La persecución en Venezuela cinco meses después: "Está preso solo por apoyar a Corina Machado en redes"
- Alrededor de 2.000 simpatizantes de la oposición fueron detenidos en agosto y solo ha sido liberada una cuarta parte
- RTVE.es entrevista a un excarcelado y a familiares de detenidos que son perseguidos por el Gobierno de Maduro
Hacía meses que los venezolanos habían volcado todas sus esperanzas en el día de las elecciones. El 28 de julio llegó rápido y la sorpresa fue mayúscula para los detractores del régimen. El pueblo votó en masa y pocas horas después, sin un recuento detallado, el presidente del país, Nicolás Maduro, apareció en la televisión y se proclamó vencedor amparándose en los datos del Consejo Nacional Electoral, controlado por el Gobierno chavista.
La respuesta no tardó en llegar. Miles de personas se movilizaron en las calles esa misma noche, especialmente en la capital. Allí estaba Jorge* (nombre ficticio), que volvía a casa después de visitar a una amiga. Él es defensor de derechos humanos y de camino documentó cómo varios manifestantes "quemaban basura en algunas calles. Todo eso lo hice con trasmisiones en vivo en las redes sociales", cuenta a RTVE.es.
El viernes 2 de agosto, cinco días después de las elecciones, una docena de efectivos sin uniforme y sin identificarse irrumpieron en su casa. Se lo llevaron por la fuerza sin una orden de captura del tribunal, firmada y sellada, tal y como establece la ley venezolana. Según su relato, fue trasladado a un comando de la Policía Nacional Bolivariana en Caracas. Allí lo presionaron para grabar un video confesando que la líder opositora, María Corina Machado, y el candidato presidencial Edmundo González le habían pagado 60 dólares para incitar disturbios y quemar objetos en la vía pública, sabiendo que era mentira. "Escuché cómo el funcionario decía a otro 'aquí no hay nada que podamos usar contra él'", denuncia. Cuando preguntó por qué estaba detenido, le dijeron que estaba "preso por orden presidencial".
Más de 2.000 presos políticos
Las manifestaciones apenas habían comenzado cuando, el 29 de julio, el fiscal general de Venezuela, Tarek William Saab, calificó como "actos de terrorismo" perpetrados por "delincuentes armados" algo que aún no había sucedido. Aseguró que, a diferencia de jornadas de violencia anteriores, "en esta oportunidad no habría impunidad".
En los días siguientes, las detenciones masivas se convirtieron en rutina y, así, las autoridades se llevaron a miles de personas durante el primer mes. Los presos políticos pasaron de ser 300 a unos 2.000, según la ONG venezolana Foro Penal. Esta es la cifra más alta de todo el continente americano, por encima de Cuba (1.100) y Bolivia (260). "Se ha perseguido a miembros de partidos, a los vigilantes de las mesas electorales, a los que repartían panfletos, a la gente que se manifestó en redes sociales en contra de Maduro y también a gente sin vínculos políticos", explica la directora ejecutiva del Centro de Justicia y Paz (Cepaz), Beatriz Borges.
En cambio, las autoridades venezolanas niegan la existencia de presos políticos en el país, argumentando que las personas detenidas han sido procesadas y encarceladas por delitos comunes, como terrorismo, conspiración y otros actos delictivos.
Las redes sociales como chivo expiatorio
Ser opositor en Venezuela está directamente ligado a la persecución política, siempre según el relato de los opositores. No solo son víctimas los perfiles políticos como el de María Corina Machado, en paradero desconocido, o Edmundo González, que ha recibido asilo de España, sino que afectan a cualquiera que cargue contra Maduro. "Quienes se atrevieron a mostrar las actas o los han matado, están en prisión, salieron al exilio o siguen en Venezuela en la clandestinidad", detalla Patricia Andrade, de la ONG Venezuela Awareness.
De la misma forma, se está ejerciendo una vigilancia sin antecedentes sobre las redes sociales. "El Gobierno vigilia y persigue a quien publica cosas que no son afines a ellos. Si un policía te para, puede pedirte que enseñes tus redes y si ve algo que vaya en contra del régimen, puede detenerte", asegura Borges.
El caso de Jorge no fue el único, ya que la gran mayoría de reclusos detenidos durante el verano están entre rejas por el mero hecho de compartir proclamas antichavistas en redes sociales. En Puerto Ordaz (sur) "detuvieron al hijo de un gran amigo. Está preso solamente porque apoya a María Corina en las redes sociales. Estaba en una cafetería, llegó la policía política y se lo llevó así de la nada", cuenta Andrade.
Muchos otros fueron detenidos como víctimas de la represión del Gobierno en la noche después de las elecciones. Es el caso del hermano de Daniel*, que "iba camino a su casa después del trabajo en la noche del 29 en Charallave (a 40 minutos de Caracas), cuando unos encapuchados se bajaron de un vehículo y se lo llevaron y lo golpearon", recuerda.
Presos incomunicados, torturados y repartidos por todo el territorio
Después de la detención es cuando empieza la verdadera pesadilla, según los testimonios recabados por este medio. Las familias no son informadas del paradero de sus seres queridos y muchos desconocen, incluso, que han sido arrestados. Entre la desesperación, primero preguntan a todos sus conocidos, luego se desplazan a los hospitales o a las comisarías y a veces buscan hasta en las morgues, ya que al menos una veintena de personas fallecieron en los dos días posteriores a la jornada electoral.
"Tuvimos que insistir mucho para que la Policía Municipal nos dijera que sí que estaba preso", cuenta Daniel. María, que también habla bajo anonimato, vio cómo la televisión retransmitía la detención de su hermano, pero tuvieron que pasar más de 48 días antes de que pudiese verlo.
