El CNI descartó al imán de Ripoll como confidente tres años antes de que se cometiesen los atentados de Barcelona
- Se le investigó para analizar si podía suponer un riesgo para la seguridad poco antes de salir de prisión
- Agentes del CNI acudieron tres veces a la prisión de Castellón en menos de dos meses para evaluarle
El Centro Nacional de Inteligencia (CNI) descartó al imán de Ripoll y cerebro de los atentados de Barcelona y Cambrils en 2017, Abdelbaki Es Satty, como confidente al concluir que su "tendencia al engaño" lo invalidaba para esa labor en 2014, tres años antes de los atentados.
Esa es la conclusión de las actas de las visitas que los agentes del CNI hicieron a Es Satty en 2014 en la cárcel de Castellón, donde estaba a punto de cumplir condena por tráfico de drogas y donde lo entrevistaron en tres ocasiones y le dieron un teléfono por si, una vez en libertad, tenía información relevante que aportar.
El Gobierno acaba de desclasificar esas actas, junto con el informe psicografológico que se hizo de una carta que se le pidió escribir y al contenido de la comparecencia del exdirector del CNI Félix Sanz Roldán en 2018 en la comisión de secretos oficiales del Congreso, tras llegar a ese acuerdo con Junts.
Esos documentos, aportados a la comisión parlamentaria que investiga los atentados del 17 de agosto de 2017 y a los que ha tenido acceso RTVE, apuntan a que el CNI contactó con Es Satty poco antes de su salida de prisión porque su nombre aparecía en el marco de la Operación Chacal contra el terrorismo yihadista desarrollada en 2006 por su relación con jóvenes radicalizados de Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
Se le investigó para analizar si podía suponer un riesgo para la seguridad y, en caso contrario, para evaluar su posible reclutamiento como fuente del centro, para lo que se hicieron tres visitas en marzo y abril de 2014.
Es Satty, "una persona muy opaca" y "desconfiada"
Tras la primera de las entrevistas, realizada el 17 de marzo de 2014 y que duró cerca de una hora, según el informe, los agentes del CNI describieron a Es Satty como "una persona muy opaca", "desconfiada" y que durante la entrevista "apenas" mostraba interés "por nada".
El segundo encuentro tuvo lugar dos semanas más tarde. De las tres fue la que más duro, cerca de dos horas y media, y en ella los agentes palparon "continuos cambios de orientación en relación a los temas tratados".
Además, desde el CNI se aseguró en el informe que el que después sería el cerebro de los atentados que provocaron 16 muertos y más de 300 heridos en el verano de 2017, daba "pequeños retazos de conocer personas y episodios [...] relacionados con operaciones policiales terroristas", pero que "eludía profundizar" en estos temas. Los agentes describieron entonces a Es Satty como un "individuo bastante inteligente y muy desconfiado" que "intentaba jugar" con los conocimientos de los entrevistadores.
La última de las visitas tuvo lugar el 24 de abril de 2014, meses antes de quedar en libertad definitiva por un caso de narcotráfico y duró hora y media. Durante el transcurso de la conversación, a la que llegó como en ocasiones anteriores bien aseado y con buen aspecto, aseguraron los agentes en su informe, Es Satty desconfiaba "hacia sus interlocutores", por lo que el CNI consideró que era "preciso mantener una gran cautela". "Es un individuo del que no se tiene ninguna fiabilidad ni confianza", dice el informe de la última de esas visitas.
Tendencia a la "insinceridad" que le "invalidaba" como colaborador del CNI
También se analizó una carta que se le pidió escribir sobre sus recuerdos sobre el tiempo en que estuvo en Vilanova i la Geltrú como imán suplente, un texto del que los expertos concluyeron que era una persona de alta inteligencia y mucha memoria, con capacidad para manipular y tendencia a la "insinceridad": "Si dice que no se acuerda de algo de lo que deba informar, lo más probable es que esté mintiendo".
El entonces director del CNI explicó en su comparecencia secreta ante los diputados que esa propensión a la mentira y a incumplir directrices "invalidaba" a Es Satty para colaborar con el CNI, por lo que pasó a ser objeto de seguimiento durante siete meses en los que no se observó ninguna actividad o conversación que indicara que se hallaba inmerso en un proceso de radicalización.
Durante esos meses, Es Satty contactó de forma esporádica con el CNI, siempre él y sin aportar ninguna información relevante, por lo que a finales de 2014 se decidió levantar también el seguimiento que se le hacía y dedicar esos recursos a otros objetivos.
Dos meses después, en febrero de 2015, se trasladó a Ripoll, donde se convirtió en imán de la mezquita y donde tuvo un papel fundamental en la creación de la célula que organizó los atentados de Cataluña de agosto de 2017.
El propio Sanz Roldán afirmó en el Congreso que los ataques de Barcelona y Cambrils obligaron a revisar los antiguos parámetros para determinar la radicalización de un objetivo, al tratarse de una célula de organización y composición "novedosa". Fue tajante el director del CNI al defender el trabajo de sus agentes y al tachar de "especialmente vil" la insinuación de que el CNI permitió los atentados, algo que habría supuesto un "gravísimo crimen".
Junts insiste en que el imán de Ripoll era confidente del CNI
Desde que se cometieron los atentados, Junts defendidó una teoría de la conspiración que consistía en que el Estado conocía los planes de la célula yihadista de Ripoll encabezada por Es Satty que acabó atentando en La Rambla de Barcelona y en el paseo marítimo de Cambrils en 2017. Además, aseguraban que el imán era confidente del CNI y que no hicieron nada por evitarlo para torpedear el proceso independentista, que por aquellas fechas se encontraba en su máximo esplendor.
La formación soberanista catalana ha venido defendiendo desde entonces esta teoría y ha señalado el 'complot' contra el independentismo, aunque el CNI lo negó y una investigación posterior de la Fiscalía de la Audiencia Nacional también lo descartó.
La desclasificación de los documentos sobre el atentado era una exigencia de Junts para mantener el apoyo al Gobierno de Pedro Sánchez. Ahora, tras conocerse los informes, la formación catalana ha asegurado que "la desclasificación confirma la decisión de Junts". "El imán de Ripoll era confidente de los servicios secretos españoles", han asegurado en un comunicado emitido horas después de conocerse la noticia.
"Los responsables del CNI entendían perfectamente esta figura, pero no actuaron con la diligencia necesaria para evitar incidentes", añaden en el comunicado. Además, han asegurado que Junts va a estudiar toda la información disponible y exigir responsabilidades.
Por su parte, el líder del partido, Carles Puigdemont, ha asegurado en un tuit publicado en X que hay que "ir más a fondo" para "saber si hubo negligencia policial o connivencia" y que tras leer la noticia le han surgido "más preguntas" y "preocupación".