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Necesidades de la enfermería en España: desigualdades regionales y malas condiciones laborales

  • Sanidad ha presentado este lunes un informe sobre los principales retos a los que se enfrenta el sector
  • Señala que las condiciones laborales dificultan la retención y afectan a la percepción de la profesión

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La falta de especialización provoca la falta de 100.000 enfermeras para llegar a la media europea

España necesitaría 100.000 enfermeras para poder alcanzar la media de la Unión Europea. Así lo estima el informe 'Situación laboral y estimación de la necesidad de enfermeras en España 2024' presentado este lunes por el Ministerio de Sanidad. En concreto, hay 6,3 enfermeras por cada 1.000 habitantes, mientras que la UE cuenta con 8,5. El documento apunta a que este déficit está afectando a la calidad y accesibilidad de los servicios de salud en España, presentando un futuro nada acogedor para el sistema sanitario.

Asimismo, los indicadores de salud no juegan a nuestro favor. Cada vez hay una mayor población envejecida, más enfermedades crónicas y mayor demanda de Atención Primaria y especializada, lo que aumentará la necesidad de enfermeras. El informe está respaldado por una encuesta realizada a más de 55.000 enfermeras. Uno de los datos que se extrae de la misma es que el 39,4% manifestó la intención de dejar la profesión en los próximos 10 años.

Entre los principales retos, destacan la desigual distribución de profesionales de la salud por comunidades autónomas, la alta tasa de envejecimiento, la falta de plazas para especialidades y las malas condiciones laborales. En este sentido, el informe busca hacer una radiografía de la situación de la enfermería en España, así como ofrecer una serie de recomendaciones.

Distribución desigual por comunidades autónomas

El informe apunta a que existe un crecimiento limitado en el número de enfermeras durante la última década, que, aunque ha sido positivo, "no ha sido suficiente para atender las necesidades crecientes del sistema de salud", especialmente en Atención Primaria y hospitalaria.

Dicho déficit también es palpable en las comunidades autónomas, quienes, al mismo tiempo, presentan grandes diferencias. Por ejemplo, regiones con mayor inversión en sanidad tienen ratios superiores a la media nacional, mientras que otras están muy por debajo, especialmente en zonas rurales y áreas con alta dispersión geográfica.

Entre Atención Primaria y Atención Hospitalaria, Navarra (8,84) es la región con la mayor ratio por cada 1.000 habitantes, seguida de País Vasco (7,99) y Castilla y León (7,35). Por su parte, Murcia (4,79), Galicia (5,13) y Comunidad Valenciana (5,46) son las que peores ratios muestran. 

El ratio de pacientes atendidos también es desigual en función de la región, lo que se refleja en consultas más breves y una atención menos personalizada. En Atención Primaria (AP), País Vasco y Navarra continúan estando en lo alto del ránking, con alrededor de 1.300 pacientes por enfermera. Castilla-La Mancha y Extremadura son las comunidades con más ratios de pacientes por enfermeras, en concreto 2.000 y 1.800 en AP.

En Atención Hospitalaria (AH), las diferencias también son marcadas. En algunas regiones, la cantidad de enfermeras especializadas en áreas críticas, como cuidados intensivos y urgencias, es insuficiente. Cataluña tiene una alta concentración de enfermeras especializadas en ciudades como Barcelona, pero en áreas rurales como Lleida o Girona escasea, lo que genera desigualdades en la calidad de la atención.

Alta feminización de la profesión y envejecimiento

Otro de los retos que destaca el estudio es alta feminización del sector, con un 84% de mujeres, a lo que acompaña una serie de desafíos como la falta de reconocimiento profesional (afectando a la motivación y la retención de personal), la conciliación laboral y personal (ausencia de medidas efectivas para mejorar la conciliación), así como un mayor riesgo de violencia y acoso.

Por ejemplo, en Andalucía y Castilla y León, las enfermeras han reportado casos frecuentes de agresiones al personal sanitario, especialmente en áreas urbanas y rurales. Todo ello, según apunta el informe, acaba impactando de manera negativa en la retención de las enfermeras dentro del sistema de salud nacional.

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Una proporción significativa de enfermeras tiene más de 50 años, lo que indica un envejecimiento progresivo de la fuerza laboral, así como un importante número de jubilaciones en la próxima década. Uno de los casos más destacados es el de Galicia, donde el 40% de sus enfermeras tienen más de 50 años, especialmente en las zonas rurales. No obstante, el informe señala que para hacer frente a esta situación, la comunidad está implementando estrategias de captación por medio de becas y programas de fidelización, aunque "no garantizan que el déficit de personal se supla rápidamente".

Por otro lado, Madrid y Cataluña, aunque tienen una población más joven, enfrentan una alta emigración de profesionales hacia otros países como Alemania o Reino Unido debido a una peor calidad de las condiciones laborales y el alto coste de vida. Según indica el informe, esto provoca una rotación constante en el sector.

Alta tasa da abandono y falta de especialidades

Si bien el número de estudiantes matriculados en el Grado de Enfermería ha aumentado, reflejando mayor interés por la profesión, el alumnado que terminan la carrera sigue siendo insuficientes para cubrir las necesidades del sistema. El informe indica que existen desajustes entre la oferta formativa y la demanda real, especialmente en regiones con un déficit significativo de enfermeras.

