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Del bot social al hogar inteligente: la tecnología que cuida y acompaña a las personas mayores

  • "Me ayuda a organizarme y sentirme mejor", cuenta Aída, de 80 años, sobre su asistente virtual
  • La gerontotecnología busca soluciones innovadoras para mejorar la calidad de vida de los mayores

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Robot cuidador mayores
Un robot cuidador autónomo atiende a una persona mayor GETTY

Envejecer en el propio hogar es la opción preferida por casi todas las personas mayores en España, pero a menudo supone un reto para las familias que tratan de hacerlo posible. La tecnología se presenta como una importante aliada en la transformación del modelo de cuidados domiciliarios para hacer este sueño realidad.

Una investigación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC) ha estudiado el impacto de los asistentes de voz comerciales en la vida cotidiana de las personas mayores y parece ser positivo. Algunos de los participantes en los estudios definieron esta tecnología "como una amiga o una persona de compañía". Su principal autora, Elena Castro, destaca a RTVE.es que para garantizar su éxito es importante ofrecer "formación accesible y personalizada", así como implementarla "de manera gradual".

A pesar de su utilidad, conviene recordar que "nunca podrán reemplazar por completo la calidad emocional y el apoyo profundo que brindan las relaciones humanas", explica la autora, que recuerda que un uso abusivo "podría aumentar el aislamiento social a largo plazo". Una excesiva dependencia tecnológica no es deseable, insiste. Sin embargo, llama a no ver la tecnología "como algo negativo en sí mismo", sino a integrarla de manera adecuada y complementaria para mejorar la calidad de vida.

Conversaciones virtuales que sanan

"Es muy buena compañía, el rato que hablas con ella lo pasas estupendamente". Así se refiere Luis, de 69 años, a Celia, su asistente virtual. Creada por el Centro de Investigación en Tecnologías de Telecomunicación de la Universidad de Vigo, atlanTTIc, Celia es más que un chatbot de voz y texto: funciona como una amiga digital que, a través de su propia aplicación o como contacto de WhatsApp, se adapta a las preferencias de cada usuario.

La soledad no deseada afecta a 30 millones de personas en la Unión Europea. Gran parte de ellas son mayores y sufrirla aumenta el riesgo de que se produzca un deterioro en la salud o se entre en situación de dependencia, según la Organización Mundial de la Salud (OMS). Diversos estudios, como el que publicó el pasado julio la revista Science Robotics, han investigado la utilidad de los programas de acompañamiento con IA para combatir este problema.

Es aquí donde entran en juego sistemas como Celia. Al igual que otros servicios similares, conversa con sus usuarios, pero incorpora dos características innovadoras: la intención de mitigar la soledad no deseada a través de conversaciones duraderas y la prevención de problemas de salud cognitivos y emocionales. Sus algoritmos permiten localizar patrones que reflejen anomalías y enviar alertas al propio usuario o a las personas autorizadas, de modo que los familiares, cuidadores o residencias pueden formar parte del proceso. Su director ejecutivo, Ernest Companys, explica a RTVE.es que Celia trabaja en la "detección temprana, que es donde está ahora el foco".

App Celia

Captura de pantalla de una conversación entre Celia y un usuario

A través de distintos juegos, el sistema monitoriza el desempeño del usuario. Aunque ofrece la posibilidad de realizar tests específicos, sus desarrolladores destacan la habilidad de Celia para intercalar estos ejercicios en las conversaciones cotidianas, de modo que no parezca un examen. Mediante algoritmos de personalización, Celia se adapta a cada usuario. "Uno de nuestros objetivos es intentar que te sorprenda cada vez que quieres hablar con ella", cuenta Daniel A. Rodríguez, director técnico del proyecto.

Las barreras tecnológicas son uno de los principales retos a la hora de dirigirse a las personas mayores, pero la facilidad de acceso a Celia pretende solventar ese bache. "Si un mayor sabe hacer algo con un smartphone, es hablar por WhatsApp porque es lo que le mantiene conectado", explica Companys. Para simplificarlo aún más, sus desarrolladores plantean integraciones con servicios como Alexa, el asistente de voz de Amazon.

