Buscar piso, una historia de terror: cómo me intentaron estafar siete veces en diez días
- Una historia en primera persona sobre engaños, pisos precarios y requisitos desorbitados


Llegué a Madrid en 2021. Con 22 años y un presupuesto limitado, encontré un piso sin mayor complicación en un barrio céntrico, algo que ahora parece imposible. Cuatro años después, me mudo por tercera vez, pero es la primera vez que los precios me expulsan del centro para encontrar un sitio donde vivir. Y también es la primera vez que me intentan estafar siete veces en diez días.
Pasé una semana repitiendo una sola frase, “busco piso”, a quien me cruzaba en el trabajo, en el gimnasio, en el supermercado… Y no encontré nada. Puse en Instagram que mi habitación quedaba libre y recibí al menos diez respuestas en dos horas. No estoy segura de si eso es signo de los tiempos o señal de la que se me venía encima. En ese momento, solo estaba segura de que independizarse en Madrid es prácticamente imposible si no tienes a alguien con quien compartir los gastos.
Mi compañera de piso lleva cinco meses con una alerta en el móvil para irse sola y no encuentra nada “bueno” por debajo de 600 euros. Mi amiga Sara (nombre ficticio) intentó independizarse hace cuatro años y la estafaron de la peor forma: se hicieron pasar por una inmobiliaria, llegó a visitar el piso que le interesaba en dos ocasiones y pagó 800 euros en forma de reserva, dinero que ha recuperado tras dos demandas y cuatro años.
Una actividad de riesgo, entre pisos precarios y requisitos desproporcionados
Buscar piso cada vez es más difícil (da igual la ciudad española donde leas esto). A mis 26 años, estoy harta de compartir vivienda, pero no puedo permitirme vivir sola.
He compartido piso durante dos años en Pacífico, un barrio bastante céntrico de Madrid, y aunque el piso presenta múltiples carencias —los pomos se caen, los armarios no cierran, mala aislación en invierno y ocasionalmente agua naranja en los grifos— sigo considerándolo un chollo debido a su coste (ahora 385 euros la habitación) y ubicación.
Lo cierto es que encontrar un piso en condiciones es como buscar novio en Tinder. Sabes que las malas opciones abundan y que la mayoría de las fotos no se corresponden con la realidad. Las ‘joyitas’ apenas duran unas horas —es más, según Idealista, uno de cada seis pisos no aguantó ni 24 horas— y el anunciante recibe una media de 300 mensajes y 50 llamadas en lo que tarda en hacer la compra. Ahí es cuando empieza la auténtica pelea y por eso se entiende que haya personas que, fruto de la desesperación, ofrezcan más mensualidades, sus movimientos bancarios y pongan de aval hasta la casa de sus padres. Los caseros, por su parte, puestos a elegir lo tienen fácil, si suben los requisitos, filtran más y ‘mejor’.
Mudarme con mi pareja es una opción, con un presupuesto de 450 euros cada uno. Y la búsqueda, ha quedado claro, no ha sido fácil. En esta ocasión, el destino es Usera, un barrio periférico en proceso de gentrificación. Lo encontré después de descargar todas las apps, recibir múltiples alertas y revisar portales incansablemente. Y parece aceptable. Tres habitaciones, cerca del transporte público y con requisitos razonables por parte de la casera: 1.700 euros de fianza, contrato indefinido, un año mínimo de antigüedad en la empresa y la declaración de la renta.
El camino no ha sido fácil y en estas semanas me he topado con todo tipo de situaciones, como caseros invasivos que exigen información personal detallada y pretenden entrevistar a tus compañeros de trabajo y otros que piden hasta seis mensualidades por adelantado. También visité pisos no aptos para personas de más de 175 cm de altura, zulos sin ventanas, laberintos de pasillos y otros que vendían el patio de luz como una terraza íntima donde hacer vida. Pero, sin duda, la peor parte fueron las estafas.
La red de las estafas de pisos: siete en diez días
Hace dos años, me costó más de dos meses encontrar piso y solo me trataron de estafar una vez, algo que ahora parece casi anecdótico comparadas con los siete intentos en diez días que he vivido en esta ocasión. En aquel momento, la vivienda estaba menos tensionada y los inquilinos menos desesperados, y aún así fue difícil hallar una opción adecuada.