Los traslados entre prisiones también son constantes. Jorge pasó por el Helicoide, la cárcel política y centro de torturas más grande de América Latina, pero también por otras tres prisiones. Asegura que no conoce a nadie que no haya pasado por al menos tres sitios, ya que los presos están repartidos por todo el territorio. Jorge pasó la mayor parte de su pena en la cárcel de Tocuyito en el estado Carabobo (a 170 km de Caracas) y "allá había gente del estado Zulia, Caracas, Lara, Táchira, Mérida, Bolívar, Miranda… Del Estado Bolívar al Estado Carabobo hay aproximadamente 22 horas de carretera".
Las fuentes entrevistadas denuncian que se trata de una "estrategia gubernamental" para que los presos se queden sin apoyo emocional. María cuenta cómo en "otras cárceles mandan a desnudar a las mujeres, les grababan sus partes íntimas, les mandan brincar y pujar. Es parte de la violación sistematizada para evitar que esas madres que tienen una edad avanzada vuelvan a visitarlos y para que ellos vayan quedando solos".
A esto se suma la incertidumbre. Al hermano de Daniel lo trasladaron al Centro Penitenciario de Aragua y para él la noticia "ha sido muy angustiante. Es una de las cárceles donde se han denunciado graves violaciones a los derechos humanos de los presos. Se sabe que los golpean, los aíslan y los castigan sin darles comida".
María lleva un mes sin saber nada de su hermano, que está en la cárcel de El Rodeo, a las afueras de Caracas. "Nosotros llegamos a pedir fe de vida porque extraoficialmente nos enteramos de que muchos fueron muy golpeados", lamenta. Él fue un personaje muy activo en las protestas de 2019 y durante estos seis años ha sido sometido "a golpes, a torturas con electricidad, bolsas con Baygon (insecticida), asfixia con agua y le sacaron las uñas de los pies. Lo dejaron días amarrados y lo metieron en cuartos oscuros con ratas y cucarachas para que perdiera la noción del tiempo", enumera su hermana a RTVE.es.
En octubre, la ONU acusó al Gobierno de Venezuela de crímenes de lesa humanidad y aseguró que ha intensificado "sus esfuerzos para aplastar toda oposición pacífica a su mandato, sumiendo a la nación en una de las crisis de derechos humanos más graves de la historia reciente". Como respuesta, la representación de Venezuela ante la ONU en Ginebra la rechazó "enérgicamente el panfleto publicado" por ser "un documento novelesco" y "un guion fantasioso".
Un centenar de menores detenidos
Dentro de la cárcel, el ambiente es violento y saturado, ya que, según el Observatorio Venezolano de Prisiones, el hacinamiento supera el 54%. Los presos políticos están en las mismas celdas que los presos comunes y los menores comparten litera con los adultos. Desde el inicio de las protestas, al menos 150 menores llegaron a pasar por prisión, según Cepaz. A Jorge lo metieron en una celda en la que llegó "a contar 38 personas en una habitación de 20 donde la mayoría durmió sentada". Todo ello en unas condiciones insalubres.
El presidio, ubicado en el estado de Carabobo, Jorge y sus compañeros bebían directamente de una de las aguas más contaminadas del país. "El agua sabía a animal muerto" y la comida, en la mejor de las ocasiones, "eran solo granos empapados en agua. Los sacaban como salieran, si salían duros, duros, si salían blandos, blandos. Pero a veces llegaba con patas de grillo o de saltamontes, con piedras, con plumas... Unos decían que eran dientes, otros, que eran partes de huesos. Los granos a veces llegaban fermentando. Lo que ellos llamaban carne molida eran vísceras molidas. Mucha gente se intoxicaba", cuenta. Allí todo el mundo adelgazó. En el momento de su detención pesaba 120 kilos y a su salida estaba en los 78.
Sin embargo, las autoridades venezolanas niegan las acusaciones de tortura, tratos crueles, inhumanos o degradantes, y sostienen que las denuncias carecen de fundamento. El canciller Yván Gil ha asegurado que "Venezuela es un país libre de presos políticos, no hay ni uno".
Liberaciones de presos poselectorales
Ahora, conforme se va acercando la toma de posesión de Maduro, se han empezado a producir algunas excarcelaciones. El 31 de diciembre, la Fiscalía de Venezuela informó de 413 nuevas liberaciones de presos poselectorales, entre ellas, la de Jorge. "Cuando el sistema penal de prisiones le pide un listado al servicio médico sobre cuáles son los pacientes más vulnerables, me mencionan. Más de 60 personas sufríamos muy alto riesgo dentro de la prisión. Tengo 53 años, pero soy hipertenso, sufro de arritmia cardiaca, de psoriasis y de reumatitis. En cualquier momento nos podría dar algo y moríamos allí", explica a RTVE.es.
La condición de su liberación fue no hablar mal del régimen penitenciario. Jorge se vio obligado a firmar una declaración jurada en la que se especificaba que no podían contar lo que vivieron dentro de prisión: "Ponía textualmente que nuestros derechos nunca fueron denunciados", recuerda. No le quedó otra opción.
Como Jorge, miles de venezolanos miran con incertidumbre el futuro en su país. Este jueves, la oposición ha convocado manifestaciones por toda Venezuela y en otras ciudades del mundo, justo un día antes de la toma de posesión de Maduro. Corina Machado ha prometido salir de la clandestinidad para liderar la marcha. Lo hará bajo amenazas de captura, que también pesan sobre González Urrutia. Tanto el candidato opositor como el presidente han prometido que jurarán cargo el viernes. Mientras, la opresión y la resistencia sigue escribiendo la historia de un país que lucha por recuperar su libertad.
*Las personas que han accedido a relatar sus testimonios a RTVE.es lo hacen bajo condición de anonimato porque siguen siendo perseguidos por el Gobierno venezolano.