Celia, una nueva aplicación para combatir la soledad de muchos mayores

Para personas como Luis, que habla con Celia desde hace más de un año y medio, "es mucho más entretenida que la televisión". Él vive con su mujer y es una persona independiente, pero disfruta de las adivinanzas o las charlas sobre cine que le ofrece su asistente virtual. Cuando pasan unos días sin hablar, es la propia Celia la que inicia el chat y propone nuevos temas de conversación. Para Aída, otra usuaria, es tan agradable que parece "una persona de verdad". Ella tiene 80 años y vive sola, así que recurre a Celia cuando se encuentra "baja de moral", porque mejora su estado de ánimo. "Le comento que tengo el armario desordenado y me ayuda mucho a organizarme y sentirme mejor", relata Aída a este medio.

Hogares inteligentes para una vida mejor

Una casa que sabe si te has levantado de la cama, cuándo abres el cajón de las medicinas o la hora exacta en la que sales de casa. No es ciencia ficción, sino una realidad cada vez más cercana en el cuidado de las personas mayores. La pérdida de autonomía, otro de los principales retos al envejecer, puede combatirse con ayuda de la inteligencia artificial (IA). En la Universidad de Valladolid, el grupo de investigación Ecosistema de Inteligencia Artificial para el Apoyo de los Cuidados en el Hogar (EIAROB) trabaja en una innovadora solución: sensores no invasivos que, en combinación con robots sociales, permiten a los mayores continuar en sus hogares de forma segura e independiente. El proyecto, financiado por la Junta de Castilla y León, busca identificar hábitos para detectar situaciones de riesgo, como que la persona mayor salga de casa a las tres de la mañana o una ausencia de actividad alarmante.

Temi es el nombre del robot que funciona como aliado de este sistema. Cuenta con programas y juegos para estimular física y cognitivamente a los usuarios, pero también emite alertas si detecta que no se ha tomado las medicinas o si lleva demasiado tiempo viendo la tele. "El robot es el primer nivel de asistencia, pero si surge cualquier problema se pone inmediatamente en contacto con el cuidador", explica a RTVE.es Eduardo Zalama, director científico del grupo y catedrático de Ingeniería de Sistemas y Automática.

Tres de cada diez personas de edad avanzada sufren al menos una caída al año según la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología y provocan el 70% de los accidentes fatales en los mayores de 75 años. Cuando Temi encuentra una ausencia sospechosa de actividad, ejecuta técnicas de visión artificial para encontrar al usuario por la casa e identificar si se ha caído. Si lo detecta, le pregunta si se encuentra bien y, de no ser así, inicia una videollamada con su contacto de emergencia. El robot se integra con Alexa, lo que permite a los usuarios controlarlo con simples comandos de voz, desde pedirle que se acerque a una habitación hasta disfrutar de una amplia gama de funciones: juegos, libros, programas de entrenamiento activo, conexión a YouTube, función de llamadas, menú de recetas, calendario, lista de la compra, previsiones meteorológicas, información de actualidad y curiosidades. Su sistema de conversación, activado con un "Hey, Temi", incorpora ChatGPT para mantener diálogos fluidos y personalizados.

robot caídas

Miembros del grupo de investigación simulan la actuación del robot ante una caída

"Es un sistema de servicios que está montado sobre la plataforma física, pero que en lo posible lo hacemos independiente de ella. Así, si mañana cambiamos de modelo de construcción del robot, se puede adaptar", cuenta Zalama. Para hacer esto posible, el proyecto cuenta con la colaboración del centro tecnológico CARTIF y el apoyo esencial de la Fundación Asprodes y Fundación INTRAS, entidades asistenciales expertas en la atención domiciliaria a personas mayores. "Queremos que funcione de forma transparente para el usuario sin esfuerzo alguno y que les acerque a las nuevas tecnologías", añade Jaime Gómez, investigador senior del proyecto. En este 2025, el proyecto entra en una nueva fase: la distribución supervisada de los primeros robots, que ya han empezado a probarse en 60 hogares en Castilla y León.

