que se habla de adicciones en el cine vemos a la gente bebiendo, borracha o pasando el mono. Pero aquí lo tratamos desde otro lugar”.

“Y pienso –añade la actriz-, que para eso ha sido fundamental la mirada de Aitor y la confianza que ha surgido entre los dos. Nos documentamos muchísimo y poco a poco hemos ido como poniendo semillas para crear a este personaje, que a mí me imponía muchísimo respeto, porque era un compromiso, no solo como actriz, sino también a nivel personal, porque es una película que creo que va a trascender, que va a ser importante y que van a ver muchos espectadores que han vivido situaciones parecidas o conocen a alguien que convive con este problema. Y es una gran responsabilidad transmitirlo y contarlo bien”.

'Desmontando un elefante', estreno 10 de enero

“Sí –añade Natalia-, porque normalmente los adictos no están solos, tienen gente alrededor que los intenta cuidar y ayudar. Y que, al final, también padecen los sufrimientos derivados de la enfermedad. Por eso mi personaje, Blanca, ejerce un poco de madre de su propia madre y es un poco policía a veces con ella. Y al final tiene que dejar de volcarse tanto en su madre y aprender a mirarse a sí misma. Porque ha estado siempre como una sombra, viviendo la vida de otro y tiene que empezar a vivir su propia vida. darse cuenta de que tiene que vivir la suya. Normalmente los padres cuidan de los hijos peor aquí se invierte esa ley natural y durante ese viaje que hacen juntas creo que las dos aprenden a quererse desde otro lugar diferente”.

“Lo que le ocurre al personaje de Natalia –añade el director- es que llega un momento en el que ha dedicado tanto tiempo a cuidar a su madre que ha descuidado su propia vida. Y en el momento en que la madre entra en tratamiento, solo le queda mirarse a ella misma. Y llega ese momento en que tiene que decidir si quiere seguir enganchada a su madre o seguir con su vida”.

“El desencuentro provoca un encuentro –añade Emma-. El otro día un espectador muy entendido sobre este tema, porque era un médico, me comentó que en la película no se veía ningún abrazo. Y es verdad, solamente está la caricia del final, no hay abrazos. Porque estamos hablando de una familia, que a pesar del amor que hay, no manifiestan esos gestos de cariño por una cuestión de educación. Al principio los personajes viven casi en soledad y acaban teniendo un encuentro partiendo de ese viaje tan solitario”.

Natalia de Molina en 'Desmontando a un elefante'.

Natalia de Molina en 'Desmontando a un elefante'.

La danza es un elemento fundamental en la película

Aitor ha trabajado mucho el tema de la videodanza y la danza es un tema fundamental en la película: “Blanca es bailarina profesional y a través de sus ensayos lo que queríamos era expresar su mundo interior. Mostrar de una manera visual todo lo que estaba pasando por dentro”.

Natalia de Molina tiene un número de danza para el que ha tenido que ensayar durante semanas. “Si, porque antes de la película no sabía bailar –nos confiesa-. Y hay muchas horas de trabajo detrás, pero creo que como está tratada la danza es otra de las cosas más bonitas de la película. Aitor ha introducido en la historia dos de sus pasiones, la arquitectura y la danza, que funcionan como metáforas. Primero de esa mujer arquitecta que construye cosas y ahora se enfrenta al reto de reconstruir su vida”.

“Y luego está mi personaje, que es una chica que se dedica a la danza, que es una cosa como muy fluida, muy expresiva… pero que está totalmente bloqueada y no puede expresarse, que es lo que se ve durante los ensayos. Solo al final de la película, por fin consigue poner en palabras a lo que lleva toda la vida poniéndole el cuerpo. Por eso fundamental que la danza no fuera simplemente una cuestión estética o superficial, sino sirve para explicar el estado emocional en el que se encuentra mi personaje. Para mí, como actriz, ha sido muy complicado y ha habido momentos en los que he sufrido un poco. Pero siento que he dado un gran paso como actriz, porque he explorado cosas con mi cuerpo que no había hecho nunca. Como expresar sin palabras, solo con el movimiento, algo que te está pasando”.

“Las drogas se suelen mostrar de una forma glamurosa en el cine”

Después de tantos años analizando el problema, preguntamos a Aitor Echeverría que opina de la forma en que el alcohol y otras drogas se muestran en el cine: “En general creo que se hace de una manera demasiado glamurosa, aunque cada director tiene su manera de abordarlo. Pero creo que se suele pecar de cierta glamurización, sin pensar en que, si eres adicto, eso te genera mucho dolor”.

Desmontando un elefante se estrena este viernes, 10 de enero, en los cines.