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Alto el fuego, que no paz, en Gaza: "La forma va a cambiar, pero la guerra va a seguir"

  • RTVE.es habla con gazatíes que celebran el cese de las hostilidades: "Tenemos sentimientos encontrados"
  • La primera fase de la tregua duraría 60 días con la liberación de 33 rehenes y 1.000 presos palestinos
  • Guerra de Gaza, en directo

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Alto el fuego en Gaza: Un hombre llora a sus familiares muertos en una ataque israelí
Un hombre llora a familiares muertos en ataques israelíes REUTERS/Ramadan Abed

Hamás e Israel han acordado un alto el fuego para Gaza. Un descanso bélico tras más de 15 meses de ofensiva sobre el enclave palestino. Una tregua, que no paz, ya que la Franja seguirá siendo un infierno tapizado de escombros, tras la incesante lluvia de fuego, artillería y cohetes que suman al menos 46.700 palestinos muertos. "Esta vez la gente daba por firmada la tregua", dice al otro lado del teléfono en tono de celebración Osama Aklouk, neurocirujano jefe del hospital de Al Shifa. No quiere imaginarse cómo será mañana, pero hoy celebra el fin de las hostilidades a gran escala. "Estamos exhaustos, estamos malviviendo, estamos cansados, vivimos duelos reiteradamente y llevamos más de un año esperando esta noticia", añade Aklouk. "Cada intento de alto el fuego frustrado era un fraude", explica a RTVE.es desde el enclave palestino. En esta ocasión, una gran mayoría tenía claro que iba a salir adelante. 

Los negociadores de Israel y Hamás, con la mediación de Catar y Estados Unidos, han materializado un acuerdo en Doha que consta de tres fases. La primera etapa consiste en un cese de la violencia que durará 60 días e incluye el canje de 33 de los casi 100 rehenes que supuestamente están con vida en manos de Hamás. A cambio, Israel va a liberar a 1.000 presos palestinos que permanecen en las cárceles israelíes. Uno de los grandes escollos ha sido la exigencia del grupo islamista de mapas y plazos de retirada de las tropas israelíes, una medida con la que precisamente comienza la segunda fase del acuerdo. Será mucho más complicada, ya que consiste en una salida gradual de las fuerzas militares hebreas de los corredores de Netzarim y Philadelphia, en la frontera entre Egipto y Gaza. En esta fase tendrán que desplazarse hacia el norte y el este, para dar paso a la tercera y última etapa del a cuerdo, que consiste en definir el colchón de seguridad. 

"Necesitamos dejar de escuchar los bombardeos y volver a nuestras casas para ver qué es lo que queda en pie", dice este médico oficialmente jubilado. Lleva más de un año viviendo en la zona de Deir al Balah, rodeado de chozas y tiendas, trabajando como voluntario desde la reactivación del conflicto. "Estamos convencidos de que primero tenemos que limpiar los escombros como podamos, reencontrarnos con nuestras casas destrozadas y nuestras pertenencias robadas, pero estamos con ansias de volver y dejar de movernos constantemente de un lugar a otro", concluye Aklouk. "Dicen que todas las infraestructuras están destruidas". Enumera las carreteras, la electricidad, el agua, los hospitales y otros servicios básicos. Aun así, "estamos dispuestos a volver"

La mayor de las torturas: desplazamientos constantes

"La mayor tortura han sido los desplazamientos forzosos y constantes, llegar a un lugar, acomodarnos y que nos volvieran a expulsar a otro. Es dramático", explica. Se detiene también en la pesadilla que han supuesto los incesantes bombardeos aéreos y en la inexistencia de un lugar seguro. La dantesca sensación de estar constantemente en peligro y la certeza de poder perder la vida en cualquier momento. "Cada día que pasa no sabíamos si íbamos a estar vivos o muertos", concluye. Además, recuerda que muchas familias han perdido a sus seres queridos y han quedado completamente fracturadas y divididas.

"Cada día que pasa no sabíamos si íbamos a estar, vivos o muertos"

"En los últimos días, hemos tenido los nervios a flor de piel esperando que se firme la tregua. Todos nos estamos preparando para volver a nuestras casas. Todos hemos estado pendiente del anuncio de un alto el fuego", dice. Además, recuerda que la población en Gaza vive con la sombra de cinco guerras en 20 años: "Nos han sometido a una guerra tras otra que nos hace estar escépticos con la paz", explica este gazatí. "La gente se siente agotada y hambrienta, aunque a la vez alegre. La alegría se mezcla con tristeza", asegura a RTVE.es Dima Samaru, directora de Skyline, una organización internacional de derechos humanos en Gaza.