Conversación por correo electrónico con 'María Anastasia' Lucía Montilla Rodríguez
El primer intento de estafa llegó por correo. Era un piso por 850 euros con fotos espectaculares, dos habitaciones, parking y gastos incluidos. Sin embargo, al no encontrar el anuncio original y notar que el correo terminaba en @sent.com y la casera alternaba su nombre (a veces María Anastasia y otras Anastasia María), sospeché. Al intentar ver el piso, me pidieron que reservara por el valor de dos mensualidades (1.700 euros) y que enviara mis datos personales. Pretendían, como otros tantos estafadores, que abonara más del sueldo medio de un mes solo habiendo visto fotos que parecían sacadas de Pinterest.
Buscar piso puede ser obsesivo: descargas todas las apps, activas alertas y revisas portales varias veces al día hasta el punto de no recordar cuántos mensajes has enviado o con quién has hablado. De esta desesperación se alimentan los estafadores. Como Anastasia hubo dos más y uno de ellos casi me engañó.
Se hacía pasar por una inmobiliaria y, aunque había solicitado información sobre el piso, el supuesto "agente" me pidió contactarlo vía WhatsApp. Al llamarle, no dio señal. Sus evasivas me recordaron a la historia de mi amiga. Sara abonó la reserva bajo la condición de que, si en 15 días no se entregaba el piso, le devolverían el dinero. Sin embargo, cuando preguntaba por detalles como el tamaño de la cama le decían estar ocupados en otra visita. Antes de que expirara el plazo, la contactaron para mostrarle otros pisos, alegando que la propietaria “necesitaba el piso porque se estaba separando del marido” y prometieron devolverle el dinero esa misma tarde, lo cual nunca sucedió.
Presentó una primera denuncia, pero no consiguió nada. Dos años después, gracias a las reseñas de Google, se dio cuenta de que la inmobiliaria “cambiaba de nombre y también de dirección”, perpetuando su fraude. Cuando se enteró de que otra víctima había logrado que el estafador pasara una noche en el calabozo, decidió actuar y esta vez sí tuvo suerte. Recuperó sus 800 euros y ahora está esperando los intereses acumulados tras cuatro años.
Con esto en mente, decidí buscar la inmobiliaria en Google, descubriendo que estaba “cerrada temporalmente” y que las reseñas en Trustpilot -una web con reseñas de todas las empresas del mundo- eran negativas, con acusaciones de “estafadores” y “pésimo trato”, lo que indicaba que buscaban perfiles idóneos para llevar a cabo el fraude.
Reseñas en Trustpilot de la inmobiliaria en cuestión Lucía Montilla Rodríguez
Si escribía a 10 anunciantes al día, al menos uno era una cuenta fraudulenta, cuatro se alquilaban en pocas horas y cinco nunca respondían. Me emocioné con el piso de Isidro, le envié mi perfil dos veces, contacté por WhatsApp y teléfono, y finalmente acordamos una visita, pero al día siguiente llegó el bloqueo de Idealista: una estafa sorteada por poco, otro piso perdido y vuelta a empezar.
Hasta en dos ocasiones más contacté con cuentas que a las pocas horas fueron bloqueadas y en otra ocasión hablé por teléfono con un particular que me pedía 500 euros solo por ver el piso. La desconfianza es tal que, aunque esté a punto de firmar y haya hablado mil veces con mi nueva casera, sigo temiendo que sea una estafa.
Intento de contacto por Idealista con 'Isidro' y otras dos cuentas fraudulentas Lucía Montilla Rodríguez
Los falsos ‘honorarios’ de las inmobiliarias
La mitad de los pisos que veía que se ajustaban a lo que quería eran de inmobiliarias. Algunas cumplían con la ley y no cobraban honorarios ni exigían más mensualidades de las permitidas —un mes de fianza, otro de depósito de garantía y el mes corriente—. Sin embargo, muchas ignoraban estas normativas y otras tantas camuflaban estos cargos como "servicios" adicionales o los hacían obligatorios, solicitando además de las tres mensualidades, unos mil euros por el “servicio de asistencia al arrendatario” y alrededor de 100 euros anuales por un “seguro de hogar con coberturas exclusivas para inquilinos”.