Asimismo, existe una alta tasa de abandono debido a las dificultades para poder costearse los estudios. Como ejemplo, en ciudades como A Coruña y Ourense, varios estudiantes de enfermería comentan que deben trabajar a medio tiempo para poder estudiar, lo que les lleva a retrasar su graduación o incluso abandonar la carrera.

Otro reto tiene que ver con la distribución desigual de plazas EIR (Enfermero Interno Residente), agrupando Madrid la mayoría de la oferta, especialmente en especialidades de alto nivel de demanda como Pediatría y Geriatría. Sin embargo, la alta demanda y la competencia hacen que el número de plazas disponibles sea insuficiente para cubrir las necesidades del sistema sanitario regional. Entre las especialidades más afectadas por la falta de plazas destacan Salud Mental, Geriatría, Familiar y Comunitaria y Pediatría.

Castilla-La Mancha, Extremadura y Castilla y León, pese a haber incrementado su oferta de plazas, siguen siendo las regiones con menor número. Factores como "la dispersión geográfica, la escasa inversión en formación avanzada y la falta de infraestructuras adecuadas para la especialización" explican, según el estudio, la falta de oferta.

El informe también señala la falta de formación doctoral, lo que se traduce en una "limitación en la capacidad de desarrollar investigaciones y mejorar las prácticas clínicas".

Alto empleo, pero malas condiciones laborales

Mientras que el empleo en el sector es alto, las condiciones laborales no son buenas. Al mismo tiempo, estas varían notablemente según la comunidad autónoma, lo que influye tanto en la calidad del trabajo como en la retención del personal. Estas condiciones abarcan aspectos como las jornadas laborales, los salarios, los complementos salariales o la seguridad laboral.

En País Vasco, las jornadas laborales son más reducidas y ofrecen flexibilidad en horarios y permisos, "lo que mejora la satisfacción laboral y la retención del personal". Por el contrario, en Canarias, las largas jornadas y la falta de conciliación laboral generan altos índices de insatisfacción, afectando la salud y motivación de las enfermeras, según apunta el informe. Es especialmente grave el caso de los jóvenes, quienes se ven obligados a optar por el sector privado o emigrar a otros países.

También existe una emigración entre comunidades por la búsqueda de mejores condiciones laborales, empeorando la situación de zonas rurales y menos desarrolladas. Regiones como Andalucía y Extremadura enfrentan una pérdida significativa de enfermeras hacia comunidades con mejores condiciones. Cataluña destaca como la principal receptora de enfermeras, con un saldo positivo de 3.880 contratos, siguiéndole Madrid, Navarra y País Vasco.

Las difíciles concidiones de trabajo de las enfermeras rurales

La mayoría de las CC.AA. ofrecen sueldos más altos para enfermeras generalistas (EG) en AH que en AP. Por ejemplo, en Murcia, el sueldo mínimo de una EG en AH es de 2.694 euros, 543 euros más que en AP. Sin embargo, en Baleares, el sueldo en AP (2.711 euros) es ligeramente superior al de AH (2.642 euros). Las enfermeras especialistas (EE) ganan generalmente más que las EG en ambos ámbitos. En Aragón, las EE en AH reciben 2.307 euros, frente a 2.253 euros de las EG. En AP, las EE ganan 2.134 euros, mientras que las EG 2.091 euros. En Galicia, una EE en AH percibe 2.236 euros, y en AP la diferencia es mayor: 2.174 euros para EE y 1.804 euros para EG.

El informe subraya que las condiciones laborales actuales no solo dificultan la retención de personal, sino que también afectan la percepción general de la profesión, desmotivando a nuevas generaciones a optar por la enfermería como carrera. Casi el 40% de las profesionales encuestadas indica que quieren dejar la profesión en los próximos 10 años, un dato que el secretario de Estado de Sanidad, Javier Padilla, ha tildado de "alarmante". 

Políticas de estabilización laboral y atracción de nuevos profesionales

Para alcanzar el promedio de la UE, España debería aumentar en al menos 20% su personal de enfermería, "lo que requiere políticas activas de reclutamiento y retención". Según el informe de Sanidad, este aumento es esencial para poder afrontar el creciente envejecimiento de la población, el aumento de enfermedades crónicas y la creciente demanda de atención primaria y especializada.

Sin embargo, las proyecciones para los próximos años reflejan cómo el déficit de enfermeras podría profundizarse debido a la emigración continua de profesionales españoles a otros países con mejores condiciones laborales, como Reino Unido y Alemania. Además, "la alta tasa de jubilaciones previstas en la próxima década agravará aún más la escasez de personal, lo que pondría en riesgo la calidad del sistema sanitario si no se implementan políticas efectivas".

En este sentido, Sanidad pone el foco en políticas de estabilización laboral y la atracción de nuevos profesionales. En concreto, el Ministerio habla de incrementar las plazas de formación en especialidades críticas como Salud Mental, Geriatría y Pediatría, y mejorar las condiciones laborales (estabilidad contractual y retribuciones) para hacer la profesión más atractiva.

Además, es necesario reducir las brechas regionales en la dotación de enfermeras y en las diferencias salariales para asegurar una cobertura sanitaria equitativa.

Para retener a las enfermeras jóvenes y evitar el éxodo de talento, deben implementarse programas de fidelización con incentivos como la carrera profesional y la mejora de la conciliación laboral. Por último, señalan que es "fundamental fortalecer los sistemas de datos para prever las necesidades futuras y tomar decisiones informadas sobre contratación, formación y retención de personal", asegurando la sostenibilidad del sistema sanitario.