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Entrevista en RTVE

John Valliant, estudioso del fuego, sobre los incendios de Los Ángeles: "Vamos a ser testigos de un cambio errático y violento"

  • El experto recomienda revisar la relación con la industria de los combustibles fósiles
  • Atiende a RTVE en Los Ángeles, como testigo directo de los incendios, sobre su libro El tiempo del fuego

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¿Por qué los incendios de Los Angeles son tan intensos?

John Valliant es un estudioso del fuego. Ha reconstruido el incendio del Fort McMurray, Alberta (Canadá), en el libro El tiempo del fuego (Capitán Swing, 2024). Atiende a RTVE desde Los Ángeles, donde es testigo directo de los incendios que están devorando California.

PREGUNTA: ¿Son estos incendios forestales de California que vemos hoy fuegos del siglo XXI?

RESPUESTA: Desde luego. Llevan todas las marcas de los incendios del siglo XXI. Y algunas de esas características son la velocidad, la intensidad, el tamaño. Son como una bomba por el daño que imponen no sólo en el paisaje, sino en las zonas residenciales. También porque derrotan a los bomberos. Hay unos rasgos evidentes en estos incendios cuando están en toda su fuerza, como lo estuvieron hace unos días y como pueden estar en Los Ángeles próximamente, porque están pronosticando vientos muy fuertes. La gente está ansiosa. Observan y esperan.

P: En su libro habla de un incendio en Canadá en un lugar cercano a una planta petrolífera. Los incendios de California, sin embargo, se están produciendo en zonas residenciales o cerca de ellas. ¿Cuál es la relación entre los dos incendios? ¿Están conectados?

R: Sí, lo están. Los Ángeles tuvo el verano más caluroso de la historia de la ciudad el pasado 2024. Luego vinieron ocho meses de sequía. En Fort McMurray, Alberta, se batió en 2016 el récord de temperatura. Normalmente, en la región había 15-20ºC, pero entonces alcanzaron los 33 grados. Y además se venía de dos años de sequía. Así que cuando tienes el suelo seco, como sabéis tan dolorosamente bien en España, el fuego puede empezar por cualquier cosa. En estas condiciones extraordinarias, el viento y la humedad son los dos factores que convierten un incendio ordinario en un incendio explosivo y catastrófico.

La humedad relativa es en este momento en el sur de California de alrededor de 10% o 15%. Eso es tan seco como un palillo o un trozo de leña. Pasó lo mismo en Fort McMurray, Alberta. Y eso a pesar de que Fort McMurray se encuentra en el Subártico y de que había hielo en los lagos cuando se desató ese incendio. Ambos entornos son propensos al fuego a su manera. Lo que hace el cambio climático es que toma las condiciones que ocurren naturalmente, no importa si es en Florida o el sur de California o Valencia, España, y las intensifica. Y así, lo que sea que ocurra allí, naturalmente, ya sea inundación o incendio o vientos fuertes, se hará más intenso. El cambio climático es un intensificador de todo.

P: El secretario general de la ONU, António Guterres, ha dicho recientemente que la humanidad ha abierto las puertas del infierno. Se refería a cómo los países están ignorando las consecuencias del cambio climático. ¿Lo que están viviendo ahora en California es un infierno?

R: Lo que los angelinos están experimentando es mirar a las puertas del infierno. Les está llegando. Cuando caminas por esos barrios y ves la dimensión de la destrucción te das cuenta de que parece casi como una bomba nuclear. Es tremendo el impacto que tiene en cada familia, en cada propietario, en los residentes, en el sentido de los ciudadanos de lo que es estable, seguro y normal. Se preguntan si pueden volver. De repente, todas estas preguntas existenciales se imponen en sus vidas. Y realmente no hay una respuesta clara. No pueden volver a casa. Ahora son refugiados en su propio país. Lo mismo ocurrió en Valparaíso, Chile, la pasada primavera: 200 personas muertas. Lo mismo ocurrió en Paradise, California, hace un par de años. En Lahaina, Hawái, el año pasado; y desde luego en Fort McMurray, Canadá. Estos lugares son borrados del mapa. No creo que Guterres esté exagerando. Cuando suceden estos acontecimientos que todo lo consumen resulta una experiencia total para la gente que lo sufre. No tienen el ancho de banda para ver el panorama completo. Ese es el trabajo de nosotros los periodistas y divulgadores. Y eso es en lo que consiste el trabajo del señor Guterres: en conectar los puntos y recordar Valparaíso y Paradise. También los incendios en Grecia, Portugal y España y lo que está impulsando a todos ellos. Hay algunas sequías terribles en África en este momento. Hay que pensar en lo que es casi impensable, que es ver lo que está sucediendo en el Amazonas en este momento, también está ardiendo. Todos estos son lugares que no deberían arder. Estamos creando esta cámara de factores ambientales que están provocando fenómenos más intensos de lo que podemos soportar y más extraños de lo que hemos visto nunca. Por todo eso creo que Gutiérrez nos está informando con precisión, y lamento que sea así.  

P: En su libro habla de una causa para estos fuegos devastadores que llama el "triángulo del fuego". ¿En qué consiste?