Cancelación de visita con la inmobiliaria Lucía Montilla Rodríguez
Una de esas inmobiliarias, sin local físico, aconsejaba hacer una reserva y subir toda la documentación a su página antes de ver el piso, abriendo y cerrando la transacción el mismo día. Atendían a un cliente cada cinco minutos y terminaban el día con al menos tres personas con la documentación entregada. Visité uno de ellos y quedó reservado apenas media hora después de verlo. El agente me comentó que “los pisos buenos vuelan” y que la gente está como hienas al acecho, aunque para acceder a un piso de 900 euros al mes, haya que abonar más de 4.000 euros de una sola tajada y proporcionar “DNI por ambas caras, últimas tres nóminas, últimos tres meses de movimientos bancarios —con la evolución del saldo— y contrato de trabajo”, además de registrar la tarjeta bancaria y ordenar el pago incluso antes de la visita.
El reto de destinar solo un 30% del sueldo al alquiler
Con un salario mínimo interprofesional de 1.134 euros al mes, cumplir con la recomendación de destinar solo el 30% al alquiler supone limitar el presupuesto a 340 euros por persona, lo que reduce significativamente las opciones de encontrar piso. Destinar más del 30% al alquiler, por contra, dificulta otros aspectos como la vida social o ahorrar para eventualmente tener un piso propio.
Captura de Idealista para pisos por debajo de 700 euros mensuales en la ciudad de Madrid Lucía Montilla Rodríguez
A mediados de diciembre en Idealista, el portal más conocido, hay más de 8.000 viviendas para alquilar en la capital, de las cuales 6.400 están dentro de la M-30. Ninguna disponible por 340 euros, y muy pocas incluso duplicando ese precio. A partir de 700 euros empiezan a aparecer alternativas como estudios de 11 metros cuadrados o pisos en sótanos y sin ventanas. Por encima de los 800 euros, la oferta aumenta ligeramente, pero si buscas una vivienda con más de 40 metros, al menos una habitación y un contrato mínimo de un año, vuelven las vacas flacas: solo siete en toda la capital.
Incrementando el esfuerzo financiero hasta un máximo de mil euros, surgen unas 700 opciones en todo Madrid, un precio fuera del alcance de una persona que dependa del SMI (menos de 14.000 euros al año) y que para alguien con el salario medio en España (alrededor de 27.000 euros al año) supondría más de la mitad del sueldo.
Captura de pisos disponibles en Idealista por menos de 1.000 euros, de 40 metros, una habitación y contrato de mínimo un año Lucía Montilla Rodríguez
A eso se suman gastos como luz, gas, agua, wifi, garaje o tarjeta de transporte… y habrá que llenar también la nevera. Al aplicar los requisitos mínimos mencionados, los pisos por menos de mil euros se reducen a la mitad, con solo uno de cada cuatro dentro de la M-30. En el codiciado interior de la M-30, solo hay 340 ofertas por mil euros o menos, y únicamente 87 de ellas cumplen con los criterios de tamaño, estancias y duración del contrato. ¿A qué tendría que renunciar: habitabilidad, ubicación o economía?
Recomendaciones para evitar ser estafado
Estas son las recomendaciones del Instituto Nacional de Ciberseguridad de España (INCIBE) para identificar engaños y posibles fraudes durante la búsqueda de piso de alquiler:
- Sé precavido ante alquileres a precios muy bajos. Si te interesa una ubicación concreta, haz una comparativa con el resto de alquileres de la zona.
- Sospecha si detectas que las fotos de la vivienda son copiadas de otra web (contienen marcas de agua) o si son las mismas que las vistas en otros anuncios.
- No te fíes de propietarios que residen en el extranjero y por algún motivo no pueden enseñarte el piso en persona.
- Desconfía si te sugieren hacer uso de intermediarios para la entrega de las llaves o el contrato. Está de moda citar a empresas como Airbnb o similares, cuando no tienen nada que ver en el proceso, simplemente utilizan su nombre de manera fraudulenta para dotar de mayor credibilidad al fraude.
- Las prisas deben ponerte en alerta. Los ciberdelincuentes siempre tienen prisa por cerrar el trato lo antes posible.
- Si te solicitan pagos a través de servicios de envío de dinero de forma anónima como MoneyGram o Western Union, no continúes con el proceso. Tampoco si se solicita una transferencia a un banco que no sea de la misma nacionalidad que el "presunto propietario".