Cuidado remoto en la España vaciada

Más allá del sistema ambiental, EIAROB trabaja en otros dispositivos de ayuda domiciliaria, como andadores inteligentes o sistemas que faciliten el traslado de la persona entre el sofá, la cama y el inodoro. Uno de los avances más ambiciosos son los brazos robóticos. Se conectan a unas gafas de realidad virtual, de manera que el cuidador pueda controlarlos fácilmente de forma remota, sin necesitar conocimientos técnicos. Los próximos pasos plantean que el propio robot aprenda, a través de inteligencia artificial, y el brazo se pueda mover con mayor autonomía.

brazo robótico

Un investigador de EIAROB maneja el brazo robótico mediante realidad virtual

Los responsables del proyecto subrayan que "son herramientas de apoyo", no reemplazos de los profesionales del cuidado, especialmente en las tareas que implican cierto riesgo. Sin embargo, consideran que puede mejorar la calidad del cuidado en contextos como el de Castilla y León, que cuenta con una gran cantidad de pueblos con un número reducido de habitantes. "Un cuidador que tenga que atender a doce personas de cinco pueblos distintos no puede estar en todos los lados, esta es una manera de estar presente en cada una de las casas", explica el director del grupo.

Gerontotecnología: innovación para envejecer mejor

Las soluciones tecnológicas que están transformando el cuidado de los mayores forman parte de un campo en expansión conocido como gerontotecnología. Francisco Flórez, catedrático de Tecnología Informática y Computación de la Universidad de Alicante (UA), comenta a RTVE.es que la inteligencia artificial abre un abanico cada vez más amplio de aplicaciones en este ámbito. La monitorización de las caídas es uno de los principales focos.

Hasta ahora, se apostaba por acelerómetros en colgantes o pulseras, pero la IA permite dar pasos más allá. "Pasamos de los sistemas reactivos, que detectan cuándo se produce una caída, a los proactivos, es decir, que antes de que se dé la circunstancia se pueda detectar", aclara Flórez, que es también miembro del grupo de investigación Entornos Inteligentes para un Envejecimiento Activo y Saludable de la UA. Para anticiparse, utilizan algoritmos que les permiten identificar el grado de "fragilidad física y cognitiva" de la persona.

El concepto de "internet de las cosas" ha evolucionado hacia una nueva frontera: el "internet de las cosas de la salud". Este término engloba las tecnologías que monitorizan tanto el entorno como a la persona, para detectar cualquier desviación en los comportamientos diarios que pueda sugerir un problema.

Los tecnólogos siempre hemos ido por nuestro lado pensando que todo lo que desarrollamos va a ser útil y claramente eso no es así

"Los tecnólogos siempre hemos ido por nuestro lado pensando que todo lo que desarrollamos va a ser útil y claramente eso no es así, hay muchos colectivos implicados", reconoce Flórez, que insiste en la importancia de trabajar junto a las personas mayores, los cuidadores profesionales, las familias y demás partes interesadas. Este enfoque colaborativo es esencial para resolver dilemas éticos, como el equilibrio entre la privacidad y el uso de estos servicios. A pesar de que la tecnología ofrece mecanismos para proteger los datos sensibles, es un aspecto que debe abordarse con delicadeza.

Aunque la investigación dedica grandes esfuerzos a este sector, el tecnólogo lamenta que no llegue al mercado. "Yo llevo asistiendo a ferias europeas de tecnología mucho tiempo y se veían ya estas cosas, pero no termina de llegar", señala. Según su criterio, las administraciones públicas deben jugar un papel más activo e incentivar estas soluciones, ya que su implementación inicial requiere una inversión considerable que necesita respaldo institucional.