R: El "triángulo del fuego" es algo que se da aparte del cambio climático. Se compone de combustible, terreno, temperatura del viento. En realidad, se pueden dar diferentes triángulos. En Groenlandia acaban de tener incendios forestales y no lo entendemos porque pensamos en Groenlandia como una capa de hielo. Pero, a medida que se derrite el hielo, hay más arbustos alrededor de los márgenes. Tal y como yo lo veo, los incendios podrían ser posibles en la Antártida en el tiempo de nuestra vida. Porque allí ya hay lugares donde hay musgos y plantas que están creciendo en verde, ya sabes, la vida verde. Creo que es cuestión de tiempo que los arbustos se mantengan por sí mismos. Pero en cuanto al aumento de la inflamabilidad del mundo, eso realmente se reduce al calentamiento y la sequía que impulsa el cambio climático. Por eso hemos tenido terribles incendios en el noreste de Estados Unidos, que es donde yo nací. Conozco muy bien Nueva Inglaterra. Crecí en Massachusetts y la idea de que se produzcan cientos de incendios en ese pequeño estado en noviembre justo antes del Día de Acción de Gracias americano es realmente algo inconcebible. Pero sucedió. Y hubo bomberos que murieron allí. No es nada a lo que nos hayamos enfrentado realmente a esa escala. Lo que nos está diciendo todo esto es que tenemos que revisar nuestra relación con el fuego. Eso significa que no solo los bomberos tienen que hacerlo, también los científicos del fuego, los ciudadanos, promotores inmobiliarios o los silvicultores. Y eso es mucho pedir. Es algo difícil de hacer. A mayor escala, tenemos que reevaluar nuestra relación con la naturaleza. La naturaleza se está comunicando con nosotros en este momento en términos muy inequívocos. Enviar más mangueras contra incendios o donar a la Cruz Roja no van a arreglarlo. Tenemos que hacer algo mucho más fundamental. Eso significa renegociar nuestra relación con la industria de los combustibles fósiles, es decir, acabar básicamente con ella, o reducirla drásticamente y pasar a una energía baja en carbono. Sé que España es uno de los líderes europeos en este sentido, y me parece admirable.

P: En su libro también cita que los incendios están afectando a la cultura: la catedral de Notre Dame de París o el Museo de Historia Natural de Río de Janeiro. ¿Qué tienen que ver con el fuego de estos días en California?

R: El fuego es central a nuestras identidades y es fundamental para nuestro mundo. Es una de las expresiones de este planeta. Es otro tipo de crecimiento, otro tipo de energía. Pero esa herramienta tan útil y poderosa se ha vuelto contra nosotros y está destruyendo nuestros espacios sagrados, nuestros espacios seguros, los bosques donde conseguíamos comida y refugio y consuelo. Creo que somos nosotros los que traicionamos al fuego en cierto modo, los que traicionamos a la naturaleza. Estos días en Los Ángeles ves la incredulidad de los ciudadanos, incluso de los bomberos, que dicen que nunca han visto nada como esto. ¿Cómo pudo pasar esto aquí? Es una pregunta ingenua, pero es una pregunta humana honesta. "¿Cómo pudiste hacerme esto a mí? Pensé que teníamos un entendimiento". Esto es algo inconsciente. Creo que muy poca gente piensa en ello conscientemente. Pero esa es la sensación de cuando llegas a casa y tu casa ha desaparecido por completo. Cuando la cama de tu hijo ha sido erradicada del mundo es un shock para el corazón, el alma... Vale, ¿dónde está el fondo aquí? ¿Qué puedo hacer ahora? Eso es lo que decenas de miles de personas están viviendo ahora mismo en Los Ángeles. Sé que los ciudadanos de España han pasado por eso. Han tenido terribles pérdidas de vidas. Son pérdidas devastadoras que no creo que tengan que ocurrir. Esa es una de las razones por las que escribí El tiempo del fuego, para protegernos de esto y cómo cambiar nuestras vidas de una manera que hará que sea más seguro estar con el fuego.

P: En algunos medios y sectores políticos se habla de "temporada de incendios", como si esto fuese un mal necesario e inevitable. ¿Cómo está cambiando la Tierra?

R: Estamos en un vector de reevaluación. No hemos hecho el mundo más cálido, hemos hecho la Tierra más inflamable. En cierto modo, el fuego que nos sirvió durante cientos de miles de años, ahora se ha convertido en nuestro señor, nos hemos convertido en sirvientes del fuego al alterar el clima de una manera que le favorece. Le hemos dado una ventaja para que pueda arder más intensamente, más ampliamente en todo el mundo. Eso va a continuar por un tiempo. También hemos gestionado mal muchos de nuestros bosques en el norte. Solía haber fuego en todo el paisaje de una manera mucho más equilibrada. Los indígenas de América del Norte tenían un régimen de incendios con milenios de historia, pero se lo prohibimos. Nos estamos dando cuenta de que eso fue un error. Ahora creo que vamos a tener fuegos masivos en todo el mundo. Será en fragmentos, como está sucediendo ahora en Los Ángeles, como un pequeño mosaico de fuego. Durante el próximo siglo, vamos a ver una enorme cantidad de incendios que va a cambiar el aspecto de los bosques, lo que va a provocar una nueva distribución de las plantas, que por cierto serán diferentes porque ahora hace más calor, por lo que vamos a ver crecer cosas diferentes. Estamos en uno de los períodos de cambio planetario más rápidos que jamás hayamos vivido y ciertamente el más rápido que los humanos hayan presenciado. Así va a ser durante el resto de nuestras vidas. Vamos a ser testigos de este cambio errático y violento.