¿Cuánto vale Groenlandia? Una isla estratégica y rica en recursos en el punto de mira de Trump
- El presidente electo estadounidense ha mostrado su intención de hacerse con la mayor isla del mundo
- El deshielo permite la apertura de vías de comunicación a través del Ártico, lo que ha desatado la competición geopolítica
Un territorio helado, inhóspito y prístino, con apenas 57.000 habitantes. ¿Qué tiene Groenlandia para atraer la atención de Donald Trump, que ha mostrado su voluntad de controlar este lugar incluso con coacciones económicas y militares?
La isla más grande del mundo, cuatro veces del tamaño de España, está cubierta en su mayor parte por hielo, y se considera uno de los territorios menos densamente poblados del mundo. Pero la importancia de Groenlandia va mucho más allá. Radica en su rico subsuelo, que almacena petróleo y las valiosas tierras raras, pero sobre todo en su ubicación, un punto clave en el Ártico en plena disputa entre Estados Unidos, Rusia y China.
Además, a medida que el cambio climático hace aumentar las temperaturas, el deshielo de esta zona antes permanentemente congelada permite la apertura de inéditas vías de paso, un nuevo escenario de tensiones geopolíticas. Este panorama futuro se está acercando cada vez más: un estudio de diciembre advertía que el primer verano en el que el Polo Norte se podría quedar sin hielo podría llegar tan pronto como en 2027.
100 millones de dólares por Groenlandia y otros intentos de compra
Trump ya venía avisando en redes de su interés en hacerse con el control de Groenlandia, un territorio autónomo pero dependiente de Dinamarca. Sin embargo, la visita el lunes a la isla de su hijo, Donald Trump Jr., hizo sonar las alarmas en Copenhague, pese a que él insistió en que se trata de un viaje personal.
El presidente electo de Estados Unidos, que tomará posesión en menos de dos semanas, ya mostró su intención de comprar Groenlandia en 2019, en su primer mandato, una opción rechazada en plano por las autoridades danesas y groenlandesas. Ahora ha ido más allá y ha abierto la puerta incluso a recurrir a coacciones militares o económicas (en forma de tasas y aranceles contra Dinamarca).
"El pueblo de Groenlandia, al que Estados Unidos necesita para su seguridad nacional, quiere que Estados Unidos esté allí, ¡y estaremos!", aseguró Trump.
No es, sin embargo, la primera vez que Estados Unidos evidencia su interés en hacerse con Groenlandia, que en el siglo XIX reclamaba como territorio propio. A inicios de la Guerra Fría, la administración de Harry Truman ofreció 100 millones de dólares por ella -de la misma manera se hizo con Alaska de manos del Imperio ruso- y el Pentágono construyó allí una base militar que sigue activa.
Millones de litros de petróleo sin explorar
Groenlandia, así como el resto del Ártico, tiene todos los ojos puestos encima desde que en 2009 el Servicio Geológico de Estados Unidos estimó que esta región almacena el 13% del petróleo no descubierto y el 30% del gas natural del mundo. Hasta ahora, todos estos recursos eran inaccesibles, pero el deshielo está provocando que deje de ser así. Aun así, el Gobierno autónomo prohibió hace tres años la explotación petrolera en las costas de la isla.
"El factor principal [del interés de Trump] es sin duda la batalla por los recursos naturales", explicaba a RNE Ramón Larramendi, experto en Groenlandia. El "eje" de la crisis diplomática de 2019 es, más allá de los combustibles fósiles, la existencia de "una de las minas más importantes del mundo de tierras raras".
China produce cerca del 60% de estos minerales clave para las telecomunicaciones y la transición energética, un dominio que quiere disputar Washington y que explica por qué está tan volcado en el control de este lugar.
La Ruta Transpolar o el Paso del Noroeste, nuevas vías en disputa
A ello se une el control de las rutas de navegación abiertas por el deshielo, "un auténtico punto de inflexión geoestratégico", señalaba en un análisis para el CIDOB Klaus Dodds, profesor de Geopolítica de la Universidad de Londres.
La llamada Ruta Transpolar permitiría reducir tiempos y costes respecto a las rutas marítimas existentes actualmente, que cruzan el Canal de Suez o el de Panamá, y su control lo disputan varios países de la región: EE.UU., Rusia, Canadá, Dinamarca/Groenlandia, Suecia, Noruega, Finlandia e Islandia. A ellos se suma, como un actor lejano pero muy interesado en la región, China, que "se ha reimaginado como un Estado casi ártico", según Dodds, y que ha ampliado su flota de rompehielos.
El Paso del Noroeste, que permitiría a los buques transitar del océano Atlántico al Pacífico a través de Groenlandia, Canadá y Alaska, podría ser ya desde 2023 "económicamente viable", según un estudio de esta semana del think tank The Arctic Institute.
Groenlandia, un "escudo" militar para Norteamérica
Además de la cuestión comercial, tiene un peso fundamental la defensa. La mayor competición por esta región ha dado lugar a una "mayor militarización", especialmente por parte de EE.UU. y Rusia tras el inicio de la invasión de Ucrania. Moscú "ha modernizado sus bases árticas, desplegado misiles de defensa y mejorado su flota de submarinos", añade este mismo estudio.
"Groenlandia es una especie de escudo para el continente norteamericano, y lo último que quieren los estadounidenses es una presencia rusa o china en la isla", explica David Rasmusson, corresponsal de la radiotelevisión pública sueca en la región.
Washington tiene en el norte de la isla su base aérea militar más septentrional en el mundo —más de 1.000 kilómetros al norte del Círculo Polar Ártico—. La base de Thule, que se comenzó a construir en plena Segunda Guerra Mundial, es clave dentro del sistema antimisiles estadounidense y en la observación del espacio. No es baladí que Trump pusiera el foco en la "seguridad nacional" al referirse a Groenlandia.
Las palabras de Trump llegan además en un momento de tensión entre el Gobierno autónomo de la isla y Dinamarca. Encima de la mesa está el siempre espinoso tema de la independencia, una reivindicación agitada por el actual primer ministro groenlandés, Mute Egede, y que se viene planteando desde que en 2008 los isleños votaron en un referéndum a favor de una mayor autonomía.
En todo caso, las amenazas de Trump han servido para unir más a Groenlandia y Dinamarca. "Groenlandia es de los groenlandeses", ha reivindicado la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, aunque ha negado que haya una crisis abierta con Washington, mientras que el dirigente groenlandés ha enfatizado que "Groenlandia no está en venta". Desde Bruselas, la Comisión Europea ha reclamado respeto a la soberanía de los Estados miembros y ha recalcado que Groenlandia está cubierta por la defensa colectiva de la Unión Europea.