Naciones Unidas ha definido la ofensiva de Israel sobre el enclave palestino como "genocidio que utiliza el hambre como arma de guerra". Además, ha denunciado el desdén de las autoridades israelíes hacia la ONU y otras agencias internacionales, lo que, asegura, demuestra que Israel no respeta las reglas de la guerra establecidas en 1949. El trauma que ha vivido la infancia en esta guerra marcará a las generaciones del futuro. "¿Cómo vamos a gestionar que haya niños que han visto cadáveres sacudidos por perros? ¿Sentirán que sus sentimientos son fríos ante determinadas situaciones?", se pregunta la directora de Skyline.

La de ahora es una alegría efímera que se trasformará en dolor. "A partir de hoy es cuando la población va a digerir las dimensiones de esta guerra". Llega el momento de procesar todas las pérdidas y "convivir con amputaciones que serán para toda la vida". Samaru describe Gaza como un lugar fantasma en el cual será muy difícil volver a la normalidad y que no se puede hablar de futuro. Aunque el poder volver a sus casas destruidas ya es un logro, "los palestinos vivimos con el retorno siempre en mente, y en esta ocasión, volveremos a nuestras casas aunque estén convertidas en polvo", concluye. 

"¿Por qué ahora sí?"

"Tenemos sentimientos encontrados con este alto el fuego", dice Shereen Dajani, periodista palestina afincada en España.  "¿Por qué ahora sí?", se pregunta el cirujano, se responde a sí mismo y comparte que coincide con el cambio de inquilino del Despacho Oval el día 20 de este mes. Se podría señalar como un logro del presidente estadounidense saliente Joe Biden, pero también cómo un éxito de Donald Trump. Además del papel de Estados Unidos, también hay que destacar el aislamiento de Hamás ante la debilidad de Hizbulá y la prudencia de Irán para esquivar un choque frontal con Tel Aviv y Washington. Moscú, desgastado en Kiev, también saca músculo disimuladamente para recordar su influencia en la región tras ceder con la caída del régimen de Bashar al-Ásad en Siria. "El aislamiento de Hamás es el resultado de la victoria de Israel en Líbano", ha afirmado Félix Arteaga, investigador del Real Instituto del Cano en el Canal 24 Horas. "Aunque no ha conseguido debilitarle, y este acuerdo puede permitir a las milicias que apoyan a Hamás reconstruirse", asegura. 

"Van a llegar a un acuerdo por obligación, pero no va a ser paz duradera y continua ni mucho menos"

"Yo creo que Trump quiere cerrar el tema de guerra para concentrarse en su política de interior", analiza Dajani. Lo cierto es que será una tregua "muy delicada". "Van a llegar a un acuerdo por obligación, pero no va a ser una paz duradera y continua ni mucho menos", asegura la periodista. Sin embargo, también los demócratas quieren o creen que pueden apuntarse una victoria en este conflicto. "Esta urgencia también va ligada a que venden a los palestinos que con Trump será peor. Mejor que ahora hagan una tregua, que la firmen o que la acuerden con ellos, porque Trump es imprevisible", apunta Pol Bargués, investigador sénior y coordinador de investigación de Barcelona Centre for International Affairs (CIDOB). Existen guerras en tiempos de paz, una cosa es firmarlas o abordarlas y otra es cumplirlas. 

El primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, dejó claro en reiteradas ocasiones que su objetivo en Gaza es la eliminación de Hamás. "Israel no ha cumplido con este objetivo, implementará todo lo que le imponga Estados Unidos y Donald Trump, pero como aún no ha conseguido lo que quiere, seguramente siga atacando Gaza", reflexiona la periodista. "Hamás seguirá atacando e Israel seguirá respondido", añade. Varias agencias de noticias internacionales han confirmado la presencia de excavadoras y maquinarias pesadas que están limpiando y nivelando la carretera de Salah al Din desde la ciudad sureña de Jan Yunis hasta el corredor de Netzarim, en el centro del enclave y establecido por el Ejército de Israel para controlar el acceso al norte de la Franja. "Cambiará la forma, pero la guerra va a seguir", zanja. Lo cierto es que nadie habla de la reconstrucción del enclave, para lo que, según Naciones Unidas, se necesitarían 20 años. 

"Es un alto a la violencia, cesará la violencia más directa, pero evidentemente no se construye nada con una tregua de estas características. Es algo muy precario porque para que podamos hablar de paz hay muchos otros factores, empezando por reconstrucción, reconciliación y establecer unos mínimos de salud, de alimentación o de ayuda humanitaria", analiza Pol Bargués. "Hay cosas más factibles y otras más ficticias", añade. Sin embargo, la fragilidad impide hablar de "algo que se parezca a la paz y que haga Gaza vivible", aclara el investigador sénior. Además, tienen presente el ejemplo de tregua en Líbano que no se ha respetado en numerosas ocasiones. "No me creo que se respete a una tregua a que pueda llegar ahora. En toda esta guerra no se han respetado las normas internacionales y porque hay una erosión de las normas internacionales", concluye el investigador del CIDOB.